La historia del desarrollo del juego que hoy nos ocupa es, cuanto menos, peculiar. Cuando en enero de 2013 se anunció que Nintendo y Atlus trabajaban en un crossover entre Fire Emblem y Shin Megami Tensei para Wii U a muchos apenas nos faltó tiempo para empezar a frotarnos las manos pensando en todas las posibilidades que tenía un cruce como este, tanto a nivel jugable como argumental. ¿Los demonios de Shin Megami Tensei en uno de los mundos de Fire Emblem con una jugabilidad que mezclase los toques estratégicos de la serie de Intelligent Systems con el rol más tradicional de Atlus? ¿Quizás un choque interdimensional que juntase a todos los héroes de ambas sagas para que se enfrentasen a una gran amenaza?
Sin embargo, el tiempo pasó sin que volviésemos a saber de él, levantándose incluso rumores sobre una posible cancelación del proyecto y aumentando nuestra preocupación.
No fue hasta el año pasado cuando Nintendo finalmente presentó el juego de forma oficial y nos mostró en qué consistiría, dejándonos a más de uno y de dos totalmente estupefactos e intentando asimilar lo que acabábamos de ver.
Y no es para menos, ya que si hay algo que tenemos muy claro es que lo último que nos esperábamos era que un título entre estas dos sagas diera como resultado un juego sobre la actual industria japonesa del espectáculo. No vamos a negar que esto consiguió que no tuviéramos muy claro qué esperar de esta producción de Atlus, ya que ver a idols luchando en clásicos combates por turnos con estrafalarios trajes no nos parecía la idea más atractiva del mundo, aunque las dos compañías y series que tenían detrás nos hacían mantener la esperanza de estar ante un producto con un mínimo de calidad.
Con su lanzamiento europeo a la vuelta de la esquina (previsto para el 24 de junio) hemos tenido la oportunidad de jugar las primeras diez horas de su versión final, y lo cierto es que nos está dejando con un buen sabor de boca.
De entrada tenemos una premisa argumental tan loca como disparatada: Fortuna Entertainment, una de las mayores productoras musicales de Japón, es en realidad la tapadera de una organización secreta dedicada a enfrentarse a unos seres sobrenaturales llamados Mirages que habitan en una dimensión paralela a la nuestra y que están provocando desapariciones en masa en diferentes puntos de Tokio. Estas criaturas se alimentan de Performa, la energía espiritual del alma humana que nos sirve para expresar nuestros sentimientos y emociones.
La única forma de derrotarlos es con la fuerza de otro Mirage, motivo por el que nuestros protagonistas tendrán uno de ellos asociados y con los que crecerán y se harán más fuertes. Un detalle curioso es que para hacer el uso apropiado de estos seres hace falta tener mucho Performa y saber bailar o cantar, de modo que el que el entrenamiento que reciben los idols de Fortuna Entertainment es en realidad una preparación para las batallas que les aguardan.
Como podéis ver, el argumento no podría ser más japonés, algo que también se aplica en el desarrollo de la aventura (con momentos repletos de "flipadas" y locuras varias en las que el juego parece que nos pida que las aceptemos sin preguntar demasiado) y en los propios personajes, todos ellos con unas personalidades muy definidas y típicas del género. No falta el protagonista buenazo y humilde que quiere ayudar a todo el mundo, la chica coprotagonista algo torpe e insegura pero con mucha fuerza de voluntad, el amigo de toda la vida jovial y repleto de energía que no pierde su oportunidad para destacar, la veterana a la que todos admiran y que tras una aparente imagen de seriedad y frialdad esconde un gran corazón y se preocupa enormemente por sus compañeros, etcétera.
A pesar de todo ello, se nota la mano de Atlus a la hora de estructurar una buena narración que resulte muy agradable, combinando drama, humor y momentos épicos con mucha cabeza. Además, a pesar de lo estereotipados que pueden parecer sus protagonistas, se dejan querer con facilidad y no resulta muy difícil conectar con ellos, especialmente cuando empezamos a avanzar y a desbloquear sus misiones secundarias, donde nos permiten profundizar tanto en sus personalidades como en sus pasados. Todavía no hemos tenido mucho tiempo para explorar esta faceta del juego, pero la primera impresión que nos hemos llevado por lo que hemos visto es que están mucho más elaborados de lo que podría parecer a primera vista.
Entrando ya en lo que es su jugabilidad, decir que estamos ante una aventura de rol japonés clásica con un desarrollo mucho más tradicional de lo que su propuesta argumental podría hacernos creer, ya que básicamente nos limitaremos a seguir una historia mientras exploramos Tokio para aceptar misiones, hablar con personajes y visitar establecimientos, y nos adentramos en peligrosas mazmorras repletas de enemigos.
Lo mejor es que estas últimas no se limitan a hacernos recorrer laberintos de pasillos combatiendo enemigos hasta llegar al jefe final de turno. En vez de eso, cada una cuenta con sus propias mecánicas y reglas únicas, aportando diferentes puzles y situaciones que hacen de ellas una experiencia lo suficientemente variada y entretenida como para que esperemos siempre con ganas la siguiente. Tampoco es que estos rompecabezas sean un derroche de imaginación o vayan a conseguir que nos quedemos atascados, pero están bien planteados y son agradables de resolver.
Los enemigos se muestran en el mapa, de modo que es posible esquivarlos para evitar batallas, aunque todos tienen la misma apariencia y nunca sabremos ni los monstruos ni el número de ellos que nos encontraremos hasta que el combate tenga lugar. Estas luchas tienen lugar por turnos con un orden de acción que se indica siempre en la parte superior de la pantalla, por lo siempre tendremos controlado cuándo podrá actuar cada personaje, tanto aliado como rival, algo muy útil e importante para definir buenas estrategias.
La mayor peculiaridad de los combates la tenemos en el hecho de que se ha utilizado el sistema de debilidades elementales de Shin Megami Tensei (es decir, cada enemigo y personaje será resistente y débil a ciertos elementos, como fuego o hielo), aunque a este se le suma el clásico triángulo de armas de Fire Emblem con hachas, espadas y lanzas, así como arcos y habilidades que son efectivas contra ciertos tipos de enemigos, como jinetes o unidades aladas, dando pie a una efectiva y sorprendente combinación de dos de los pilares jugables de ambas series.
Otro interesante detalle a tener en cuenta es que esto no solo afectará al daño que realicemos, ya que si usamos una habilidad del elemento o arma al que nuestro rival sea débil, podremos desencadenar una "session", donde nuestros aliados realizarán ataques en cadena junto al nuestro, aumentando considerablemente nuestro daño, algo que se convierte en una de las principales claves para hacerse con la victoria.
Las "sessions" están prefijadas por las que obtengan nuestros artistas (por ejemplo, que los personajes reaccionen realizando un ataque de lanza cuando acertamos con una habilidad de espada a un enemigo que es débil a ese tipo de arma) , algo que nos permitirá construir nuestras estrategias con gran facilidad para que sepamos si, por ejemplo, vamos a generar una devastadora "session" o una más débil al atacar nuestros compañeros con elementos a los que el rival sea resistente.
Al final estaremos usando habilidades de forma constante (con su correspondiente gasto de energía) y el ataque básico rara vez lo usaréis, algo que ayuda a dar un mayor dinamismo a las batallas. También hay que destacar que existe un medidor especial que se va rellenando lentamente a medida que pasan los turnos y que nos permitirá desatar las habilidades más espectaculares y poderosas de nuestros protagonistas, cuyo uso puede darle la vuelta a casi cualquier situación.
Hablando de habilidades, decir que estas las obtendremos subiendo de nivel nuestras armas, algo que conseguiremos usándolas en las batallas, por lo que aquí ganan utilidad incluso las armas más débiles, ya que estas pueden potenciar las técnicas que ya tengamos o enseñarnos alguna que otra que nos resulte de lo más útil. Eso sí, aquí para conseguir armas tendréis que reunir materiales de los enemigos para fabricarlas, por lo que no se pueden comprar. No sabemos si llegaremos a un punto en el que tengamos que farmear mucho para obtenerlas, aunque de momento no nos hemos parado a ello ni una sola vez y tenemos en nuestro haber todas las disponibles.
Nuestra mayor pega la tenemos ahora mismo en lo fácil que nos está resultando jugando en su mayor nivel de dificultad. No hemos llegado a estar en una situación de peligro ni una sola vez y las batallas nos están pareciendo poco más que un paseo, por lo que esperamos que a medida que progresemos y pasen las horas esto sea algo que cambie y sí nos encontremos con un reto a la altura.
Gráficamente estamos ante un título muy sólido, con unos modelados de personajes bien detallados (mención especial a sus animaciones faciales durante las batallas) y una calidad de imagen muy nítida y sin dientes de sierra. Aunque lo mejor de todo lo tenemos en su apartado artístico, con un genial diseño tanto de protagonistas como de enemigos, donde destacan las reinterpretaciones que se han hecho de los personajes de Fire Emblem. En algunos casos si no es por el nombre no los hubiéramos reconocido, pero eso no quita que nos encanta cómo lucen y lo bien que se adaptan al universo del juego. Además, los menús y la interfaz destilan estilo, mucha personalidad y buen hacer, dando como resultado una presentación cuidadísima.
La parte negativa la tenemos en algunos escenarios, que nos han parecido algo sosos y vacíos, en la constante presencia de pantallas de carga (al menos son breves, pero cada zona es diminuta) y alguna que otra ralentización que hemos experimentado en Tokio. Además, las animaciones durante los momentos de exploración nos han parecido muy rígidas.
El sonido, tal y como era de esperar, es uno de los apartados en los que más se han esmerado dada la temática del producto, por lo que nos encontraremos con una buena y variada banda sonora repleta de temas vocales (aunque apenas hemos escuchado un par de ellos hasta ahora) de mucha calidad que encandilará a los amantes del jpop. Los efectos también mantienen un gran nivel (la cantidad de sonidos rescatados de Fire Emblem es todo un regalo para los oídos por lo bien implementados que están) y el doblaje, exclusivamente en japonés, es simplemente perfecto. Lo que no es tan perfecta es la forma en la que nos llegará a España: con textos únicamente en inglés y con una limitadísima edición física reservada a la edición coleccionista (es decir, que no se venderá una edición estándar en disco).
Resumiendo, Tokyo Mirage Sessions #FE nos está suponiendo una agradable sorpresa. Se trata de una aventura muy disfrutable que promete darnos muchas horas de diversión a poco que consigamos superar la barrera de entrada que puede suponer su peculiar premisa argumental. El título cuenta con todas las virtudes a las que Atlus nos ha acostumbrado con sus producciones más importantes, así como un mazmorreo muy entretenido y un sistema de combate que sin innovar demasiado funciona de maravilla.
Además, la enorme cantidad de guiños que esconde para los fans de Fire Emblem y Shin Megami Tensei (los hay por todas partes) le dan un atractivo añadido muy especial que no debería de pasarse por alto. Todavía nos queda mucho por jugar para comprobar si estas buenas impresiones se mantienen en los compases más avanzados, pero, de momento, tenemos muchas ganas de seguir descubriendo todo lo que esconde el mundo del espectáculo japonés.
Hemos realizado estas impresiones con un código de descarga de la versión final que nos ha ofrecido Nintendo.