Peter Molyneux puede haber abandonado Lionhead hace ya un par de años, pero su esencia todavía se siente en Fable Legends, que será la cuarta entrega de la saga que ideó para la primera Xbox, y que por lo que parece pierde una de sus señas de identidad. En anteriores Fable nuestro personaje evolucionaba en tiempo real, con una apariencia que cambiaba dependiendo de la moralidad de nuestras acciones. En Fable Legends contamos con una serie de héroes predefinidos y su apariencia no cambiará radicalmente con el paso del tiempo. En compensación, se incluye una faceta totalmente Molyneux: uno de los jugadores podrá hacer de malo, de amo de la mazmorra, y enfrentarse a otros cuatro héroes intentando acabar con sus vidas.
En el E3 pudimos participar en una partida de este tipo, en la que cuatro jugadores hacían frente a los designios de un malvado, intentando avanzar compenetradamente por un nivel en el que el amo de la mazmorra intentaba hacernos la vida imposible.
En vez de hacernos una larga introducción sobre cómo será el juego, los desarrolladores nos dejaron probarlo, sin entrar en demasiados detalles sobre si contará con un modo historia independiente o simplemente se centrará en la acción multijugador online con personajes de diferentes clases. Quizás esto se desvele más adelante, pero por el momento lo que probamos fue lo que posiblemente se pondrá a prueba en la beta multijugador que se lanzará del juego este otoño.
Avanzando en equipo
Como decíamos, cuatro héroes de diferentes clases tenían que coordinar sus habilidades para avanzar por un nivel e ir poco a poco desbaratando las defensas enemigas. En el caso de esta demo había dos héroes cuerpo a cuerpo y otros dos de ataques a distancia, y a nosotros nos tocó jugar la peor parte: la de Winter, un personaje que no cuenta con ataques propiamente dichos, que no puede matar por sí sola a los enemigos, sino que ejerce de personaje de apoyo: con sus poderes podíamos congelar a los enemigos de distintas formas y con dispar intensidad y rapidez, facilitando la tarea a los otros tres héroes.
Éstos tenían ataques de verdad y tenían que dar cuenta de los enemigos que el maestro de la mazmorra colocaba y controlaba a distancia para acabar con nosotros. Viendo "los compases de combate" entendimos la propuesta de Lionhead. Es imposible avanzar sin cooperación entre los personajes, ya sea organizada por chat con voz o, al menos, intuitiva. Además de sus habilidades, los personajes tienen distinta salud, con enormes diferencias entre clases, por lo que no solo se trata de atacar sin parar. Hay clases de personajes que tendrán que asumir un papel de escudo, que recibir golpes para proteger al resto, ejerciendo de "tanque" como en los juegos online. Por ejemplo, el personaje que controlábamos era de apoyo y por lo tanto tenía que estar cerca de la acción para poder congelar a los enemigos, pero era extremadamente frágil. Unos cuantos impactos por parte de los enemigos nos dejaban para el arrastre, aunque cualquiera de los otros tres héroes podía resucitarnos manteniendo pulsado un botón durante unos segundos.
Pero el villano no es manco. Contaba con artillería por su parte, y cada vez que alguien moría aprovechaba para tender una trampa, y disparar justo al cadáver, para pillar desprevenidos a los buenos compañeros que intentasen una resurrección. En los primeros minutos, cuando nadie estaba familiarizado con el juego, caímos como moscas. Cuando nos dimos cuenta de la marca del suelo que avisa de un ataque de artillería en camino, la trampa dejó de surtir efecto, pero el villano ya tenía la partida muy a su favor.
La salud menguante
El papel de los héroes es acabar con todos los secuaces del villano y llegar al final de la mazmorra, y el del villano lógicamente acabar con todos los héroes, es decir, que todos estén muertos en un momento dado y nadie pueda resucitar a nadie. Para facilitar la labor del villano entra en juego una faceta muy interesante, que cada vez que muramos y seamos resucitados el máximo de salud de cada personaje baja. Es decir, al principio resucitaremos con casi toda la salud, pero a medida que avance la partida y cada personaje muera varias veces, volverá a la vida con menos barra de energía, hasta que llegados a un punto vuelva a la vida con muy poca y un aura rojiza en la pantalla que nos indica que estamos a punto de morir. Es decir, los héroes cuentan con todas las oportunidades que quieran siempre y cuando no mueran al mismo tiempo, pero cada vez el margen de error será menor.
El villano, por su parte, puede manejar a sus tropas indicándoles direcciones que seguir, intentando tender emboscadas a los héroes y administrando sus mejores unidades para lograr hacer al mayor daño posible a sus cuatro adversarios. La vista del villano es como la de un juego de estrategia, viendo cómo los incautos héroes se mueven por su escenario y pudiendo prever fácilmente sus movimientos para intentar perjudicarles. En la demo el villano jugaba con el mando de Xbox One y la pantalla del televisor, pero aparentemente esto podrá hacerse con una tableta en la versión final, usando SmartGlass.
Una propuesta interesante que llegará a principios de 2015
Sin el impacto de los dos primeros juegos de la saga, Fable Legends intenta coger la marca de Lionhead y darle un nuevo giro. Resulta una fusión de las mecánicas de fable con el juego cooperativo que puede darse en un MMORPG, y por lo que hemos visto funciona muy bien. Sin sorprender gráficamente, ya que es simplemente correcto para tratarse de Xbox One, el modo cooperativo del título tiene muy buena pinta y promete obligar a los jugadores a conocer sus puntos débiles y fuertes y cooperar para vencer al villano. Habrá que ver cómo se complementa este divertido modo multijugador con el resto de facetas del juego, todavía por ser desveladas.
