Análisis de Tumble VR (PS4)
En la primera hornada de juegos de realidad virtual (RV) llega un juego ya conocido: hace seis años Tumble fue uno de los pocos títulos que centró su control en el mando de movimiento de PS3, Move, para demostrar cómo se podía jugar de forma más intuitiva que con un Dualshock 3. En aquel entonces, el juego ofreció una experiencia diferente, pero no consigue convencernos con la misma fuerza de las ventajas de jugar con realidad virtual.
Esto no quiere decir que el juego sea malo, simplemente es que no ha evolucionado demasiado desde que salió el original. Ni siquiera en el control. Puedes utilizar el mando Move que tan bien funcionó con Tumble hace unos años o el Dualshock 4. Esta segunda opción nos ha parecido mucho más cómoda, porque los dos sticks permiten girar la base sobre la que colocas las piezas y también girar la misma, mientras que Move no permite tantas opciones y acabas girando la muñeca en posiciones increíbles.
Tumble VR es un juego de puzles y habilidad espacial. En cada nivel tienes unas piezas -las mismas prácticamente que en el primer juego- que debes colocar sobre una plataforma con distintos objetivos que van desde hacer una columna lo más alta posible a colocar el mayor número de piezas sin sobrepasar una altura, pasando por poner una serie de minas para derribar piezas de una torre y enviarlas lo más lejos posible. Según cómo lo hagas consigues calificación de bronce, plata u oro.
El verdadero desafío está en conseguir el oro
Algunos de los retos son realmente complejos y obligan a pensar de forma creativa hasta que das con la clave, y en la mayoría es fácil conseguir el bronce, pero constituye un desafío real lograr el oro. Es entretenido avanzar por las distintas fases que componen el modo para un jugador aunque no hay una curva de dificultad bien establecida y parece más bien un orden algo aleatorio.
Algunas de las fases más interesantes -y que rompen con el resto del juego- se llevan a cabo con bloques que tienen un espejo y que sirven para reflejar un rayo láser al que hay que llevar a un punto concreto. La dificultad se ve aumentada porque debe pasar por ciertos paneles de un color determinado y para activarlos hay que colocar un filtro del color que corresponda. Para ser nuevas, extraña que sean fases en las que la realidad virtual es casi irrelevante, mientras que cuando más se notan que puede ser una ventaja esta tecnología es en aquellos niveles que consisten en poner piezas en el menor espacio posible, ya que es más fácil "ver" los espacios disponibles y calcular si una pieza cabe.
Inicialmente hay abiertos 39 niveles en 4 zonas diferentes, y, si quieres abrir más, deberás conseguir suficiente puntuación en esos 39 puzles. Completar lo que está abierto inicialmente en el modo para un jugador puede llevar dos horas, pero si quieres conseguir oro en estas pruebas o abrir las dos zonas adicionales hasta llegar a los 70 niveles el juego se alarga otro tanto.
Un modo para dos jugadores que despierta rivalidad, pero con varios problemas
También deberás abrir las dos últimas zonas si quieres jugar todo el modo versus del multijugador competitivo, una idea a priori interesante pero que tampoco llega a ser satisfactoria. En este modo un jugador juega con el dispositivo PS VR y prácticamente se limita a colocar una pieza tras otra en la base y el segundo en la pantalla del televisor manejando un Move o un Dualshock 4.
El juego va proporcionando cada cierto tiempo a este segundo jugador distintas herramientas como un ventilador, una catapulta o un rayo láser con los que debe ir boicoteando lo que el primer jugador construye. La rivalidad puede llegar a ser intensa y es cuando más se disfruta la realidad virtual, porque sientes ganas de dar un manotazo al arma que están usando contra ti, o sientes una sensación de incomodidad porque el rayo láser está mal colocado y apunta hacia ti directamente.
No es fácil entender al principio cómo funciona el sistema de ataque y defensa (colocando piezas de materiales más resistentes allí donde te pueden atacar) porque en pantalla se ve raro y cuesta encontrar el punto para acertar a la torre que están construyendo y porque tampoco te proporciona demasiada información. El primer Tumble sí tenía tutoriales que te hablaban de los distintos pesos y materiales que componen las piezas, pero aquí apenas tienes algunas indicaciones, aunque -gracias a la RV- sí tienes información del material que compone cada pieza y de su peso. Con la pantalla táctil del Dualshock 4 también puedes conocer las características físicas de cada objeto.
Se echa en falta que en algunas fases te explicasen mejor lo que hay que hacer; porque es una opción que está pocas veces -como los puzles en los que hay que usar minas-, pero casi siempre el jugador se queda sin saber bien cómo actuar al principio, lo único que hay es algún comentario no siempre con gracia del robot volador que ejerce de guía.
Un escenario diferente para la realidad virtual
Las diferencias visuales de Tumble VR respecto a su predecesor más evidentes son que tanto la plataforma sobre la que debes construir como la base en la que van apareciendo las piezas están flotando sobre la nada, claro que con esto, cuando quieres dejar a un lado una pieza para retocar la posición de otra ya colocada, debes lanzarla al abismo y esperar a que vuelva a reaparecer. Las piezas tienen el mismo diseño que en la versión de PS3, aunque con la RV tienen peor definición. Ni la música ni los efectos de sonido son uno de los puntos fuertes de Tumble VR, aunque sí hay que destacar que el doblaje al español es bastante bueno.
En lo que sí puede convertirse el juego en un buen embajador de la VR es en el hecho de que no marea en absoluto, no provoca durante las sesiones de juego más molestia que la de llevar el casco, algo importante para quien utiliza por primera vez PS VR.
Tumble VR no innova demasiado en un mundo en el que está todo por hacer, pero constituye una forma entretenida de pasar un rato o de poner a prueba una relación jugando en modo competitivo. Tal vez decepcione un poco pensar que han pasado seis años y ha surgido una nueva tecnología y el juego podía haber dado un par de pasos más, pero por los 9,99 € que cuesta puede ser un añadido al catálogo de RV para disfrutar de una experiencia tranquila y estimulante mentalmente.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga que nos ha proporcionado Sony.