Análisis Daymare: 1994 Sandcastle, una entretenida aventura a la sombra de Capcom (PC, PS5, Xbox Series X/S, Xbox One, PS4)

Los amantes de los juegos de terror estamos ahora disfrutando de una notable cantidad de lanzamientos que casi alcanza el ritmo que vimos en la época dorada del género, pero, durante muchos años, pasamos mucha, mucha hambre. Las grandes compañías abandonaron los survival horror en favor de otros títulos que consideraban más rentables. Así, quedó en manos de los estudios independientes la tarea de recuperarlos. Invader Studios comenzó a rehacer Resident Evil 2 con mecánicas más actuales, que tuvo que reconvertir en una nueva saga -la que hoy nos ocupa- cuando Capcom comenzó el desarrollo oficial del remake.

Sensaciones conocidas con algunas ideas propias

Daymare: 1994 Sandcastle es un juego de acción y terror en tercera persona que, como decimos, se inspira en la saga de Capcom; particularmente, en la vertiente derivada de su cuarta entrega. En esta precuela tenemos todos los componentes que cabe esperar en una aventura de este tipo: criaturas extrañas que quieren matarnos, experimentos que juegan con la vida humana, tensiones políticas y, por supuesto, algo de drama personal. No os esperéis una historia memorable, pero hay que reconocer que el estudio italiano ha trabajado para ofrecernos una narrativa con peso y que sabe llevar parte del peso del juego.

En lo jugable, si habéis jugado a cualquiera de los Resident Evil principales después de la cuarta entrega, no vais a encontrar ninguna sorpresa mayúscula, aunque a los pilares que ya conocemos se le ha añadido un nuevo componente que le da personalidad a Daymare: 1994 Sandcastle. Hablamos de una especie de cañón de nitrógeno líquido con el que congelar a nuestros rivales y, en ciertos momentos, diferentes elementos del entorno. Se trata de un elemento de vital importancia que tendremos que aprender a dominar si queremos escapar con vida, sobre todo, en las dificultades más altas. Este cañón cuenta con diferentes mejoras que podemos ir desbloqueando según avanzamos a través de un sencillo sistema que requiere encontrar los terminales de mejora, por lo que es muy recomendable explorar para encontrarlos.

La mayor parte del tiempo la pasamos explorando. Hay multitud de documentos y audios a encontrar para conocer la historia, algunos puzles (algunos muy bien planteados, aunque ninguno particularmente difícil), secretos que encontrar (ya sea con taquillas que hackear o pequeños muñequitos de alienígenas que destruir) y, sorprendentemente para una producción tan pequeña, una gran cantidad de secuencias de vídeo que nos ayudan a descubrir la historia.

Un combate con luces y sombras

Cuando no estamos explorando, estamos combatiendo. En general, tenemos dos tipos de enemigos: los azules y los rojos, que podemos distinguir por el tipo de electricidad que los ha devuelto a la vida. Los azules pueden matarse sin más, mientras que los rojos requieren congelarlos primero, de manera similar a cómo teníamos que eliminar la oscuridad de los enemigos de Alan Wake antes de poder dispararles. Aparte, la electricidad que posee a cada enemigo abandona su cuerpo al morir, e, idealmente, tendremos que dispararle con el cañón de nitrógeno antes de que se pase a otro cadáver y lo reviva. Es una dinámica muy interesante y que funciona muy bien, pero el combate tiene algunos problemas un tanto graves.

El principal es que el control no está a la altura. Además de que sólo se mueve en líneas rectas o diagonales con el stick izquierdo, lo que nos obliga a movernos siempre usando la cámara, cosas tan sencillas como cambiar de arma o curarnos rara vez funcionan bien en plena batalla, haciendo que los enfrentamientos sean un tanto frustrantes. Por otra parte, hay enemigos que te pueden coger por la espalda y matarte de un golpe sin previo aviso, lo que añade a la frustración de ciertas batallas. Si a esto le añadimos que, incluso en normal, es un juego un tanto desafiante, los enfrentamientos pueden resultar injustos en más ocasiones de las que nos habría gustado. También hay una preocupante falta de variedad. Sólo tenemos dos tipos de arma (se pueden encontrar partes para mejorarlas y apariencias) y tres tipos de enemigos (cuatro si contamos un jefe final que, en realidad, se comporta casi como uno de los enemigos normales).

En la variedad está el disgusto

Daymare: 1994 Sandcastle es un juego que, gráficamente, está bastante bien para ser un proyecto pequeño e independiente. Tiene ciertas carencias en las animaciones (la de correr…) pero en general creemos que está bastante bien. La parte que hemos encontrado más decepcionante es la artística. A excepción de algunas zonas, pasamos mucho tiempo en diferentes combinaciones de paredes de cemento, que acaban volviéndose repetitivas. Hay algunos escenarios diferentes y salas con personalidad, pero ni son muchos ni duran demasiado. Lo mismo con los enemigos, que tampoco son un derroche de creatividad.

En lo técnico, como decimos, cumple su cometido, con un apartado gráfico a un nivel razonablemente alto. Sabemos que la versión final puede mejorar en esto, pero la optimización que hemos visto durante el análisis necesita algo de pulido. Con el ordenador que veis bajo estas líneas, hemos podido jugar a 4K, con todo al máximo, a 30 imágenes por segundo, pero hay zonas en las que el framerate se hunde. En algunas, por la cantidad de partículas en pantalla, es comprensible; en otras, no hay razón aparente. A esto, también tenemos que añadirle un error que nos bloqueó el progreso. Hay una máquina necesaria para avanzar y no podíamos interactuar con ella. Por suerte, teníamos otra partida guardada que, al cargarla, solucionó el problema.

Por último, queremos mencionar el trabajo sonoro y la traducción. Los efectos de sonidos nos han parecido un tanto irregulares. Por una parte, saben ambientar y crear un mundo que te dé la sensación de ser peligroso, pero no consiguen dar miedo o mantenerte en tensión, incluso en las partes que se centran más en el terror psicológico. El doblaje al inglés está bien, sin más, al igual que una traducción extrañamente irregular, con partes muy bien adaptadas y otras que, directamente, traducen mal las expresiones del inglés.

Entretenido, pero con problemas difíciles de ignorar

Daymare: 1994 Sandcastle es un juego que, si cogemos todos sus elementos de manera individual, muestra muchas debilidades, pero que, como conjunto, sabe entretener. De hecho, nos lo hemos pasado muy bien con él, aun con sus momentos frustrantes, y durante las cinco horas y media que nos ha durado (según el contador con el que el juego te otorga el rango al completarlo, habrán sido unas siete con las secuencias de vídeo y las muertes) nos ha entretenido mucho. Está muy bien medido y tiene muy buen ritmo, algo que disimula sus carencias.

Es una pena que no se haya intentado añadir más variedad, o incluso más razones para rejugarlo que encontrar los coleccionables, pero como aventura de acción y terror en tercera persona, sin duda, entretiene. La sombra de Resident Evil, con una Capcom en una forma envidiable, es extremadamente alargada, y cuando te acercas tanto a una fórmula las comparaciones son inevitables. Dicho esto, si se os apetece luchar contra criaturas inhumanas y descubrir maquiavélicas conspiraciones, Daymare: 1994 Sandcastle no es mala opción.

Hemos realizado este análisis en PC (Ryzen 7 3700X, GeForce RTX 2070 Super, 32 GB RAM) gracias a un código de descarga proporcionado por Jesús Fabre.