Análisis Exo One, fluida odisea en el espacio (PC, PS4, PS5, Xbox Series X/S, Xbox One)
Exo One es un peculiar título independiente desarrollado por el estudio australiano Exbleative y editado por Future Friends Games. Aunque se ha estrenado ahora en Xbox y PC, en ambas plataformas disponible a través de Xbox Game Pass, este proyecto lleva vivo como poco desde 2017, fecha en la que arrancó una campaña de crowdfunding que cerró con la exitosa cifra de más de 35.000 euros invertidos por un millar de patrocinadores. En aquel momento las claves del videojuego ya quedaron claras: un fascinante viaje de ciencia ficción en el que controlamos a una nave alienígena que aprovecha la inercia de la gravedad como combustible para recorrer largas distancias en extraños planetas.
Nave arriba, nave abajo
El punto de partida de Exo One es tan simple como elegante: controlamos a una nave espacial alienígena que se mueve con la inercia gravitatoria. En el mando eso se traduce a que tenemos sólo un par de mecánicas posibles que estructuran toda la interactividad del juego; con el gatillo derecho hacemos que la bola gane velocidad buscando la zona más baja del escenario, y con el izquierdo convertimos la bola en disco para planear por el aire. A eso hay que sumarle un par de posibilidades más, como la de impulsar la nave con un botón en una especie de doble salto o la de mover la cámara (aunque es tan ortopédica que casi mejor dejarla quieta), pero el juego de manos es básicamente ese: hacer que la bola gane inercia por el terreno pulsando y soltando el gatillo derecho en el momento adecuado para aprovechar el impulso y planear el máximo tiempo posible.
Este sistema de movimiento destaca por su originalidad (hemos visto algunos juegos así anteriormente, pero casi nunca en tres dimensiones y con un avance frontal) y por eso puede llegar a resultar algo obtuso de primeras. No siempre jugamos a obras con un esquema de control que tenemos que aprender tan marcadamente. Sin embargo, incluso cuando ya hemos aprendido a movernos con la nave, hay situaciones de Exo One que demuestran que esta fórmula necesita asentarse más allá de esta primera iteración: aunque base su premisa en el flow, este título no lo pone nada fácil ni para comprenderlo ni para mantenerlo durante sus niveles, cuyo diseño a veces perjudica la fluidez del movimiento provocando interrupciones tan tontas como chocarnos contra una pared frontal o caernos por un desnivel mientras rodamos por un estrecho desfiladero.
Fluidez atropellada
A lo largo de los 12 niveles de juego, que se convierten en menos de dos horas si vamos a tiro hecho, recorremos diferentes escenarios abiertos ambientados en varios planetas ficticios cada uno con su peculiaridad, desde mundos acuáticos hasta desiertos infinitos. En cada uno de ellos tenemos como objetivo alcanzar un haz de luz que sirve como punto de extracción, aunque por el camino a veces se nos marcan otras metas adicionales, como por ejemplo activar el portal final, y encontramos coleccionables que mejoran nuestro tiempo de planeo. Pese a lo que pueda parecer, Exo One no es en realidad una experiencia meramente contemplativa, sino que posee todos los artefactos necesarios para convertirse en una aventura tradicional basada en el desafío, algo que quizás juega en contra de su propia originalidad.
Vemos en el propio diseño de niveles cómo el juego se centra en hacernos pasar por ciertas zonas para completar ciertos objetivos desechando rápidamente la interacción libre con sus mundos y apostando más por un formato mucho más conservador de lo que podríamos imaginar. Hay rampas, tubos, corrientes de aire y toda una serie de elementos que guían nuestra atención acercándonos a la meta final; su colocación responde a un recorrido demasiado planificado en escenarios abiertos que, aunque podemos explorarlos libremente, acaban pareciendo algo desaprovechados justo por esa intención de querer crear caminos en lugar de dejar a los jugadores que establezcan los suyos propios. Esto se nota más en algunos niveles que en otros, pero a fin de cuentas la sensación de que es una experiencia guiada está siempre presente durante la aventura.
Donde sí destaca el diseño de Exo One es en el apartado audiovisual. Es probablemente lo que más destaca de esta obra y lo que le da sentido a esa idea de fluir junto con el paisaje, no a través de él (aunque a nivel de físicas no haya apenas reacción en el escenario cuando pasamos por él y, por ejemplo, ni siquiera dejamos rastro cuando rodamos por la arena). Los planetas en los que jugamos ponen a nuestro servicio una serie de impactantes paisajes bañados de potentes efectos atmosféricos que convierten cada viaje casi en una experiencia psicodélica de cielos abstractos, hostiles pero evocadores, que visitamos acompañados de una tenue banda sonora que sabe aportar atmósfera sin llevarse el protagonismo.
Conclusiones
No deja de ser curioso que Exo One se esfuerce de manera tan insistente por mantener estructuras tradicionales en sus niveles, con recorridos, objetivos y desafíos, teniendo en cuenta la original premisa mecánica de la que parte. Que su esquema de movimientos sea algo obtuso al principio, dificultando la comprensión de ese flujo que tan bien queda en tráilers, es sólo el reflejo más latente de que a este título le faltan detalles por pulir: el propio diseño de niveles juega en contra de la fluidez de la experiencia impidiéndonos disfrutar plenamente de ella incluso cuando le pillamos el truco al flow de la nave. No siempre ocurre eso, y cuando funciona, cuando todas las piezas encajan, Exo One es una aventura mágica que entiende la ciencia ficción de forma muy peculiar y la viste con preciosos paisajes extraterrestres de una hostilidad emocionante.
Hemos realizado este análisis en PC con un código de Xbox Game Pass proporcionado por Xbox España.