Slightly Mad Studios ya firmó varios juegos de la saga Need for Speed, si bien su nombre como estudio pasó un tanto desapercibido. Cuando su nombre tomó fuerza fue con Project Cars, un simulador de conducción desarrollado con la comunidad en mente, que ha destacado por sus espectaculares galerías semanales, en las que se hace una exhibición de potencia del apartado gráfico del juego. Ahora, los chicos de Slightly Mad Studios dan el salto al free-to-play con un título que no quieren que se encasille en ese modelo, sino que se identifique como "juego gratuito".
Hablamos de World of Speed, un juego de conducción arcade con un gran componente social, muy en la línea de lo que hemos visto con DriveClub. Con esto queremos decir que la idea es formar equipos –o comunidades– con los que sumar puntos de manera cooperativa, no necesariamente, aunque preferiblemente ganando. Decimos que no es necesario ganar gracias al sistema de desafíos, el cual es accesible para todos y enfocado a la coordinación y compenetración entre los miembros de cada equipo.
Las pruebas que jugamos se basaban en completar tres vueltas mientras realizábamos los mencionados desafíos. Cada equipo tenía dos desafíos, diseñados para que cada jugador realizase uno. Nosotros jugamos intentado seguir a la perfección el trazado ideal de la pista, mientras que nuestro compañero intentaba conseguir el mayor número de derrapes. Nuestros derrapes y su trazada contaba para el total del equipo –es decir, no son desafíos asignados a un jugador en particular–, pero normalmente es imposible derrapar haciendo la trazada perfecta y viceversa.
Si un equipo conseguía completar los dos desafíos, la carrera terminaba unos segundos después, y veíamos cómo realizar estas pruebas tenía más importancia que quedar primero. Obviamente, quedar primero nos da puntos, pero apenas nos será de utilidad si no hemos apostado por las mencionadas pruebas. La idea es saber cuáles son los puntos fuertes y los puntos débiles de cada jugador para repartirnos cada desafío, así como tener a corredores equilibrados para poder enfrentarnos a cada situación.
El sistema de control es tremendamente accesible, sobre todo para cualquiera que esté familiarizado con los juegos de conducción de este estilo, ya sea algunos Need for Speed o Burnout. Nosotros, que jugamos normalmente a muchos títulos de ese género, no tuvimos problemas en pillarle el truco, y era más cuestión de aprendernos los circuitos que de controlar el coche. Sobra decir que había varios tipos de coches para controlar, todos de marcas reales, y que cada uno tenía una conducción que permitía, además, ajustarse a los desafíos que pudiésemos encontrar en las pruebas.
Entre los vehículos encontrábamos algunos como el Chevrolet Camaro SS, el Mercedes-Benz 190E 2.5-16 Evolution 2, el Ruf RK Coupe, el Fiat 500 Abarth, el Renault Sport Megane R. S. Trophy o el McLaren MP4-12C. Todos ofrecen respuestas bastante diferentes, aunque lejos de lo que podríamos encontrar en un simulador. Además, cada uno cuenta con multitud de modificaciones que nos permiten no sólo mejorarlo sino también adaptarlo a nuestro estilo y necesidades.
Visualmente, la cierto es que lo que vimos estaba muy por detrás de Project Cars, e incluso un poco por detrás de lo que veis en las pantallas oficiales del juego. El equipo nos explicó que el juego está en desarrollo, por lo que todavía hay margen de mejora en lo gráfico, además de que, como título gratuito, está concebido para funcionar en una mayor variedad de ordenadores, por lo que no puede ser tan exigente.
Eso no quita que luciese bastante bien, y que gracias a unos escenarios y efectos muy cuidados viésemos algunas estampas bastante reseñables. Aun así, lo importante de este título es la diversión, y ahí sí que nos ha convencido bastante más. El sistema de juego es muy accesible y dinámico, y las carreras que echamos jugando contra otros compañeros fueron bastante competitivas, pudiendo además verlos cara a cara –las carreras en el juego final se realizarán a través de internet– y bromear sobre nuestras victorias.
Diversión asegurada, promesa de no pagar
El mayor problema de los free-to-play ya sabemos cuál es. No negamos que los desarrolladores necesitan ganar dinero y que tienen que monetizar sus títulos de alguna manera, pero es difícil encontrar el equilibrio entre los jugadores que pagan y los que no, para que nadie se sienta "estafado", ya sea por un lado o por otro. Slightly Mad Studio nos han prometido y vuelto a prometer que es un juego "gratuito", y que pagar sólo nos permitirá avanzar más rápido, sin darnos ninguna ventaja más allá de esto. "No habrá ningún coche inalcanzable sólo por pagar", nos aseguraban.
Nos queda la duda también de lo variado que llegará a ser, ya que sólo pudimos probar los mismos desafíos una y otra vez. De todos modos, lo que jugamos nos gustó bastante. La necesidad de cooperar y organizarnos con nuestros compañeros de equipo y de organizar nuestro grupo en función de las habilidades puede dar mucho de sí, si bien todavía no podemos garantizar nada. Los creadores de Project Cars tienen en sus manos una fórmula para el éxito de lo más interesante, aunque son necesarias bastantes más horas de juego para poder confirmar que se ha ejecutado con acierto.