Análisis de La Tierra Media: Sombras de Mordor (PS4, Xbox 360, PS3, PC, Xbox One)
La trilogía del Señor de los Anillos realizada por Peter Jackson a principios de siglo trajo consigo el desembarco de Tolkien en los videojuegos. Los primeros ordenadores de los 80 habían tenido alguna adaptación, pero la popularización de la Tierra Media gracias a las películas hizo que la leyenda del anillo volviese para quedarse. Tras los primeros juegos basados en las películas hechos por EA, y en los libros por Vivendi, la licencia ha recaído en Warner Bros., que ya ha lanzado títulos como El Señor de los Anillos: La Guerra del Norte o las adaptaciones legueras del Hobbit. Extrañamente, La Tierra Media: Sombras de Mordor no aprovecha la nueva trilogía de Peter Jackson basada en las aventuras de Bilbo Bolsón, sino que es una historia completamente nueva ambientada en la época del Señor de los Anillos que intenta contarnos una historia paralela. Controlando a Talion, un montaraz como Aragorn, tendremos que sumergirnos en las peligrosas tierras de Sauron.
Desde el mismo anuncio del juego las comparaciones han sido constantes. Sombras de Mordor no es simplemente un "Assassin’s Creed de la Tierra Media", pero por supuesto sí se inspira en muchos elementos de la serie de Ubisoft, pero sobre todo de los Batman Arkham, para lograr una personalidad propia.
La historia y los personajes pueden resultar sacrílegos para los fans acérrimos de Tolkien y la jugabilidad no es exactamente una revolución, pero el resultado es una de las más gratas sorpresas del año, un juego que supera las expectativas y se puede considerar un tapado -pese a la gran compañía y presupuesto que tiene detrás-. Sombras de Mordor no es un juego más que aprovecha el universo del Señor de los Anillos, sino que es probablemente el mejor de acción que se haya hecho hasta la fecha.
Cuando los creadores de Monolith aseguraron que su inspiración no era Assassin’s Creed sino Batman: Arkham Asylum, quizás no solo se referían a su sistema de combate sino también a lo que significó: El Batman de 2009 fue una gran sorpresa y supuso un antes y un después en la trayectoria del hombre murciélago en los mandos, y Sombras de Mordor puede resultar algo muy parecido. Si Arkham nos hacía sentirnos Bruce Wayne como nunca antes, la incursión de Talion en Mordor nos traslada al rincón más oscuro de la Tierra Media con una experiencia completamente nueva.
Solos en Mordor
Por detalles que no vamos a mencionar para no estropear la historia, Talion se ve en el corazón del territorio enemigo, acompañado de un espectro encerrado en la Tierra Media que no es otro que Celebrimbor, aquel elfo engañado por Sauron para forjar los anillos de poder, que ahora vaga como alma en pena en la tierra maldita. Más que acompañado, es como si Talion y Celebrimbor se hubiesen unido, y juntos tendrán que resolver sus diferentes asuntos: Talion salir de allí y Celebrimbor saber quién es y qué le ha pasado. Controlamos en casi todo momento a Talion, pero con la pulsación de un botón pasamos a un modo espectro en el que encarnamos a Celebrimbor y vemos el mundo de manera alternativa, del mismo modo que lo ven Frodo o Bilbo cuando se ponen el anillo en las películas. Esta modalidaad funciona como la visión de águila de Assassin’s Creed o el modo Detective de Batman, permitiéndonos identificar blancos y otros detalles del escenario y además poder recoger ítems que nos rellenarán la barra de vida. También encarnaremos a Celebrimbor al manejar su arco, y muchos de los ataques especiales de Talion incluyen un "toque espectro". En las escenas cinemáticas los personajes se desdoblan, claro, y durante el juego muchas veces hablarán entre ellos.
El sistema Némesis y el ejército de Sauron
El tantas veces repetido sistema Némesis es un gran acierto, difícil de explicar pero tremendamente entretenido, y una de las facetas que le dan a Sombras de Mordor su propia personalidad; y algo que probablemente tomen prestado muchos juegos de ahora en adelante. Mordor está en pie de guerra, preparándose para lo visto en El Señor de los Anillos, y dentro del reino de Saurón hay un montón de relaciones y rivalidades. Su ejército tiene capitanes, y por encima de ellos caudillos. Gran parte del plan inicial de Talion y Celebrimbor consiste en colaborar con Ratbag el cobarde, un orco con aspiraciones de subir en la jerarquía, y él será nuestro "embajador" para conocer mejor los entresijos de Mordor. Iremos obteniendo información sobre este ejército y acabando con él, pero la clave es que es aleatorio, cambia en cada partida, evoluciona con el tiempo y reacciona a nuestros actos. Es muy importante obtener información sobre ellos de enemigos y otros capitanes, porque sus puntos débiles y fuertes lo cambian todo.
La mejor forma de explicarlo es contando cómo lo entendimos nosotros. Íbamos de camino a una misión secundaria, justo a punto de llegar, cuando de repente nos encontramos con "Ugluk el Señor de la Guerra". No lo estábamos buscando, pero este líder orco pasaba por allí. Lógicamente en cuanto nos vio nos atacó rodeado de esbirros que fueron apareciendo y acorralándonos, poniéndonos en aprietos. Coincidió justo que por ahí pasaba otro capitán ("Bortag el Encandilador", por ejemplo), y en la trifulca llegó a aparecer otro más (quizás "Mortag el Máquina"), pero no fue ninguno de esos líderes el que acabó con nosotros, sino un orco estándar de infantería. La cuestión es que Talion no pudo evitar la muerte. En vez de una pantalla de Game Over, lo que apareció fue el tablero del ejército de Sauron, pero con cambios. Los capitanes que sobrevivieron al combate subieron de nivel, uno de ellos fue incluso ascendido, ocupando el puesto de otro, y el orco que nos mató se convirtió en capitán, ocupando el lugar del primero que habíamos matado al comienzo del juego. Cuando nos volvimos a encontrar con ellos, se acordaban de nosotros.
Este sistema de "ejército cambiante" está muy integrado en el juego, y además de poder buscar información sobre ellos obteniéndola con ítems o interrogando a otros orcos, también surgen misiones que nos ofrecen la oportunidad de encontrarnos con ellos cara a cara. Por supuesto, el modo historia tiene misiones obligatorias en las que acabamos con los mayores rangos del ejército enemigo, pero estas misiones secundarias, aparte de debilitar a Sauron, nos darán más experiencia y harán subir nuestro nivel de poder. Pero si fracasamos, el jefe contra el que íbamos a atentar se fortalecerá. De hecho, bajo estas líneas podéis ver un encuentro con "Blorg el Verdugo" en el que a medio camino se fortalece al completar su cacería, y tenemos que "matarlo desde cero" de nuevo.
Este sistema es adictivo y un tanto peligroso. El juego no es especialmente generoso con la salud y penaliza los fallos, por lo que es fácil morir. Es incluso más fácil picarse e intentar ir constantemente a por el capitán que nos ha matado, y de hecho el juego nos marca como venganza aquéllos que nos hayan quitado la vida. El problema es que los capitanes suben de nivel y nosotros no tan rápido, sobre todo si estamos emperrados en vengarnos en vez de seguir con nuestra vida de dunedain perdido con fantasma elfo dentro del cuerpo. El sistema está muy bien bautizado, ya que a base de picarnos y perder con un enemigo lo vamos fortaleciendo. Llegados a un punto, Ugluk, el señor de la guerra del que hablábamos antes, se reía en nuestra cara al vernos aparecer, nos pegaba un par de tortas y aparecía una secuencia cinemática en la que se reía de nosotros y se iba. Ni siquiera se molestaba en matarnos más.
Este sistema de jerarquías está íntimamente relacionado con muchas de las misiones del juego, cada vez más a medida que avancemos, especialmente en la segunda mitad de la historia, cuando desbloqueamos el mapa completo y unas nuevas habilidades que le dan un nuevo giro al sistema Némesis y que no vamos a desvelar para no destripar la historia.
Un sistema de combate heredado de Batman y un completo sistema de habilidades
Si en el mundo abierto del juego y en la abundancia de arbustos para escondernos recuerda a Assassin’s Creed, el sistema de combate se toma prestado de la saga Batman Arkham de la propia Warner. Contamos con un botón de ataque, otro de contraatacar y movimientos para esquivar y aturdir, aparte de todo tipo de modificadores para el combate. Éste se centra como en Batman en hacer frente a muchos enemigos al mismo tiempo sin que nos sobrepasen, para lo cual es esencial esquivar y contraatacar. Más incluso que en Batman, el sistema juega con el hecho de tener que rematar a los enemigos. Si no lo hacemos volverán a levantarse, pero cuando lo hagamos nos arriesgamos a que otros enemigos nos hagan daño. Muchas luchas las perderemos por no tener paciencia, por intentar acabar con los enemigos en el suelo descuidando a los demás.
Como ya comentábamos, el juego no es demasiado generoso con la salud y dos o tres golpes pueden ponernos en serios apuros. Cuando estemos sin vida un minijuego nos ofrecerá la oportunidad de salvarnos en el último momento, pero al segundo intento se vuelve realmente difícil y desesperado. Con frecuencia tendremos que tragarnos nuestro orgullo montaraz y huir, intentar subirnos a una de las torres de sincronización para que nadie nos pueda alcanzar, y lamer nuestras heridas esperando mejor suerte la próxima vez. De lo contrario veremos cómo el enemigo se fortalece y Mordor se vuelve cada vez más peligroso mientras todos los uruk-hai se chotean de nosotros.
El sistema de habilidades combina la subida de niveles de experiencia con un árbol de ventajas o ataques especiales que iremos desbloqueando a medida que gastemos puntos, teniendo que subir nuestro nivel general de poder para que se abran nuevas posibilidades. Por otro árbol de habilidades relacionado con la salud y las armas se avanza gastando el mithril que ganemos en las numerosas misiones secundarias. De este modo iremos obteniendo la posibilidad de forjar runas en nuestras armas, que a su vez recibiremos en las misiones y tras acabar con los enemigos más complicados.
Un mundo abierto interactivo y lleno de cosas que hacer
Aparte de las misiones de la historia y de las secundarias que tienen que ver con la política de Mordor, abundan todo tipo de retos y misiones que nos darán experiencia y recompensas: incursiones sigilosas, liberaciones de esclavos y la búsqueda de artefactos élficos que nos contarán algo más de los secretos que Celebrimbor no logra recordar. Es un mundo abierto lleno de cosas que hacer, y sobre todo muy interactivo. Cuando estemos centrados en realizar una misión o en encontrar un objeto, quizás ese capitán que nos la tiene jurada aparezca de repente y nuestros planes cambien de repente.
El mundo del juego no es en realidad demasiado grande y podemos recorrerlo de punta a punta en escasos minutos, y más si vamos montado sobre alguna de las bestias que podemos domar. No se echa en falta más tamaño, quizás sí más variedad visual. Irónicamente el punto flojo del juego es la historia, que se suponía que sería lo mejor, no tanto por cómo se saca de la manga cosas que molestarán a los que se sepan los árboles genealógicos del Silmarillion, sino por lo inconexa que resulta en ocasiones. Para dar mayor libertad del juego se permite que el jugador elija cuándo avanzar en cada faceta de la historia, y todo ello combinado con un mundo cambiante, y eso hace que la narración sea un poco vaga e incoherente en ocasiones. Acabaremos enterándonos bien de lo de Celebrimbor, quién es Talion y qué le pasó, pero tampoco nos parecerá una gran recompensa. Lo mejor de Sombras de Mordor es jugarlo, y eso a fin de cuentas es algo muy bueno.
Uruk-hai de todo tipo y gran variedad
Sombras de Mordor no es un juego que entre exactamente por los ojos, y el hecho de tener versiones para PS3 y Xbox 360 naturalmente lastra el resultado en las de nueva generación. El mundo de Mordor resulta un tanto monocromático a primera vista, pero según avanzamos varía algo más, incluso se ven partes verdes, sin que el juego acabe destacando por su variedad pero mejorando la impresión de los primeros minutos. Con unos efectos de iluminación y de paso del tiempo más que correctos, lo mejor del apartado visual es la gran variedad de enemigos que hay; no nos referimos a los estándar, sino a la forma que tiene el juego de generar capitanes orcos diferentes entre sí, con su propio aspecto y su forma de evolucionar a medida que se hacen más poderosos. Cada uno tiene su propio diseño y hay centenares diferentes, y aunque es cierto que algunos pueden parecerse entre sí, es un nivel de variedad tremendo.
El sonido se lleva la mejor parte, con una buena banda sonora y variedad de efectos, pero sobre todo por el gran doblaje que tiene, con una enorme cantidad de líneas de diálogo, actores conocidos y hasta la voz de Gollum en las películas. La banda sonora cambia interactivamente y ayuda a ambientar los momentos de combates más desesperados.
Un gran juego de acción basado en El señor de los anillos
Sombras de Mordor acaba resultando un juego de acción en mundo abierto fresco, que sin duda tiene cosas mejorables, pero donde brilla el sistema Némesis y lo bien implementado que está tanto en la historia como en el mundo del juego. Su diseño parece una mezcla entre los Batman Arkham y los Assassin’s Creed, pero que su mundo abierto evolucione de esa manera le da un giro inesperado que lo hace muy divertido y una gran sorpresa. Dejando a un lado que su historia va contra los cánones de la Tierra Media y eso puede no gustar nada a los aficionados a la obra de Tolkien, paradójicamente nos sumerge en una parte nunca vista, la de los malvados orcos y sus entresijos. Aunque por la gran expectación que tiene llamarlo tapado puede ser exagerado, sin duda es una gratísima sorpresa y estamos seguros de que superará las expectativas de los jugadores.