Análisis de Toki Tori WiiW (Wii)
Una gallina que ha perdido sus huevos es excusa más que suficiente para afrontar un divertido y original juego de puzles y habilidad.
Daniel Escandell ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
8
SONIDO
7
NOTA
7
DIVERSIÓN
7
JUGABILIDAD
7
Análisis de versión Wii.
La primera impresión que nos da el catálogo inicial de WiiWare, el sistema de descarga de juegos creados específicamente para Wii frente al catálogo de juegos clásicos de la Consola Virtual, es que sólo hay un puzle, Dr. Mario. Pero no es así: Two-Tribes ha diseñado para WiiWare Toki Tori, un juego que (al menos en apariencia) combina plataformas y puzles.
El concepto del juego no es original, pues nació en la veterana Game Boy Color allá por 2001. La base es la misma: la gallina Toki Tori ha perdido todos sus huevos, y como buena madre está decidida a recuperarlos a todos. Para ello tendrá que atravesar todos los niveles que componen el juego, unos setenta, para conseguir salvar a sus futuros pequeñuelos. Tendrá que salvar obstáculos, usar la lógica y las herramientas a su disposición, para resolver cada nivel. Pero cuidado: sí, hay obstáculos, y hay saltos, pero de plataformas más bien poco.
Tori se mueve a donde nosotros apuntemos, y no tenemos que usar ningún tipo de habilidad, por tanto, para salvar los pequeños abismos y saltitos que haya entre plataforma y plataforma. De esta manera, el juego que –en apariencia- tiene cierto componente de plataformas ve como esto se diluye casi por completo y se nos presenta como un juego de puzles mucho más puro donde el uso de la lógica es finalmente lo que predomina sin discusión. Claro que, todo sea dicho, eso es con el mando remoto, si optamos por usar el mando en combinación con el nunchuk, o bien simplemente el mando Clásico el control es mucho más tradicional, por supuesto.
Nosotros nos decantamos por usar el mando remoto con su función de puntero: es sencillo, directo, y no hay ningún tipo de engorro. Apuntamos, pulsamos A, y Tori irá allá. Con el botón B utilizamos un objeto y la detección de movimientos hace que al agitar el mando seleccionemos un objeto. ¿Que eso no nos gusta? La cruceta digital hace exactamente la vista. Y, por último, con el botoón menos (-) acercamos la vista para tener una perspectiva en mayor detalle. Si optamos por conectar el nunchuk, movemos a Tori con la palanca analógica, usamos el objeto con Z y cambiamos con C, al tiempo que se puede usar, de manera simultánea, la funcionalidad del mando remoto. Resulta, por tanto, en un control mixto también muy recomendable.
El mando Clásico, por supuesto, vuelve a poner su foco de atención en la palanca analógica (izquierda, para más señas), y con los botones laterales L y R cambiamos de objeto y se usan tan sólo los botones frontales Y y A para el zoom y el uso de objetos respectivamente. La verdad es que tanto si optamos por este sistema completamente clásico como por el otro el juego se maneja muy bien, pero puesto que la función de puntero no da absolutamente ningún problema y, de hecho, se desvela como un control agradecido y eficiente, no hay mucha razón para optar por otras alternativas, salvo filias o fobias personales. En cualquier caso, es todo un detalle por parte de los desarrolladores contemplar siempre múltiples opciones de control, y es algo que solemos echar de menos en otros títulos que presumen de mayores presupuestos.
La gallinácea no estará sola ante el peligro en su aventura, pues va a contar con un peculiar arsenal de herramientas y armas que sevirán para superar los diferentes obstáculos que habrá en cada nivel. La concepción de estos objetos es principalmente humorístico, algo muy acorde con el tono tremendamente desenfadado que impregna todo el juego. El uso de los diferentes ítems en Toki Tori es muy sencillo, y el juego aporta un tutorial completamente integrado que hace que cada vez que recojamos un objeto por primera vez, como el generador de burbujas que nos permite movernos bajo el agua, se nos explique cómo usarlo y con una sencilla demostración práctica. De esta manera, la curva de dificultad no viene derivada de trastear con esas herramientas, sino del diseño d elos niveles en sí mismos. Si nos despistamos y no sabemos muy bien cómo funcionan, siempre podemos regresar a ese nivel donde aparece por primera vez en desde el menú del juego y repasarlo todo.
No vamos a entrar en detalles sobre qué objetos hay en el juego, pues son parte esencial del desarrollo del mismo y bien vale la pena ir descubriéndolos por uno mismo. Como botón de muestra, basta saber que hay un rayo congelador, un teletransporte, y alguna cosa más que nos servirá, siempre, para superar obstáculos otrora insalvables. El uso de estos objetos, por tanto, se centra en ayudarnos a salvar los puntos críticos del escenario que nuestra ave de corral favorita no puede superar por sí misma, es decir, los obstáculos que se encontrará al ir hasta donde le hemos señalado con el puntero. Superar esos obstáculos es donde reside la estructura de puzle del juego.
El desarrollo del título nos da una primera serie de puzles muy simple, quizás demasiado, pero que vienen bien para hacernos con el control, aprender algunas mecánicas básicas, e ir calentando para lo que vendrá después, pues de manera suave iremos viendo cómo los niveles son más grandes y complejos, y hay más enemigos a eludir, abismos más grandes por salvar, y, en definitiva, muchas más variables que tener en consideración para poder seguir avanzando. De esta manera, poco a poco, iremos avanzando hacia un nivel de dificultad elevado que nos obligará a reflexionar, y descubriremos que su desenfadado y amable aspecto esconde unos niveles diseñados por mentes perversas.
El título está pensado para ser jugado por un único participante, pero incluye una curiosa opción para otro participante adicional: si otra persona coge un segundo mando puede usarlo para darnos alguna pista apuntando a la pantalla para ayudar a quien esté jugando en ese momento. Vamos, lo mismo que haríamos al levantarnos y apuntar con un dedo sobre la televisión, pero con el mando y su función de puntero, dejando esas pistas de manera digital. Funciona, aunque tampoco es que sea una gran incorporación.
En cualquier caso, si nos encontramos con un nivel que se nos resista especialmente podremos usar la opción del comodín, pero con cuidado: sólo tenemos uno disponible para toda la partida. El comodín sirve para que, llegado a algún nivel que se nos resista especialmente, no nos quedemos atascados. Todos sabemos que en muchas ocasiones la solución es evidente, pero por cualquier razón justo en ese momento no damos con ella. Para evitar la frustración de quedarnos atascados en ese punto, es posible usar el comodín que nos llevará siguiente nivel sin superar ése que se nos resiste. El comodín se activa desde el menú de pausa pero, como decíamos sólo habrá uno para toda la partida, aunque al menos lo podemos recuperar.
Si regresamos a ese nivel que se nos resiste y lo superamos con éxito, recuperamos ese comodín que podremos, entonces, volver a usar más adelante. Es una pequeña trampa, quizás, pero bien pensada por su uso restringido y que hace que el jugador no alcance un punto de frustración con un nivel concreto. Además, puesto que tenemos más de setenta fases diferentes, tener esa opción de saltarnos uno de los niveles que se nos den mal y seguir con el juego, pues no nos parece mal, sino más bien todo lo contrario. Y con una cosa más a tener en cuenta: el jugador que no lo considere "honesto", tiene suficiente con no recurrir a esta característica.
Como título para un único jugador, no se ha contemplado ningún tipo de multijugador en red, como es obvio, pero sí echamos en falta que el juego ofrezca algún tipo de tabla de puntuaciones o similar para ver qué tal lo hacemos y estimular la competitividad. Lo que sí nos ofrece Toki Tori es la opción de recibir a través del Tablón de la consola Wii mensajes con postales del juego que podremos enviar, como mensajes, a nuestros contactos. Estas postales se reciben como un mensaje enviado por cualquier persona, por lo que se colocan en la zona de mensajes del tablón y hacen que el LED azul de la consola nos avise, así que el resultado es simpático, aunque no aporta nada en realidad. En el mejor de los casos, podemos discutir con nuestro acompañante cómo superar los obstáculos de la mejor manera posible, pero es algo que se podría hacer sin usar ese segundo mando, evidentemente.
Toki Tori se presenta ante nosotros con gráficos sencillos, bien perfilados, y llenos de color, sobre todo por las diferentes zonas temáticas de los niveles que nos van llevando por unos entornos bastente prototípicos de los videojuegos: un castillo, un bosque, unas alcantarillas, y bajo el mar. Cada uno de los diferentes mundos del juego suma diez niveles, aunque debemos decir que al superar los normales podremos acceder a niveles adicionales de dificultad superior, siendo así como se alcanza finalmente la cifra de más de 70 niveles, lo que representa más fases que en el original de Game Boy Color, aunque la mayoría son reciclados de esa versión. La estética recurre a gráficos pre-renderizados, lo que les dota de un aspecto muy cuco y afable con buenas animaciones para los personajes. En el lado negativo, los escenarios son demasiado estáticos. La banda sonora, por su parte, es agradable y también desenfadada, aunque no muy variada, pero en cualquier caso se encuadra dentro de la tónica más común y habitual de los puzles, con unos efectos de sonido un tanto genéricos pero apropiados para la acción.
Conclusiones
El juego ofrece una extensa duración por su enorme cantidad de niveles y progresiva dificultad, lo que puede hacer que superarlo al completo, según nuestra habilidad, se acerque más a la veintena de horas (o más) que a otra cosa. Aunque, por otro lado, no se incluyen extras que inciten a rejugarlo, más allá de la experiencia de volver a superar nuestros niveles favoritos. Toki Tori es un puzle diferente en el que recorrer niveles salvando obstáculos, muy agradable de jugar tanto con el mando remoto y su puntero como con el mando clásico. Hubiese sido mejor añadir algún elemento adicional, como algún tipo de sistema de puntuaciones en línea, o algún incentivo más para potenciar la rejugabilidad, pero salvando esos detalles es un interesante y adictivo reto para el jugador que esté buscando un juego de puzles diferente.
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