Análisis de Ryse: Son of Rome (Xbox One)
Del trío de grandes exclusivas de lanzamiento de Xbox One, Ryse es el que más polémica ha generado y al que se le va a mirar con lupa. Este juego de acción de Crytek comenzó como Codename Kingdoms en Xbox 360 e iba a ser controlado con Kinect, y se ha convertido en uno de los títulos de lanzamiento de Xbox One de control clásico, y también en su gran embajador gráfico. No solo tiene el deber de demostrar hasta dónde puede llegar la potencia de la nueva máquina de Microsoft, sino también de transmitir cuánto puede hacer el motor CryEngine 3 en la nueva generación para así competir con el que ha dominado la anterior, el Unreal Engine de Epic Games.
El apartado gráfico del juego posiblemente sea eclipsado en apenas unos meses, cuando Xbox One ya esté algo más rodada y los estudios comiencen a dominar su hardware, pero a día de hoy luce fantástico. Es probablemente el juego que más "nueva generación" aparenta en la consola, ya apuntaba maneras en su momento, y la verdad es que en los últimos meses ha pegado un considerable salto gráfico. Ryse es espectacular y, sobre todo, épico, una especie de adaptación al videojuego (sin los derechos) de Gladiator, con un homenaje a Salvar al Soldado Ryan que los desarrolladores parodian con un logro. El aspecto más criticado en su momento, su jugabilidad, también ha ganado enteros aunque sigue sin poder competir con los grandes hack & slash. Pero el sistema de combate ha mejorado y los eventos interactivos se han hecho opcionales y más coherentes, como os contaremos más adelante. Con estas dos asignaturas aprobadas, el gran defecto de Ryse es su duración: únicamente ocho actos que pueden superarse en cinco horas, acompañados de un modo de juego gladiador tanto offline como online, que no compensa la corta duración de una historia que nos deja con ganas de más.
Los bárbaros a las puertas de Roma
Ryse: Son of Rome nos cuenta la historia de Marius Titus en forma de flashback, cuando convertido en general tiene que hacer frente a una invasión de los bárbaros en la misma Roma, con el Emperador muerto de miedo y la ciudad eterna en llamas. La historia del juego nos llevará a visitar los lugares más recónditos del Imperio, participando en batallas a gran escala en la que nuestra habilidad con el mando tendrá que marcar la diferencia para clavar el estandarte del senado. Al igual que en la película de Ridley Scott, Ryse se toma sus licencias, hasta el punto de no situarnos en ningún momento concreto de la historia romana, sino en una especie de estado de guerra contra una amenaza bárbara bretona mezclando referencias de la historia romana y muchos, quizás demasiados, elementos de esa película.
Un sistema de combate mejorado, pero limitado
Ryse es un hack ‘n slash, un género dominado por creadores japoneses con God of War como única excepción, y había muchas dudas sobre si Crytek lograría crear un sistema de combate competente. La compañía alemana tiene la fama merecida de hacer espectaculares gráficos y jugabilidades un tanto genéricas, algo que transmitía Ryse cuando lo vimos por primera vez. Pero en los últimos meses las cosas han cambiado y el resultado es mejor. No es Bayonetta, pero se deja jugar perfectamente y su sistema de combate le da más importancia a la sincronización que a los combos, bastante escasos.
Nuestro soldado solo tiene dos botones de ataque, uno para la espada y otro para el escudo, y eso limita las combinaciones, intentando que la bonificación no venga de combinar movimientos, sino de enlazarlos adecuadamente, haciendo que los golpes se sucedan síncronamente, que pulsemos el siguiente botón de ataque cuando sea natural que nuestro soldado lo haga. Eso nos dará bonificaciones de daño y subirá nuestro medidor de combo, haciendo que ganemos más experiencia que luego usar en mejoras. Este sistema de sincronización está bastante bien, ya que se aplica tanto a las ataques, logrando hacer combos más largos si enlazamos bien los combos, como a la defensa. Si nos cubrimos en el momento adecuado, podremos romper la guardia del que nos ataca, permitiéndonos contraatacar. Incluso podemos parar los ataques imparables, que generalmente hay que esquivar, si logramos cubrirnos en el momento oportuno, una idea bastante interesante y que se aprovecha bien.
Sin embargo, el sistema de combate resulta muy limitado porque solo tenemos un arma, con pocos combos, y también porque los enemigos no son lo suficientemente variados. Hay una decena de tipos, que van evolucionando y haciéndose más fuertes, hábiles y letales según avanza, pero usan siempre la misma rutina de ataque y es fácil conocerlos. Hay un elemento más en el sistema de combate, el movimiento especial Foco, que hace que Marius pase a un estado de superconcentración que le permite golpear mucho y rápido a los enemigos. Es extraño, un añadido que no encaja demasiado bien en el juego y que a veces hasta nos olvidaremos de utilizar. Nos puede salvar de más de una situación, y hasta podremos usarlo contra los jefes finales, aunque si lo hacemos estas luchas perderán buena parte de su gracia.
Las ejecuciones, el aspecto más criticado del estreno de Ryse en el pasado E3, se han mejorado y, sobre todo, "arreglado". Ahora son opcionales y tienen más sentido. Siguen siendo fáciles de hacer, pero el icono de botón se ha cambiado por un código de colores, y por la naturalidad del sistema de combate podemos saber qué botón pulsar (espada o escudo) por el movimiento de Marius. Son espectaculares, sobre todo cuando son contra varios enemigos, y muy numerosas y sangrientas, pero el único problema es que al hacerlas el juego pasa a un modo de cámara lenta que pronto se vuelve algo cansino por cómo interrumpe el ritmo de la acción.
¿Cómo han arreglado esto los desarrolladores? Haciéndolas opcionales (los enemigos mueren tras unos golpes más, sin ejecución) y logrando que sean beneficiosas para el jugador. Podremos elegir qué ventaja queremos que nos den estos movimientos, entre ellas recuperar vida, y lo normal es que al cabo de unos minutos de juego solo usemos las ejecuciones cuando nos apetezca y convenga: matando a dos enemigos al mismo tiempo, haciéndolas cuando el icono se muestre en rojo (más puntos) o escapando de la muerte gracias a la bonificación de vida que nos pueden dar si así lo seleccionamos. Se ha conseguido un término medio que hace que podamos pasar de ellas si queremos, o aprovecharlas a nuestro antojo. Eso sí, la cámara lenta sigue molestando y puede que acabemos aborreciéndolas por esto.
Las secuencias de combate se alternan con otras situaciones que contribuyen a hacer el juego más variado e intentan que el sistema de combate no se haga demasiado repetitivo, sin conseguirlo del todo. Contamos con lanzas como arma arrojadiza, y partes de los niveles que aprovechan esta mecánica. También hay enfrentamientos con condiciones, teniendo que defender a un grupo de soldados o ganar en un tiempo límite, a veces incluso pudiendo elegir dónde colocar a los arqueros y por último hay partes en las que tendremos que avanzar con nuestra legión cubriéndonos de las flechas enemigas y contraatacando con lanzas. Las situaciones no son tremendamente variadas, pero se alternan lo justo para que no lleguemos a cansarnos y queramos seguir avanzando por la épica historia. El juego es repetitivo, pero tan espectacular que seguimos avanzando.
Kinect se usa en estas situaciones especiales. A veces nos cubrirán los arqueros, y podremos ordenarles, pulsando el botón LB y diciendo la frase que nos sugiere el juego, que descarguen una salva de flechas. Si estamos demasiado concentrados en la acción, podremos activar estos ataques simplemente pulsando el botón durante unos segundos, sin necesidad de hablar.
Visualmente fantástico
Aunque el juego no tiene una resolución 1080p nativa, sino de 900, a medio camino entre 720p y Full HD, Ryse es un título verdaderamente impactante a nivel visual, destacando sobre todo la ambientación de los escenarios y los efectos gráficos como el fuego y la niebla. También el despliegue de medios, la espectacularidad de lo que ocurre: edificios que se derrumban, disparos de catapulta que caen y hacen saltar todo por los aires, oleadas de bárbaros intentando acabar con la formación romana.
Es uno de esos juegos en los que se nota un verdadero salto gráfico en Xbox One, y las animaciones faciales son muy buenas, aunque es cierto que algunos de los vídeos del juego no están generados por la consola -pero lo parecen-. A nivel sonoro, Ryse cuenta con una banda sonora bastante épica, muy de películas de romanos y gladiadores, y un buen doblaje al castellano. Los efectos de sonido no son demasiado variados, pero sí contundentes.
Un espectáculo de corta duración
Ryse cumple en la parte gráfica, y ha mejorado su jugabilidad, pero aun así se queda lejos de los referentes del género, y aunque el sistema de combate tiene sus partes buenas, y hay momentos en los que nos divertiremos mucho cuando estamos rodeados de enemigos y tenemos que cubrirnos, atacar, contraatacar y ejecutar, acaba resultando limitado por los pocos movimientos que tenemos y por abusar de las ejecuciones.
Es cierto que la resolución del juego no es 1080p nativa y eso es una lástima, también que como juego de acción está a bastante distancia de los dominadores del género, y que es muy corto. Quien quiera criticar a Ryse lo tiene fácil: incluso tiene micropagos. Pero aunque no sea una obra maestra ni un gran juego, se deja disfrutar, te insta a seguir jugando gracias a su espectacularidad y a la historia, aunque ésta acaba desinflándose un poco, y precisamente por eso su corta duración es su mayor lunar. Ser Marius Titus y luchar por Roma en grandiosas batallas es entretenido, y las carencias del sistema de juego se maquillan a medias haciendo que el combate se alterne con otras situaciones. Lo que le falta de variedad lo intenta compensar con despliegue de medios y épica.
El problema es que es demasiado corto, y los modos extra no aportan demasiado. Es cierto que este género no destaca por la duración de sus aventuras principales, pero en Ryse se han pasado, y su sistema de juego no hace demasiado retador volver a jugarlo en niveles de dificultad más avanzados. Por su duración no es una compra tan recomendable como otros títulos de la consola, pero su espectacularidad hará que muchos usuarios le den una oportunidad para ver lo que puede hacer su flamante Xbox One.