Naughty Dog siempre se ha caracterizado por impregnar la saga Uncharted y The Last of Us de elementos narrativos creíbles, que hacen que sus personajes sean tangibles y reales dentro de un contexto. Pero en el fondo, son meros elementos virtuales controlables por el jugador, que los controla para divertirse y los lleva a eliminar a base de tiros y explosiones a cientos de humanos. Es el llamado término disonancia ludonarrativa. Con el lanzamiento de Uncharted: El Legado Perdido el próximo 23 de agosto para PlayStation 4, el guionista Josh Scherr aclara: este problemático elemento no desaparecerá en la nueva entrega.
Un problema difícil de solventar
"La respuesta a esa pregunta es que no, no desaparecerá. La disonancia ludonarrativa es un problema, y siempre hemos sido conscientes de ello. Sí, intentamos hacerlo algo sujeto a risas y broma en Uncharted 4: El desenlace del ladrón. Pero el asunto es que esta problemática es parte de la llamada suspensión de la incredulidad", explica Scherr.
"La cosa es fácil de entender: si una película de Indiana Jones durase 12 o 14 horas, Indy acabaría matando a tantas personas como Nathan Drake. No hay que darle más vueltas. Hacemos videojuegos, y por lo tanto, creamos conflictos; en Uncharted se resuelven así. Si tuviéramos una aproximación realista al perfil de Nathan, quizás éste terminase el final del día hecho un ovillo llorando", añade.

"Así pues debes apartarte de estas preocupaciones para trabajar. Básicamente, estamos llevando a personajes de videojuegos a situaciones en las que la mayoría de los seres humanos acabarían en terapia por el resto de su vida. Y los hacemos pasar por ellas una y otra vez, durante muchísimas horas", explica.
"De esta manera siempre intentamos desconectar, y el hecho es que buscamos la forma de aliviar al jugador, llevándolo a seguir una historia interesante para hacerte ignorar que al fin y al cabo... ¡Estás asesinando a un montón de gente!", concluía. Tenéis nuestras impresiones del E3, aquí.