Análisis Anomaly Agent: Anomalía Indie (Switch, PC, Xbox One, Xbox Series X/S)

Suele pasar todos los años, casi siempre cuando menos lo esperamos. Se da en la mayoría de las ramas artísticas: literatura, cine, música…, aunque con el imparable avance de la publicidad y de las redes sociales es cada día más difícil que suceda. Hablamos del término "sleeper", o lo que viene a ser lo mismo: la inesperada aparición de un producto que sin llamar mucho la atención alcanza cotas de calidad como mínimo notables, muchas veces sobresalientes. La vertiginosa velocidad a la que se mueve el mundo de la información hace que sea cada vez más complicado que aparezcan videojuegos de este tipo en el mercado, pero como bien refleja el producto que hoy tenemos entre manos, todavía es posible.

Es posible, decimos, gracias a que el mercado de videojuegos independientes es un espacio en el que la creatividad, la innovación y la originalidad priman por encima de potentes motores gráficos o de campañas publicitarias multimillonarias. Anomaly Agent, ópera prima del estudio de origen turco Phew Phew Games, llega al mercado sin hacer ruido y pone sobre la mesa un concepto de juego sencillo: un plataformas de acción con una potente banda sonora synthwave en el que hemos de abrirnos paso a base de saltos, golpes y de alguna que otra situación que bien podría haber firmado Monty Python.

La historia de un casi-ascenso

Eres el mejor agente de un cuerpo especial de policía. En tu departamento todo el mundo te aprecia y valora. Después de muchas misiones, hoy ha llegado el día de dejar de rendir cuentas ante tu jefa y, lo que es más importante, ante algunos de tus irritantes compañeros. De camino a casa, al término de una rutinaria misión como otra cualquiera, pasa algo inusual: un misterioso personaje te ruega que le escuches, pero como es habitual en ti, ignoras completamente sus advertencias y sigues a lo tuyo. ¿El resultado? Romper el tiempo. Eres el Agente 70, un tío hecho a sí mismo, tan parco en palabras como versátil en cuanto a repartir estopa se refiere. Eres rápido, fuerte y todo un galán, pero tus decisiones te han jugado una mala pasada. Cuando todos te esperan en la oficina para celebrar este día especial junto a ti, tu jefa, redimensionada como consecuencia de tus actos, te da un ultimátum: o reestableces el mundo o no hay ascenso. Así que, resignado, no queda otro remedio que ponerte manos a la obra.

Puede que suene un poco irreverente, pero es que ciertamente lo es: el argumento no suele ser precisamente el aspecto más importante de los plataformas de acción, pero en Anomaly Agent se convierte en una excusa para dar rienda suelta al canalla sentido del humor de los desarrolladores turcos. La premisa es muy sencilla: nuestros actos han alterado el sentido de las dimensiones, el tamaño de los objetos y liberado a unos soldados-clones que aparecen por doquier y que hacen gala de una curiosa capacidad de fusión que los convierte en terribles enemigos. Tan terribles como cómicos, dado que su apariencia, algunos con tupé y traje de frac, otros con pelucas y llamativos ropajes, solo invitan a querer deshacernos de ellos lo antes posible.

Nuestro objetivo es muy sencillo: desde el cuartel general, una IA con forma de robot nos informa de que ha detectado una serie de anomalías temporales. Hemos de dar con ellos y destruirlas, sea como sea, para poder consumar nuestro ascenso e irnos a casa a pasar la noche. Para ello (como no podía ser de otra forma), no tendremos más remedio que aventurarnos por una ciudad futurista de estilo ciberpunk repleta de coches voladores, increíbles rascacielos, cloacas infestadas de clones y de zonas comerciales iluminadas a base de neones resplandecientes. Es la posmodernidad en estado puro: colorida, decadente y con tintes futuristas. Posmodernidad que aquí se ilustra con un marcado estilo retro que encaja a la perfección con el tono humorístico y un tanto corrosivo del argumento, y a la que le acompaña un magnífico trabajo artístico, tanto en la creación de los artes conceptuales de los enemigos y personajes principales como de los propios niveles por los que tenemos que avanzar para cumplir nuestro objetivo.

A golpe limpio

Ahora que sabemos cuál es nuestro objetivo, ¿cómo nos proponemos lograrlo? La mecánica de juego de Anomaly Agent es muy sencilla: caminamos por escenarios en 2D, evitando obstáculos, superando distancias en apariencia insalvables con saltos imposibles y repartiendo puñetazos y patadas a todo lo que se cruza en nuestro camino. El concepto en sí, insistimos, es sencillo, pero su puesta en escena no lo es tanto. Contamos con dos elementos básicos de combate: ataque y defensa. Podemos atacar cuerpo a cuerpo o emplear armas arrojadizas y de fuego para manejarnos a distancia. La defensa se realiza con un elemento de primera categoría: un maletín a prueba de balas (nunca mejor dicho, ya que literalmente seremos capaces de rechazarlas si lo hacemos en el momento justo) que paulatinamente se convierte en nuestro mejor aliado para superar los embates de nuestros enemigos.

Precisamente dentro de su peculiar sencillez es donde la obra de Phew Phew Games encuentra uno de sus mejores baluartes: una curva de aprendizaje perfectamente medida. Antes de comenzar la partida podemos elegir tres niveles de dificultad. Ni el más sencillo es un paseo ni el más complejo una misión imposible. No estamos aquí ante una obra de corte más exigente como podría ser el caso de Blasphemous (salvando las diferencias, claro). Nada más lejos de la realidad, en Anomaly Agent lo importante es contar con buenos reflejos y saber aprovechar los pocos recursos de los que disponemos. Esto es: golpes sencillos, combinaciones especiales con esquivas, algún que otro parry (especialmente en el modo difícil), ataques con un bate y algunos ataques especiales que obtenemos a medida que avanza la partida.

Al principio basta con saber defendernos a tiempo para rechazar el disparo de un enemigo. Luego todo esto se complica, siendo imprescindible saber cuándo es menester esquivar un ataque enemigo y cuándo realizar un golpe especial para deshacernos de los incómodos clones. El momento álgido de la mecánica llega con el encontronazo ante las anomalías de cada nivel o, dicho en otras palabras, los combates ante los jefes finales. Curiosamente es aquí donde nos encontramos ante uno de los puntos más débiles del juego, dado que estos enfrentamientos, pese a su atractivo inicial, son bastante repetitivos y terminan aburriendo tras los compases iniciales. Esta sensación se puede extrapolar también a la evolución del sistema de habilidades. El Agente 70 puede aprender nuevas técnicas (envenenar a los enemigos tras dispararles, mejorar la eficacia del bate o de los objetos arrojadizos, por poner algunos ejemplos), pero su mejora es bastante residual y no supone ningún incentivo final a la larga.

Ser agradable… O no tanto.

Por eso otro de los atractivos de Anomaly Agent se encuentra en la posibilidad de hacer de nuestro personaje un bonachón o un tío, digamos, un poco menos agradable. Estas "decisiones" (son más bien respuestas específicas que damos en momentos determinados, bastante frecuentes a lo largo de la partida) no cambian el devenir del argumento, sino que nos otorgan puntos especiales que a la postre podemos intercambiar por aumentos de la barra de energía o por suculentas cantidades de dinero. Es, en esencia, una forma de potenciar el tono socarrón y el sentido del humor de la aventura, pese a que su impacto en la mecánica de juego es anecdótico.

Aprender a sacar el máximo partido de los movimientos de los que disponemos está al alcance de cualquier jugador: obtener la excelencia en ello es otro cantar. Precisamente por esto hablamos de una curva de aprendizaje muy bien medida, porque no hace falta ser un experto para avanzar en la partida, pero sí para obtener los mejores resultados posibles. La aventura se termina en unas cinco o seis horas y no ofrece grandes motivos para ser rejugada, más allá de descubrir qué pasa si escogemos aquella respuesta en vez de esta otra en momentos puntuales.

Decidamos lo que decidamos, lo importante es disfrutar del juego con unos buenos cascos o con el sonido a un volumen considerable. Al igual que sucede con el aspecto artístico, la parte sonora se ha cuidado con especial mimo. Nos encontramos aquí con una banda sonora puramente synthwave, de corte dance/trance, algo machacona por momentos pero que otorga muy buen ritmo a los combates y que encaja a la perfección con la ambientación y con el ya mentado anteriormente estilo ciberpunk/retro que caracteriza al título. Cabe destacar asimismo que Anomaly Agent cuenta con una perfecta traducción al español que permite disfrutar plenamente de los momentos humorísticos, aunque como cabe esperar en un juego de esta índole, el texto no es precisamente lo que más abunda a lo largo de la partida.

Conclusión

Una grata sorpresa : no hay mejor forma que esta de describir la sensación que transmite Anomaly Agent a poco de sumergirnos en sus primeros niveles. Los primerizos Phew Phew Games ofrecen un plataformas de acción con un sentido del humor canalla que, sin complicarse en exceso, logra divertir y dejar marca en la retina de quienes se atrevan a disfrutar de su mezcla entre ciberpunk y estilo retro. Destaca especialmente por su elaborado diseño artístico, entretiene gracias a su asequible sistema de combate y deja huella, como decimos, por tratarse de una magnífica propuesta dentro de un género en el que pensábamos haberlo visto ya todo.

Hay algunos aspectos en los que se echa de menos algo más de variedad y en los que peca de repetitivo (sobre todo en los combates ante los jefes finales), pero no hay nada que impida poder recomendarlo sin miedo a decepcionar.

*Hemos realizado este análisis en Nintendo Switch gracias a un código proporcionado por Savebutonu.