Análisis High on Life: el humor, la mejor arma (Xbox Series X/S, PS5, PS4, Xbox One, PC)
Aunque el humor es algo que está presente en muchos juegos, es raro que un estudio actual apueste por hacer un título cuyo principal atractivo gire en torno a la comedia pura y dura. Por ello, el simple hecho de poder jugar a algo como High on Life a finales de 2022 es algo que resulta refrescante en sí mismo. No en vano, estamos hablando de una alocada producción que tiene como objetivo prioritario arrancarnos una carcajada tras otra a cada paso que damos, algo que no siempre consigue, pero que le da personalidad y le permite destacar sobre otras propuestas. Por desgracia, este loable esfuerzo no impide que sus defectos en lo jugable acaben empañando una experiencia que tenía potencial para haber llegado mucho más lejos.
Armas parlantes, aliens y drogas
Al tratarse de un juego que lo apuesta todo por el humor, huelga decir que su disfrute o no depende casi por completo de lo bien o mal que os encaje el tipo de comedia que propone, lo que hace que sea una obra muy difícil de valorar. Probablemente os ayude saber que estamos ante un título de Justin Roiland, uno de los creadores de Rick y Morty, quien ha trasladado el mismo tipo de bromas y gags de esta fantástica serie de animación a la producción que hoy tenemos entre manos.
Esto es algo que queda muy claro desde el mismo principio de la aventura, un tutorial de apenas 10 minutos repleto de referencias y guiños al mundo de los videojuegos con el que literalmente lloramos de risa. La premisa argumental tampoco se queda atrás, ya que nos tocará encarnar a un adolescente como otro cualquiera que un buen día debe convertirse en cazarrecompensas espacial para acabar con una organización mafiosa de alienígenas que ha invadido la Tierra para transformar a la humanidad en la sustancia estrella de su nueva droga y poder colocarse como nunca antes. Por si no fuese suficiente, nuestras armas tienen cara, siempre nos están mirando, hablan y tienen su propia personalidad.
Con esta base ya os podéis hacer una buena idea de lo que os espera en el resto del juego: una consecución de gags y situaciones delirantes que no nos da tregua ni un solo segundo y que no quiere que demos ningún paso sin ver algo que nos llame la atención y nos haga entornar una sonrisa o soltar una buena carcajada.
El problema reside en que, a pesar de tener un inicio muy bueno, no tarda en decaer. Su necesidad por llenarlo todo de bromas acaba volviéndose en su contra cuando muchas de ellas tienden a repetirse y cuando no todas están igual de inspiradas, dando como resultado una comedia muy irregular que alterna momentos brillantes, divertidísimos y muy originales con otros muchos que se vuelven cargantes y que nos harán ir al menú de opciones para bajar la frecuencia con la que hablan nuestras armas y los enemigos.
A tiro limpio por la galaxia
Centrándonos ya en lo puramente jugable, decir que estamos ante un juego de acción en primera persona con un diseño de niveles al más puro estilo metroidvania. Así pues, deberemos explorar una serie de mundos a tiro limpio mientras desbloqueamos nuevas armas, herramientas y poderes que nos darán acceso a nuevos lugares y formas de movernos por el mapa.
Sin embargo, los problemas no tardan en aparecer cuando nos damos cuenta de que la acción deja que desear y no termina de resultar satisfactoria. En total dispondremos de cuatro armas (cinco si contamos un cuchillo que no para de instarnos a apuñalar cosas), cada una de ellas con dos tipos de disparos distintos y con sus propias particularidades, aunque solo dos nos han parecido realmente útiles para usar en combate, algo a lo que debemos sumarle un gunplay un tanto mediocre para todas ellas.
Todo esto se agrava por culpa de una variedad de enemigos bajísima y unos encuentros que carecen de profundidad de ningún tipo, por lo que la sensación de tedio al luchar es constante, ya que tendremos la sensación de estar librando las mismas batallas una y otra vez sin apenas variación, algo que nos ha llevado a evitarlas siempre que nos ha sido posible para evitarnos el trámite que supone limpiar la pantalla de rivales. Por suerte, la cosa mejora cuando toca lidiar con los jefes. No es que tengan unos patrones especialmente interesantes ni una gran variedad de ataques, pero sí que son desafiantes y nos obligan a hacer un uso más intensivo de nuestras armas y habilidades para poder derrotarlos, dando como resultado unos duelos medianamente estimulantes.
Lo que sí que nos ha gustado bastante más es el diseño de niveles y su apuesta por crear constantemente retos plataformeros que se van complicando a medida que ganamos nuevas herramientas para desplazarnos por el mapa, teniendo aquí el único punto que ofrece algo de variedad en lo jugable. Al final, esto consigue que moverse por los escenarios sea una experiencia lo suficientemente gratificante como para que no nos aburramos yendo de un sitio a otro, por lo que es un aspecto de la aventura que cumple su función decentemente.
Más cuestionables nos parecen los incentivos para volver a lugares ya visitados y buscar secretos a los que previamente no podíamos acceder, pues casi todo se limita a buscar cofres que pueden contener dinero para adquirir artículos y mejoras en tiendas, cartas coleccionables y muy rara vez alguna mejora para nuestras armas, una búsqueda con unas recompensas no demasiado apasionante que además nos supondrá tener que lidiar con anodinos combates entre medias. Por cierto, aquí conviene destacar que el juego siempre nos indica lo que tenemos que hacer y nos guía hacia los lugares a los que tenemos que ir, así que, si todo este componente de exploración no os llama la atención, lo podéis jugar como si fuese una aventura de acción de corte lineal al uso.
Una dirección de arte vibrante y con personalidad
Lo que sí que nos ha gustado mucho es su dirección de arte y su apartado gráfico, ofreciéndonos un universo con muchísima personalidad en el extravagante diseño de sus personajes y con unos entornos vibrantes y coloridos que nos dejan estampas sorprendentemente bellas. No es que sea un portento en lo técnico como evidencian ciertas animaciones (las de las armas son fantásticas, eso sí) y efectos, pero sí que cumple con solidez y acaba resultando un título que entra fácilmente por los ojos.
Eso sí, lo mejor lo tenemos en el sonido. Si bien la banda sonora ambienta correctamente y acompaña muy bien la acción, lo que brilla de verdad es su doblaje inglés, con unas interpretaciones brillantes que son capaces por sí solas de sacarnos muchas carcajadas. Es más, las voces de nuestras armas son las de cómicos como Tim Robinson o el mismísimo Roiland, lo que debería permitir que os hagáis una buena idea de su calidad. Lamentablemente, los subtítulos llegan en español de hispanoamérica con juegos de palabras muy mal traducidos y algunos errores de sincronización, por lo que os recomendamos poner los textos en inglés o desactivar los subtítulos si no tenéis problemas con el idioma, ya que así no os perderéis ninguna de sus bromas y chistes.
Conclusiones
High on Life es un juego con muchos defectos que no consigue brillar en nada de lo que se propone a nivel jugable. Los combates no tardan en aburrir y la exploración es incapaz de ofrecernos buenos incentivos como para resultar satisfactoria, teniendo su mayor virtud en un "plataformeo" decente y entretenido. A pesar de ello, su decidida apuesta por el humor es capaz de marcar la diferencia y conseguir que pasemos un buen rato si conectamos con el tipo de chistes que propone. En nuestra opinión, la comedia a veces no le sale tan bien como pretende, pero os mentiríamos si os dijésemos que no nos ha encantado ver tantísima locura plasmada en un videojuego y que no nos hemos reído con ganas montones de veces, algo que también valoramos y que nos ha permitido sobrellevar mejor sus carencias.
Incluso con sus problemas, creemos que merece la pena aprovechar su presencia en Xbox Game Pass para descargarlo y probarlo, ya que se trata de una gran oportunidad para comprobar si su humor está hecho para vosotros o no (algo que no tardaréis ni cinco minutos en descubrir) y si os encaja lo suficientemente bien como para que los defectos de los que os hemos hablado pasen a un segundo plano que no os impida disfrutar de la aventura mientras os echáis unas buenas risas. Y esa, al final, es la gran virtud de lo nuevo de Squanch Games, la de ser un título que, distando de la perfección, logra lo que muy pocos consiguen: arrancarnos una sonrisa despreocupada y sincera en un mundo donde la comedia es más importante y necesaria que nunca.
Hemos realizado este análisis jugando en Xbox Series X gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Xbox.