Análisis de Worms: Ultimate Mayhem (PC, Xbox 360)
Hay sagas y marcas, que traspasan consolas y plataformas, convirtiéndose en verdaderos mitos de la historia del videojuego. Si echamos la vista atrás y hacemos balance de la cantidad de años que pueden acumular algunas entregas y sagas, estamos seguros de que Worms, sería una de ellas. Es, a todas luces, un icono popular entre los jugadores de medio mundo.
Worms ha ido sacando los más diversos títulos y secuelas a lo largo de sus casi dieciocho años a sus espaldas. Pasando por diferentes, aunque sutiles cambios jugables y mecánicas, la saga Worms ha sabido adaptarse y renovarse continuamente para ofrecer aquello que siempre se le ha reclamado: partidas divertidas, sencillas, directas y llenas de humor. Al menos, en gran medida. Y es que Team 17 (estudio desarrollador de la saga Worms), impulsada por las tendencias de convertir y refrescar los más variados personajes y mundos a las tres dimensiones, se ha visto tentada en más de una ocasión en adaptar a estos irreverentes invertebrados a dichas bondades tecnológicas. Desgraciadamente, el resultado final nunca ha sido del agrado de todos, y aunque este Worms: Ultimate Mayhem parece subsanar algunos fallos, parece que tampoco termina de cuajar del todo.
Gusanos en 3D
Worms: Ultimate Mayhem para Xbox Live Arcade, es un recopilatorio que pone a punto las últimas dos entregas de peso de la saga, Worms 3D y Worms 4: Mayhem, reuniéndolas bajo una nueva adaptación en formato digital. Worms 3D quizás es el primer punto de inflexión en la saga, y a día de hoy, se le conoce como uno de los más arriesgados. No obstante, fue el juego que convirtió una marcada estética y jugabilidad 2D en algo adaptable a las tres dimensiones, con todo lo que ello significa. Gráficamente lo cierto es que no estaba nada mal, y ofrecía gran parte del gusto por la destrucción y la acción que atesoraban los anteriores juegos. En la práctica, el resultado fue poco menos que desastroso para muchos aficionados (aunque gozó de buenas ventas), que veían como el juego simple y divertido que amaban, daba un confuso salto a las 3D por culpa de una mecánica de control poco inspirada. Worms 4: Mayhem, pulió muchos de estos defectos, añadió más modos de juego e incorporó la idea de las fortalezas y castillos para el modo campaña, donde los jugadores y los gusanos debían defender o atacar sus posiciones. Esta entrega, divertida y completa, es a día de hoy, una de las más recordadas por los jugadores de la saga, y en cierta manera, es lo mejor de esta recopilación que los une a ambos por primera vez en Xbox 360.
Si habéis jugador alguna vez a cualquiera de las entregas de Worms, sabréis más o menos como funciona todo, o al menos, tendréis una idea general de lo que podéis esperar de una partida común (a casi cualquier de los modos disponibles) al juego. Worms: Ultimate Mayhem volverá a darnos el control de un pequeño grupo de gusanos (hasta un máximo de cuatro), que tendrá como obligación básica, destruir a los integrantes del grupo de gusanos rival. Estos equipos antagonistas, se dividirán por los escenarios, y estarán equipados con las más variopintas y potentes armas.
Limitados por el tiempo, cada gusano atacará o se moverá por el escenario y los niveles en busca de objetivos que derribar y destruir. Cada partida podrá durar bastante, porque aunque hay un límite de tiempo máximo por cada escenario, lo cierto es que al ser un juego de turnos, cada jugador (o la máquina) puede tomarse unos segundos (marcados por la interfaz en todo momento) para planear su ataque o su próxima estrategia. La partida acabará cuando uno de los dos equipos de aguerridos gusanos elimine a su rival al completo (aniquilando a todos y cada uno de los integrantes). El transcurso de una partida normal de Worms: Ultimate Mayhem, no difiere demasiado a lo mostrado por los demás juegos de la saga, con gusanos haciendo la guerra allá por donde pisan. Es decir, en lo más básico, y en los objetivos primordiales y primarios de cada partida, esta entrega (o más bien, remake) es muy fiel.
El problema, y el mayor lastre del juego, radica en su adaptación a las mecánicas jugables propias del 3D. Worms: Ultimate Mayhem, nada más comenzar, nos invita a que pasemos por un tutorial (más bien, nos obliga), en el que aprenderemos las rutinas jugables y los controles diseñados para la ocasión. El sistema es prácticamente idéntico al de anteriores secuelas, pero adaptado al mando de la Xbox 360. Pero si no cuajaba por aquél entonces, tampoco lo hace ahora. Una sensación que tuvimos nada más coger el mando, fue la de absoluto desconocimiento. Se nos antoja demasiado compleja la distribución del tutorial y los mandos, dándonos abundante información al comienzo de las misiones de entrenamiento, y comprobando al poco tiempo, como mucha de ella, no es del todo exacta o necesaria. Una vez terminemos el tutorial, y empecemos a jugar de manera formal a cualquiera de los modos de juego (de los que hablaremos un poco más adelante), nos daremos cuenta que el control y sus posibilidades, aunque decentes, palidecen por la mala adaptación del sistema jugable a las tres dimensiones.
La mayor parte de nuestro tiempo o nuestro turno de juego, estaremos peleándonos con la cámara, que se comporta de una forma un tanto extraña y errática, proporcionándonos ángulos poco favorables, sobre todo cuando tenemos que usar algún lanzacohetes o granada. Una vez hemos movido el gusano por el nivel, y hemos conseguido manejar la cámara con soltura (en sentido figurado), nos daremos cuenta que la distribución de controles y botones no es del todo la ideal. ¿El resultado? Pues que acciones sencillas que se daban en el juego en 2D, como disparar o apuntar, se han convertido en verdaderos retos en esta ocasión (más allá del conocido sentido o fuerza del viento), cosa que lastra enormemente el sentido del ritmo frenético de una saga como esta.
La perspectiva escogida no facilita nada las cosas, ya que la mayor parte del tiempo estaremos tras la espalda de nuestro gusano, con todo lo que ello implica. Muchas veces, dependeremos más de la suerte y el poco atino de nuestros rivales, que de nuestra pericia como lombrices estrategas. Da igual que intentes usar la vista en primera persona para disparar: si el juego quiere, y te brinda una buena perspectiva, acertarás. De otra forma, mejor tener a cobertura tus tropas. En parte, esto se soluciona con una especie de "cámara de muerte" que nos informa si hemos dañado correctamente o mortalmente a nuestro enemigo, evitándonos que tengamos que deambular por el escenario para comprobarlo.
Más allá de estos problemas, que radican más en una mala transición del aspecto jugable y el planteamiento de la mecánica original que de fallos técnicos, Worms: Ultimate Mayhem es un juego que, valga la redundancia, se deja jugar. Las partidas han perdido mucho ritmo, pero el fin y la diversión, sobre todo si se es muy fan de la saga, es el mismo: utilizar las más disparatadas acciones y armas para ganar la partida. La ingente variedad de modos de juego disponible ayuda muchísimo a garantizar la longevidad del título, que nos promete horas, y horas de peleas y batallas interminables entre gusanos de ridículo aspecto.
A nuestra disposición, más allá de la habitual partida rápida (ideal para jugar sin complicarse mucho en buscar escenario o equipo de gusanos), tendremos los dos modos campaña de los juegos anteriores, denominados "Campaña" e "Historia". En ambos, seguiremos una especie de historia en tono humorístico, donde se relatarán las peripecias de los gusanos protagonistas en territorio enemigo. Las misiones son muy variadas (lo mismo estaremos robando piezas y herramientas evitando que los gusanos rivales edifiquen su ciudad y sus carreteras que detonando barriles de dinamita en restaurantes o aniquilando ejércitos), aunque pueden tornarse sencillas sin tenemos mucha experiencia.
Por su parte, el modo "VS", será el verdadero motor del juego, con una completa variedad de opciones y formatos de partida, y con la seguridad de que al jugar con otros amigos y personas, siempre será mejor que hacerlo en solitario con una I.A que deja algo que desear. Este modo "VS" es clásico, muy clásico. Lucharemos en aquellos escenarios que queramos (desde parques de atracciones y castillos, pasando por pueblos del salvaje oeste, ruinas prehistóricas o palacios árabes a edificios en obras), eligiendo a su vez, las condiciones de victoria o los equipos participantes. Estos modos, son disponibles para jugar acompañado tanto en la misma consola (algo ideal y muy clásico) como mediante conexión a internet a través de la red de juego de Microsoft, Xbox Live.
El modo "Desafíos" es el más diferente y especial de todos ellos, ya que nos recompensará si somos capaces de cumplir aquellos objetivos concretos que se nos marcarán en cada partida. Estos requisitos son variados, y pueden ir desde asesinar a los gusanos rivales con flechas envenenadas, a sobrevivir durante un tiempo limitado o recoger tantas cajas de herramientas como nos sea posible. Está bien, y aporta algo de interés al típico objetivo de destrucción o de defensa imperante en todo el juego.
¡Qué bien se te ve, gusano!
Con respecto al apartado gráfico, Worms: Ultimate Mayhem nos da una de cal, y una de arena. Gráficamente, diremos que, aunque bien adaptado a la alta definición, no se diferencia en exceso más allá de algunas texturas, de aquél juego en 3D que apareció hace unos años. Los gusanos están bien recreados, son expresivos, y para colmo, muy personalizables. De hecho, tendremos una tienda y un editor de personajes y gusanos completísimo, donde podremos escoger su aspecto, añadirle peinados y accesorios, o ponerles un tono de voz en concreto. Esto dará lugar a que tengamos verdaderos equipos temáticos de gusanos con aspecto ridículo y único, y eso se agradece bastante. Los efectos gráficos, de las explosiones o el humo, son muy vistosos, con cierto aspecto cel shading, lo que va en coherencia con todo el apartado visual y no desentona en absoluto. Los escenarios, por su parte, como hemos citado anteriormente, son muy variados. Su diseño funciona, y están repletos de elementos interactivos, que podremos destruir, derribar o amoldar a nuestro antojo con el transcurso de la partida. Sin ir más lejos, si somos habilidosos, podremos destrozarlo casi por completo, y dejar la isla en la que estemos jugando como un verdadero queso gruyer.
El juego, aunque traducido al castellano en sus textos, está en inglés. Las voces de los personajes son simpáticas y muy divertidas (toda una marca y una institución reconocible en la saga), con diferentes alusiones a la acción que transcurre en ese momento en pantalla. La música, por su parte, no es especialmente destacable, aunque cumple su función de ambientar y a acompañar a los momentos de acción y humor presentes en este Worms.
Conclusiones finales
Team 17 supo sacar un juego de estrategia y acción tan divertido y accesible, que cualquier jugador podría estar disfrutando durante horas de sus bondades. Worms consiguió aunar muchos aspectos que habían funcionado por separado en otros juegos, y los condensó con una maestría indudable. Worms: Ultimate Mayhem parte del mismo planteamiento, pero lo cierto es, que aunque duela decirlo, no termina de funcionar. Worms: Ultimate Mayhem, apuesta de nuevo por una perspectiva y un sistema gráfico que no casa con el estilo de juego afianzado durante años. Las tres dimensiones, aunque bien recreadas, no encajan de la manera adecuada en la saga Worms, que aunque intenta mantener sus credenciales y señas de identidad, naufraga como los pobres gusanos cuando ven el agua. De todas formas, dada su acusada vertiente multijugador, y su amplio abanico de modos de juego, quizás muchos aficionados vean en este título, una buena forma de entretenimiento (no obstante, el juego puede resultar divertido si se obvian algunos de sus fallos). La decisión de darle (o no) la confianza, está en manos del jugador.