Análisis de Wii Music (Wii)
Cierra los ojos y deja que la música hable por ti.
Alberto Pastor ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
6
SONIDO
7
NOTA
7.7
DIVERSIÓN
7.9
JUGABILIDAD
7.5
Análisis de versión Wii.
Hasta la fecha, la mayoría de aficionados a la música han tenido que conformarse, salvo excepciones (Korg DS-10, por ejemplo), con títulos en los que nuestro único objetivo era pulsar los botones adecuados en el momento oportuno para seguir el ritmo de la melodía. Nintendo, con Wii Music, ha modificado esta, hasta el momento, inamovible máxima para ofrecernos un título en el que lo importante no va a ser pulsar botones a toda prisa sino, más bien, sentir el ritmo de la música e interpretar. Con este concepto como base nace el citado Wii Music, un título verdaderamente brillante en algunos aspectos que pese a ello, no llega a colmar todas nuestras expectativas.
Da rienda suelta a tu sentido musical
Hablar de Wii Music no resulta fácil. No estamos ante un juego clásico en el sentido de que no vamos a interpretar melodías para recibir posteriormente una puntuación que defina lo buenos o malos que hemos sido, ni tampoco se nos presentarán retos o desafíos concretos más allá de interpretar las melodías como a nosotros nos guste. Y es precisamente este último aspecto el que hace brillar con luz propia a esta creación de Nintendo, aunque también es el elemento que lo aleja de otro gran sector del público.
Como decíamos, Wii Music abandona por completo las complicadas combinaciones de botones a pulsar siguiendo un orden establecido para centrarse, por completo, en nuestra forma de interpretar las melodías libremente. En este punto, huelga recordar que estamos ante un título con hasta 60 instrumentos distintos, muy variados y de todas las categorías posibles (desde varios tipos de teclados pasando por instrumentos de percusión, cuerda, electrónicos, etc.), que simularemos tocar con el Control Remoto de la consola y el Nunchuk. Dicho esto, como explicábamos, el juego no nos obliga a seguir el ritmo de la música pulsando los botones que los desarrolladores han considerado oportunos, si bien es cierto, si queremos, podemos visualizar una partitura en la que se nos marcará el momento en el que deberíamos hacer sonar nuestro instrumento. Aquí, siempre dentro de la lógica –el ritmo es el ritmo-, podremos variar las melodías o los acompañamientos de las mismas a nuestro gusto, consiguiendo así resultados increíbles que además, con total seguridad, serán distintos a los de otros usuarios.
No por nada, esta nueva obra de Nintendo se trata de un título muy personal. A no todo el mundo le gustará su planteamiento de juego, ni todos los usuarios le sacarán el mismo provecho. Esto no significa, sin embargo, que debamos tener grandes conocimientos musicales para disfrutar al máximo de Wii Music, aunque bien es cierto que los aficionados a la música disfrutarán mucho más cuando vean como, con sutiles cambios, la melodía de un tema tan clásico como el de Super Mario Bros. varía considerablemente. Como decíamos, todo gira en torno al ritmo y en cómo nosotros nos adaptamos a éste a la hora de interpretar música, y en este caso, todo el mundo, a poco que se esfuerce, será capaz de seguir el compás de la música sin grandes problemas (si no lo hace de oído gracias al altavoz del Control Remoto, lo puede hacer siguiendo los Be-Nitos que aparecen en pantalla marcando el ritmo). Por eso, al final, con la práctica, simplemente por el puro placer de tocar, llegaremos incluso a sentarnos para interpretar la música con los ojos cerrados dejándonos llevar por nuestra propia creatividad.
En este sentido, el juego potencia de una forma fabulosa su vertiente multijugador ya que hasta cuatro usuarios pueden encarnar a uno de los seis integrantes de la banda que participarán en cada melodía, pudiendo seleccionar libremente el tipo de instrumento que se tocará e incluso, descartar las secciones que se deseen para dar más protagonismo a determinado tipo de intérpretes. De este modo podemos quitar la percusión para centrar la melodía y los acompañamientos únicamente en instrumentos de cuerda, por ejemplo. Pero independientemente de este detalle, lo importante es que Wii Music divierte mucho cuando se disfruta en compañía de otros jugadores, siendo además un título que se deja jugar en familia, permitiéndonos vivir momentos realmente hilarantes. Valgan como ejemplo los bailes al son de la música mientras simulamos formar parte de un cuarteto de trompetistas interpretando La Bamba.
Por otro lado, si lo que queremos es personalizar al máximo una canción y no contamos con el acompañamiento de otros usuarios, podemos ir registrando nuestras actuaciones en cada una de las secciones del tema en cuestión -acordes, percusión, bajo, melodía, etc.- hasta quedar satisfechos, momento que podremos aprovechar para grabar nuestra actuación, ponerle una carátula al disco, puntuarlo, e intercambiarlo con otros usuarios a través de Internet.
Fácil de jugar, difícil de dominar
Hasta aquí, hemos dejado claro que Wii Music no es un título nada complicado ya que a poco que sigamos el ritmo, la melodía que estemos interpretando sonará más que bien. Sin embargo, no debemos caer en el error de pensar que estamos ante un título en el que todo se reduce a golpear el aire con el Control Remoto y el Nunchuck siguiendo el ritmo y nada más. Sí, por supuesto que podemos hacer esto, y sin duda es algo que beneficia a los usuarios menos afines al mundo de los videojuegos. Pero también, hay que remarcar que cada instrumento cuenta con pequeños trucos que nos permitirán modificar todavía más la melodía de las canciones interpretadas, algo que tendremos que dominar para lograr resultados sorprendentes en algunos casos –de nuevo, debemos remitir al famoso cuarteto de trompetistas-.
En este punto, hay que resaltar que algunos instrumentos no han sido adaptados de una forma muy eficiente, pero bien es cierto que otros como los teclados, el violín, arpas, o la percusión cuentan con un acabado fantástico. En la mayoría de casos, la fidelidad acústica con el instrumento oscila entre lo correcto y lo notable, por lo que tampoco podemos poner demasiadas pegas al respecto. Además, a nivel sonoro no podemos más que quitarnos el sombrero ante Wii Music por una cuestión bien sencilla. El poder destrozar una canción tocando de una forma penosa, el lograr que suene perfectamente con cualquier instrumento siguiendo el ritmo marcado por el juego, o el hacer que variando este último aspecto siga siendo una melodía reconocible por cualquiera, pese a sus diferencias, no es nada sencillo. Por eso, todo aquel que dedique un par de horas al juego y trastee con todas las opciones que brinda el juego al poder modificar los instrumentos y el estilo musical de una pieza se dará cuenta del fantástico trabajo llevado a cabo por Nintendo. Tal vez por eso, la calidad sonora no sea la mejor, aunque como decíamos, la recreación de los instrumentos es más que buena y las melodías sonarán francamente bien. Además, todas y cada una de las 50 canciones de las que consta el juego pueden ser interpretadas en base a once estilos musicales distintos –o podemos crear nosotros mismos un estilo-, que son rock, clásico, marcha, jazz, tango, latino, reggae, hawaiano, japonés, electrónico y pop; y que por supuesto, van a sorprendernos muchos en determinados temas.
Y si hablamos de la necesidad de conocer al máximo cada instrumento para saber sacarles todo el provecho posible a la hora de interpretar las melodías no podemos dejar de hablar de la batería, que gracias a la Balance Board, adquiere un especial protagonismo en Wii Music. Eso sí, sin duda, estamos ante uno de los instrumentos más difíciles de tocar en el juego ya que debemos coordinar muy bien nuestros movimientos para no sonar como una tienda de fuegos artificiales al borde del colapso por culpa de un accidente pirotécnico. Podemos igualmente usar el Control Remoto y el Nunchuk para realizar las mismas acciones, aunque igualmente, sigue siendo una opción realmente te complicada. Nada que ver, por ejemplo, con tocar un simple tambor, timbales... que por supuesto es todo un placer.
Lógicamente, será necesario echarle horas al juego para sacarle el máximo provecho posible. No dejamos de remarcar que cualquiera puede lograr interpretar de forma eficiente todas las melodías sin grandes complicaciones; pero también es cierto que un grupo de amigos ya experimentados en Wii Music pueden crear composiciones alucinantes haciendo uso de todas las acciones que presentan los instrumentos, dejando patente que no estamos ante un título en el que todo se soluciona agitando el mando sin ningún sentido. Además, hay que destacar lo bien que se han aprovechado las características del controlador de Wii, ya que dependiendo de la fuerza con la que golpeemos sobre el teclado virtual, o rasguemos las cuerdas de una guitarra, por ejemplo, el sonido será más o menos fuerte, pudiendo así dotar a las melodías de un matiz distinto.
Complementos más que cuestionables
Todo lo comentado anteriormente se centra en la vertiente Improvisación de Wii Music. En ella, podemos interpretar los temas que decidamos con la gente que deseemos, o pasar un rato relajante participando en la interpretación de una melodía improvisada junto a los profesores que pueblan el juego, y que irán sumándose poco a poco a la melodía que creemos adaptándose a la misma de una forma genial.
Pero aparte, también podremos convertirnos en un director de orquesta en una modalidad de juego divertida –jugar junto a otro usuario ofrece momentos muy graciosos- aunque poco interesante a la larga, ya que básicamente lo único que tendremos que hacer es agitar el Control Remoto como si de una batuta se tratara marcando el ritmo de la melodía, así como la intensidad con la que se interpretará la misma. Lo gracioso es que también podemos hacer que nuestros músicos den un gran golpe de efecto en el tema interpretado pulsando simplemente el botón B, lo que puede traducirse en un estruendoso juego de platillos que hará saltar de sus asientos a los espectadores. Abusar de este movimiento significa agotar a los músicos, lo que se traduce en un peor rendimiento de los mismos; algo que al final afectará a la nota que obtendremos al final del concierto.
Por otro lado, también nos encontraremos con un entretenido juego en el que, como en otros títulos musicales, deberemos agitar el Control Remoto o el Nunchuk justo en el momento en el que la campana de nuestro color pasa por la línea de acción. En ambos casos, estamos ante un tipo de minijuegos que nos cansarán en cuestión de minutos ya que el reto que proponen no es demasiado algo, aunque al menos obtener las melodías e instrumentos que mantienen como recompensas será sencillo.
Más juego nos ofrecerá la vertiente Tono Perfecto, que básicamente pondrá a prueba nuestra capacidad para reconocer el tono de las notas musicales realizando todo tipo de acciones que se irán complicando progresivamente. Como juego independiente no sería nada llamativo, como los comentados anteriormente, pero al menos en este caso sí nos encontramos con un reto más que interesante, aunque falto de la chispa esperable en un título de Nintendo.
Precisamente por este detalle, Wii Music pierde parte de su atractivo. Como herramienta para dar rienda suelta a nuestra creatividad resulta más que bueno, aunque el repertorio musical cuenta con muchos claros y oscuros. Por un lado, hay temas memorables que indudablemente debían aparecer en un título de estas características. Sin embargo, se echan de menos más temas de la propia Nintendo, que sin duda habrían dado más vistosidad al juego. Esto sin contar con la calidad midi de las melodías, que como indicábamos anteriormente, resta cierta vistosidad al juego. Eso sí, como decíamos anteriormente, el cómo nuestras acciones modifican todas y cada una de las melodías del juego resulta digno de elogio, y es sin duda el punto fuerte de Wii Music.
Como juego tradicional éste es un producto poco atractivo para gran parte del público más avezado en el mundo de los videojuegos por todo lo comentado anteriormente. Estamos ante un título que no plantea un reto concreto más allá de interpretar música. Es por esto por lo que resulta difícil recomendar un producto de estas características. En nuestro caso, consideramos que cualquier aficionado a la música disfrutará mucho de Wii Music ya que como indicábamos anteriormente, cerrar los ojos y dejarse llevar por la música será una constante. Además, si jugamos en compañía, la experiencia mejora muchísimo más. No en vano, las opciones a la hora de modificar una pieza musical son amplísimas, no limitándose únicamente a cambiar el ritmo de la melodía. Por otro lado, la posibilidad de grabar vídeos y enviárselos a otros usuarios dota al juego de mucha vida, ya que siempre podemos intentar imitar el estilo de otros jugadores, o imponer el nuestro en sus grabaciones para quedarnos con lo que más nos convence. Pero todo esto no es suficiente como para alcanzar el calificativo de sobresaliente.
Y no hablamos del nivel gráfico del juego, que se muestra correcto, como en el resto de títulos de la compañía protagonizados por los Miis, con unos escenarios en los que interpretar música variados y coloristas, aunque no excesivamente detallados, si bien es cierto se agradecen los pequeños detalles que personalizan cada entorno (incluyendo el sonido, que se modifica ligeramente dependiendo del lugar en el que tocamos). El problema al final es que Wii Music puede tornarse algo aburrido, aunque jugarlo en compañía y en pequeños ratos a lo largo de la semana siempre se agradece. Por eso, lo más recomendable es alquilarlo para descubrir si formamos parte del grupo de los que disfrutan con esta nueva experiencia de Nintendo, o si por el contrario no es el tipo de juego que esperábamos.
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