Análisis de Echochrome PSN (PS3, PSP)

Para ello operamos sobre escenarios minimalistas al completo, unos entornos que están compuestos por una serie de plataformas suspendidas sobre la nada en un ambiente completamente blanco. Esto es interesante como efecto estético, y realmente nos ha convencido su simplicidad, y ayuda a reforzar el efecto de engaño visual, algo que no creemos que hubiese funcionado empleando, por ejemplo, fondos con ilustraciones o efectos visuales de algún tipo. Pero es también su inconveniente principal: lo normal es que el juego no entre por los ojos, y eso a día de hoy puede representar un lastre insalvable para parte importante del público.
Por tanto, lo que nos encontramos es la nada, y sobre ella plataformas sueltas, un personaje, y cuatro marcas que a modo de representación icónica de ese personaje tenemos que "recoger", es decir, nos marcan una ruta obligatoria a seguir que se traza con su presencia. En realidad la ruta la crearemos nosotros con nuestra habilidad, esas figuras son sólo puntos que alcanzar de una manera u otra para, al final, regresar al principio. Nuestro rival: el tiempo. El reloj jugará en nuestra contra sistemáticamente, y también algunos modificadores que pueden alterar la ruta de nuestro personaje.
Eso, sin embargo, no será problema, pues no sólo tenemos un elaboradísimo tutorial, sino que la curva de dificultad lograda es muy suave. Poco a poco iremos progresando hacia entornos cada vez más complejos, pero el juego no es propenso a dar saltos bruscos en su dificultad, por lo que es díficil quedarnos demasiado atascados y entrar en un proceso de frustración. El tutorial, ya que hemos sacado el tema, es un imprescindible: en él se explican las cinco leyes que rigen qué podemos hacer y qué no con la perspectiva, es decir, con la cámara, y que debemos dominar para comprender y controlar satisfactoriamente el juego. Es así cómo se nos explica cómo mover la cámara para lograr que las plataformas lejanas parezca que están unidas y salvar abismos de cierta longitud, o cómo rotarla para eliminar un obstáculo de nuestra vista. En total son cinco leyes, y la verdad es que es más complicado explicarlas por escrito que verlas en funcionamiento, lo que dice mucho a favor del cuidado sistema de juego aportado por Echochrome. En cualquier caso todo gira en torno al concepto de rotar y mover un mundo tridimensional en el que hay que pensar sobre conceptos más bien bidimensionales.
El control es igualmente fácil: basta pulsar un botón y luego mover el stick para conseguir el efecto de perspectiva deseado, y según progresemos en el juego nos iremos acostumbrando a manejar sus conceptos para sacarles el máximo provecho y reducir incluso nuestro tiempo en cada puzle, optimizando, y mucho, nuestra técnica. Esto se puede conseguir gracias a los diversos modos de juego que se presentan. Freeform es el modo principal, en el que se nos presentan ocho niveles (de un total de 56), pudiendo escoger la dificultad (con cinco niveles diferentes). Este modo incluye continuaciones infinitas, pero no la obligación de superar cada puzle: si uno se nos atraganta definitivamente, podemos saltarlo y pasar al siguiente, y ya volveremos a intentarlos en otra ocasión.
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