Análisis Drop Duchy, el Tetris que combina mil y un géneros (PC)

De vez en cuando llega uno de esos juegos que aparecen sin hacer demasiado ruido, pero que saben ganarse un espacio propio entre las propuestas independientes del año. Desarrollado por Sleepy Mill Studio, Drop Duchy se presenta como uno de esos candidatos; una curiosa mezcla entre Tetris, estrategia, roguelike y gestión y, aunque a primera vista podría parecer una excentricidad pasajera, se revela, con el tiempo, como un pequeño festival de ideas bien hiladas, desafiantes y sorprendentemente coherentes.
Un Tetris inesperado
Drop Duchy es, en esencia, un Tetris que se combina con otros géneros como la gestión, los puzles y el diseño roguelike. Cada pieza es un fragmento de terreno que nos dará unos recursos u otros, y que variarán entre oro, trigo, madera o los fundamentales soldados que necesitaremos para derrotar al jefe de cada zona.
Además de intentar combinar las piezas para que no haya huecos entre ellas –aquí las líneas no desaparecen, pero sí nos dan recursos adicionales–, tendremos que hacerlo de manera que más nos beneficie.
Las piezas caen mucho más despacio que en un Tetris normal, y esto se debe a que tenemos que leer qué hace cada una (al menos, hasta que nos las aprendamos) e intentar combinarlas de la mejor manera posible. Por ejemplo, tenemos un molino que genera trigo si está rodeado de trigales, pero la fortaleza enemiga también genera rivales por cada trigal que toque. En ese caso, nos interesa poner el molino tan lejos de la fortaleza como sea posible, e intentar que todos los trigales encajen cerca de nuestra casilla de producción.
A esto tenemos que añadirle la variedad de cada mapa y combinar los naipes de nuestro mazo que representan edificios divididos en producción y militares con los terrenos previstos para cada ubicación. Para que os hagáis una idea, en algunas zonas el 70% de las piezas son de bosque y el 30% restante se reparte entre ríos y montañas. Además de la recolección de recursos, Drop Duchy también introduce una fases de combate. Durante estas fases, debemos alinear nuestras unidades militares para enfrentarnos al enemigo. Cada tipo de unidad tiene ventajas sobre otras, a lo piedra-papel-tijera: espadas vencen a flechas, flechas a hachas y hachas a espadas. Con todo esto en mente, tendremos que seleccionar cuidadosamente nuestras cartas para prepararnos de cara a afrontar cada nivel.
Por supuesto, mantiene la estructura de otros roguelikes, con caminos que nos permiten elegir unas ventajas o otras... así como unos inconvenientes y otros. De igual modo, el juego también cuenta con un sistema de progresión que permite desbloquear nuevas cartas y mejoras permanentes que se mantienen entre partidas... aunque no está demasiado bien gestionado. Acaba teniendo tantísimas cartas que no podemos usarlas todas, y aunque pueda parecer una tontería, acaba creando un cuello de botella que acaba perjudicando algunas partidas. Con el tiempo aprendemos a gestionarlas, pero creemos que se podría haber hecho mejor.
Una mezcla que no debería funcionar... pero funciona
Nos parece que Drop Duchy es una de esas sorpresas que nadie se espera que funcionen tan bien como lo hacen. Más allá de las siempre satisfactorias mecánicas de Tetris, nos atrapa su capacidad de exigirnos atención y planificación a corto y a largo plazo, sin dejar de lado esa satisfacción instantánea que ofrecen los buenos juegos de puzles. De igual modo, nos gusta su ritmo: no hay urgencia, pero tampoco pausas innecesarias. Cada decisión tiene peso, y Drop Duchy nos da tiempo para pensar, pero también es un Tetris, por lo que hay cierta urgencia.
Nos gusta cómo consigue entrelazar mecánicas tan dispares como la construcción de mazos, la gestión de recursos y el combate por turnos, todo bajo la estructura de un roguelike que premia la experimentación. Hay algo muy adictivo en ir desbloqueando nuevas cartas, enfrentarse a cada región con estrategias distintas y aprender a sacarle el máximo provecho al terreno. Y, dentro de la aleatoriedad propia del género, también nos da bastante control sobre lo que hacemos, y esto consigue, incluso si morir implica volver al inicio, también implica una oportunidad de hacerlo mejor.
Un acertado apartado audiovisual
Visualmente, Drop Duchy apuesta por un estilo sencillo pero funcional, lo que se traduce en un rendimiento más que correcto en cualquier plataforma (lo hemos jugado en PC y en Steam Deck, sin ningún problema). Las piezas que caen están bien definidas, con iconos claros que identifican el tipo de terreno o edificio, lo que facilita la lectura rápida del tablero. Hay una armonía entre lo funcional y lo estético: todo lo que vemos cumple un propósito, pero también está diseñado con cuidado para que la interfaz nunca se sienta cargada o confusa.
En cuanto al sonido, encontramos una banda sonora discreta pero envolvente. Los temas musicales acompañan la partida sin imponerse, con buenas melodías ambientales que saben cuándo hacerse notar y cuándo retirarse, lo cual agradecemos en sesiones de juego largas. Además, nos llega traducido a nuestro idioma, algo que siempre se agradece, sobre todo en un juego con cartas con relativa complejidad.
No todo está inventado en el reino de Tetris
Drop Duchy nos ha gustado mucho. Es una propuesta innovadora que combina de manera sorprendentemente acertada elementos de puzles, construcción de mazos, estrategia, combate por turnos y roguelike. Su enfoque en la planificación y la gestión de recursos, junto con una estética cuidada y una jugabilidad profunda, lo convierten en una opción más que interesante para los aficionados a los juegos de estrategia y puzzles. Al principio puede resultar abrumador e incluso confuso, pero en nuestro caso no tardó en hacer clic y convertirse en un título absorbente y muy, muy divertido, y que recomendamos a cualquiera a quien el concepto le genere un mínimo de interés.
Hemos realizado este análisis en PC PC (Ryzen 7 3700X, GeForce RTX 2070 Super, 32 GB RAM) y Steam Deck gracias a un código de descarga proporcionado por Sandbox Strategies.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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