Análisis de Bleach: Shattered Blade (Wii)
Desde el lanzamiento del primer capítulo del manga en Japón allá por el 2001, Bleach ha sido uno de los mangas más aclamados por los seguidores de la afición, rivalizando con uno de los mangas que más éxito ha tenido en los últimos años: Naruto. Ambas franquicias han tenido sus respectivos videojuegos para la mayoría de consolas. En cuanto al mercado de consolas domésticas, Naruto ha sido el rey -con cuatro lanzamientos anuales de Naruto: Gekkito Ninja Taisen, que también cuenta con varias entregas para Wii y varios títulos para Playstation 2-, mientras que Bleach se ponía las pilas en el mercado portátil, sin olvidar tampoco las consolas de sobremesa. Por eso Sega ha decidido que ya va siendo hora de que el juego basado en el manga de Tite Kubo pegue el salto a la nueva generación, concretamente para la doméstica de Nintendo.
Bajo esta premisa comienza uno de los mangas que más éxito ha tenido en los últimos años, tanto dentro como fuera de Japón, generando una cantidad enorme de videojuegos, merchandising y películas, por no hablar de la serie de televisión. Shattered Battle se sitúa después de los acontecimientos de la primera temporada del anime, cuando los protagonistas residen en la Soul Society (la sociedad de almas).
En cuanto a la historia de Shattered Battle, el juego nos cuenta cómo los diferentes protagonistas quieren obtener los fragmentos de la espada hecha pedazos para lograr sus objetivos: unos quieren utilizarla para volver a casa, como Ichigo, mientras que otros quieren obtenerla para sembrar el caos allá por donde pasen, como Arturo.
En el modo versus podremos realizar un combate rápido para aquellos que no quieran complicarse la vida y sólo tengan un rato para jugar contra la CPU o un amigo. Podremos escoger cualquiera de los 32 personajes que nos presenta Shattered Battle, siempre y cuando los hayamos desbloqueado completando los diferentes modos de juego. Un detalle significativo es que esta producción de Sega carece de juego online, por lo que la acción multijugador se limita tan solo al juego en una misma consola, algo totalmente comprensible, pues el título salió en Japón a finales de 2006, cuando la consola apenas contaba con un exponente que permitía juego online. Por suerte, el modo multijugador es de lo más divertido cuando se disfruta en compañía, una experiencia bastante satisfactoria y entretenida, siempre y cuando no aporreemos a nuestro colega por no tener suficiente espacio en el salón para jugar adecuadamente. Totalmente recomendable y adictivo.
Por otro lado, aquellos quienes busquen un juego de lucha con los modos principales del estilo correspondiente basado en la franquicia japonesa se encontrarán con una ausencia bastante notoria de los más que conocidos modos supervivencia y contrarreloj, que sin duda habrían alargado más la vida del título. Es por eso que quizá los modos de juego se nos antojan un poco escasos en comparación con otros títulos de lucha, amén de que los modos que tenemos en este Bleach no ofrecen una gran caracterización que los diferencie.
A medida que vayamos superando combates en el modo arcade o episodio ganaremos kan (la moneda del juego), con la que podremos comprar personajes nuevos, trajes alternativos para los protagonistas, además de imágenes, música, voces y fichas de personajes para la galería del juego, que desde luego hará las delicias de todos los seguidores o aficionados a este famoso manga. Este tipo de añadido es muy frecuente en los videojuegos basados en anime, como ya hemos podido ver a lo largo de las entregas de Naruto para Gamecube, por ejemplo. Como es de esperar, al principio no habrá muchos artículos en la tienda ya que irán apareciendo en función de los combates que vayamos ganando; por suerte, habrá un gran surtido de extras que adquirir, así que si nuestro objetivo es conseguir el cien por cien del videojuego tendremos que conseguir el mayor dinero posible en los modos correspondientes.
Así pues, el juego se controlará con el combo Wiimote y nunchuk, utilizando el stick analógico de este último para mover a nuestro personaje. Tendremos tres tipos diferentes de ataque a nuestra disposición, que variarán en función del movimiento que realicemos con el mando. El ataque más básico y que realizará menos daño es el movimiento de rajar, que se hará moviendo rápidamente el mando de Wii hacia la izquierda o derecha. Y aunque es un movimiento que quita relativamente poco daño es tremendamente útil a la hora de realizar combos, pues es de los movimientos más rápidos y enlazables que hay. Si movemos el mando de arriba abajo rebanaremos a nuestro enemigo, y si lo movemos hacia delante le apuñalaremos. El meollo del asunto reside en saber combinar bien los movimientos del mando a la vez que pulsamos el botón A, para hacer una cadena de combos de la que nuestro enemigo no pueda salir y así restar una gran parte de su salud. Los ataques críticos jugarán un papel fundamental en el desarrollo del juego, pues son bastante efectivos contra los combatientes, pese a que son más lentos de realizar. Cada personaje también contará con tres movimientos de ataque que se efectuarán apretando el botón B mientras realizamos uno de los tres ataques básicos. Dichos ataques especiales inflingirán bastante más daño, pero son más difíciles de realizar, y si no lo realizamos correctamente pondremos nuestro pellejo al descubierto, sin protección, pudiendo nuestro rival realizar un contraataque fácil y efectivo contra nosotros.
Para evitar las típicas palizas sin control (enganchar a un jugador y quitarle toda la vida sin dar opción a defenderse, atacar o incluso moverse), Sega ha incluido una barra de agotamiento. Dicha barra disminuirá en función de los ataques que realicemos, y, aunque se rellenará enseguida, hay que saber controlar los ataques, pues pueden engancharnos a nosotros y eliminarnos si no andamos con cuidado.
Además de los ataques básicos y críticos, tendremos una barra de bankai que se irá llenando en función de nuestros ataques o recarga (para recargar energía lo único que tendremos que hacer será agitar rápidamente el nunchuk). Una vez que la barra esté completamente llena podremos desatar nuestro bankai (que variará en función del personaje que hayamos seleccionado), y así infligir más daño a nuestros oponentes. Mientras estemos en ese modo bankai, tendremos la posibilidad de realizar el ataque especial supremo, que será el ataque más poderoso que podremos realizar.
Por último, también existirán los choques de personajes, que se producirán cuando ambos personajes realicen un ataque crítico al mismo tiempo. Cuando la partida entre en este estado aparecerá una barra con una franja verde en la parte inferior de la pantalla, mientras que una pestaña va moviéndose por dicha barra; nuestro objetivo no será otro que hacer uno de los tres ataques básicos (rebanar, rajar o apuñalar) en la franja verde. El desarrollo de este modo no es más que un "piedra, papel, tijera" adaptado al combate, pues tendremos que decidir qué ataque hacer en la cinco rondas que durará el choque escogiendo el ataque que creamos conveniente, pues cada ataque es superior e inferior a otro, tal y como pasa en el juego de manos. El jugador que tenga más rondas ganadas se adueñará del combo final, restándole más vida a su contrincante.
También podremos rotar sobre nuestro contrincante para escapar de los diferentes ataques que nos lancen, además, algunos personajes como Inoue Orihime –una de las protagonistas principales de la historia- no dispone de zanpakuto, así que tendrán que hacer uso de sus poderes extra sensoriales que nos lanzarán a distancia, por lo que será importante movernos con rapidez o haciendo el Shun-po (esprintar).
El plantel de personajes, finalmente, se ha aumentando con respecto a la entrega de Gamecube: 32 personajes que iremos desbloqueando a lo largo del juego darán vida al título, incluyendo todos los capitanes de los escuadrones de la Soul Society, así como personajes de la nueva temporada del manga. Por desgracia, y como ya ocurre en juegos de este estilo, algunos personajes no se diferencian demasiado entre si más allá del especial y la apariencia del mismo.