Análisis de Railway Empire (PS4, PC, Xbox One)
Los juegos de gestión ferroviarias tienen la ventaja de que sus jugadores se entregan a las propuestas con pasión, y el inconveniente de que hubo un juego en el pasado Rail Road Tycoon de gratísimo recuerdo que oscurece todavía hoy día a aquellos que quieren seguir su senda. Railway Empire ha recogido ahora el guante con la intención de ser un simulador completo.
Parte con buena base y tiene en cuenta todos los aspectos: construcción de la red, creación de los trenes y establecimiento de líneas comerciales, contratación de personal, subasta de bienes y tecnologías, creación de industrias y desarrollo cultural en las ciudades… hasta espionaje industrial. Algunos de estos apartados los resuelve con solvencia y otros con menos fortuna.
La colocación de las vías es, sin duda, uno de los mejores elementos del juego, porque además de establecer el punto de partida y de llegada del nuevo tramo permite ir modificando todas las partes del trazado para que sea más barato, tenga menos curvas o evite construir puentes, se ajuste más al recorrido que nos interesa o, simplemente sea viable. Nos ha gustado mucho el detalle de poder dejar el tramo preparado y seguir jugando y luego volver cuando queremos construirlo. Eso sí, una vez que está hecha la vía es difícil hacer pequeñas modificaciones.
Una gestión generosa de cada tren
La gestión de cada tren es también generosa con el jugador, que puede incorporar distintos vagones, establecer una carga determinada, un mínimo de vagones para iniciar el viaje, y asignarle hasta cuatro empleados para mejorar su rendimiento. Podemos dedicarle bastante tiempo a cada tren, aunque el juego tiene un ritmo demasiado rápido para desarrollar la estrategia con tranquilidad ya que incluir la pausa manual penaliza en la puntuación de cada fase de la campaña.
El transporte de pasajeros y correo requiere trenes específicos, lo más rápidos posible, mientras que en los mercancías hay que primar la fuerza del motor a la velocidad. Hay que combinar uno y otro para cumplir las tareas y conseguir una empresa lo más saneada posible. Aunque crear una industria es caro, puede compensar mucho y permitirnos cumplir una misión más fácilmente que llevar los bienes a otra ciudad lejana para procesarlos allí.
Una muestra más de lo completo que es el juego es que hay varios modos: una campaña bastante larga en la que cada sección es independiente, Experimentar es para realizar todas las pruebas que queramos y acostumbrarnos al juego sin límites de dinero y sin rivales, Escenarios para superar diversos retos siempre con la idea de acabar con la competencia y Libre para practicar e ir mejorando la puntuación.
Múltiples trenes por cada vía o un juego más realista
Hay dos dificultades para cada sección de la campaña, una fácil en la que pueden circular múltiples trenes por la vía, y otra más cercana a la simulación en la que hay que construir apartaderos o dobles vías y establecer señales para organizar el tráfico ferroviario. Esta última es, sin duda, la opción para los jugadores más expertos en el género, aunque el sistema de señales es algo complejo (y está mal explicado) y cuando hay ya construidas unas cuantas vías o hay que incluir otras nuevas por la aparición de nuevas tareas es fácil acabar creando un caos que obliga a redefinir esa parte del trazado.
Además, cuesta conseguir alguna información importante. Por poner un par de ejemplos, cuando queremos actualizar una línea hay que seleccionar la línea, entrar en la gestión del tren y ahí elegir "añadir locomotora" e ir revisando y comparando cada modelo ya que no se pueden confrontar sus características. Y para saber qué demanda cada ciudad hay que entrar en cada ciudad y profundizar en otra pantalla de información más. En cambio, tenemos a un nivel mucho más accesible otros datos que se consultan menos frecuencia, como el informe trimestral.
Tampoco tenemos la información necesaria de por qué de repente una granja deja de producir, o cuál es el problema en uno de los trenes, o la distancia que debe haber entre torres de suministro, el flujo de bienes no es demasiado aclaratorio y los tutoriales son inexistentes o malos, están en forma de unos menús emergentes poco claros o en el botón "consejos y trucos", o hay que usar el ensayo y error.
Una campaña que va y viene en el tiempo
Railway Empire se disfruta aunque no se lo pone fácil al jugador. La campaña empieza a mediados del siglo XIX para después retroceder a los principios del ferrocarril en EE.UU. y volver a adelantar a la Guerra de Secesión, de forma que el jugador no tiene la sensación de estar contribuyendo al desarrollo de la historia sino que se limita a ir cumpliendo sin tener un objetivo claro unas tareas tras otras. Después esto se corrige, pero ya queda esa sensación de las primeras horas de juego.
Los modelados de las locomotoras son detallados, las pantallas de información son más agradables que útiles en ocasiones y los personajes que llevan cada línea tienen personalidad. Un detalle muy de agradecer en el juego es que podemos pasar en unos instantes de tener una visión a vista de pájaro de una zona del mapa a ver desde la locomotora el camino a pie de vía prácticamente y ver todos los lugares que atraviesa el tren.
Los mapas parecen grandes pero no lo son tanto, de forma que cuesta a veces encontrar una ciudad determinada porque están demasiado dispersas, pero en realidad apenas hay 10 ciudades. Probablemente esto se debe a que el juego sale también en consolas y esto ha lastrado la versión para PC, la que hemos probado, que podría sin duda con unos mapas más grandes.
Un gran doblaje, una traducción mejorable
El juego llega con un magnífico doblaje al español y las voces se adecúan a cada momento, sin llegar a ser pesadas.Es algo que llama la atención y se contrapone a fallos de la traducción que contribuyen a potenciar el caos en los menús e incluso dificultan algunas misiones, en un caso en concreto al llamar de la misma manera a los troncos de madera y a los tablones, sin que sea posible saber más que por ensayo a cuál de los dos recursos se refiere la tarea. Tiene importancia acertar bien con las palabras elegidas cuando los menús son tan parcos en ellas.
Railway Empire tiene una campaña entretenida que nos llevará bastantes horas superar. Y, cuando lo hayamos hecho, aún nos quedarán otros tres modos de juego en los que invertir bastante tiempo. La experiencia de simulación como compañía de trenes es bastante buena. Las bases son firmes, pero sobrevuela todo el tiempo una sensación de desorden. Aun así, si eres un amante del género, es un juego bastante completo y se pasa bien estableciendo las líneas entre las ciudades y definiendo las estrategias y rutas más adecuadas.
Hemos escrito el análisis después de jugar a la versión de PC con un código de Steam facilitado por Cosmocover.