Análisis de Disgaea Dimension 2: A Brighter Darkness (PS3)
Tras varios Disgaea cada jugador tiene sus favoritos. Unos han avanzado más en el terreno jugable, otros han retocado los gráficos, y aunque todos tienen como similitud una historia y personajes inolvidables el primero de la saga es aún uno de los más recordados, sentando las bases que el resto sigue a grandes rasgos y presentando personajes de los que aún no nos hemos olvidado –protagonistas también de numerosos cameos en otros Disgaea o juegos como Prinny-: Laharl, Etna y Flonne. Probablemente por y eso, y por tirar del aspecto nostálgico en el aniversario de la compañía, tras Disgaea 4: A Promise Unforgotten NIS se puso manos con una secuela del original, Disgaea D2: A Brighter Darkness, que se aprovecha de los avances técnicos realizados en el cuarto juego a la vez que continúa las aventuras de los héroes más carismáticos de la Disgaea.
D2 retoma la historia tras Disgaea: Hour of Darkness, con Laharl ahora convertido en Señor del Netherworld, sucediendo a su padre Krichevskoy. Pero el hábito no hace al monje, y los demonios no han aceptado aún su autoridad, quedando mucho trabajo por hacer para ganarse el respeto. Por si fuera poco, un grupo de demonios está planeando su derrocamiento para colocar a otro líder en el trono, uno que dé la talla como hacía Krichevskoy. Todavía se acumularán más problemas con el cambio climático, y no, en el Netherworld no hay más polución ni más calor, están creciendo unas flores celestiales que no debían aparecer en este lugar que los demonios opositores de Laharl consideran una agresión de los ángeles. ¿Pueden ir las cosas peor para nuestros protagonistas? Pues sí, veremos nuevos giros en la trama, peculiares secundarios, una chica angelical que dice tener lazos familiares con el protagonista en un enrevesado guión tan absurdo como NIS nos tiene acostumbrados.
Si no has jugado al Disgaea original eso no será ningún impedimento para disfrutar con D2. Al inicio se hace un breve resumen de lo acontecido, no hay excesivas referencias al pasado y cuando se hacen, se explican bien, la única parte que habrás perdido es cómo se conoció el grupo principal y su relación, que es algo que irás descubriendo aquí poco a poco. La historia de D2 es graciosa y está repleta de bromas de todo tipo y calidad, pero también hay que decir que no parte de una premisa tan delirante como algunos de los últimos Disgaea y se nota que es una secuela gratuita en cuanto al argumento, pierde fuerza en este sentido. Al menos los diálogos, la química entre Laharl y Etna, y ciertas situaciones surrealistas –un cambio de sexo incluido- son sólo posibles en esta saga y hacen mucho más llevadera la parte de la acción.
El desarrollo en D2 es el habitual para Disgaea y la mayoría de juegos de rol estratégico, un jugador de la serie se encontrará como en su casa y podrá saltar a la acción pasando de manera rápida por los tutoriales. Disponemos de la recreación del castillo de Krichevskoy, ahora de Laharl, para explorar a modo de área principal, con su tienda de armas, de objetos, el hospital para recuperar vitalidad y puntos mágicos, el Item World, un gimnasio para mejorar un atributo de las unidades de manera extra al subir de nivel, la asamblea oscura y una tienda de trucos para alterar las normas del juego.
Esta última, lejos de ser una mera curiosidad, esconde mucho potencial para adaptar D2 a nuestros gustos, y permite entre otras opciones –como subir la dificultad de los enemigos-, aumentar la experiencia ganada en las partidas a cambio de reducir la cantidad de dinero o maná obtenido. Esto se hace dentro de unos límites, y es posible ajustar cada indicador a nuestro gusto –teniendo en cuenta que por mejorar uno, hay que restar de otro-. Gracias a esto se reducirá la necesidad de repetir mapas sólo para subir nivel siempre y cuando estemos dispuestos a sacrificar un tipo de recompensa que no valoremos tanto. La idea es muy buena.
A medida que avanzamos se irán desbloqueando las opciones en el castillo y se nos explicará brevemente sus funciones la primera vez que hagamos uso de los servicios. Si es tu primer Disgaea, conviene que prestes atención a esta parte inicial porque estamos ante un juego de estrategia en el que el más mínimo fallo –mala posición de los personajes, equipo no adecuado- cambia drásticamente el curso de las partidas. No es difícil quedar atascado en un nivel hasta que una chispa salta en tu cabeza y realizas otra aproximación al enemigo con mejor resultado.
Como el resto de entregas, cada episodio del juego está compuesto por varios enfrentamientos en mapas, entre los cuales se pueden activar secuencias de historia para presentar nuevas amenazas o gags. En estas áreas nuestras unidades se mueven por casillas, que según la clase y parámetros, serán más o menos. Hay numerosos tipos de personajes enfocados al combate físico, a larga distancia, a los ataques mágicos, contraataques, apoyo curativo o equilibrados en general. Las variantes son muchísimas, pudiendo luego equipar diferentes armas y accesorios.
Para crear una clase que deseemos hay que acceder a la asamblea. Hay un número decente de personajes al inicio que irá aumentando al luchar contra nuevas criaturas, después fortaleceremos sus parámetros en una cantidad que dependerá del gasto de maná que decidamos usar y se añadirá su "Evility" que define aún más sus características especiales, su personalidad. Más adelante habrá tareas o ventajas que requieren ser aprobadas por votación, como la mejorar de la oferta en tiendas o subir la relación entre personajes -que afecta a cómo pueden colaborar entre ellos-, que hay que hacerlo por la vía democrática, entrando ya en juego qué personaje utilizamos para realizar la petición y el soborno a los senadores.
El combate por turnos de D2 no difiere mucho de sus antecesores. Es abrumadoramente profundo, a los movimientos, ataques, técnicas especiales, lanzamiento de compañeros u objetos, formación de torres, sumamos todas esas normas que hacen la jugabilidad de Disgaea una de las sagas de rol estratégico más completas, accesibles y a la vez, tremendamente divertidas para cualquier nivel del jugador. Los geopaneles vuelven a cobrar protagonismo, son esas porciones del terreno de color con normas específicas que podemos modificar destruyendo o desplazando las pirámides de poder asociadas a ellas, abriendo infinitas posibilidades de afrontar un combate según la colocación del enemigo y nuestro bando. Añade las diferentes alturas del terreno, ataques según las posiciones, los combos y técnicas de equipo, y tienes porqué Disgaea está tan bien valorado por usuarios veteranos como por los novatos.
La duración es eterna si decidimos entrar en el Item World, una serie de mazmorras aleatorias dentro de cada objeto, sea equipamiento, consumibles y cualquier ítem encontrado o comprado. Puedes elegir una de tus armas, entrar en estos niveles y avanzar luchando contra oponentes más y más fuertes para subir el poder de ese objeto. Esta vez el mundo interior está ambientado en el mar, navegando con nuestro barco –inicialmente un bote de madera- por islas que debemos limpiar de monstruos o, si queremos pasar rápido de piso sin obtener extras, alcanzando una señal en el mapa. Tiene su propia asamblea, salas de bonus y habitantes. Teniendo en cuenta la cantidad de ítems que podemos recolectar a lo largo de la aventura, y el interés especial en potenciar las mejores armas, aquí invertiremos muchas horas al margen del argumento principal. No es un aspecto necesario para desarrollar y si es tu primer Disgaea quizás quieras posponer esta tarea cuando domines las normas básicas del juego porque las posibilidades son abrumadoras.
Así como Disgaea D2 nos encanta, también tenemos que admitir que esta entrega tiene un inconveniente: en apariencia no ofrece novedades rompedoras. Si hasta el momento lo comentado suena a conocido es porque salvando el argumento –que al ser secuela, tampoco es completamente novedoso- la mayoría de aspectos son muy conservadores. Pero no es idéntico a otros títulos, NIS ha decidido eliminar o modificar características de otros juegos, como el editor de mapas, la fusión de monstruos o el Magichange. Son ligeros cambios que realmente sí tienen efectos en la jugabilidad, y aunque pasan un poco inadvertidos a simple vista, los jugones de la saga sabrán apreciar el giro dado, más enfocado a la estrategia en equipo, a gestionar el grupo de manera global y todas las posibles interrelaciones entre las unidades desplazadas en el mapa.
Por ejemplo, en lugar del Magichange ahora podemos montar a las bestias, y para ello es necesario que una clase humana se encuentre cerca de un monstruo, de manera que el animal recibe el daño y se abren nuevas habilidades tanto de habilidades como de estrategias de cara a luchar contra enemigos más poderosos –el monstruo es un seguro de vida al absorber impactos letales-. En este tipo de ataques conjuntos tiene influencia la compatibilidad entre unidades, una curiosa forma de introducir las relaciones sociales entre los personajes con beneficios en la batalla. Y no se queda ahí, en la categoría las conexiones de personajes ahora tenemos un sistema de maestros y alumnos para aprender habilidades del compañero, permitiendo adquirir habilidades curativas en clases que no accedían a ese tipo de magias de manera natural.
Regresa, de Hour of Darkness y Cursed Memories, la afinidad que determina la maestría de cada unidad a un tipo de arma determinada, podemos explorar la mansión de Laharl con otro personaje en pantalla y Land of Carnaje se desbloquea tras terminar el juego, aunque no aparece X-Dimension –versiones más complicadas de mapas de la historia-. Esto, sumado a otras características como la citada "Evility" que hace personajes resistentes a un elemento o mejorar sus parámetros cuando un compañero realiza un determinado ataque hacen que la primera impresión es que D2 ha cambiado poco respecto a otros Disgaea, pero esa es una verdad a medias. Los más expertos sabrán sacar jugo de estas diferencias en un combate en el que entran en juego más variables y es, en definitiva, ligeramente mejor.
Donde hay pocas o ninguna novedad es en cuestiones técnicas. Después de que Disgaea 4 revisase todas las animaciones de los monstruos para la alta definición, podríamos decir que la demanda principal de los usuarios ya está corregida y NIS no ha creído conveniente realizar más retoques. Lo cierto es que aún queda mucho trabajo por hacer, como mejores animaciones, evitar ralentizaciones puntuales y sobre todo añadir efectos para los ataques especiales más vistosos, propios de PlayStation 3 y no de PSOne. D2, como otros Disgaea, salva la papeleta gráfica gracias a su colorida dirección artística y diseño de personajes. En cuanto a la música tampoco hay cambios, sigue apostando por músicas alegres y pegadizas repletas de sintetizadores y coros. Se puede escuchar tanto el doblaje inglés como el japonés; el texto llega, como era de esperar, sólo en inglés.
Conclusiones
Disgaea D2: A Brighter Darkness ha mejorado su jugabilidad, o por lo menos en nuestra opinión lo ha hecho más estratégico, primando la gestión del equipo por encima de las individualidades, se ha introducido una práctica tienda de trucos y la creación de clases es más flexible que nunca. Son novedades que no se empiezan a apreciar hasta pasadas unas horas y que sin duda compensan las características u opciones que se han caído en esta entrega, no demasiado revolucionaria en líneas generales, pero que da pasos en la dirección correcta.
Si te estabas preguntando que había sido de Laharl tras conseguir su objetivo, o si simplemente quieres disfrutar de otra joya de este género al que por desgracia se le presta menos atención de la debida, D2 debería estar en tu lista de prioridades.