Análisis de Warhammer 40.000: Dawn of War - Winter Assault (PC)
Relic Entertainment, creadores de la serie Homeworld, lanzaron a finales del año pasado el que iba a ser uno de los mejores videojuegos, por no decir el mejor, basado en el genial universo Warhammer. Dawn of War, gracias al interesante sistema de juego que mezclaba a la perfección la estrategia, el rol y la acción, y el impresionante trabajo realizado en la caracterización de cuatro de los ejércitos más importantes de este rico universo creado por Games Workshop, ofrecía lo que hasta el momento no había conseguido ningún título basado en esta franquicia: divertir.
Winter Assault incorpora muy pocas novedades jugables con respecto a lo visto en el original, manteniendo intacto el sistema de juego, que a continuación comentaremos, e incluyendo dos nuevos bandos, uno de ellos jugable, que se enfrentarán a las cuatro facciones ya aparecidas en Dawn of War.
Así, por ejemplo, la Guardia Imperial, que será una de las novedades con la que nos encontraremos al comenzar la partida, será menos efectiva en los combates cuerpo a cuerpo que el resto de especies; lo que contrarrestará con una impresionante capacidad defensiva que les permitirá, entre otras cosas, introducirse en casi todos sus edificios para disparar desde el interior al enemigo.
Por el contrario, los Orkos tendrán la capacidad de crear con suma facilidad grandes ejércitos pudiendo asaltar las posiciones enemigas a toda velocidad con una contundencia impresionante. Lógicamente, dependiendo del ejército con el que afrontemos la guerra, nuestro estilo de combate variará, aunque las bases jugables se mantendrán intactas.
Como en el original, la micro gestión de recursos se elimina por completo para dar paso a un interesante sistema de juego en el que la conquista y defensa de los distintos puntos de control repartidos por el escenario serán una constante. De este modo, el jugador solamente tendrá que conseguir puntos de requisa, que se obtendrán conquistando los puntos estratégicos citados con anterioridad –los soldados se sitúan alrededor y alzan el estandarte de su ejército, tomando el control de la zona-, y puntos de energía, que obtendremos al construir las instalaciones eléctricas en nuestra base, o sobre algunos puntos de control especiales.
Los constructores se encargarán de la edificación y reparación de todos nuestros edificios y carros de combate empleando para ello los recursos ya comentados; y serán, en la mayoría de ocasiones, piezas fundamentales en el proceso de expansión de nuestro imperio sobre el escenario. Al igual que en Dawn of War, nuestros constructores solamente podrán edificar sobre el alo de influencia que surgirá alrededor del baluarte o centro de mando de nuestro ejército, teniendo que construir otro baluarte si lo que queremos es montar otra base de operaciones en el frente de batalla. Sin embargo, también podremos construir puntos de escucha sobre las zonas estratégicas recién conquistadas, protegiendo así el estandarte de posibles ataques enemigos –tendrán que destruir antes la edificación para conquistarlo-, lo que generará un pequeño alo de influencia que nos permitirá construir torretas y otro tipo de edificaciones a su alrededor, consiguiendo que nuestras tropas puedan avanzar hacia el frente de batalla sin temor a perder el punto de control por culpa de una mala defensa.
En este sentido, las opciones de personalización de cada escuadrón serán bastante amplias, lo que nos permitirá crear los ejércitos a nuestro gusto. Aunque no podemos olvidar la diferenciación existente entre los distintos bandos, por lo que siempre tendremos que adaptarnos al estilo de combate de cada una de las razas. De este modo, por ejemplo, veremos como con la Guardia Imperial nos moveremos con escuadras de infantería que podrán llegar hasta las once unidades (nueve soldados, un sargento y el comisario, que a continuación comentaremos), totalmente personalizadas, mientras que los Orkos avanzarán con una única escuadra –pueden ser más si queremos- formada por decenas y decenas de Orkos que atacarán en masa siempre escoltados por sus capitanes.
El número de unidades que podremos manejar a la vez también dependerá del ejército con el que estemos jugando, aunque en general las unidades de a pie se moverán en torno al centenar, mientras que los vehículos, que se "contabilizan" a parte y se mueven como unidades individuales, llegarán a la decena. Éstos también podrán se mejorados, obteniendo así un mejor blindaje o nuevas armas con las que aniquilar a las huestes enemigas.
Otro punto que no podemos olvidar es el de la importancia que se la da a la moral de las tropas en el campo de batalla. Como en Dawn of War, nuestras unidades reaccionarán de manera distinta dependiendo siempre de su estado anímico: si se encuentran ante un enemigo diez veces superior, su moral bajará tanto que o bien huirán, o fallarán tantos disparos que no podrán ni eliminar al soldado más tonto del ejército contrario. De ahí que minar la moral de nuestros enemigos sea una de las mejores tácticas a la hora de alzarnos con la victoria. Si equipamos a varias de nuestras unidades con lanzallamas, o empleamos los vehículos de artillería pesada sobre las posiciones enemigas, veremos como su moral desciende drásticamente, pudiendo después atacar con nuestra infantería con la total seguridad de que saldremos victoriosos. Desgraciadamente para nosotros, el enemigo también empleará este tipo de tácticas para minar la moral de nuestras unidades, por lo que debemos emplear a los héroes y unidades especiales para contrarrestar estos ataques.
Los héroes, dependiendo del bando al que pertenezcan, podrán unirse a las escuadras de soldados para aplicar sobre ellos todo tipo de bonificaciones –ya sean de ataque o defensa-, o avanzarán en solitario acompañados de varios lugartenientes, como es el caso de la Guardia Imperial, destrozando las líneas enemigas con sus poderosas acometidas. Cada una de estas unidades tendrá a su disposición una serie de ataques especiales que tendremos que emplear sabiamente para obtener la victoria en los enfrentamientos decisivos. De este modo, por ejemplo, la líder de los Eldar tendrá la capacidad de lanzar poderosos conjuros sobre las tropas enemigas, mientras que el caudillo de los Orkos tendrá la capacidad de aumentar de una manera brutal la moral y la fuerza de todas sus unidades mediante un grito de guerra. En la Guardia Imperial, también, tendremos la posibilidad de unir a los comisarios a los distintos escuadrones de soldados, consiguiendo que su moral ascienda rápidamente, debido sobre todo al miedo, ya que estas unidades pueden ejecutar a un soldado del escuadrón para que el resto de combatientes luchen con mayor fiereza.
Por último, la gran mayoría de nuestras unidades poseerán distintos tipos de ataques y estilos de combate, por lo que en todo momento podemos ir alternando entre el combate cuerpo a cuerpo y los ataques a distancia con las armas de fuego. Algunas de nuestras unidades, además, podrán lanzar granadas sobre las posiciones enemigas, o camuflarse para sortear diversos obstáculos sin ser vistos. De nuevo, la gran diferenciación existente entre los cinco bandos disponibles hará que disfrutemos como nunca explorando todas las virtudes y defectos de cada uno de los ejércitos.
Aún así, la Campaña para un solo jugador continúa siendo demasiado corta, a pesar de encontrarnos con varios finales que cambiarán dependiendo de las acciones realizadas en algunos de los escenarios del juego. De todos modos, tras completar el modo Historia el jugador podrá disfrutar de lo lindo en solitario con la gran cantidad de mapas que encontraremos en el modo Escaramuza, donde podremos medir nuestras fuerzas contra varios ejércitos enemigos a la vez. También, por supuesto, disfrutaremos de estas mismas batallas contra otros jugadores a través de Internet –ocho en total-, lo que hará que pasemos horas y horas delante de nuestros monitores intentando eliminar a todos nuestros adversarios.
En cuanto al apartado técnico, Winter Assault mantiene el tipo y nos muestra una impresionante recreación del universo Warhammer, con decenas y decenas de unidades fielmente diseñadas combatiendo sin cesar en unos entornos de grandes proporciones repletos de detalles. Como en el original, destaca sobre todo el modelado de las unidades, que, como decimos, serán de lo más fieles a las figuras diseñadas por Games Workshop; contando, además, con unas animaciones dignas de mención: resulta impresionante ver como las bestias mecánicas de algunos de los ejércitos son capaces de agarrar a las pobres unidades de infantería, lanzándolas por los aires después, o peor aún, haciéndolas girar sobre un rodillo repleto de pinchos mientras la sangre surge a borbotones del cadáver del soldado. Los edificios, que también poseerán un elevado nivel de detalles, mantendrán también este increíble nivel en lo que respecta a las animaciones.
Y es que como en el original, el ver como se construyen las distintas edificaciones resulta de lo más impactante: en el caso de la Guardia Imperial, veremos como los aviones dejan en la tierra varias cajas de las que surgirán grúas que comenzarán a moverse y a colocar todo tipo de piezas para, finalmente, darle el toque de gracia al edificio. Los Orkos, siendo más bestias, lanzarán escombros sobre la tierra y comenzarán a edificar sus edificios que, lógicamente, serán de lo más imperfectos –repletos de piezas de todo tipo, tablones mal cortados, etc.-, en comparación con la armonía que desprenden las edificaciones de los Eldar, o la macabro y siniestro de las Fuerzas del Caos. Por último, resulta increíble la cantidad de tropas que llegarán a aparecer en pantalla con este nivel de detalles, si tenemos en cuenta además que habrá unidades de grandes proporciones como los avatares de los distintos ejércitos. Además, existe la opción de mantener en el campo de batalla los cuerpos de todos los combatientes que hayan muerto; siendo esta una opción de lo más impactante siempre y cuando dispongamos de un equipo potente para mover el juego con soltura.
El apartado sonoro también mantiene un buen nivel de calidad, pudiendo disfrutar de una gran variedad de melodías que cambiarán dependiendo del ejército que controlemos: con los Orkos la percusión será una constante, mientras que las Fuerzas del Caos irán acompañadas por piezas musicales más lúgubres, con campanas tubulares y coros de fondo. Desgraciadamente el juego continúa sin estar doblado al castellano, por lo que, a pesar de entender la historia gracias a los textos traducidos que aparecerán en pantalla, no nos meteremos tanto en la aventura al no entender los gritos de guerra que emitirán todas las tropas cada vez que las seleccionemos o les demos algunas órdenes. Aún así, el doblaje al inglés mantiene el nivel de calidad que ya resaltamos en el análisis del original.
La inteligencia artificial en general tampoco evoluciona mucho con respecto a lo visto en Dawn of War, siendo bastante buena en lo que respecta a los estilos de combate de todas las unidades, ya sean aliadas o enemigas; y bastante floja en lo que respecta al movimiento de nuestras tropas. En el primer caso, disfrutaremos de unos enemigos que se comportarán tal y como rige su especie: los Orkos atacarán en oleadas intentando terminar cuanto antes la faena, mientras que los Eldars aprovecharán el sigilo para eliminarnos a distancia o por la espalda. Sin embargo, en ocasiones veremos como nuestras unidades se quedan bloqueadas, sin poder llegar al punto de destino, simplemente por encontrarse un pequeño obstáculo ante ellas, o por encontrarse la mayoría de nuestras tropas en su camino, no apartándose ninguna para que el tanque de turno pueda llegar al lugar que le hemos ordenado.
- 256 MB de RAM (para juegos multijugador de 8 jugadores, 512 MB)
- Tarjeta de vídeo AGP de 32 MB compatible con DirectX 9.0c, con T&L por hardware
- Unidad de CD-ROM 4x
- 1,3 GB de espacio libre en el disco duro
- Tarjeta de sonido de 16 bits compatible con Directx 9.0c
El juego ha sido analizado en un Pentium IV a 3’2 GHz, con 1 Giga de memoria RAM y una tarjeta gráfica ATI RADEON X800 a 256 megas. Hemos jugado con todos los detalles en nivel alto, con una resolución de pantalla de 1280 por 1024, sufriendo alguna que otra ralentización en los momentos de más acción.