Análisis de Hot Pixel (PSP)
Microjuegos y arte urbano en pequeñas dosis.
Ramón Varela ·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
GRÁFICOS
7
SONIDO
7
NOTA
7
DIVERSIÓN
8
JUGABILIDAD
6
Análisis de versión PSP.
La idea de recopilar minijuegos (o microjuegos) no es especialmente novedosa. Hace unos años, Nintendo hizo a Wario protagonista de un título para GameBoy Advance, Wario Ware: Minigame Manía, basándose a su vez en Bishi Bashi, un título de Konami para la PlayStation original. Sin embargo, PSP carecía de un juego de similares características, al menos hasta ahora.
Nos encontramos en un juego de retos inconexos entre ellos, salvando la ambientación. Jugar por jugar. Diversión en dosis pequeñas para dedos (y mente) con reflejos.
Microjuegos, ¿macrodiversion?
Hot PXL está compuesto por más de 200 juegos, sin incluir los descargables de la web oficial (en este momento, existe un pack con 70 nuevos) de corta duración, en ocasiones 3 segundos.
Estos juegos se basan generalmente en reglas muy sencillas, cuyo título mismo ya explica en que consiste la prueba. Muchas se basan en pulsar un botón rápidamente, otras en seguir el trazado de una línea curva, en descubrir una imagen oculta, o memorizando luces y colores, al más puro estilo Simon, un popular juguete electrónico. Algunas contienen juegos mentales de pequeñas operaciones matemáticas, laberintos o pasatiempos de figuras, de forma similar a los incluidos en los títulos de entrenamiento mental tan de moda actualmente.
Quizás las más atractivas por su originalidad consisten en aquellas donde nuestro objeto (un cuadrado) o un personaje se desplaza por la pantalla huyendo de un peligro durante un breve periodo de tiempo. Existe una variante, por la que debemos atraer objetos de una clase y no de otra; por ejemplo, una escena de un chaval algo orondo en una tienda de alimentación, que desea comer una hamburguesa que está situada al lado de una caja dietética; nuestra misión es tocar la "comida basura".
Todas las pruebas coinciden en la facilidad del control, que apenas suele necesitar un botón o el pad de direcciones. ¿Quizás demasiado simple o repetitivo? En ocasiones si. Existen algunas pruebas que se resuelven pulsando el botó X cinco veces (caso del minijuego de inflar un globo de chicle), y otras más inspiradas, como el control de una mano temblorosa, aparecerán en repetidas ocasiones con diferentes apartados visuales (pulsando el teclado de un ascensor, intentando enchufar un objeto, etc…) pero con la misma idea de fondo.
Este tipo de juegos seguramente tenga el mismo número de detractores como de seguidores; vista rápida, reflejos y agilidad en los dedos son los tres factores que permitirán superar (o no) todo el juego. Y lo cierto es que tras unas partidas, entramos fácilmente en esa dinámica de juego, completando fases una tras otra hasta llegar a una fase algo más complicada, algo así como la batalla final.
Las fases que hacen de jefe constan de algo más de tiempo que la media de minijuegos (o microjuegos) y varias oportunidades para superarla. Una consiste en el típico block out, derribar un muro (en este caso una figura) a base de rebotes; otra en una especie de juego de conducción al más puro estilo OutRun (al menos, en planteamiento). Superar estos retos desbloqueará la siguiente ronda temática, con nuevos microjuegos inspirados en otra peculiaridad del mundo urbano.
Un punto positivo para la jugabilidad una vez terminado el título la encontramos en algunas fases, con respuesta aleatoria (caso del clásico juego de trileros) o la dificultad variable de todas las pruebas, desde un menor tiempo límite a una mayor velocidad o agresividad. También el orden de los juegos es diferente, y una segunda partida a la misma categoría puede ser completamente diferente. Aún así, un jugador que toma contacto por primera vez con este tipo de juegos no tardará en desbloquear y ver todas las pruebas (divididas en 10 temas, por así decirlo) en poco más de una hora.
El juego alarga su vida ofreciendo varios modos, además de la citada posibilidad de descarga de más minijuegos y de un modo multijugador. Existe una sección con todas las pruebas vistas, pudiéndose jugar en cualquier momento, o creando listas con nuestros gustos de las fases favoritas. El modo Xtra, para romper un poco la monotonía, incluye otros juegos, ya sin el breve tiempo de segundos del resto de fases. Y en la parte menos jugable, una galería con los vídeos desbloqueados.
Globalmente, la sensación que produce es la de un juego irregular. Algunas ideas son divertidas, y es todo un reto completarlas en poco tiempo. Por otro lado, la repetición de fases con distinta apariencia, o que muchas de las pruebas sean tan cortas o simples prácticamente no nos permitirán lo que al final buscamos: jugar.
A esto sumamos que el interés del Hot Pxl depende principalmente de nuestra capacidad de aceptar el mismo reto una y otra vez cada vez con menos tiempo y más complicaciones. Esto es así, ya que finalizados los modos principales, el jugador será el propio que cree sus retos, sin recompensa alguna, simplemente superar sus marcas personales.
Retro, sucio y limpio
Hot Pxl está muy lejos de ser un exponente técnico de las posibilidades de PSP. Todos sus juegos están basados en sprites o recortes de imágenes toscamente animadas. Cualquier prueba de este título podría provenir de un juego Flash para web, lo cual no es necesariamente una crítica negativa.
Sin embargo, no hay que confundirse; Hot Pxl posee una ambientación y personalidad que gusta o no, sin término medio. Fuertemente inspirado en la cultura urbana, el mundo del skate, el graffiti, y el mundo de los videojuegos retro, el título mezcla imágenes y vídeos a modo collage, con colores chillones y suciedad, gráficos atractivos con objetos pixelados o simples bocetos mal dibujados.
Incluso aquellos desconocedores de la estética urbana y al aire retro de los videojuegos reconocerán multitud de guiños a la sociedad actual. Fases inspiradas en capturas de Photoshop, o las primeras versiones de Windows, tatuajes, skate, tribus urbanas… el aspecto visual sin duda es una de las apuestas más arriesgadas del título, y uno de los pocos detalles diferenciadores frente a otras series de microjuegos del mercado.
Toda esta extraña, pero intencionada, amalgama da el mismo tipo de impresión irregular que el propio juego, en ocasiones original, y a veces, demasiado flojo, descuidado. Choca ver una fase con fotografías animadas tras una que apenas consiste en controlar un cuadrado sobre un fondo blanco huyendo de otro cuadrado de color. Una vez más, los gustos personales de cada uno harán decantarse por disfrutar de este gusto desenfadado, o por el contrario, tomarlo como parte de una mala broma de sus creadores.
Las secuencias de vídeo, todas con toques de humor, presentan las categorías y las escenas de victoria o derrota, con una duración casi similar a la de las propias fases del juego y una estética igualmente desenfadada: un joven realizando varios gags sobre la cultura joven, ya sea con patines, comiendo comida basura o simple voyeurismo.
La música, siguiendo una estética similar al resto de apartados, utiliza sonidos y música electro pop y hip hop a base de pequeños pitidos sintetizados que podrían haber sido creados para un juego de finales de los años ´80, con algunas voces digitalizadas. Por suerte, cada fase posee su propia personalidad, tanto gráfica como ambientalmente, y durante las listas de minijuegos no notaremos excesiva repetición.
Sin duda, el balance del apartado visual y la ambientación Hot Pxl es positivo. Oculta sus carencias técnicas con una estética, que si bien no será del agrado de todos los jugadores, resulta atractivo. Pocas críticas al apartado técnico se pueden hacer a este género, en el que la simpleza gráfica ayuda a comprender los retos en un solo vistazo.
Conclusión
Los seguidores de este tipo de recopilatorios de microjuegos no encontrarán que Hot Pxl aporte algo a títulos ya vistos, quizás la ambientación underground en contraposición a las ilustraciones coloristas vistas en la saga Wario, pero sin duda falto de ese factor sorpresa con el que jugó el juego en GameBoy Advance.
Un gran número de pruebas mantienen un aire retro curioso, y la simpleza jugable lo hace un juego ideal para portátil y partidas rápidas en cualquier lugar y momento. Pero los poseedores de PSP actualmente pueden encontrar alternativas muy serias en juegos musicales, como Lumminies o DJ Max Portable, o la próxima revisión del clásico Parappa The Rarper, que en el fondo mantienen la misma filosofía, ser un entrenamiento para los dedos ágiles. Recomendable solo para amantes del género.
Redactor
Últimos análisis
Fairy Tail 2 - Análisis
Análisis
El título desarrollado por Gust mejora parte de los errores de su anterior entrega sin perder un ápice de la magia de la obra en la que se basa.
Blasphemous Mobile - Análisis
Análisis
The Game Kitchen adapta su metroidvania con elementos souls a dispositivos Android, manteniendo todos los atributos originales.
Warhammer 40,000: Darktide - Análisis
Análisis
Warhammer 40,000: Darktide se estrena en PlayStation 5 con toda la diversión, mejoras y contenido acumulado en dos años.
Caves of Qud - Análisis
Análisis
Caves of Qud es un complejo roguelike de mundo abierto en que cada partida te hace vivir una aventura radicalmente distinta a la anterior.
Legacy of Kain Soul Reaver 1 & 2 Remastered - Análisis
Análisis
Aspyr sigue la senda de anteriores franquicias remasterizadas ofreciendo un producto que, sin ser redondo, cumple las expectativas depositadas en él.
Astro Bot - Análisis
Análisis
El pequeño Astro Bot vuelve a bordarlo y hace triplete con su aventura más grande y ambiciosa hasta la fecha. Un juego de plataformas imprescindible y cargado de nostalgia que derrocha carisma y buen hacer por los cuatro costados.