Pocos años recordamos que empezaran prometiendo tantísimo como 2023. A fin de cuentas, si todo va bien y no se producen retrasos, en los próximos meses recibiremos títulos tan esperados como Diablo IV, Final Fantasy XVI, Hogwarts Legacy, Marvel’s Spider-Man 2 y el que apunta a ser la joya de la corona, The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. Esta es tan solo una pequeña muestra de lo que nos aguarda, aunque, por suerte, no nos tenemos que ir tan lejos para empezar a disfrutar de grandes juegazos, pues este mismo mes, el 20 de enero, regresa la que es, para muchos, la saga de rol y estrategia por turnos por excelencia: Fire Emblem. Y no solo eso, sino que lo hará por todo lo alto con una entrega a la que ya le hemos podido dedicar un buen número de horas y que nos tiene totalmente enamorados gracias a unas batallas deliciosamente diseñadas y a una jugabilidad repleta de interesantísimas novedades.
El regreso del Dragón Caído
Así pues, Fire Emblem Engage nos lleva al continente de Elyos, una tierra que fue asolada hace 1000 años por una cruenta guerra contra Sombron, el Dragón Caído. Según cuenta la leyenda, la dragona divina Lumera, soberana de la Tierra Sagrada de Lythos, puso fin al conflicto sellando a la criatura, aunque ahora nuevos indicios parecen presagiar su regreso. A nosotros nos tocará encarnar a Alear, el hijo o hija (podemos escoger su sexo) de Lumera, quien también participó en la legendaria batalla y acabó sumido en un sueño milenario del que acaba de despertar, aunque, por desgracia, es incapaz de recordar nada de su pasado.
A partir de aquí, comenzaremos un viaje que nos llevará a batallar por todo Elyos con el objetivo de reclutar nuevos aliados para impedir el regreso del Dragón Caído, una historia que, sinceramente, no nos está terminando de convencer. Por lo que llevamos jugado, el guion resulta demasiado simple y predecible, algo que también podemos extender tanto al trasfondo de este mundo como a sus personajes, quienes carecen de carisma o de cualquier tipo de profundidad más allá de las estereotipadas personalidades que se les ha dado, algo que no hacemos más que confirmar con cada sosa conversación de apoyo que tienen.
No queremos ser muy rotundos aquí, ya que estamos hablando del principio del juego y no descartamos que la narrativa y los héroes mejoren con el paso de las horas. De hecho, hemos visto algunos destellos que indican que ciertos personajes esconden mucho más de lo que parece y el guion, poco a poco, está tomando un rumbo cada vez más interesante al presentarnos unos conflictos más complejos y de mayor escala que auguran buenos giros, así que nos mantenemos a la espera de ver cómo se siguen desarrollando las cosas.
La guerra de los Emblemas
Pero si por algo brilla este nuevo Fire Emblem es, sobre todo, por sus batallas. La premisa es la misma de siempre: comandar por turnos a un grupo de héroes en mapas divididos en casillas en los que tendremos que cumplir todo tipo de objetivos mientras nos enfrentamos a los numerosos enemigos que saldrán a nuestro encuentro. Por supuesto, para ello tendremos que tener en cuenta las fortalezas y debilidades de nuestras unidades, analizar al enemigo para acabar con ellos reduciendo todo lo posible el daño recibido, valorar los porcentajes de acierto y crítico, aprovechar el terreno en nuestro favor para colocarnos en posiciones ventajosas y mover a nuestros héroes intentando proteger a los más vulnerables. Puro Fire Emblem.
Huelga decir que regresan todas las opciones de accesibilidad habituales que se han ido incluyendo en las últimas iteraciones de la serie, así que dispondremos de tres niveles de dificultad (Normal, Difícil y Extremo), la posibilidad de retroceder turnos un número determinado de veces por batalla y dos modos distintos: uno con muerte permanente donde perderemos para siempre a las unidades que caigan derrotadas y otro mucho más casual donde no tendremos que preocuparnos de que muera nadie.
Ahora bien, que la fórmula se haya mantenido intacta no quiere decir que no se haya aprovechado la ocasión para introducir un buen puñado de novedades que hacen de esta una de las entregas más frescas y estimulantes de toda la serie, muchas de las cuales cambian por completo nuestra forma de desarrollar estrategias y planear los encuentros.
Un buen ejemplo de esto lo tenemos en el giro que se le ha dado al funcionamiento del triángulo de armas, una mecánica que llevaba desaparecida desde Fire Emblem Fates. Como muchos sabréis, su presencia implica que una unidad con espada tendrá ventaja sobre una con hacha, que las hachas son más efectivas contra las lanzas y que las lanzas vencen a las espadas. Esto, hasta ahora, era algo que solo tenía repercusiones tanto en nuestras probabilidades de acertar como en las cifras de daño que podíamos realizar, aunque ahora también entra en juego la ruptura.
De este modo, si atacamos al enemigo con un arma que tenga ventaja sobre la suya y acertamos, romperemos su guardia e impediremos que pueda contraatacar durante todo lo que dure nuestro turno, facilitando que, a posteriori, unidades que podrían ser aniquiladas por un contragolpe puedan pasar a la ofensiva con seguridad y rematar a los rivales sin exponer su integridad. Evidentemente, nuestros contrincantes también pueden hacernos una ruptura a nosotros y dejarnos totalmente vulnerables, obligándonos a planear con mucho cuidado todo lo que hacemos y evitando que se puedan llevar a cabo esas estrategias de antaño en las que recurríamos a la fuerza bruta de héroes que hubiésemos subido muchísimo de nivel.
Puede no parecerlo, pero os aseguramos que este añadido al triángulo de armas ha cambiado por completo nuestra forma de jugar y que difícilmente podría resultar más refrescante tras tantos años sin apenas cambios en esta mecánica. Eso sí, tened en cuenta que esta no es la única forma de hacer que alguien entre en ruptura y que hay unidades capaces de mantener su guardia aunque sean atacadas con armas ante las que están en desventaja.
Pero, sin duda alguna, la gran novedad la tenemos en la introducción de los Emblemas, unos anillos con los que podemos equipar a nuestros personajes para que se sincronicen con héroes de otros mundos. Como podréis suponer, estos héroes son en realidad los protagonistas de otros juegos de Fire Emblem como Marth, Roy, Sigurd, Celica o Micaiah, aunque más allá del evidente fan service que esto trae consigo, resultan una pieza fundamental tanto en lo jugable como en lo narrativo.
Cuando equipamos a un personaje con un emblema, este obtendrá una bonificación a sus estadísticas y una serie de pasivas que van en consonancia con el héroe al que está vinculado, lo que se traduce en que tendrán un mejor rendimiento en el combate. Sin embargo, lo realmente interesante reside en el hecho de que podemos realizar una fusión completa con el emblema, algo que dura tres turnos, mejora muchísimo nuestros atributos y nos da acceso a habilidades, técnicas y armas únicas que no podríamos usar de ninguna otra manera, lo que en muchos casos se traduce incluso en cambios de clases con los que sorprender al contrincante. ¿Os imagináis una ladrona capaz de usar bastones curativos y hechizos de magia sagrada para hacer daño? ¿O una maga capaz de realizar una poderosísima embestida con lanza y moverse tras ello para alejarse como si fuese un jinete? ¿O quizá prefiráis un caballero pesado que pueda teletransportarse para reposicionarse y acudir al rescate de sus aliados al mismo tiempo que desata el infierno sobre sus rivales con un devastador hechizo? Pues con los emblemas es posible.
Eso sí, la fusión no es un simple recurso que está ahí para usar en un momento de desesperación. Se trata de una mecánica importantísima en torno a la cual deberemos armar nuestras estrategias, ya que el diseño de misiones se encargará de obligarnos a hacer uso de todas y cada una de las habilidades que los emblemas ponen a nuestra disposición. Además, una vez agotada la fusión es posible volverla a realizar si rellenamos su correspondiente medidor, algo para lo que existen varios métodos que pueden suponer la diferencia entre la victoria y la derrota.
Hablando del diseño de las batallas, tenemos que aplaudir con fuerza el excelente nivel del que hacen gala todos y cada uno de los mapas que hemos superado hasta el momento, ofreciéndonos constantemente nuevos retos que nos desafían como estrategas y que impiden que nos acomodemos. Tan pronto estaremos protegiendo rehenes de los ataques enemigos que infiltrándonos en un pueblo a oscuras encendiendo antorchas, impidiendo que los rivales lleguen a al interior de un castillo durante un asedio, derribando muros para pillar al ejército contrario por sorpresa o abriéndonos camino en un puente mientras el general enemigo nos avasalla con el poder de un emblema (sí, nuestros héroes no son los únicos capaces de usarlos).
Como veis, el diseño de las misiones es variadísimo, ya no solo por los objetivos que tendremos que cumplir, sino por la cantidad de situaciones distintas que nos harán afrontar, por las peculiaridades del terreno y por la forma en la que están planteados los encuentros. Es un desafío constante y brutalmente estimulante que jugando en Difícil y con muerte permanente nos está regalando una experiencia intensa y gratificante como pocas en la que tenemos que hacer uso de todos y cada uno de nuestros recursos para sobrevivir sin bajas, algo que va a más con cada capítulo que completamos.
Por otra parte, nos vemos obligados a destacar la enorme mejora que han recibido los controles, lo que ayuda a que todo fluya con más agilidad. Ahora, al seleccionar una unidad podremos controlarla directamente y moverla hasta la posición que queramos dentro de su rango de movimiento, algo que también nos puede servir para comprobar rápidamente cuánto daño haríamos a los enemigos que tenemos a tiro sin tener que entrar en el menú de ataque ni estar moviendo un cursor para acercarnos y retroceder constantemente. Además, se han introducido mejoras de calidad de vida en forma de atajos para realizar acciones concretas sin necesidad de dar pasos adicionales, pudiendo, por ejemplo, cambiar el arma que tengamos equipada tan solo pulsando L o R cuando tengamos una unidad seleccionada, evitándonos tener que acceder a menús para ello.
Todo esto también se aplica a la interfaz, la cual se ha rediseñado por completo para mostrarnos toda la información con una mayor claridad y elegancia que nunca, demostrando un gusto exquisito para presentar datos y cifras de un modo tan atractivo que consigue que el simple hecho de movernos por los menús y contemplar la pantalla resulte gratificante.
Un Fire Emblem al gusto del consumidor
Cambiando un poco de tercio, cabe señalar que la aventura está estructurada de un modo similar a lo que vimos en entregas como Fire Emblem: Awakening. De esta forma, dispondremos de un mapamundi por el que nos podremos mover para acceder tanto a las batallas de la historia principal como a los desvíos. Además, en él irán apareciendo escaramuzas de manera aleatoria en las que podemos participar para enfrentarnos a numerosos enemigos y ganar experiencia y dinero adicional, así que es posible entrenar para fortalecernos en el caso de que alguna misión se nos atragante.
Todo esto hace que Engage pueda ser jugado como un Fire Emblem clásico, encadenando una batalla tras otra y haciendo las gestiones de inventario pertinentes desde el menú entre medias. Sin embargo, también se ha incluido una base de operaciones llamada Somniel donde podremos relajarnos hablando con nuestros aliados, accediendo a diferentes servicios y participando en minijuegos con los que tomarnos un breve respiro.
Como podréis suponer, a medida que avancemos en la historia iremos desbloqueando más actividades, como preparar platos de comida para fortalecernos, una sala de entrenamiento o una herrería desde la que mejorar y potenciar nuestras armas, ya sea subiéndolas de nivel o vinculándolas a un emblema para modificar sus propiedades.
Por lo que hemos jugado hasta ahora, las ventajas que conseguiremos para las batallas por invertir tiempo aquí son lo suficientemente marginales como para hacer que la mayor parte de este contenido lo podamos omitir en el caso de que no nos interese (y más cuando podemos acceder a los comercios desde el menú del mapamundi), permitiendo que cada jugador marque su propio ritmo de juego y decida cómo quiere afrontar la aventura. Eso sí, querréis entrar de vez en cuando para que vuestros personajes hereden las habilidades de los emblemas con los que hayan subido de nivel y para realizar donaciones a los países con los que os aliaréis, algo que no debería llevaros más de un par de minutos.
En nuestro caso, hemos acabado creándonos una rutina de actividades y gestiones en el Somniel que realizamos siempre tras cada combate y que nos ayuda a relajarnos, a conocer mejor a nuestros compañeros y a reducir el agotamiento mental tras unos enfrentamientos que están consiguiendo que nos devanemos los sesos para superarlos sin bajas, por lo que es una parte de la experiencia que estamos disfrutando.
Espectáculo anime
Otro aspecto que nos ha sorprendido muy positivamente lo tenemos en su apartado gráfico. No solo hay un salto técnico enorme respecto a lo que vimos en Three Houses, sino que también nos regala una dirección de arte colorida y vibrante que consigue que todo se vea realmente bonito, tanto a la hora de jugar como de contemplar secuencias de vídeo, ya sean generadas con el propio motor gráfico o por ordenador, ambas de una calidad incuestionable.
Los modelados de los personajes están detalladísimos y resultan tremendamente expresivos, los escenarios son muy variados y llamativos, el rendimiento es excelente y la imagen se ve muy nítida tanto en portátil como en sobremesa. Sumadle los espectaculares efectos que ponen en pantalla los ataques especiales de fusión de los emblemas y unas animaciones cuidadísimas que brillan con luz propia en los intercambios de golpes, y tendréis un título que entra directamente por los ojos y al que solo se le pueden achacar algunas texturas y un popping muy exagerado en las pequeñas secciones de exploración que hay tras cada batalla antes de volver al mapamundi o al Somniel.
Pero, sin duda, lo más divisivo de su apartado visual lo tenemos en sus diseños de personajes, con unos rasgos anime más marcados y exagerados que nunca que dudamos que vayan a ser del gusto de todo el mundo y que, en ocasiones, nos han sacado de la fantasía de estar librando una cruenta guerra, especialmente cuando no paran de hacer poses y piruetas al combatir. Tras unas horas, nos hemos acostumbrado y hay varios héroes que sí nos han convencido, destacando especialmente el aspecto que lucen ahora los protagonistas de entregas pasadas, pero no deja de ser una cuestión muy personal que dependerá de cada persona.
Finalmente, donde sí que acierta de pleno es en el sonido con una potentísima y variadísima banda sonora repleta de temazos que se comportan de forma dinámica y que realzan cada momento del juego a un nuevo nivel. Los efectos son muy reconocibles y suenan con la contundencia que se espera de ellos, y el doblaje nos llega tanto en japonés como en inglés con unas interpretaciones muy buenas. Por supuesto, los textos están fantásticamente traducidos al español.
¿El primer juegazo de 2023?
Como veis, Fire Emblem Engage nos está encantando. Se trata de un juego de rol y estrategia por turnos que nos está recordando, punto por punto, por qué la saga de Intelligent Systems sigue siendo el principal referente del género más de 30 años después de que instaurara sus pilares fundacionales. Si bien la historia y sus personajes nos están decepcionando un poco, resulta imposible encontrarle pega alguna en lo puramente jugable gracias a un diseño de juego soberbio, a unas batallas desafiantes y satisfactorias como pocas, a una estructura muy bien equilibrada y a unas novedades geniales que aportan muchísima frescura a la fórmula de siempre. Y por si no fuese suficiente, todo ello aderezado con un apartado audiovisual de lujo. No sabemos qué es lo que nos espera en el resto de nuestro viaje, pero si algo os podemos asegurar desde ya es que haríais bien en marcar el 20 de enero a fuego en vuestro calendario, pues tenéis una cita con vuestra Nintendo Switch a la que no vais a querer faltar.
Hemos realizado estas impresiones gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Nintendo.