Análisis de Dragon Quest III HD-2D Remake: Ahora comprenderás por qué es uno de los mejores y más épicos RPG de la historia (PS5, Switch, Xbox Series X/S, PC)
Decir que Dragon Quest III es un videojuego épico es quedarse corto. Cuando apareció allá por el año 1988 supuso una auténtica revolución en el género, con un mundo abierto gigantesco y un concepto RPG adelantado a su tiempo. Con posteriores versiones se afinó la propuesta original, mediante nuevos gráficos y características jugables. No obstante, el remake que recibimos ahora es sin duda la más ambiciosa puesta al día del clásico diseñado por Enix, un maravilloso viaje al pasado de la gran saga orquestada por el tridente conformado por Yuji Horii, Akira Toriyama y Koichi Sugiyama.
Dragon Quest III HD-2D Remake es una reconstrucción absolutamente fiel del juego original. Si comparas cada sección de la aventura, te das cuenta de que todo lo que recordabas está ahí, solo que ampliado y potenciado. Y no solo hablamos de mejores gráficos, sino que las rutas y estancias tienden a ser más amplias, además de que se han incorporado nuevas secuencias para dar aún más epicidad a la tremenda historia del héroe Eldrick. Para más señas, esta entrega supone el origen de la trilogía que podremos continuar en el recientemente anunciado remake de los dos primeros Dragon Quest.
La épica de Dragon Quest hecha videojuego
Por tanto, la importancia narrativa de este título es brutal… además de muy interesante de seguir. Nos ponemos en el lugar del héroe, que en su 16º cumpleaños es llamado para triunfar donde su padre fracasó. Derrotar a Baramos se convierte así en el objetivo principal de una gesta aventurera que nos lleva a visitar un montón de localizaciones, enfrentarnos a multitud de monstruos y ayudar a cantidad de lugareños. Lo bueno de este remake es que saca mucho partido de la trama, añadiendo secuencias que no existían y ayudando a potenciar el dramatismo de una lucha heroica por salvar el mundo.
La localización al español tiene mucho peso a la hora de seguir con interés lo que se nos cuenta. Como es tradición ya en Square Enix, y más en particular en la saga Dragon Quest, no se trata de una traducción del montón, sino que podemos encontrarnos con regiones en que se simula un determinado acento, o que se hable al estilo italiano porque nos encontramos en un poblado al estilo romano. No vamos a negaros que en algunos momentos puede hacerse algo pesado, pero en el resto es una absoluta maravilla. Hasta hay un poblado en que se ha mantenido la esencia de los haikus (poemas japoneses).
Pero mejor aún es que tengamos algunas voces en inglés o japonés (a escoger), dando dramatismo a los momentos cumbres de la narración, que no son pocos. Sorprende cómo un juego de tantos años podía ofrecer tal cantidad de situaciones. Son decenas de horas de juego con cantidad de exploración y batallas, pero también de momentos inolvidables. Y sí, es puro Dragon Quest, con una lucha contra la oscuridad que sabe transmitir una atmósfera realmente demoníaca, especialmente en los tramos finales de la aventura. Y de eso tiene mucha culpa este remake.
Es inevitable hablar de la estética HD-2D que se ha aplicado a Dragon Quest III. Los fans lo pedían a gritos, y esta es una entrega que brilla mucho más gracias a los cambios aplicados. El carácter épico de los castillos, torres, ciudadelas y mazmorras que ya podías intuir cuando el juego se estrenó en las máquinas de 8 y 16 bits aquí queda representado con la visión que realmente tenían los creadores. Eso nos lleva a visitar paisajes bellos, con la vegetación moviéndose por el viento y repletos de luz, pero también pasillos en penumbra, iluminados tenuemente por antorchas o el brillo fugaz de un rayo que se cuela entre las ventanas.
La ambientación conseguida es sencillamente brutal y representa como pocas veces se había visto la esencia medieval de esta licencia. Y no creáis que es un cambio estético sin más, sino que también se aplica a lo sonoro. Si te paseas al lado de una fuente o vas caminando por una arboleda, escucharás el agua brotar, así como el canto de los pájaros. Se han añadido un montón de detalles que embellecen el videojuego hasta el punto de convertirlo en absolutamente encantador. No exageramos si os decimos que parte del disfrute de la aventura es pararte a contemplar los diseños.
La banda sonora es otro elemento central en la experiencia Dragon Quest, y esta entrega es una de las más brillantes en este sentido. Su tema principal es épico a más no poder, y algunos seguro que lo reconocéis por formar parte de las composiciones de la serie anime que en España conocimos como Las aventuras de Fly. Esto seguro que os trae nostalgia y felicidad al mismo tiempo, y si no es el caso disfrutaréis igualmente de una banda sonora que te lleva a un mundo fantástico en que la luz y la oscuridad libran una batalla por determinar el destino de la humanidad. La música se encarga de meterte de lleno en la narrativa, y es un elemento en que Koichi Sugiyama hizo un trabajo épico.
Más de 30 años después, es un RPG que sorprende
Pero hay que hablar también del núcleo del juego, los combates por turnos. Como buen clásico del género RPG, se desarrollan de forma aleatoria y son muchísimos. Hoy en día pueden abrumar, no os vamos a engañar, pero es que hasta en esto Square Enix ha querido ser fiel al original. No obstante, hay algunas ayudas opcionales que vendrán bien a los menos puristas, o aquellos que quieran centrarse más en la trama. Se nos permite escoger entre 3 niveles de dificultad, siendo el más elevado todo un reto y el más asequible un auténtico paseo (nuestras unidades nunca bajan su salud a cero).
Lo bueno es que podemos modificar la dificultad en cualquier momento por si nuestros animos -y tiempo disponible- cambian en algún momento. También podemos optar por incrementar la velocidad (una opción acertadísima), así como seleccionar la autobatalla, aunque siempre es mejor apostar por escoger los comandos en cada turno para vivir una experiencia cien por cien Dragon Quest. Aparte de esto, tienes autoguardado, a pesar de que el propio videojuego te recomienda que tú también hagas guardados manuales a través de los 9 slots existentes.
Dragon Quest III fue también innovador al incorporar un sistema de clases avanzado. Tenemos al guerrero (similar al héroe), el luchador (con gran poder combativo), el mago (experto en hechizos y magias devastadoras), el mercader (un valor seguro para incrementar las monedas), el sacerdote (ideal para sanar a los aliados en combate), el callejero (bastante inútil en combate pero que vale la pena descubrir) o el ladrón (experto en encontrar tesoros). Poseer un equipo equilibrado es la clave de la victoria, aunque el propio juego te indica que puedes jugar como quieras.
Una novedad en este remake es que se incluye el domabestias, un tipo de trabajo muy potente por varias razones. La primera es que nos ayuda a domar y hacernos amigos de los varios monstruos que podemos reclutar a lo largo y ancho del mundo. Si vamos con este personaje, será más fácil que los monstruos no huyan y se unan a nuestro equipo para luchar en las arenas de monstruos. Por otro lado, en combate aprenderán técnicas vinculadas a estos seres, y os aseguramos que son realmente poderosas, haciendo del domabestias una vocación que os recomendamos que unáis a vuestro equipo en algún momento de la partida.
Además, otra característica importantísima que ya estaba presente en el Dragon Quest III original es que puedes cambiar de vocación a tus personajes en cualquier momento (una vez que hayan llegado al nivel 20). Las ventajas de hacerlo son enormes. Por un lado, mantienen las habilidades de la vocación anterior, mientras aprenden otras nuevas. Por el otro, aunque reiniciamos en el nivel 1 de experiencia, solo se reducen a la mitad las estadísticas, con lo cual acabarán siendo más poderosos que si no hubiesen cambiado de clase. Esto permite experimentar y crear un equipo de guerreros temibles. Está muy bien la idea.
Las vocaciones también son importantes porque determinan la manera en que subes de nivel, qué equipo puedes usar y sobre todo qué habilidades vas a aprender. Hay algo en particular que puede sorprender, y es que puedes inculcar una determinada personalidad a cada uno de tus personajes: terco, optimista, vanidoso, manazas… Tú mismo eriges la personalidad del héroe en base a unas preguntas que se te hacen al comienzo del juego, y puedes modificarla sobre el resto de protagonistas de varias maneras. ¿Y qué utilidad tiene? Pues básicamente que la personalidad determina qué estadísticas suben, así que no es poco importante.
Horas y horas de rol clásico, pero adaptado a la actualidad
Algunas de estas características no estaban de base en el juego original de NES y se fueron ampliando en las múltiples versiones posteriores. Aquí las tenemos todas, como la presencia de las arenas de monstruos, que nos permiten mandar a luchar a las criaturas reclutadas, algo que seguramente te recuerde a la serie Dragon Quest Monsters. Se trata de batallas 3vs3 en varias rondas que nos hacen subir de rango y obtener mayores recompensas. Es algo completamente opcional en la aventura, pero la tarea de recolección añade mucho valor y está bien implementada, fomentando que explores hasta el último rincón, puesto que podrías encontrar un monstruo en cualquier lado.
Como elementos de rejugabilidad, tienes una serie de minimedallas que puedes cambiar por recompensas, y se han añadido islotes perdidos por el mapa del mundo para su libre exploración. Eso aparte de la cantidad de cofres con tesoros repartidos a lo largo y ancho del mundo (y son numerosos). Al final del juego, hay también cosas que descubrir, pero preferimos guardarnos la sorpresa. No está nada mal para un juego que tiene una duración aproximada de 30-40 horas, dependiendo de cómo juegues y lo que te entretengas.
Lo decimos principalmente porque el mapa del mundo es enorme y posees cantidad de localizaciones, personajes con los que conversar, aparte de tiendas en las que adquirir equipamiento cada vez más útil (y caro). La exploración es crucial para comprender Dragon Quest III, y este remake potencia mucho esa sensación con un mundo que ya no está encorsetado por la limitada capacidad de un cartucho. Explicándolo de una forma gráfica, es como si todo se hubiese estirado para ofrecer entornos más amplios y que nos obligan a experimentar largas caminatas, ya estemos en una mazmorra, en un poblado o yendo de ciudad en ciudad.
No os preocupéis, no se hace muy pesado, porque tenemos viaje rápido desde los primeros compases de la aventura y se convierte en una de las características más usadas a lo largo del periplo. No obstante, es una gozada entretenerte en explorar cada localización, y además hacerlo tanto de día como de noche. De hecho, el ciclo día-noche es uno de los factores por los que mejor se recuerda a esta entrega, puesto que permite descubrir distintas situaciones e incluso superar retos solamente posibles a una determinada hora del día. Es un juego extraordinariamente complejo para la época en la que salió, y eso es algo que puedes apreciar a través de todos estos detalles.
Como novedad, y esto es también crucial para comprender el éxito de este remake, se añade un marcador de objetivos para que no estés dando vueltas sin parar (lo puedes desactivar si quieres). También tienes la opción de recordar la última conversación -puedes guardar hasta 30 conversaciones- algo muy útil por si no te apetece andar con el móvil apuntando datos claves, como los relativos a la resolución de los dos o tres puzzles que hay en el juego. Sí, eran y siguen siendo escasos. Habría estado bien que se hubiese profundizado en este aspecto, pero Square Enix ha priorizado el hecho de mantenerse extraordinariamente fiel al diseño de juego original.
Conclusiones
Dragon Quest III HD-2D Remake es una reconstrucción formidable y absolutamente fiel a los juegos originales, que recoge las incorporaciones que se fueron añadiendo en distintas versiones, añadiendo aún más aspectos para hacerlo un RPG muy disfrutable en la actualidad. Debido a la alta fidelidad con respecto al clásico, se mantienen sus convenciones y un estilo de juego muy purista, algo que lo orienta sobre todo a veteranos. En cualquier caso, es una vía de entrada excelente para descubrir la licencia Dragon Quest, y es importante jugarlo por si en el futuro quieres animarte a descubrir su secuela narrativa, que tendremos el próximo año con Dragon Quest I & II HD-2D Remake.
*Hemos realizado este análisis con un código de juego que nos ha proporcionado Square Enix