Se ha vuelto habitual en los últimos años que tanto Microsoft como Sony en sus conferencias del E3 y la gamescom reserven un hueco a los juegos independientes, cada vez más importantes en el catálogo de las consolas. Habitualmente nos los muestran con un vídeo resumen en el que salen decenas de juegos en apena un par de minutos, y no hay tiempo para asimilarlos ni comprenderlos, dando incluso una extraña sensación de que todos son más o menos parecidos, cuando para nada es así.
Entre todo este batiburrillo de juegos muy pocos son capaces de captar la atención del público, pero en el E3 del año pasado, en la conferencia de Microsoft, Cuphead sin duda lo logró, gracias a su llamativo y cuidado apartado gráfico, que es una de sus grandes virtudes, aunque no la única. En el E3 y la gamescom de este año por fin hemos podido probarlo en profundidad, y hemos descubierto que no solo es un juego bonito, sino que además es muy divertido y tiene un control excelente.
Después de comprobar su calidad, lo más sorprendente es que cuando descubres que detrás de la compañía que firma esta obra, Studio MDHR, se encuentran solamente dos hermanos canadienses, Jared y Chad Moldenhauer, que llevan trabajando en él desde 2010, aunque ya en el año 2000 intentaron levantar un proyecto con una estética parecida, aunque no tuvieron las herramientas adecuadas para lograrlo.
El germen del proyecto no fue realizar un videojuego con este estilo artístico, aunque tenían claro que querían ofrecer algo visualmente llamativo y original, sino hacer un juego de su género favorito, los run and gun, citando como fuentes de inspiración títulos como Gunstar Heroes, Contra III, Contra Hard Corps e incluso la serie de matamarcianos Thunderforce. Finalmente se pusieron a experimentar con diferentes estilos artísticos, y encontraron que el de las series de animación de los años 30 era el que más les gustaba, y vaya si dieron en el clavo, vista la calurosa recepción que ha tenido.
Boss rush
Siempre nos ha resultado curiosa la reacción que se produce cuando explicas que Cuphead no es un tradicional juego de acción y plataformas o un Metal Slug, sino que es un constante enfrentamiento contra jefes finales, algo a lo que se le conoce como boss rush. Un arcade de acción que bien podríamos haber disfrutado en un salón recreativo a mediados de los 90, tal es la sencillez de su propuesta y su capacidad para divertir desde el primer minuto que te pones a jugarlo.
Los controles son muy sencillos, y podemos disparar en varias direcciones, incluido en diagonal, saltar más o menos dependiendo de cuánto dejemos apretado el botón, agacharnos, lanzar un ataque especial que varía dependiendo de si tenemos cargada o no la barra de energía, y un movimiento de esquiva aéreo, un deslizamiento que nos puede salvar de alguna que otra situación peligrosa. Lo más complejo que debemos aprender es que tenemos dos tipos de disparos, uno poderoso pero de corto alcance, y otro de larga distancia pero más débil, y dependiendo de las circunstancias del combate tenemos que estar cambiando entre uno y otro, pulsando un botón.
El segundo concepto jugable más completo es el parry slap, una acción que se realizar al volver a pulsar el botón de salto cuando estamos en el aire, y que nos permite devolver los proyectiles u objetos que sean de color rosa, lo que rellena nuestra barra de ataque especial. Con estos fundamentos ya estaremos preparados para superar todas las situaciones del juego, que serán alrededor de más de 30 enfrentamientos, ya que quieren batir el récord Guinness de ser el run and gun con más jefes finales de la historia.
Cada jefe además de tener un aspecto completamente y un escenario propio, cuenta con sus propias mecánicas y particularidades, que además evolucionan a lo largo de la fase. Estos jefes casi nunca vienen solos, y además suelen estar rodeados de otros enemigos menores, no muy complicados pero que nos dificultan la tarea. También las condiciones del escenario cambian, y el scroll se puede mover en vertical u horizontal, estar estático, o movernos en algún vehículo, como un avión.
Casi siempre hay cierto componente de plataformas, más o menos acentuado, y en algunas batallas no solo tendremos que estar preocupados por la lluvia de proyectiles, sino además por no caernos al vacío y estar saltando todo el rato. Vamos de un jefe a otro moviéndonos por un bonito minimapa, y parece que tendremos bastante libertad para afrontar los combates en diferente orden.
Cuphead se podrá jugar solo o acompañado, y aunque es más divertido junto a un amigo, también es más complicado, ya que sus movimientos y disparos dificultan la visión, y hacen más difícil tener claro lo que está ocurriendo en pantalla. Como descubrimos jugando en la gamescom, cuando nuestro compañero muere todo se vuelve un poco más fácil, al tener una visión más nítida de la acción. Tenemos tres puntos de vida para pasarnos los jefes, y estos no se recuperan de ninguna manera, así que cualquier metedura de pata la pagaremos bien cara.
Sobre los gráficos no hay nada más que decir, las imágenes y vídeos hablan por sí solos, y es espectacular cómo luce en movimiento, además del derroche de imaginación que han tenido a la hora de diseñar enemigos y situaciones. Nos encantaría ver este apartado gráfico en un juego con una estructura de fases más tradicional, pero mientras lo disfrutaremos en este adictivo arcade de acción, que promete ser muy desafiante y proporcionar buenos piques.
Un indie muy prometedor
Cuphead se lanzará el año que viene para Xbox One y PC, y a todos los que lo hemos probado nos ha encantado, es un divertido y accesible arcade de la vieja escuela, pero con un apartado gráfico que solo sería posible hoy en día, una delicia. Lo único que nos genera dudas es cómo será su estructura, si una vez superados sus jefes tendremos otros alicientes para seguir jugando, con distintos modos de juego o desafíos. Pero en cualquier caso le tenemos muchísimas ganas, y nos alegramos que haya cabida en el mercado para arcades tan "simples" y divertidos como este, que nos traen viejos recuerdos de lo bien que lo pasamos en los salones recreativos de los años 90.