Análisis to a T, un título que derrocha amor y sabor a las locuras de PlayStation 2 (PC, Xbox Series X, PS5)

Ya hemos asumido que la creatividad en el terreno triple A está virtualmente muerta, y que rara vez vamos a ver un juego grande que arriesgue. Así, toda nuestra fe pasa por el desarrollo independiente, incluyendo ciertas editoras que poco a poco se han convertido en, generalmente, garantía de calidad, como Devolver Digital o la que hoy nos ocupa, Annapurna Games. Su último lanzamiento, To a T, es un ejemplo perfecto de cómo recuperar esa época en la que el videojuego era «libre».
Tienes la forma perfecta
To a T es una aventura narrativa en tercera persona en la que asumimos el papel de un o una joven de 13 años que vive en una postura de T, con los brazos extendidos permanentemente, cuya peculiar condición lo obliga a enfrentar desafíos cotidianos de manera única.
Desde cepillarse los dientes hasta asistir a la escuela, cada tarea se convierte en una miniaventura, resaltando la creatividad en la jugabilidad que cabe esperar de Keita Takahashi.
Tras el fantástico pero poco conocido Crankin's Time Travel Adventure, el creador de Katamari Damacy, regresa, como no podría ser de otra forma, con esta absurda y refrescante propuesta, en la que Takahashi apuesta por un mayor enfoque en la narrativa, que tiene mucho más peso que en otros de sus títulos. Tanto es así que el juego se estructura en episodios, al estilo de una serie de televisión, con secuencias de apertura y cierre que añaden un sorprendente toque musical a la experiencia.
Esta narrativa se centra en los problemas a los que una persona con cualquier tipo de condición, ya sea física o mental, visible o invisible, tiene que enfrentarse en su día a día, y cómo la tarea más básica para cualquiera puede ser un pequeño desafío. Lejos de caer en un tono serio, To a T siempre lo enfoca desde un prisma divertido que, además, se refleja en lo jugable.
Este enfoque cómico también se refleja en la interacción con el entorno y los personajes de nuestro pintoresco pueblo costero, como una jirafa que prepara sándwiches o un cangrejo barbero, que aporta la dosis de surrealismo y humor característicos de Takahashi. Además, el fiel compañero canino del protagonista no solo ofrece apoyo emocional, sino que también facilita ciertas acciones, como ayudar a vestirse o activar mecanismos, e incluso tiene ciertas secuencias en las que él es el protagonista.
Un mundo jugable entre lo cotidiano y lo fantástico
A nivel de diseño, la aventura se divide en dos: por una parte, tenemos la exploración. Durante los «capítulos» (que activamos manualmente con unos globos) la acción es guiada, pero fuera de estos podemos explorar nuestro pueblo libremente en busca de monedas que nos permitirán comprar ropa o accesorios, o participar en minijuegos, entre otros. De igual modo, iremos desbloqueando pequeñas misiones opcionales, como hablar con gente para desbloquear sus peinados en nuestro barbero cangrejo.
Por otra parte, se centra en adaptar las acciones del protagonista a su inusual postura. Por ejemplo, para desayunar, debemos controlar «cuidadosamente» los brazos extendidos para echar la leche y los cereales en el cuenco, y luego cogerlos con la cuchara llevarla a la boca. Estas interacciones, aunque simples, son generalmente divertidas de hacer, y no podemos fallarlas. No es un juego que quiera castigarnos ni mucho menos; simplemente enseñarnos lo difícil que algo muy sencillo puede ser para otra persona.
A medida que avanzamos, podremos ir desbloqueando vehículos, como un monociclo mágico, y habilidades especiales, como la capacidad de girar en el aire, que permiten al protagonista moverse más rápido, superar obstáculos y explorar nuevas áreas. No queremos contaros más, pero os podéis imaginar lo que os espera en To a T.
Dentro de lo absurdo, To a T aborda temas profundos como la discapacidad, la neurodivergencia y la lucha por encajar en una sociedad que valora la normalidad. El juego presenta al protagonista no como alguien que busca «curarse», sino como un individuo que aprende a vivir plenamente con su diferencia. Eso sí, lo cómico y lo surrealista pueden quitarle cierto peso a ese mensaje, aunque al fin y al cabo es el sello de identidad de su creador.
Un mundo encantador en el que perderse
Visualmente, To a T presenta un estilo artístico colorido y minimalista que puede parecer infantil, pero que, al igual que la narrativa y la propuesta jugable, encaja con lo que cabe esperar de Takahashi y su estudio Uvula. A nosotros nos parece un juego precioso, y nuestra única queja es que a nivel de rendimiento tiene bastante margen de mejora. Teniendo en cuenta que es un título relativamente simple, que sufra para mantener las 30 imágenes por segundo en la Steam Deck en medio (aunque creemos que bajo, medio y alto, las únicas opciones gráficas que ofrece, únicamente cambian la resolución), no es lo ideal. Aun así, es un juego que no necesita un framerate perfecto para disfrutarse, por lo que tampoco es un gran problema. Algo más molesta es la cámara, que tiende a decidir cuál es el mejor ángulo en todo momento, y digamos que no siempre acierta.
En lo sonoro, tenemos melodías que acompañan bien nuestro día a día, aunque si a lo mejor pasamos mucho rato en un sitio pueden acabar haciéndose un tanto machaconas. Mucho más nos han gustado las canciones que abren y cierran cada capítulo, compuestas por el grupo indie Prep: «Perfect Shape» y «Giraffe Song», son geniales, y aunque la sexta vez que las escuchas ya pierden la gracia, funcionan muy bien para reforzar los temas centrales de la narrativa. Como nota, nos llega muy bien traducido a nuestro idioma; sólo textos, ya que las voces son simplemente sonidos inteligibles.
Uno de esos juegos que echamos de menos
To a T es una experiencia única que combina humor, ternura y reflexión en una aventura accesible para jugadores de todas las edades. Si bien creemos que su enfoque en la diferencia y la aceptación podría haberse explorado con mayor profundidad, no sería lo propio de este creador y este estudio, y esto no evita el juego logra transmitir un mensaje positivo y necesario en tiempos donde la empatía escasea.
Por otra parte, el que firma estas líneas ya tiene una edad, y echa de menos ese tipo de juegos que tanto vimos en los 128 bits, cuando alguien tenía una idea loca y la convertía en un videojuego sin que un puñado de ejecutivos te obligaran a convertirla en una superproducción genérica para cerrarte el estudio antes o después; y To a T es exactamente eso: una idea loca, hecha con cariño por un pequeño grupo de personas con una visión y algo que contar. Imperfecto, pero ideal para aquellos que buscan una propuesta fresca, emotiva y con un toque de excentricidad, que además ya está en Game Pass.
Hemos realizado este análisis en Steam Deck gracias a un código de descarga proporcionado por Pop Agenda.

NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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