Análisis de Ape Academy (PSP)
Los juegos basados en plantearnos pequeños retos de manera continuada, a modo de microjuegos, se han ido haciendo populares poco a poco, sobre todo a raíz del éxito obtenido por Hudson Soft y Nintendo con los Mario Party y de esta última más recientemente con Wario Ware. El modo de presentar los pequeños juegos que copan estas sagas es muy diferente, e incluso el carácter de estos microjuegos es también diferente, aunque con una característica común: la sencillez. Y esa sencillez lleva a la diversión.
En Ape Academy la excusa para llevarnos de un minijuego a otro gira en torno a una loca academia en la que los monitos estudian para convertirse en monos hechos y derechos. El director de esta academia es el maléfico (al fin y al cabo es personal docente) Specter que tiene como divertimento principal conseguir la dominación mundial, una tarea que se le ha resistido más que conseguir cobrar los trienios que le corresponden. Specter, en definitiva, culpa a sus secuaces los monos de no estar preparados y los considera unos ineptos... en definitiva, cree que son la principal causa que le impide dominar el mundo. Por esto mismo ha creado la Ape Academy, para entrenar a los monos y hacerse con unos secuaces de elite.
A partir de esta sencillísima premisa, tomaremos parte en los cursos formativos de la academia. En cada curso tendremos que enfrentarnos a un surtido de minijuegos diferentes (y con dificultad creciente) que son, como hemos señalado, el corazón jugable del título. En cada minijuego los controles serán diferentes, adaptándose al objetivo que se nos presenta. Por ejemplo, en algunos minijuegos tendremos que pulsar los botones de la consola en un orden y ritmo determinados para bailar; en otros, bastará con movernos mientras descendemos en caída libre para dar paracaídas a otros monos. La característica común, en definitiva, es la sencillez y la breve explicación que nos dan antes de empezar, de manera que (a diferencia de lo que sucede en Wario Ware) no habrá que adivinar qué hacer y cómo, sino que se sitúa en la línea más tradicional de los juegos tipo "party".
Al empezar a jugar lo primero será escoger el diseño de nuestro mono entre los ofertados y registrar nuestro nombre en la academia... que no es sino el modo principal de juego. En el Modo Academia iremos conociendo a los diferentes tutores que nos guiarán curso tras curso, empezando por los tres cursos de primaria y acabando nuestra formación con otros tantos de secundaria. En el Modo Academia jugaremos al tres en raya, de manera que tendremos que disputarnos cada casilla en un minijuego; si ganamos, se marcará para nosotros, y habrá que alcanzar el mínimo de líneas exigidas para aprobar el curso. Además, en cada tablero del tres en raya habrá escondidas tres monedas de Specter, los "specterdólares", que si conseguimos nos darán una grata recompensa, de tal modo que habrá un excelente incentivo para conseguir ganar en todos los minijuegos requeridos.
Explicado con un poco más de detalle, lo que nos vamos a encontrar en la Academia es una serie de paneles de tres casillas de largo y tres de alto, formando, por tanto, un total de nueve casillas, cada una de las cuales representa un minijuego (o lección, en este caso). Cuando aprobamos una lección, se marca con un círculo; si suspendemos, con una cruz. El objetivo será alinear tres círculos en vertical, horizontal o diagonal, exactamente igual que si estuviésemos jugando al tres en raya. Estas líneas se denominan "líneas de aprobado" y en cada curso tendremos un mínimo que alcanzar, con posibilidad de acceder a una recuperación en caso de que hayamos perdido por una lección. Los diferentes cursos, con su correspondiente tutor, sirven para presentarnos los juegos poco a poco con una cierta unidad y cohesión, aunque no siempre se da (o por lo menos no siempre seremos capaces de captarla).
Todos los juegos que disfrutemos en el Modo Academia estarán disponibles posteriormente en el modo práctica, llamado Colección de minijuegos. Como es lógico, en este modo podremos entrenar para asegurarnos nuestra victoria en el Modo Academia e ir creándonos una selección de favoritos para no tener que buscar los minijuegos que más nos gusten entre la nada desdeñable cantidad de juegos presentes en el título. Podremos localizar nuestros juegos preferidos desplazándonos con los botones laterales L y R entre las diferentes categorías en las que están clasificados: juegos mentales (por ejemplo, de cálculo o de buscar errores), técnicos (como mantener en equilibro bombas y deshacernos luego de ellas o jugar a los bolos), corporales (practicar el karate simio o carreras de un metro liso son buenos ejemplos) y, finalmente, los especiales, que son secretos y un buen incentivo para invitarnos a disfrutar de la rejugabilidad. En la Colección de minijuegos podremos batir nuestro propio récord en cada minijuego de manera similar a como sucede en otros títulos similares, siendo una buena opción para cuando ya tengamos el modo Academia más que conocido, evitándonos afrontar minijuegos que no acaben de hacernos el gusto.
El juego incluye, además, el Expositor, que no es sino una galería para ver las figuras de monos que hemos ido consiguiendo mientras jugamos y que se presentan clasificadas por grupos. Estas figuras son recompensas que iremos descubriendo en los minijuegos y su factor coleccionable las hace interesantes a la hora de representar un incentivo para que los jugadores le den varias vueltas al título. Su realización es bastante sencilla, dentro de la línea estética y gráfica general del juego, pudiendo examinarlas rotándolas y viendo su puntuación de rareza... y nada más. Por eso es mucho más interesante su uso en las partidas multijugador con sistema inalámbrico, ya que podremos arrebatar figuras a nuestros contrincantes.
Si contamos con un par de consolas, podremos jugar mediante el sistema inalámbrico, de manera sencilla y bastante rápida. Bastará seleccionar una figura (de nuestra colección) que nos represente y uno de ellos tendrá que crear la partida, a la que se unirán los demás jugadores. El sistema de juego se basa en retos, y es a través de este sistema como nos jugamos las figuritas de nuestra colección. Los juegos disponibles son comunes a todos los jugadores, salvo los especiales, que tendrán que tenerlos desbloqueados.
La otra opción es compartir la consola, de manera que un jugador usará el pad digital (la cruceta) y otro los botones frontales. Estos minijuegos son bastante curiosos, incluyendo versiones de "piedra, papel o tijera" (Monotech), un metro liso, el karate simio y, así, hasta más de una docena de juegos para dos personas, con la excepción de la carrera de un metro liso, en la que hasta cuatro personas podrán compartir la consola. Estos duelos están bastante bien resueltos y adaptados al sistema de compartir la consola y es una idea bastante atractiva que facilita el acceso al sistema multijugador de un título que desvela buena parte de su potencial precisamente cuando es compartido con unos amigos.
Ape Academy sufre como pocos juegos los tiempos de espera... no por su duración, pero sí por su cantidad. Cada minijuego va precedido y sucedido de tiempos de carga; cada secuencia de presentación sufre del mismo mal, y al salir de una zona del menú o entrar en ella, también. No son largas, pero sí muy abundantes y, por tanto, molestas. No es un grave problema, es cierto, aunque consigue cortar el ritmo de la partida y puede cabrearnos cuando estemos esperando más tiempo del que luego durará el juego (pues los hay realmente muy breves), tan sólo para volver a esperar a continuación. En consecuencia, la acción es entrecortada y el ritmo se acaba diluyendo entre las múltiples esperas.
Por suerte la calidad de los minijuegos compensa este defecto en casi todas las ocasiones, ya que la selección realizada es bastante buena, incluso por encima de la media vista en otros títulos similares, aunque las propuestas, por lo general, están algo faltas de imaginación... por no decir que pocos minijuegos lograrán sorprender, aunque sea tan sólo un poquito, a quienes hayan disfrutado de uno o dos juegos del mismo género. En cualquier caso, son muy variados entre sí y harán las delicias de quienes decidan pasar un buen rato con Ape Academy, exceptuando aquellos que no consiguen responder del todo bien a nuestros comandos. Son, desde luego, minoría, pero en algunos juegos el control es impreciso o no está todo lo bien planteado que sería deseable, y no deja de ser molesto cuando justamente nos toca el juego equivocado en el momento equivocado.
Ape Academy se presenta en Europa con los textos en español y las voces en inglés, lo que, si bien es suficiente, puesto que habrá muchos pequeños que deseen disfrutar plenamente del título, hubiese sido preferible realizar un trabajo de localización más completo e incluir doblaje; al fin y al cabo, el juego sólo tiene voces en contadas ocasiones, como al principio o al empezar cada curso y algunas frases más durante el Modo Academia, pero desde luego no representa una cantidad exagerada de minutos de voz. Sea como fuere, la presentación del juego es buena, con un estilo gráfico desenfadado, muy acertado para la temática, pero algo ramplón en ocasiones, sobre todo por la sencillez de las texturas (cuando no opta directamente por los colores planos). La música sigue la misma línea, que se sustenta en melodías que no destacan ni por su calidad ni variedad, pero, sin embargo, las voces (pese a estar en inglés) y la mayoría de los efectos sonoros, son incuestionables.
Conclusiones
La selección general de los minijuegos que aparecen en Ape Academy es muy buena, con un surtido variado en sus planteamientos y retos, pero algo falto de imaginación en un género que ya lo ha visto casi todo. La realización de los minijuegos es acertada y están bien planteados, convenientemente explicados antes, pero el sistema de control no siempre se adapta a lo que se demanda después o no responde bien cuando pulsamos los botones. Dado que algunos juegos son muy breves, cuando coinciden ambas circunstancias, la frustración puede estar servida si nos obcecamos demasiado en un punto concreto. Con todo, los minijuegos son, en líneas generales, más que notables y desde luego muy divertidos, sobre todo si disfrutamos del modo multijugador (ya sea con una consola o con dos), pues es en este modo cuando Ape Academy desvela todo su potencial. Además, el juego nos invita a rejugarlo mediante todos los elementos desbloqueables y coleccionables que aporta que, sin ser exageradamente abundantes, sí están en la cantidad suficiente como para representar un reto interesante para el jugador sin llegar a aburrirle.
Como ya hemos dicho, el juego presenta gráficos simples, pero divertidos, y al fin y al cabo de eso se trata, ya que el tono del juego es muy desenfadado. Un mejor acabado técnico, sobre todo en lo referente a los tiempos de carga, le hubiese hecho ganar varios puntos de cara al jugador, pues las leves carencias gráficas y las esperas obligadas juegan en su contra de manera evidente. El sonido sigue una tónica similar, lo que le dota de un acabado técnico más cercano a la mediocridad que a otra cosa que contrasta, sin embargo, con la diversión que nos proporciona... siempre y cuando no sea cortada en seco por las cargas. Es una pena que no hayan conseguido conjugar ambos aspectos de Ape Academy para obtener un resultado mucho más equilibrado. Con todo, estamos ante un juego entretenido al que, si le perdonamos sus carencias, nos dará horas y horas de diversión y que, por supuesto, revaloriza la palabra "academia", muy de capa caída por estos tiempos.