Análisis de Metal Gear Rising: Revengeance (PC)

Nota: En este análisis nos centramos en las diferencias de esta versión respecto a la original de consolas. Si queréis profundizar más sobre el juego en sí, podéis consultar el análisis que publicamos para PlayStation 3 y Xbox 360.

¿Qué puede salir de la mente creativa de Hideo Kojima y de Platinum Games? Difícilmente algo malo. Metal Gear Rising: Revengeance se lanzó hace casi un año en consolas –Xbox 360 y PlayStation 3- cosechando en general un buen éxito de crítica, tanto que ya se insinúa una secuela. En honor a la verdad, de Metal Gear Solid tenía poco tras el cambio de manos, pues originalmente sí estaba más enfocado al sigilo, pero tras el bloqueo creativo del equipo encargado de darle vida y su posterior reinvención Platinum lo convirtió en aquello en lo que son más expertos: la acción pura y dura. Ahora nos llega a PC en una conversión directa que ofrece unas pocas novedades, no demasiadas para justificar una segunda compra, pero que simplemente por su presencia ya es una compra obligada para los aficionados al género.

El argumento se ambienta en 2018, cuatro años tras Metal Gear Solid 4. La historia, si no hay rectificación posterior, se considera canon -no estamos ante un spin off-, y nos presenta a Raiden trabajando con el grupo Maverick Security Consulting. Lo que parecía una misión más pacificando un país africano se convierte en un encontronazo con Desperado Enterprise, un comando militar repleto de ciborgs dispuesto a poner la semilla de la guerra allí donde se necesite. Junto con su elenco de villanos, absolutas estrellas de Revengeance –no en vano guarda algunos de los mejores duelos contra jefes de los últimos años-, encontraremos viejos conocidos a los que partir la cara, como Metal Gear Ray, los Gekko y otros enemigos clásicos de las últimas entregas. Mantiene algunas señas de identidad de Metal Gear, aunque las adapta al gusto del género: abundantes secuencias, más para espectacularidad que para diálogos, presencia de códec aunque sea de manera muy secundaria, el clásico sistema de raciones y oportunidad para probar el sigilo en ciertos tramos.

Jugablemente no es Devil May Cry ni Bayonetta. Revengeance es Revengeance. Uno de sus pilares se basa ligeramente en la primera idea de Konami, los cortes y desmembramientos. Machacar los botones realizando combos es válido durante los primeros capítulos y las secciones contra enemigos estándar no muy peligrosos, pero pronto el usuario se enfrenta a la dura verdad: no se juega así. Hay dos características únicas del juego que le dan la personalidad que se pide de Platinum: el sistema de contraataques y la recarga de vitalidad seccionando partes concretas de los enemigos, la mecánica del Zandatsu. El primero hace que estemos ante un Raiden seguro de su fuerza, que usa la espada como elemento ofensivo y defensivo, sin necesidad de basar su protección en volteretas o movimientos de huida. El segundo ofrece una recompensa en forma de energía si en el momento justo rematamos al oponente mediante un "fatality" que extrae su espina dorsal.

Entrando en materia de la versión PC, tenemos que además de la compatibilidad con pad -que refleja la jugabilidad para la que fue diseñado-, es compatible con teclado y ratón. El manejo con teclado no nos ha convencido demasiado para un juego de este tipo, mientras que el ratón sí permite controlar los cortes con gran precisión, pero no deja de ser tan importante como la propia movilidad de Raiden. El uso de un control es casi esencial. Lo que no deja de ser un poco problemático en algunos momentos es el control de la cámara, habitual fallo de este género cuando el protagonista queda rodeado por enemigos y recibe impactos desde puntos ciegos. No sucede demasiado, pero pasa.

Como extra para compensar por el tiempo transcurrido respecto a la salida en consolas, Revengeance en PC incluye el contenido descargable de apariencias, nuevas misiones para la realidad virtual y los capítulos Jetstream y Blade Wolf. Estos dos capítulos precuela resultan muy interesantes porque nos ponen en la piel de secundarios o enemigos de la historia principal, uno de ellos Samuel "Sam" Rodrigues uniéndose a Desperado Enforcement y otro mucho más original con el robot de aspecto perruno LQ-84i enfrentándose a un nuevo villano. Lamentablemente reutilizan gran parte del material creado en la aventura de Raiden, pero no vamos a quejar ningún añadido que suponga ampliar la duración del juego, aproximadamente unas 5 horas en su modo principal. Eso sí, enormemente rejugable, en la línea habitual de Platinum Games.

Otras novedades son los modos de la galería de secuencias de vídeo, de diálogos códec y un muy valioso acceso directo a las batallas contra jefes, una función que se echó de menos en consolas. Revengeance incluye tramos con un poco de exploración, acción contra oponentes en grupo y la posibilidad de pillar desprevenidos a los oponentes, sin embargo no son lo mejor de su recorrido. Donde brilla con fuerza es en los duelos contra los carismáticos miembros de Desperado Enforcement, cada uno con estrategias que pondrán a prueba lo que hemos aprendido en cuanto a combos, contraataques y reflejos. Nuestros favoritos son Monsoon –un combate nada fácil- y Sam, una lucha entre samuráis. Una vez terminado el juego, es muy probable que desees repetir contra todos los jefes sin la necesidad de pasar por la parte intermedia.

En cuanto a las cuestiones más técnicas, tenemos varias configuraciones de resolución hasta un límite de 1080p (1920x1080). Al menos por el momento, y de manera oficial, no hay soporte para monitores de mayor calidad. No obstante ya es una buena mejora respecto a los 720p de consola, haciendo desaparecer los dientes de sierra. Si nuestro ordenador lo permite, y no es un título que requiera una máquina muy potente –los requisitos mínimos son un i5 2400, 2GB de RAM y una Geforce TS 450-, podremos configurar varios aspectos gráficos para mejorar el antialiasing, las sombras, el filtrado de texturas o número de porciones que podemos trocear los objetos y el tiempo que se mantienen en pantalla antes de desvanecerse. Esto último es un efecto gráfico espectacular porque permite dividir el mobiliario en el ángulo que deseemos, una característica ya presente en la versión original de Rising. ¿Hay algo más chulo que triturar un Metal Gear, a tropas de soldados, robots furiosos o helicópteros como si fuesen de mantequilla? Si lo hay, todavía no lo hemos visto.

Lamentablemente no hay grandes novedades en cuanto a contenido nuevo o gráficos adaptados al sistema, es una conversión muy conservadora. Mismas texturas -y algunas a un nivel bastante regular-, mismos modelados y efectos visuales excepto los referidos anteriormente –calidad de sombras y destrozos-. Hay que tener en cuenta que ni siquiera en consolas era un portento gráfico por la obligación de mantener esa alta fluidez. En cualquier caso, se trata de la versión más nítida y estable, y por tanto se puede considerar como definitiva. En cuanto pases de la pantalla inicial poco te vas a fijar en las rocas borrosas, eso te lo garantizamos.

Conclusiones

Metal Gear Rising: Revengeance ha sido convertido a PC de manera correcta y es difícil no conseguir que funcione a las imprescindibles 60 imágenes por segundo incluso con equipos relativamente antiguos. Eso no quita que podría estar mejor revisado, actualizando parte del material gráfico para hacerlo aún más espectacular o por lo menos dando una opción de explotar mejor las máquinas más sobradas.

Como juego, poco más que añadir a lo que os contamos el año pasado. Divertido, frenético, con una de las mejores bandas sonoras de los últimos tiempos y con suficientes extras e incentivos para que el escaso puñado de horas que dura hasta llegar al vídeo final se multiplique. No es el hack’n slash definitivo, y lo irregular de sus capítulos hace que no podamos hablar de un lanzamiento redondo ni el mejor trabajo del estudio, pero la calidad le sobra como para que numerosas escenas queden grabadas en tu memoria durante mucho tiempo.