Análisis de Tomb Raider: Definitive Edition (PS4, Xbox One)
Nota: En este análisis se da un vistazo general al juego comentando sus cambios respecto a las versiones de PS3, Xbox 360 y PC. Para un artículo en mayor profundidad, os recomendamos leer el análisis original.
Hace casi un año Lara Croft salió airosa de su reinvención con a una entrega que, si bien traicionaba en parte la jugabilidad clásica de la serie y hacía concesiones a lo más exitoso del momento –más acción que plataformas, secuencias preparadas, eventos QTE, reducción de puzles-, nadie puede negar su calidad, espectacularidad y logro por aumentar el interés en este mítico personaje de los años 90 que había ido perdiendo presencia en el gran público tras periodos de entregas anuales o muy continuistas.
Crystal Dynamics redondeó a este Tomb Raider con gran ambición en sentido técnico –especialmente para las capacidades de Xbox 360 y PlayStation 3- y jugable.
Si bien Tomb Raider en las nuevas consolas –PlayStation 4, Xbox One- ha perdido el factor sorpresa por llegar tarde, el catálogo de las plataformas aún no es lo suficientemente amplio como para pasar por alto su lanzamiento a menos que ya cuentes con una de las tres versiones anteriores. Lo que encontrarás en la Definitive Edition son exclusivamente mejoras gráficas sumado al contenido descargable que llegó más tarde, que eso supone una tumba secreta extra, un poco más de personalización en armas y principalmente extras centrados en el componente multijugador –nuevos mapas-; esta modalidad no caló lo suficiente entre los usuarios, quedando a la sombra de la historia en solitario, y probablemente tampoco lo haga en esta ocasión.
El argumento nos cuenta el accidente de una expedición arqueológica en busca de la mítica ciudad de Yamatai en aguas de Japón. Lara Croft, al igual que el resto de la tripulación del navío, llega fortuitamente a una isla llena de peligros, fauna salvaje y mercenarios bien armados, por no hablar de restos de un desconocido culto con sacrificios humanos que señalan que detrás de las leyendas se esconde un secreto. La protagonista deberá investigar el misterio en su primera gran aventura y, por encima de todo, sobrevivir con las herramientas y medios que encuentra a su paso. Lara evoluciona como personaje y no es, desde un principio, esa arqueóloga aguerrida capaz de enfrentarse a un Tiranosaurio Rex empuñando una Uzi en cada mano mientras ejecuta saltos acrobáticos. La jugabilidad también se adaptó a los nuevos tiempos, influenciada por juegos de acción en tercera persona, amplió el mapa de juego -no hasta los límites del mundo abierto, pero al menos disimulando muy bien su linealidad- con áreas extensas, diferentes alturas, montones de objetos para coleccionar y un sistema de personalización de habilidades. 2013 ha sido un año competido en grandes juegos, y sin duda Tomb Raider merece estar entre los diez más destacados.
Entramos en materia con el tema que más ha dado que hablar en las últimas semanas sobre estas revisiones, la fluidez a la que se mueve. Se ha hablado de 30 imágenes por segundo, 60, velocidad no bloqueada… Nuestro contacto con Definitive Edition –versión PlayStation 4-, sin herramientas externas y utilizando la técnica ancestral conocida en foros de Internet como el ojo biónico, no nos ha aclarado lo suficiente como para dar un número concreto sin quemarnos la mano. Lo que podemos asegurar es que se mueve a una velocidad bastante estable durante todo el tiempo, en nuestra opinión, más importante que si finalmente son 40 o 50 frames per second. En ningún momento da sensación de ver un juego que baile demasiado en cuanto a la tasa de cuadros, pasemos de una gruta angosta al exterior con la inmensidad de la jungla, el motor gráfico parece ir sobrado casi siempre.
Si en alguna circunstancia esta fluidez baja por coincidencia de varios factores -tormenta, fuego, gran escenario- la impresión sigue siendo muy buena, y siempre por encima del máximo experimentado en las viejas plataformas. No queremos decir con esto que sea un logro meritorio porque es lo mínimo que se debe exigir a esa reluciente consola que has comprado hace escasas semanas; simplemente, la conversión que nos ocupa es la habitual para el tipo de lanzamientos multigeneración de los primeros meses –véase Assassin’s Creed IV-: sobradamente mejor que las anteriores consolas sin que por ello nos deje alucinados.
El salto respecto a las viejas consolas se nota desde el primer momento en la resolución de 1080p. Cualquier usuario con una pantalla generosa en tamaño se olvidará de ver dientes de sierra incluso en las escenas naturales con mucha vegetación, hierba y ramas los objetos a la lejanía se aprecian nítidos. En un juego que este tipo de detalles ayuda a crear belleza y credibilidad no sentirás que el aliasing te saca de la ambientación recordándote que estás ante una imagen digital borrosa o con fallos. Pero aún hay más novedades.
Con el estupendo rendimiento general, en Crystal Dynamics -o los estudios encargados de esta programación- han realizado cambios en el material gráfico para que en conjunto el resultado rivalice más con un PC de gama alta que a versiones de PS3 y Xbox 360 con más resolución: es más que un Tomb Raider Full HD Edition. Una de estas modificaciones es la remodelación de Lara, no sólo en subida de polígonos en comparación a consolas, sino también en pequeños cambios estéticos que pueden gustar más o menos, pero que hacen su cara más proporcionada y realista, menos muñeca de porcelana. Donde el retoque se nota más es la melena de Lara, y recalcamos Lara porque el resto de personajes no, mediante tecnología Tress FX –también visto en PC- que le da un aspecto animado y creíble. Sabemos que consume muchísimos recursos en comparación a sus beneficios, de modo que es un añadido que hay que tener en cuenta para valorar en su justa medida el esfuerzo de las consolas. Al menos parece que la tecnología para conseguir un pelo realista ya está aquí, esperamos que las melenas acartonadas o repletas de laca desaparezcan de los juegos en esta generación.
Las texturas del entorno se han multiplicado por cuatro –siempre en comparación a PlayStation 3 y Xbox 360- y la piel de Lara se han mejorado con efectos que reflejan mejor el comportamiento de la luz en su cuerpo. Esto queda patente en uno de los vídeos distribuidos por la desarrolladora repleto de términos técnicos y comparativas de sus ventajas. Durante la acción, no vamos a mentir, muchos de estos avances en la protagonista no son demasiado evidentes por la distancia de la cámara, están más destinados para las secuencias cinemáticas o planos cortos. En cambio, se han añadido nuevos efectos que hacen el escenario mucho más vivo que antes, el viento interactúa mejor con los árboles y la vegetación, la humedad está más presente, más partículas y se han añadido luces que hacen este mundo más rico que nunca. Partiendo de la configuración Ultra de PC se han realizado muchos ajustes y nuevas animaciones que no tienen relación directa con la potencia bruta o no de los sistemas, más bien se trata de aprovechar un año más de tiempo para pulir el trabajo.
En el apartado de pequeñas características asociadas a cada sistema, con Xbox One y Kinect o PlayStation 4 con su cámara opcional podemos hacer uso del reconocimiento de voz para ciertos comandos de acceso directo en el mapa o cambiar de arma, así como rotar los objetos tridimensionales que recogemos mediante la mano –en lugar de usar el stick- con Kinect. En el Dualshock 4 se utiliza el panel táctil para desplazar el mapa, encender y apagar la antorcha con un gesto del dedo, que tampoco es la reinvención de la rueda, y en las retransmisiones en streaming los espectadores pueden elegir resucitar o no a Lara de manera interactiva. Lo más interesante es el uso del altavoz en el mando, que traslada ahí los sonidos ambientales cercanos a Lara, sean silbidos de balas, golpes o el crujido de huesos al caminar sobre una pila de cadáveres, así como las grabaciones de documentos que vamos encontrando –similar a Killzone Shadow Fall- y llamadas de radio. Nada de esto modifica la forma de jugar, sencillamente se agradece que se haya prestado un poco de atención a las opciones disponibles, hagamos uso de ellas o no.
La pregunta del millón es: ¿merece el nombre de Definitive Edition? No vamos a abrir el innecesario debate entre la cada vez más agria discusión de usuarios de consola y PC. Lo que sí diremos es que hay aspectos en los que Definitive Edition supera a la versión de PC, y algunos en los que un equipo suficientemente potente tiene ventajas sobre las consolas –se podrían conseguir las 60 imágenes por segundo constantes, teselado o incluso resoluciones superiores a 1080p-. En ningún caso la elección será mala, ni siquiera las versiones para las viejas consolas nos decepcionaron –¡todo lo contrario!-. Pese a que es un juego que se nota restringido técnicamente por aspectos de la pasada generación –hemos visto agua más lograda, mejores animaciones…- el apartado artístico sigue siendo impresionante y no desmerece en nada a PlayStation 4, Xbox One o PC. Quedará ligeramente obsoleto con la llegada de juegos como The Order 1886 o Quantum Break, pero gracias a las mejoras realizadas el juego sigue siendo un espectáculo, razón por la cual no hemos bajado demasiado la puntuación a los gráficos pese a que podemos y debemos exigir más a las últimas plataformas .
Conclusiones
Un juego sobresaliente lo sigue siendo aunque pase el tiempo. En este caso, de Tomb Raider: Definitive Edition podemos decir que como lanzamiento es muy sólido y recomendable; perdió parte de su personalidad a favor de una aventura más variada, grandilocuente, dura. Entendemos que el cambio no haya gustado a todos los fans por igual, pero esta reinvención llega en el momento justo para devolver a Lara el éxito que disfrutó hace más de una década. Y entretiene si sabes de antemano lo que ofrece, que es lo importante.
Como adaptación, Definitive Edition cumple los requisitos que se piden para el estándar de las nuevas consolas en sus primeros pasos. No las lleva hasta el límite, como realmente tampoco hemos visto en otros juegos a la venta, para eso esperaríamos más a la secuela en la que Crystal Dynamics ya está trabajando. Donde echamos más en falta las novedades en cuanto a contenido, pues no se han añadido más tumbas secretas ni ajustes jugables, y todo aquello que no gustó de Tomb Raider sigue presente, entre lo que encontramos secundarios y argumento olvidable, un multijugador innecesario y naturalmente, una originalidad reducida. Esto hace que la mejoría técnica no justifique una segunda compra a menos que tu amor por Lara Croft y esta entrega en particular sea tal que desees disfrutarla como se merece.
Tomb Raider: Definitive Edition es, en resumen, un simple y efectivo maquillaje del que puede ser fácilmente el mejor juego disponible, ahora mismo, en las dos nuevas consolas. Imprescindible si no lo has jugado aún.