Análisis de Shadow of Rome (PS2)
El principal problema era la dificultad para dosificar los dos sistemas de juego, y posiblemente por ello, Capcom acabó dividiendo Onimusha 3 en dos personajes enfocados de manera diferente a la acción y aventura. Aunque Shadow of Rome ya no es un juego de terror, si mantiene esa pasión de Inafune por imitar el cine americano y la división de personajes de Onimusha 3. Eso sí, ahora no estamos ni en el Japón feudal ni en la Francia post-moderna, ahora nos ubicamos en la ciudad eterna: Roma
La muerte de César es uno de los grandes enigmas históricos, estableciéndose varias versiones, desde la glorificación de Tito Livio a la visión tiránica de William Shakespeare. Capcom ha optado por revindicar al personaje, y convertir a Cicerón en una especie de personaje ladino anti-cesariano, y defensor de las virtudes republicanas.
Aunque el juego tiene varios fallos históricos como la presencia del Coliseo (Se construyó unos años más tarde) o la implicación de Cicerón en la trama cesariana (su papel en la realidad, por lo que nos han transmitido las fuentes históricas, es puramente testimonial), hay que decir que lo básico del desarrollo de la historia está bien pensado, estableciendo la lucha entre el senado y los cónsules tan típica del final de la república Romana.
Las fases de Agrippa se desarrollan principalmente en los coliseos y exteriores, estando enfocadas en la lucha sin cuartel contra todos los enemigos. A diferencia de Onimusha 3, esta vez nos encontramos con un juego de acción sin medias tintas, con golpes especiales y sobre todo un medidor de "Salvas", las cuales actúan como combos. Esto es realmente importante, ya que las armas en el juego se rompen fácilmente, y cuanto más salvas obtengamos en los Coliseos, más posibilidades tendremos de que nos lancen desde el público nuevas cimitarras o hachas.
El sistema de combate, la física, y la variedad de armas, recuerdan poderosísimamente al título de la desaparecida Rebel Act, Blade: Edge of Darkness. De hecho, el personaje puede llegar a coger un brazo y atacar con él, aparte de la posibilidad de usar un escudo. Este modo es como juego de acción simplemente brillante, y es la mejor representación que se ha hecho del mundo de los Gladiadores en consola. Ahora, las arenas y entornos se repiten bastante, resultando monótono a la larga.
La fases de Octaviano son realmente un remedo de los juegos de infiltración actuales, y obligan al personaje a realizar la mayoría de sus acciones sigilosamente y de manera estudiada. El principal problema de la infiltración es que la inteligencia artificial de los personajes es de muy bajo nivel, y no puede competir con las apuestas actuales de Konami o Ubi Soft en el género. No es de recibo que los personajes se caigan cinco veces con la misma cáscara de plátano, estos deberían recordar su error anterior. Para compensar esto, tenemos dos elementos interesantes que son los toques de aventura gráfica y el marco de Roma.
Aunque está muy lejos de ser una aventura pura, Octaviano puede hablar con muchos personajes a lo largo del juego y obtener información sobre lo que se cuece en la ciudad eterna. Estas conversaciones, la mayoría de las veces, no pasan de dos respuestas a lo sumo, estando muy alejadas de los juegos dialectales de LucasArts. Pero de vez en cuando deberemos realizar combinaciones de respuestas para convencer a los personajes del juego, algo muy pocas veces visto en el género en consola. Por último, las fases de Octaviano se desarrollan en distintas partes de la ciudad de Roma, a las cuales podemos acceder mediante un mapa cenital con las distintas zonas. Otro elemento que recuerda bastante a las antiguas aventuras.
Pero donde el juego sigue brillando y demuestra la capacidad de Capcom es en el trabajo de texturas, que resulta impecable para el nivel habitual que estamos acostumbrados a observar en la consola de Sony. El número de fotogramas por segundo se mantiene estable a lo largo del juego, siendo bastante fluido y no interfiriendo en las partes de acción. A esto debemos unir las secuencias de video, único talón de Aquiles del juego, ya que han sido realizadas sólo con el motor gráfico.
El diseño de producción mantiene la calidad de anteriores trabajos de Capcom, resultando especialmente interesante en la variedad de armas que han diseñado para el coliseo. También los lugares romanos que han realizado demuestran un estudio de nivel sobre el mundo tratado, contando con las inscripciones latinas correspondientes. Es en definitiva, y como suele ser habitual en Capcom, el mejor apartado del juego y uno de los pocos juegos que superan la limitación habitual de la consola en cuanto a texturas.
Por lo demás, y aún contando con una gran jugabilidad, el título tiene algunos errores de bulto como problemas con la detección de blancos con Agrippa (algo que en niveles superiores es odioso) y, sobre todo, el diseño ridículo de las fases de infiltración de Octaviano (que es como volver a la época de los primeros juegos de infiltración para PSX). Una vez superados y aceptados estos errores, Shadow of Rome se presenta como un juego muy divertido, y que debido a su naturaleza va a encontrar ciertas resistencias a la hora de ser jugado. Es muy posible que Onimusha 3 como conjunto resulte superior, pero Shadow of Rome intenta ser innovador incorporando elementos de aventura y acción muy superiores a los de la franquicia anterior. Por lo demás, es un buen método para conocer la época romana y en ese sentido, el aspecto divulgativo del juego está bien realizado y presenta cosas curiosas como citas de Cicerón al iniciar cada capítulo.