Análisis Yupitergrad, las aventuras del hombre-apaña (PS4)
Siempre hemos defendido la importancia de aprovechar un medio como la realidad virtual. Encajar un juego tradicional en la realidad virtual puede funcional, pero una experiencia diseñada con lo que esta plataforma puede ofrecer en mente cambia por completo. Yupitergard, aun con sus carencias, es un título que hace exactamente eso: crear un concepto imposible en un videojuego tradicional y trasladarlo a la realidad virtual.
Spider-Man de Hacendado
Yupitergard es un juego de plataformas con un pequeño componente de puzles cuya jugabilidad se inspira enormemente en las habilidades de Spider-Man. La diferencia es que, en lugar de una avanzada tecnología para lanzar telarañas, tenemos dos cacharros de cuestionable funcionalidad que lanzan desatascadores con los que nos adherimos a las superficies azules. Este es uno de los principales elementos de su diseño, ya que tendremos que recorrer los escenarios buscando las superficies a las que nos podemos pegar, que, como decimos, no son todas.
Según progresamos, la cosa se irá complicando, y aparecerán nuevas superficies como las amarillas, que podemos arrastrar. Esto va generando diferentes situaciones, como abrir puertas o desplazar elementos para crearnos un camino que antes no existía. También hay zonas acuáticas, donde la jugabilidad cambia por completo. Aquí tenemos que usar los propulsores de nuestros lanzadesatascadores, que nos impulsan en cualquier dirección. Sobra decir que bajo la superficie también hay trampas y peligros a esquivar, pero la manera de afrontarlos es completamente diferente.
Tanto fuera como dentro del agua encontramos algunos puzles, que pueden variar de, como decimos, arrastrar elementos para hacernos un camino, a encontrar y pulsar unos interruptores. Ninguno de ellos es particularmente complicado –algunos, de hechos, son un mero trámite–, pero están bien y aportan algo de variedad al plataformeo puro y duro, por lo que se agradecen bastante.
Pasando al plataformeo puro y duro, tenemos sensaciones algo enfrentadas. Nos gusta mucho el concepto de «Spider-Man cutre», y algunas situaciones son geniales. El problema es que también hay algunos momentos más exigentes, y el control no está a la altura. Creemos que es a propósito, porque es algo que se podría solucionar fácilmente con un simple indicador en pantalla de hacia dónde apuntamos, pero tenemos que lanzar nuestros desatascadores a ciegas, y cuando intentamos cruzar un vacío enganchándonos a plataformas en el techo que se mueven sin parar, la mayoría de las veces es más un acto de fe que un ejercicio de habilidad. Si, además, queremos hacernos las pruebas contrarreloj, creemos que un alto porcentaje del éxito se va a deber a la suerte.
La Unión Soviética espacial
Yupitergard nos lleva a un futuro extraño en el que la Unión Soviética ha colonizado el espacio con una tecnología bastante cuestionable, como la de nuestros lanzadesatascadores, y nos cuenta una historia tan absurda –en el mejor sentido de la palabra– como la propia premisa del juego, aunque, por desgracia, únicamente en inglés. Sobra decir que no es necesario entender lo que pasa para poder disfrutarlo, pero perdemos ese puntito de humor que le sienta bastante bien.
Técnicamente, como podéis ver en las pantallas, es muy sencillito, pero, en cierto modo, necesita una estética clara en la que se puedan ver bien los colores, fácil y rápidamente. Personalmente, nos habría gustado tener una opción para reorganizar los botones, ya que la configuración se nos ha hecho un poco torpe, pero nos hemos acabado acostumbrando. El principal problema es que no puedes girar la cámara hacia la dirección del desatascador que estás recogiendo, algo que entorpece ciertas secciones.
Hace tiempo que no comentamos el tema de los mareos en juegos de realidad virtual porque, bueno, es algo que a poco que juguemos con cierta regularidad ya nos hemos acostumbrado. Con Yupitergard queremos hacer una excepción porque lo hemos pasado regular. Es un juego frenético, en el que volamos y giramos en el aire a toda velocidad, y el periodo de adaptación no es fácil. Quizás pasar de estar jugando principalmente en Oculus Quest 2 a PlayStation VR no ha ayudado demasiado, pero bueno, queremos avisar de que es un juego «movidito».
Salvando la madre patria con un par de chuponas
Nos lo hemos pasado bastante bien con Yupitergard. Esta especie de Spider-Man cutre en una pseudo Unión Soviética espacial es, cuando menos, original, y los desafíos que propone son divertidos y, a veces, exigentes. Aquí es donde echamos de menos un control más preciso, porque si queremos jugar «bien» –como, por ejemplo, para completar los desafíos a contrarreloj–, es virtualmente imposible disparar justo donde queremos.
Precisión aparte y algunos detallitos que no nos han convencido –no poder reconfigurar los botones o la falta de traducción a nuestro idioma, ni siquiera de los textos–, es un juego divertido. También relativamente breve –nos lo hemos pasado en unas tres horas, sin contar el modo contrarreloj–, algo que justifica con su precio ajustado. Puede parece que le ponemos muchas pegas, aunque la realidad es que tiene muchas cositas fáciles de corregir que lo habrían hecho mucho mejor, si bien todo esto no quita que sea una aventura recomendable para los que busquen un desafío diferente en realidad virtual.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga para PlayStation VR proporcionado por Galaktus.