Hace casi cuatro años, el estudio independiente italiano Invader Studios lanzaba Daymare: 1998, un proyecto que inició su andadura como un remake aficionado de Resident Evil 2 y que se convirtió en algo diferente –aun repleto de referencias– cuando Capcom comenzó a trabajar en el remake oficial. Finalmente convertido en una saga propia, ahora nos preparamos para recibir su precuela, que ya hemos podido probar. Os contamos nuestras impresiones a los mandos.
Construyendo sobre bases conocidas
Daymare: 1994 - Sandcastle es un juego de terror en tercera persona que construye sobre las bases establecidas por títulos como Resident Evil 4 y, sobre todo, el remake de Resident Evil 2, como ya hiciera su predecesor. Esto supone una fórmula con la que estamos más que familiarizados, aunque Invader Studio ahora busca introducir elementos propios para darle mayor personalidad.
Un elemento muy importante en Sandcastle es que los «zombis» –las criaturas de turno en este título– vuelven a la vida gracias a un tipo de electricidad que, como si de un orbe flotante se tratase, vuela de cuerpo inerte a cuerpo inerte para generar nuevos enemigos.
Esto se enlaza con una nueva herramienta llamada Frost Grip, una especie de cañón del hielo con el que podremos congelar a los rivales, ciertos elementos del escenario y acabar con los mencionados orbes de electricidad que reviven a los enemigos. No es nada rompedor, pero creemos que le da un toque interesante y personal a la propuesta, y alejándola, al menos en parte, de otros títulos similares.
Por lo demás, no vamos a encontrar demasiadas sorpresas en una fórmula ya conocida pero que funciona, combinando exploración, puzles y combate con elementos de terror y supervivencia. No hemos visto nada que nos haya dejado con la boca abierta en esta demo, pero sí que nos ha resultado muy entretenida, con muy buen ritmo y buen equilibrio entre las diferentes partes que mencionábamos antes. ¿El mayor problema? El control. Y es algo a lo que le vamos a dedicar una sección entera con la esperanza de que, si sus desarrolladores nos leen, lo solucionen de cara a la versión final.
Un control que no está a la altura
Jugando a esta demo de Daymare: 1994 - Sandcastle nos hemos encontrado con dos problemas de control: el primero, cierto input lag o retraso en la respuesta, tanto con mando como con teclado y ratón. De hecho, incluso conectamos nuestro mando con cable al ordenador pensando que era un problema con el bluetooth, pero no. Es un problema que nos parece bastante grave y que afecta negativamente sobre todo al combate, algo inaceptable teniendo en cuenta que es uno de los pilares del juego.
El segundo es que el personaje protagonista sólo se mueve en líneas rectas o diagonales. Es decir, si estás pulsando el stick hacia arriba y lo empiezas a mover hacia la derecha, sólo va a cambiar de dirección cuando llegues a la posición intermedia entre arriba y derecha, como si de una cruceta se tratara. Parece algo claramente diseñado para jugar con teclado, donde sólo podemos modernos en ocho direcciones con las teclas WASD (dos verticales, dos horizontales y las cuatro diagonales), pero con un mando el resultado es torpe y tosco, con un personaje que se mueve a saltos, e igualmente inaceptable a estas alturas.
Un salto técnico
Daymare: 1994 - Sandcastle refleja la evolución de sus desarrolladores también en lo audiovisual, y nos deja un título que, de primeras, sorprende positivamente. Las secuencias de vídeo están más cuidadas, los escenarios nos dejan algunas estampas memorables, y todo está mucho más pensado a la hora de guiarnos por los entornos, indicando con mayor claridad pero sin caer en lo obvio cuál es el camino por el que deberíamos avanzar. También se han mejorado las expresiones faciales –uno de los puntos más flojos del original– aunque sigue siendo uno de los aspectos con más margen de mejora.
Además, para ser una versión en desarrollo, ha rendido muy bien en el PC que veréis al final de este texto. Las opciones gráficas son las básicas de Unreal Engine, pero contamos con todo tipo de técnicas de reconstrucción de imagen para ayudar con el rendimiento. El sonido, por su parte, nos ha dejado muy satisfechos. En un título de este género nos parece fundamental, y nos hemos encontrado con efectos de sonido muy efectistas, valga la de redundancia, que saben mantenernos en tensión cuando es necesario.
Un paso en la dirección correcta, nuevos desafíos
Lo que hemos visto de Daymare: 1994 - Sandcastle, en general, nos ha gustado, pero tiene dos problemas que, desde nuestro punto de vista, son bastante importantes. El primero es el control, algo que, como explicamos arriba, afecta negativamente no sólo al combate, sino incluso al mero hecho de mover a nuestro personaje por el escenario. Esto es algo que, esperamos, se podrá solucionar de cara al lanzamiento. El otro problema es que su competición más directa, Resident Evil, está en uno de los mejores momentos de su historia, y hace que las limitaciones de un proyecto independiente brillen más que cuando debutó la primera entrega. Esto, obviamente, es más difícil de solucionar. En cualquier caso, este primer contacto nos ha dejado con ganas de seguir disfrutando del survival horror de Daymare: 1994 - Sandcastle, y eso es una buena señal.
Hemos realizado este análisis en PC (Ryzen 7 3700X, GeForce RTX 2070 Super, 32 GB RAM) gracias a un código de descarga proporcionado por Jesús Fabre.