El debut de Respawn Entertainment es inminente, y como hicieron con Call of Duty 4 Modern Warfare antes de independizarse de Infinity Ward, nos han traído una beta para que podamos probar sus virtudes y reportar los fallos de última hora. Por suerte no hemos tenido que hacer nada de esto último, ya que TITANFALL funciona como la seda desde el primer momento, y sobre todo se nota que ha sido probado durante muchas horas hasta conseguir un equilibrio más que necesario en este género.
No hay apenas historia en la versión de prueba, por lo que tendremos que esperar a la salida del juego para conocer más acerca del conflicto que nos presentan. De todas maneras nos familiarizaremos con algunos datos clave, como la aparición de dos facciones enfrentadas: IMC y Milicia. También nos han dejado caer la existencia de una compañía tecnológica llamada Hammond Industries, capaz de desarrollar armas tan devastadoras como los Titanes. El argumento en el fondo es lo de menos, y eso nos lo harán saber a las primeras de cambio. Lo importante es coger el mando y saber exactamente cuál es el objetivo. Para ello nos dan la bienvenida con un modo entrenamiento donde contamos con un narrador que hace las veces de guía.
Desde nuestra cabina de navegación seremos transportados a una sala de realidad virtual que nos ayudará a aprender a jugar. Lo primero y lo más importante es conocer cómo se combate. Tocará para ello empuñar una pistola, abatir algunos objetivos, realizar el movimiento melé y todas esas acciones típicas de un shooter en primera persona. La seña de identidad de TITANFALL, aparte de los mastodónticos protagonistas, la descubriremos enseguida, cuando nos pidan que realicemos saltos imposibles apoyándonos en las paredes. Aquí se aprecian referencias claras a juegos como Mirror’s Edge. De hecho, el manejo es igual de intuitivo, y solo tendremos que saltar contra la pared y mantener el botón pulsado, para poder corretear sobre ella hasta impulsarnos hacia una plataforma estable. Fallaremos en más de una ocasión debido a la cámara en primera persona, pero no tardaremos en manejar al piloto con total soltura. Antes de darnos cuenta, entre uno de esos recorridos acrobáticos, nos daremos de bruces con el primer Titán. Entrar en la cabina supone apretar un simple botón, y salvo por la imposibilidad de saltar a bordo de ellos, el manejo es muy similar al de un soldado, solo que la potencia de fuego es mucho mayor, obviamente.
Lo sorprendente de estos Titanes y algo que todavía no habíamos asimilado pese a la gran cantidad de vídeos que hemos visto es el modo "piloto automático". No siempre es una buena idea ir a bordo de él, así que podremos optar por dejarlos estáticos para usarlos como torreta defensiva o pedirles que nos acompañen y hagan las veces de guardaespaldas. Así, después de probar las virtudes de esta máquina de guerra en un campo de batalla, acaba el entrenamiento. Éste es realmente completo, aunque el salto al modo en línea siempre es atrevido, pero en Respawn se han encargado de hacer un juego accesible y divertido para todos los públicos.
Combates frenéticos y controlados
Empezaremos por las clases, divididas en 3 categorías por Piloto y Titán. En cuanto a los primeros contamos con el clásico soldado de Asalto, apodado Rifleman en este juego, ideal para los más novatos gracias a sus características todoterreno. Assassin es la segunda de las clases, destinada al sigilo y a la emboscada, ya que empuña una pistola capaz de fijar objetivos y ejecutar de un solo disparo. Por último, CQB, el escopetero, clave en los enfrentamientos a corta distancia. Con los Titanes las clases son de un concepto similar, aunque no hace falta que nos obsesionemos con ellas, porque llegados a cierto nivel podremos crear configuraciones personalizadas. Lo lógico al ver la diferencia de potencia entre un robot y un humano es pensar en lo tremendamente injusto que es el juego, pero nada más lejos de la realidad. Los pilotos portan armas especiales para frenar a los Titanes, y gracias a su agilidad pueden literalmente subirse a la chepa de cualquiera de ellos para atacar a los puntos más débiles. Mientras tanto, los colosos lo tienen muy fácil para acumular bajas humanas, y lo más interesante se presenta en los enfrentamientos contra un semejante, donde podemos desplegar granadas disuasorias o escudos que atraen y devuelven las balas.
Las horas que le hemos dedicado a la beta nos han servido para darnos cuenta de que en este título cualquiera tiene su sitio. Es cierto que si eres un habitual del género y sobre todo de sagas como Call of Duty lo tendrás más fácil para destacar, pero no hay héroes invencibles. Las rachas aquí no existen como tal (hay cartas con habilidades temporales), y todo el mundo tiene acceso a un Titán. Además, uno de los principales motivos por los que cualquier jugador se puede sentir útil es la inclusión de bots, apodados "minions", que apenas llegan a incordiar durante la partida y pueden ayudar a los más novatos a hacer puntos fáciles, que casi sin querer pueden ser vitales para el desenlace de la partida.
En los modos de juego que hemos probado (Atrittion y Hardpoint, que vienen a ser duelo por equipos y dominio) lo importante es saber dónde está el equipo contrario, sobre todo los pilotos, que son los jugadores humanos. Estos minions de los que os hablamos son simples figurantes que reportan un punto por cada baja, y no suponen una amenaza real contra el jugador. Las mecánicas son las de siempre, aunque claro está, el poder escalar y correr por las paredes hace que el desarrollo de cada partida sea muy vertical. Para desplegar el Titán tenemos un contador de tiempo. Éste puede recortarse a medida que acabemos con el enemigos, y no se reinicia al morir, por lo que tarde o temprano podremos solicitar la caída de uno de ellos. Cuando lo tengamos listo apuntaremos hacia el lugar de aterrizaje y lo activaremos con la cruceta. A los pocos segundos irrumpirá rodeado de una cúpula de energía de color azul, que supone un punto seguro para nosotros siempre que estemos dentro de él, para evitar de esta manera robos indeseados.
Dentro del Titán podemos usar dos tipos de armas, una normal y la especial, de uso limitado. También tenemos una herramienta defensiva, que en este caso puede ser un escudo o una granada de humo. Existe otra característica a modo de movimiento final, como detonar una explosión nuclear que sirve para que nuestro Titán se despida a lo grande una vez abatido. Como pilotos podemos elegir eyectar antes de que quedemos atrapados entre llamas, y es ahí donde el juego brilla con una de las acciones más espectaculares que recordamos en un FPS. Al salir disparados hacia el cielo podemos decidir dónde caer, y si somos suficientemente hábiles con el impulso que nos otorga el jetpack, podemos abordar la chepa de cualquiera de los robots enemigos para abrir una de sus compuertas y destrozar el cableado interior. En nuestras partidas nos ha pasado de todo, desde fallar la caída y ser pisoteados por un robot, hasta ser reventados de un puñetazo por otro Titán que contemplaba el panorama desde lejos.
Si algo hace grande a este juego, además de su increíble ritmo, es lo bien orquestado que está todo. Desde las animaciones hasta los efectos de sonido. No te cansarás de subir a un Titán en pleno salto para ver cómo te agarra y te introduce en su habitáculo, o de liarte a tortas contra un enemigo hasta deteriorarlo de tal manera que el piloto quede descubierto a nuestra merced. Todo es intuitivo y está lleno de matices. Aunque desde fuera pueda parecer un juego simple, siempre pasa algo extraño o poco habitual que nos dibuja una sonrisa. Es pura adrenalina, y da igual si ganas o pierdes, porque la sensación en cada partida es la de haber "hecho tu trabajo". De hecho, al final de cada enfrentamiento tenemos un epílogo que hará que no nos quede un sabor tan agridulce en el caso de haber perdido. El bando derrotado tendrá la oportunidad de huir en una nave que aterriza en un punto del mapa. Durante ese margen entre el aviso y la escapada no hay reapariciones por parte de ningún equipo, y se convierte en un juego del gato y el ratón entre vencedores y vencidos, que en ese momento son tratados de la misma manera. Si conseguimos escapar tendremos un pequeño beneficio en forma de puntos, por lo que nos lo podemos tomar como una diversión añadida al conjunto.
Técnicamente correcto, aunque ningún portento
Estamos acostumbrados a la polémica en cuanto al apartado técnico de los juegos de nueva generación, y precisamente TITANFALL, con su condición de exclusivo, se ha visto en el punto de mira. Es cierto que no es un juego que sorprenda en lo gráfico (y tampoco deberíamos juzgarlo por esta beta), pero tiene algo muy bueno, y es que se mueve a 60 frames por segundo como una roca, lo que en movimiento le hace ganar muchos enteros. No cuenta con grandes texturas ni modelados muy detallados, pero su diseño artístico es impecable, y sabe muy bien cómo lucirse con efectos de partículas que llenan la pantalla de humo y explosiones.
Destaca sobre todo en su apartado sonoro, y no solo por los evidentes disparos y encontronazos, sino por cómo está montado. Está lleno de avisos por radio y de piezas musicales frenéticas que nos empujan a dar un poco más de nosotros mismos. Cada partida es una pequeña "fiesta" de 10 minutos donde no hay descanso, y parte de la culpa la tiene el gran trabajo que se ha hecho en cuanto a diseño de producción.
Queda solo un mes
Algo que define muy bien este juego es la adicción que crea. Es llamativo, y a los mandos responde como te lo esperas. En esta beta además solo tenemos 2 mapas, uno urbano y otro con espacios abiertos. Solo nos dejan llegar al nivel 14 y apenas hay modos de juego, pero aun así no lo dejamos de lado. Cada partida es un mundo, y siempre pasa algo nuevo. No sabemos si son los minions, los pilotos o los titanes y sus habilidades, pero la cuestión es que somos conscientes de que estamos jugando a lo mismo de siempre y no podemos parar de hacerlo.
En Respawn Entertainment han sabido captar muy bien la esencia de Modern Warfare y no han cometido ningún exceso que termine por desequilibrar el juego. Tiene una curva de aprendizaje, pero no se pierde con inventos extraños. Huele y sabe a shooter puro, a Quake y Unreal, y consigue contentar a todos los jugadores. Parece que viene para quedarse, y nosotros lo vamos a recibir con los brazos abiertos. Así que por increíble que parezca y después de saturar el género, podemos decir que echábamos de menos algo como TITANFALL.