Análisis de Medal of Honor Airborne (PS3, Xbox 360, PC)
Electronic Arts lleva finalmente su juego de acción en primera persona por antonomasia, el que hace años inició la moda de los juegos basados en la Segunda Guerra Mundial, a la nueva generación. La imagen del general Eisenhower dando ánimos a los paracaidistas justo antes del día D es una de las más conocidas del conflictol. La mayoría de esos hombres, recordaría años más tarde el general, iban a perecer en la misión. Electronic Arts homenajea con este nuevo Medal of Honor a los más valientes soldados de la guerra, los paracaidistas, protagonistas de un sinfín de asaltos arriesgados y de episodios memorables, como la defensa de Bastogne. Con los saltos en paracaídas viene también un nuevo diseño de los niveles, más grandes, más largos y más abiertos que nunca.
La idea de Airborne es muy interesante a primera vista. En vez de comenzar un nivel en un punto fijo, como tradicionalmente ha ocurrido siempre en los juegos de acción en primera persona, en esta ocasión saltaremos desde un avión y tendremos cierta libertad para elegir dónde caemos. Al principio de cada misión, en una secuencia de introducción con cierta interactividad, se nos explicará cuál es la situación del campo de batalla, qué objetivos tenemos y cuáles son las zonas seguras donde podemos aterrizar. Estas zonas seguras son muy importantes, y están señalizadas con granadas de humo verde, permitiéndonos dirigir nuestro descenso a un área donde tenemos munición de sobra y no estamos rodeados de alemanes.
Las misiones de Airborne son también sorprendentemente largas, quizás sea el juego de acción en primera persona con misiones de mayor duración y, aunque el juego solamente cuente con seis, tardaremos entre noventa minutos y dos horas en completar cada una. Las misiones están, además, estructuradas de forma no lineal. Todas ellas cuentan inicialmente con una serie de objetivos que podemos ir superando en el orden que queramos, guardándose la partida tras completar cada uno de ellos –o una parte de ellos-, permitiendo que no perdamos nuestro progreso cuando nos maten. Cada vez que esto ocurra, al menos durante la primera parte del nivel, volveremos a saltar en paracaídas, pudiendo elegir de nuevo la zona en la que aterrizar.
En este sentido, el aterrizaje nos permite bastantes opciones. No solo contamos con las zonas verdes sino con todo el escenario, aunque en ocasiones esta opción sea bastante suicida. Podemos aterrizar y, antes de haber recuperado el equilibrio, haber sido impactados por numerosos enemigos y solo tener ya media barra de vida a nuestra disposición. En cambio, dentro de las zonas no seguras hay también lugares donde resulta seguro caer; el juego nos bonificará por ello y además contaremos con una gran ventaja sobre los alemanes, flanqueándolos. Por supuesto, no estamos solos, y mientras nuestros compañeros de la aerotransportada combaten contra los alemanes, nosotros podemos venir por detrás de éstos y rodearlos, metiéndoles en un gran apuro.
El combate de Medal of Honor Airborne se basa mucho en la cobertura y el flanqueo. Tanto los enemigos como nuestros aliados cuentan con una buena inteligencia artificial que hace que en todo momento busquen cobertura en los objetos del escenario, intentando rodear al enemigo y retirándose cuando vean que la situación se empieza a poner complicada. A veces la inteligencia artificial es demasiado lista –es increíble cómo, en los niveles avanzados, se dan cuenta al momento de dónde estamos- y a veces un poco tonta, no dándose cuenta de que estamos ametrallándoles por detrás, pero en general la dinámica de combate es interesante y funciona bastante bien, dando lugar a tiroteos muy intensos, donde a veces estaremos medio atrapados sin saber cómo hacer frente al intenso, y bastante preciso, fuego enemigo.
En Medal of Honor Airborne los enemigos nos impactarán mucho más que en anteriores juegos, pero el sistema de salud ha cambiado para adaptarse a los nuevos tiempos, a los juegos en primera persona donde la barra de energía se va regenerando, aunque en esta ocasión el parecido es mayor con Resistance que con Halo. Tenemos una barra de energía dividida en cuatro secciones, que se irán recargando siempre y cuando nos quede todavía algo de vida. De este modo, podremos ser arriesgados si contamos con cuatro porciones de vida, pero cuando sólo nos quede uno, tendremos que estar cubiertos e intentar ocultarnos en cuanto recibamos un impacto para regenerar la vida lo más rápido posible. Para recuperar al completo la barra, iremos recogiendo botiquines, que irán rellenando cada porción. Es un buen sistema, sobre todo porque los diversos impactos de los enemigos causan diferentes daños en nosotros. Por ejemplo, cada impacto de un francotirador "liquidará" una fracción de nuestra vida.
Otro aspecto muy interesante de este nuevo Medal of Honor es la experiencia en las armas. Comenzaremos de cero en todas las armas, pero cada vez que matemos a un enemigo con una de ellas obtendremos experiencia, logrando subir de nivel tres veces (tirador de primera, tirador experto…). Cada subida de nivel implica no solo una mayor efectividad al usar el arma –menos retroceso, más precisión-, sino que también nos otorga mejoras, como un cargador con el doble de tamaño, menor retroceso, menor tiempo de recarga, etc… La experiencia de las armas puede resultar algo baladí en un primer momento, pero luego se convierte en un factor que incide en el juego de varias maneras. En primer lugar intentaremos conseguir experiencia con las armas que nos gustan para que sean más efectivas, en segundo lugar veremos una mejora real cuando vayamos subiendo de nivel, una mejora que mejorará nuestra eficiencia de forma notable y, en tercer lugar, nos permite hacer cafradas divertidas, como por ejemplo ir, pistola Colt en mano, acabando con los alemanes con bastante facilidad.
La experiencia no se mantiene tras la muerte, sino que se cuenta desde el último punto de control guardado. El diseño de los niveles es uno de los puntos fuertes del juego sin ninguna duda. Nosotros caemos en paracaídas sobre el nivel, y tenemos inicialmente una serie de submisiones que cumplir dentro de éste. Cada vez que cumplamos una, o una parte de una (destruir un tanque en una misión de destruir tres tanques, por ejemplo), el juego guardará nuestros progresos y recomenzaremos el nivel, al morir, en el estado en el que estaba cuando se guardó. Esto es importantísimo porque los niveles están llenos, a rebosar, de soldados alemanes de diferentes tipos, creciendo en fuerza y dificultad a medida que vamos avanzando por las misiones.
Tras una primera fase de "nivel abierto", los niveles entran en una parte guiada, con secuencias cinemáticas, en una especie de fase final donde tenemos que hacer frente a algunos retos adicionales. Por ejemplo, a una emboscada en unas ruinas, o algún temible encuentro contra un tanque alemán. Esta última parte es la menor, y dura una media hora, mientras que la parte anterior, como comentábamos, supera la hora de duración. Esta última parte de los niveles tiene además lugar en una zona que se abrirá más adelante y que no estará accesible en nuestros saltos de paracaídas.
En los seis niveles del juego visitaremos Italia, Francia, Holanda y Alemania. Tomaremos parte en la invasión de Sicilia y en la conquista de la península itálica, facilitaremos el desembarco de Normandía, participaremos en el fiasco de la operación Market Garden y lideraremos el asalto final a Alemania ya entrado 1945. A lo largo del juego estaremos en la piel de Travers, un soldado de la unidad aerotransportada, al que los otros soldados, anónimos, se referirán en ocasiones durante el juego –"¡Han herido a Travers!". "¡Vamos, Travers!"- y el narrador al terminar la misión. Sin embargo, la historia no asume un papel tan importante como en anteriores juegos de la saga o en otros títulos similares, simplemente hace de componente para hacer algo más creíble la acción.
El hecho de que el juego tenga seis niveles hace, de hecho, que cada uno de ellos sea muy importante y que un nivel flojo pueda estropear considerablemente la experiencia en general. Afortunadamente no es éste el caso en Medal of Honor Airborne. Los seis niveles son interesantes y están muy bien planteados, aunque subjetivamente los que más nos han gustado son los urbanos, aquellos en los que tenemos libertad para saltar en un tejado o meternos por las habitaciones una cosa y así intentar emboscar a los alemanes. En cualquier caso, la mezcla de entornos es acertada y el juego, aunque contando solo con seis niveles, tiene una duración considerable y, lo que es más importante, resulta una experiencia consistente.
A nivel gráfico Medal of Honor Airborne simplemente cumple, sin establecerse como una de las cumbres de Xbox 360 o PC pero sin decepcionar. Destaca el gran tamaño de los niveles y la cantidad de detalles en ellos, pero el resto de los elementos del juego están a un nivel decente o notable, sin destacar sobremanera dentro de los respectivos catálogos. Los escenarios no se modifican en tiempo real, y las explosiones son todas muy parecidas entre sí. El juego cuenta con algunos detalles interesantes, como la deformación de la mira del rifle de francotirador o algunas animaciones de muerte, pero el apartado gráfico, sin ser malo en absoluta, es la parte floja del juego. Quizás el hecho de ser inicialmente un desarrollo entre generaciones haya influido en este aspecto.
El apartado sonoro sigue al altísimo nivel de Medal of Honor y de las producciones de EA en general. La música es tan épica como acostumbra a ser en este hermano videojueguil de Salvar al Soldado Ryan, y los efectos de sonido son muy variados y dependen de la posición del enemigo que nos dispara, por ejemplo; las voces son, como es de esperar, completamente en castellano, con un buen doblaje y los respectivos acentos. Destacan además detalles como la propaganda alemana, que oiremos a través de los altavoces en ciertas misiones.
Complementando el modo para un solo jugador, de cierta duración aunque no mucha rejugabilidad -pues esa es la otra cara del gran tamaño de los niveles-, Airborne cuenta con un multijugador bastante estándar salvo por el hecho de permitir que las tropas aliadas salten al campo de batalla en paracaídas. Hasta doce jugadores podrán participar en varios modos de juego, como deathmatch o deathmatch por equipos, destacando entre ellos el modo de objetivos, contando con la misión de capturar tres banderas en cada nivel.
Medal of Honor Airborne es un juego de acción en primera persona sólido y un gran comienzo de la saga en la nueva generación; probablemente es también el mejor juego de la saga en muchos años, innovando en lo del salto en paracaídas, lo que le da al juego una gran frescura entre tanto juego de acción basado en la segunda guerra, y contando con un buen diseño de niveles que esperamos que, haya saltos o no, se mantenga en sucesivas ocasiones. Solo un apartado técnico no demasiado brillante y los fallos en la inteligencia artificial, que acaban haciendo el combate algo repetitivo en ocasiones, empañan un poco la experiencia. Por lo demás se trata de una compra muy recomendada para los aficionados a la acción.