Análisis Nongunz: Doppelganger Edition, un desafiante y adictivo roguelike (Switch, PC, PS4, Xbox One)
Después de mucho tiempo de espera, al fin el estudio español Brainwash Gang ha decidido realizar una conversión para consolas (aunque también aparece en PC) de su exitosa producción de carácter indie Nongunz, un título que se dejó ver justamente en PC hace ya mucho tiempo (apareció en el 2017). Y lo hace con una versión que se muestra bastante fiel a la original y que conserva sus atributos y características principales intactas, si bien los desarrolladores han aprovechado para integrar un par de novedades jugables interesantes y que dotan a su obra de todavía más valor y rejugabilidad. Una reedición que ha sido bautizada con el nombre de Doppleganger Edition y que vuelve a gozar de una calidad global notable.
¿Y en qué consiste este juego? Pues, ¡oh, sorpresa!, se trata de un nuevo roguelike, género que últimamente está casi más de moda que los battle royale, y ya es decir.
Pero, afortunadamente, se trata de una producción que ha sido agraciada por una gran personalidad y que, de hecho, es uno de los pocos exponentes dentro de su género que resultan inmediatamente reconocibles por múltiples aspectos, incluyendo su curiosa línea estética y disposición gráfica en general. Pero de eso os hablaremos más adelante, porque ahora toca centrarnos en lo que nos ofrece el título en materia meramente jugable.
Un roguelike en blanco y negro
El protagonista de esta aventura es un personaje difícilmente describible y que viene a ser una especie de esqueleto que, al comienzo, ni tan siquiera tiene cabeza. ¿Y qué es lo que debemos hacer asumiendo su personalidad? Pues inmiscuirnos en una especie de catedral infernal y cambiante en cuyo interior habitan todo tipo de horribles y feas criaturas que, como ya imaginaréis, harán lo posible (y a veces lo imposible también) por acabar con nosotros. Eso es, porque desde ya os avisamos que estamos ante un título muy difícil de superar, más incluso de lo que suele ser habitual en esta clase de producciones, por lo que aquellos que no estén acostumbrados a este tipo de juegos las van a pasar moradas muy probablemente tratando simplemente de superar un par de pantallas de las que componen cada nivel.
Precisamente, la composición y la estructura que dan forma a cada fase es uno de los puntos más destacados de todos los elementos que conforman la aventura. Cada nivel se compone de un número concreto de pantallas que, en algunos casos, se comunican entre sí, siendo necesario atravesarlas para llegar hasta nuestro objetivo, es decir, al final boss que nos espera como es costumbre en este tipo de títulos. Pero claro, conseguir tal meta no resulta precisamente sencillo dado que además de los monstruos que pululan por ahí, los decorados también presentan ciertas trampas y obstáculos que dañan a nuestro personaje y dificultan su avance. Afortunadamente, nuestro héroe posee ciertas habilidades que le permiten sobreponerse (o intentarlo, por lo menos) a tanta adversidad, desde la posibilidad de ir coleccionando cartas curativas y cabezas para ataviarse (y de paso obtener aptitudes únicas) a, lo más importante, equiparse con armas cada vez más poderosas más allá de su sencilla pistola con la que da comienzo su aventura.
A esto se suma su movilidad, más que destacada, dado que además de correr y saltar también puede efectuar los ya clásicos dashes, maniobras que le permiten esquivar rápidamente a los rivales y sus ataques así como plataformear de manera más dinámica. Lo único que no nos ha terminado de convencer en este sentido es el tema del disparo hacia arriba, que únicamente puede ser realizado pulsando un botón en el que nuestro personaje se desliza automáticamente mientras apunta en dicha dirección, lo cual evidentemente no es la forma más precisa de realizar dicha tarea. Por lo tanto y en general, el título posee una jugabilidad simple y directa que, además y gracias a su sistema de combos, nos anima a jugar de manera muy rápida, dando forma a un título bastante interesante… que encima ha recibido dos novedades muy atractivas en forma de modalidades adicionales. Por un lado, ahora es posible jugar en modo cooperativo local, lo cual nos parece un acierto pleno. Y para aumentar más todavía su vida útil, también se ha incorporado un nuevo modo Arena que no es que sea lo mejor del mundo (ni el recurso más original) pero añade más horas de juego adicionales a aquellos usuarios que quieran exprimir más todavía esta producción.
En cuanto a su planteamiento estético, como podéis comprobar se trata de una producción que llama la atención por su apuesta cromática en blanco y negro. Puede que el tamaño de los sprites pueda resultar algo diminuto para algunos jugadores, pero el diseño de estos también nos ha parecido acertado… aunque es indudable que en general todo se muestra con demasiada sencillez. Algo más de detalle no le hubiera venido mal, aunque por lo menos cabe destacar que, como buen roguelike, cada vez que perdemos la vida (o salimos de las dependencias de la catedral), los niveles se generan de manera aleatoria. Y en cuanto al sonido, en este caso nos parece que es el área menos conseguida de todo el título, con efectos que cumplen sin más y melodías que pasan demasiado desapercibidas.
Un roguelike duro y con personalidad
Dado que en su día pasó sin pena ni gloria en su entrega original para PC, esta reedición de Nongunz nos parece un acierto para tratar de llamar la atención nuevamente de los jugadores, en este caso de un espectro más amplio de ellos porque llega a más plataformas. Eso sí, está claro que estamos ante un juego de clara orientación nicho dadas las características generales del mismo y, en especial, por su elevado nivel de dificultad, que puede suponer una barrera insalvable para un grupo importante de usuarios. Por lo demás, se trata de una obra muy entretenida y bien recreada dentro de su estilo, que además ha sido congraciada con una gran personalidad.
Hemos realizado este análisis en su versión de Switch con un código proporcionado por Digerati.