Análisis de F.C. Barcelona: Club Football (PS2, Xbox)
Entrar en un mercado como es el de los juegos de fútbol no es sencillo, debido a que las sagas Fifa y Pro Evolution Soccer acaparan unas enormes legiones de seguidores incondicionales, por lo que la compañía que quiera hacerse un hueco debe presentar un juego casi perfecto o bien utilizar otras estrategias. Club Football dista mucho de ser perfecto en todos y cada uno de sus apartados, pero su estrategia para vender copias parece bastante clara: el márketing. Y es que existen hasta 17 versiones del juego, cada una apadrinada por los mejores clubes del mundo, desde el Barça hasta el AC Milan pasando por Real Madrid, Ajax o Manchester. Las diferencias entre versiones son mínimas y se limitan a intros, menús y galerías de imágenes personalizadas para cada equipo, y claro está, la portada.
En el juego pueden distinguirse dos partes bien diferenciadas: el manager, donde haremos las gestiones oportunas del equipo, y los partidos, que son la parte importante del juego. Como manager, Club Football se queda muy atrás respecto al resto de juegos de fútbol ya que sus opciones son muy limitadas. En este juego esto es algo especialmente reprochable ya que de cara al comprador el hecho de que en el título aparezca el nombre de su club favorito puede llevarle al engaño de que va a poder gestionarlo como si de un directivo se tratara, cuando en la realidad las opciones de gestión son mínimas.
Uno de los detalles positivos es la posibilidad de crear jugadores personalizados, ya que tendremos una gran libertad a la hora de darle un aspecto al nuevo futbolista. Aparte de darle un nombre podemos elegir qué dirá el comentarista cuando toque el balón, y, por supuesto, modificar su aspecto físico eligiendo estatura, tipo de pelo, ojos y un largo etcétera incluyendo detalles tan sutiles como el ángulo de abertura de las orejas. El número de distintos torneos en los que participar no es demasiado elevado y el más original es una Superliga entre los equipos más fuertes de Europa, aunque también se pueden disputar los torneos nacionales de los distintos clubes protagonistas del juego.
El hecho de que el peso de cada versión de Club Football recaiga en un determinado club no impide que se puedan utilizar otros equipos ya que por ejemplo de la Liga española se podrán manejar tanto a los equipos de primera como de segunda división y realizar temporadas enteras con ellos.
Otro de los aspectos destacables del juego es que cuenta con licencias oficiales, por lo que tanto jugadores como equipos cuentan con sus respectivos nombres. Todas las plantillas se encuentran actualizadas, con lo que podremos ver a Ronaldinho en el Barça o a Beckham en el Madrid, y además todas las estadísticas se encuentran muy equilibradas respecto a la realidad contando todos los equipos y jugadores con puntuaciones fieles a las que tendrían en la vida real, no como en otros títulos donde se puntúa más por el renombre que por la verdadera calidad de los futbolistas y las plantillas. Por poner un ejemplo, pese a que individualmente los jugadores del Deportivo tienen puntuaciones inferiores a los cracks del Real Madrid, como plantilla está mejor valorado ya que está muy equilibrada en todas sus líneas.
Pero lo realmente importante de un juego de fútbol son los partidos. El estilo de juego que se le ha pretendido dar a Club Football es más de simulador que de arcade, intentando parecerse a la jugabilidad de la saga Pro Evolution Soccer, pero lamentablemente el intento ha sido fallido y son muchas las cosas que deberían retocar en futuras versiones si quieren hacer un producto similar al de Konami.
Los controles son idénticos a lo visto en los Pro Evolution de PS2, salvando las distancias de la colocación de botones de los controladores, aunque los jugadores no se manejan del todo bien en muchas ocasiones. La más acusada es en la recepción de balones, ya que los jugadores tardan mucho en hacerse controlables desde el momento en que reciben el balón porque las animaciones de control del balón son muy largas. Otro momento donde los jugadores no se pueden manejar es en los balones divididos, donde tanto el jugador que en teoría manejamos en ese momento correrá en línea recta hacia el balón y solo se recuperará su control cuando esté muy cerca del balón o el rival se haya hecho antes con él. Una de las características positivas de los partidos es la posibilidad de cambiar de estrategia sin tener que pausar el juego. Con las cuatro direcciones de la cruceta digital podremos definir otras tantas estrategias que se pueden adoptar en cualquier momento, por lo que si, por ejemplo, estamos utilizando una configuración defensiva y robamos un balón comprometido para el rival es posible lanzar a todo el equipo al contraataque con solo hacer una pulsación. Las cuatro estrategias se eligen antes de comenzar los partidos o se pueden reconfigurar pausando el juego, y son muchas las que se pueden escoger para adaptar el equipo a nuestro estilo de juego.
Obviamente se tendrá control sobre la alineación y sobre la táctica a emplear, como el clásico 4-4-2 o el tridente usado por el Barça, aunque también es posible modificar las posiciones y las tendencias al ataque o defensa de cada jugador sobre el terreno de juego.
Meter goles no es sencillo, ya que hacer pases al hueco resulta una tarea extremadamente difícil pese a que hay un botón para hacer pases en profundidad, puesto que este tipo de pases no resultan todo lo profundos que deberían y normalmente se quedan a media distancia de lo que debería ser un buen pase de estas características. Normalmente los goles llegan de sucesivos rebotes hasta que el balón llega a un jugador con una posición desde la cual tiene la portería vacía, o bien con potentes tiros lejanos que en ocasiones se cuelan gracias a las cantadas de los porteros. Hacer goles de cabeza es una tarea casi imposible, para rematar un centro de cabeza los jugadores no saltan sino que esperan a que el balón les llegue a la cabeza para rematar dando una sensación de total irrealidad.
Lo peor de todo el aspecto jugable no son las dificultades que se puede encontrar el jugador para manejar a los futbolistas, sino que llega un punto, a los pocos partidos, donde el juego puede perder todo su interés porque llega a no ser divertido.
El juego gráficamente tiene muchas carencias y algunos aciertos, aunque es una lástima que estos aciertos se limiten a detalles que pueden pasar desapercibidos como los modelados de cada uno de los entrenadores de los equipos o la fantástica recreación de los estadios de los equipos que dan nombre al juego.
Las animaciones son correctas, sin más, aunque tienen aspectos criticables como el hecho de que al recibir el balón se pierde el control durante más tiempo del deseado ya que la animación dura demasiado, con lo que se le da mucho tiempo al rival para arrebatarnos el esférico. Otro fallo considerable son las celebraciones de los goles, ya que tras marcar un gol los jugadores del equipo que acaba de anotar el tanto se comportan como si no hubiera pasado nada hasta que cambia la cámara y enfoca al goleador, momento en el que los compañeros de equipo pasan a moverse con alguna de las pocas animaciones predefinidas para celebrar goles.
Los modelados de los jugadores pertenecientes a los clubes protagonistas del juego están bastante bien recreados aunque sin alardes, mientras que los modelados del resto de equipos guardan similitudes con sus homónimos reales tan solo en ciertos aspectos, aunque resultaría imposible reconocerlos por los rasgos faciales ya que para la mayoría se han usado unos diseños predeterminados.
El apartado sonoro está bastante descuidado y deja mucho que desear. Los comentarios durante los partidos, aunque están en castellano, resultan sosos y repetitivos por lo que al cabo de un par de partidos llegan a cansar y lo mejor es desactivarlos. El sonido ambiente, aunque no es malo, no llega al nivel de otros títulos como Fifa o Pro Evolution. Tan solo algunos equipos tienen cánticos de su afición y dado que no son un número elevado pueden hacerse monótonos. La música de los menús no se puede decir que sea muy variada, ya que al contrario de por ejemplo las últimas entregas de la saga Fifa donde se pueden escuchar diversos temas de conocidos grupos, en Club Football la música de fondo se hace repetitiva a los pocos minutos.
El resumen que se puede hacer de Club Football es que da la impresión de que los desarrolladores no han conseguido alcanzar el nivel de jugabilidad deseado, por lo que la estrategia de marketing de sacar versiones individuales del juego de los grandes clubes del mundo se antoja como una gran idea desde el punto de vista empresarial para conseguir vender juegos.