Análisis Doom Eternal, un shooter salvaje y excepcional (PC, Xbox Series X/S, PS5, Xbox One, PS4)
Corría el mes de mayo del 2016 cuando id Software y Bethesda lanzaban a la venta Doom, lo que suponía el regreso de una de las sagas más emblemáticas de los juegos de acción en primera persona, un retorno que llegó por la puerta grande, captando la esencia de los títulos originales y actualizándola para ofrecernos uno de los mejores juegos de disparos en primera persona de los últimos tiempos.
Tras una pausa de cuatro años, Doom vuelve ahora con Doom Eternal, una nueva entrega que ya hemos podido probar en profundidad y que nos ofrece muchas horas de diversión para brindarnos, a nuestros ojos, el mejor shooter al que vamos a jugar en mucho tiempo, mejorando lo que ya nos ofrecieron en 2016 para darnos el mejor título que id Software ha lanzado en la última década a nivel jugable.
Videoanálisis
Un dulce y sangriento júbilo
En cuanto comenzamos nuestras andanzas con Doom Eternal ya nos damos cuenta de que es un juego salvaje, gamberro, divertido, frenético (sí, más que la anterior entrega), que nos mantiene pegados a la pantalla realizando todo tipo de masacres para, al terminar, ser conscientes de "la que hemos liado", repasando en nuestra cabeza la gran cantidad de demonios a los que hemos golpeado, disparado, cortado, quemado y, en definitiva, mandando a la otra vida llenando nuestro traje de sangre y vísceras.
Por hacer un resumen básico, en Doom Eternal exploras los mapas, te abres camino hasta una determinada sala y empiezas a repartir mamporros hasta que prácticamente te agotas, acabando cada matanza de demonios con un resoplido, casi fatigado de tanto mover el ratón (en nuestro caso que hemos jugado en PC) y dejando escapar una risa provocada por el júbilo, la sensación de triunfo, el frenesí de la batalla.
Para lograr estas masacres, además de las excelentes mecánicas de disparo que caracterizan los juegos de id Software, también debemos de dominar ciertas mecánicas propias de Doom Eternal, haciendo especial hincapié sobre sus tres pilares fundamentales que, para el que os escribe, son las ejecuciones, triturar a los enemigos con la motosierra o verlos arder y consumirse gracias a un uso efectivo de nuestro lanzallamas.
Como muchos recordaréis, ejecutar a los enemigos cuando se quedan casi sin vida (y se resaltan con unos llamativos colores) nos vale para que lancen bolas azules para recuperar salud, si los cortamos utilizando la motosierra (siempre que la tengamos con gasolina) recuperaremos munición y si los quemamos utilizando el lanzallamas nos dan armadura. Alternar entre estas tres mecánicas en mitad de cada batalla y en función de nuestras necesidades es uno de los factores clave y decisivo si queremos sobrevivir al infierno que propone.
Un completo arsenal para hacer puré a los demonios
En nuestro periplo para hacer puré a todos los demonios tenemos un amplio arsenal compuesto por 9 armas diferentes como la escopeta, el cañón pesado, el fusil de plasma u otras herramientas para matar más avanzadas que vamos desbloqueando con el tiempo. Cada una de estas armas es especialmente efectiva contra determinadas criaturas por lo que saber cuál usar en cada momento y alternar entre ellas de forma inteligente es otra de las piezas clave de este shooter.
Las armas tienen diferentes modificaciones que podemos desbloquear durante el transcurso de la partida, permitiéndonos añadir poderes especiales a cada una de ellas que resultan muy útiles para el combate. Aunque al principio todas las modificaciones os puedan junto con otras opciones de personalización de las que os hablaremos más adelante, lo cierto es que a medida que avanzamos nos damos cuenta de que estas modificaciones son útiles, no tan complicadas como podían parecer en un principio y que no quitan al juego lo más importante: mantener un ritmo de acción elevado.
Además de las 9 armas también tendremos en nuestro poder dos tipos de granadas diferentes, la clásica de fragmentación que explotará frente a nuestros enemigos y una segunda que nos permitirá congelarlos, ganando unos segundos muy importantes en los que hacerles daño o, simplemente, ignorarlos durante unos momentos para encargarnos de otras amenazas en la sala.
Modificaciones listas para la batalla
Hace tan solo unas líneas os hablábamos de las modificaciones de las armas y ahora es momento de hacerlo de otros elementos que nos permiten personalizar nuestra experiencia, ya que en Doom Eternal nos da la posibilidad de invertir puntos en mejorar el traje (para hacerlo más resistente a las trampas o mejorar las granadas incorporadas), o a nuestro personaje a través de runas o cristales de centinela.
Son, estos últimos, los más importantes, ya que nos permiten aumentar nuestra vida, armadura o la capacidad de guardar más munición para estar armados hasta los dientes y no tener que usar con tanta frecuencia la motosierra. No vamos a hablaros una por una de todas las mejoras para nuestro personaje o traje presentes en el juego, pero es conveniente señalar lo mismo que dijimos hace tan solo un par de párrafos y es que, pese a que pueden abrumar cuando nos las presentan, casi una detrás de otra, durante el inicio de Doom Eternal, lo cierto es que son muy útiles durante nuestra aventura, que no interrumpen en ningún momento la acción y que son más sencillas de lo que parece en un principio.
Llegó la hora del movimiento
No os hemos hablado hasta ahora del movimiento y de lo importante que es este factor en Doom Eternal, un juego en el que saber moverse será indispensable si queremos completarlo, no solo porque es necesario desplazarse con agilidad para esquivar los disparos de los enemigos, sino también porque tiene algunas secciones un tanto plataformeras que nos sirven para poner a prueba nuestra habilidad y también para darnos un respiro entre las salas abarrotadas de criaturas demoniacas.
Dentro de las mecánicas propias de movimiento en Doom Eternal nos encontramos con un doble salto y también con una carrera, impulso o dash que nos permite movernos hacia adelante, atrás o a los lados de forma muy rápida, en apenas un suspiro. Como en todas las mecánicas anteriores, ir aprendiendo a usarla y terminar dominándola será indispensable.
Niveles largos, profundos, bien diseñados y llenos de secretos
Otro aspecto primordial en todo buen shooter que se precie son sus niveles y en Doom Eternal brillan con luz propia en todos sus apartados, tanto a nivel jugable como a nivel artístico, encontrándonos con diseños bien ejecutados para aprovechar todas las mecánicas del juego sin perder un atractivo visual de aúpa en las salas, sus paredes o todos los detalles decorativos que encontramos en los mismos.
Cada nivel es una especie de gran laberinto con muchos secretos, trampas y desafíos que nos invitan a explorarlo y rejugarlo una y otra vez. Además, para conseguir las mejoras descritas anteriormente en ocasiones debemos de acceder a lugares ocultos por cada mapa, algo que solo podremos hacer si estamos muy atentos a todos sus detalles y si dominamos las mecánicas de movimiento que os hemos descrito anteriormente.
Doom Eternal no es un paseo
Vamos a hablar ahora de la dificultad, que nos permite escoger entre 4 modos diferentes que no alteran el número de monstruos en pantalla ni la velocidad de sus ataques, sino que se limitan a aumentar el daño que infligen los enemigos y la utilización de sus habilidades más poderosas dependiendo de la dificultad en la que estemos jugando. Los cuatro niveles básicos (de menor a mayor)los podéis ver a continuación:
El no variar el número de enemigos en pantalla hace que no pierda su frenesí ni las sensaciones de recompensa al final de cada batalla en ninguna dificultad, por lo que podemos disfrutar del juego sin importar nuestra habilidad ni el nivel escogido. Además, podemos alternar entre las distintas dificultades en cualquier momento de la campaña sin ningún tipo de consecuencia.
Otro punto que nos gustaría resaltar es que la curva de dificultad está muy bien medida, con una progresión paulatina y justa incluso en los jefes finales, que supondrán un desafío con respecto a lo que hemos jugado anteriormente, pero distarán mucho de ser imposibles. De hecho, si el juego detecta que nos hemos atascado en un jefe final nos permitirá utilizar una Armadura de Centinela que nos protege de una mayor cantidad de daño y que no representa penalización alguna al progreso. Recurrir a esta ayuda es totalmente opcional.
Algo de lo que nos damos cuenta poco a poco y a medida que vamos superando niveles es lo bien que va añadiendo nuevas mecánicas y cómo, poco a poco, nos va enseñando a utilizarlas, obligándonos casi sin que nos demos cuenta a tener que dominarlas antes de pasar a la siguiente fase, terminando el juego siendo muchísimos mejores jugadores que cuando empezamos.
Por último, además de los modos de dificultad clásicos de los que os hemos hablado hay dos modos extra para los más valientes y que son Ultrapesadilla y Vidas Extra, dos desafíos para los jugadores más habilidosos que, desde luego, no recomendamos para vuestra primera partida.
Una campaña larga con más corte narrativo de lo que parece
Id Software pone toda la carne en el asador en todo lo referente a nivel jugable, lo que no quiere decir que descuide otros aspectos como la narrativa, que está más presente en el juego de lo que pudiera imaginarse. Durante la campaña, diferentes personajes nos irán contando de forma resumida toda la historia, lo que está ocurriendo con la invasión demoniaca y todos los pormenores de la misma, pero, si queremos, también encontraremos unos códices que nos permitirán profundizar en la historia con completas lecturas. De hecho, la trama de tiene algunas sorpresas y giros que creemos que van a ser del agrado de muchos de vosotros.
En cuanto a la duración, nosotros, jugando en Ultraviolencia, hemos tardado unas 17 horas en acabar la parte principal del juego, una duración que se puede extender o reducir dependiendo de la dificultad que escojáis y de vuestra habilidad, como ocurre con todos los títulos del mercado.
Más allá de la Campaña en sí, también se nos ofrecen múltiples elementos para extender la duración de esta entrega, como coleccionables, distintos tipos de desafíos secretos presentes en varias zonas del juego, así como los llamados Niveles Maestros a los que podremos acceder tras superar la Campaña y que son versiones más difíciles de las misiones de la campaña que id Software irá añadiendo con regularidad para desafiar a los jugadores de Doom Eternal.
Un multijugador asimétrico para añadir horas e invasiones en camino
Doom Eternal incorpora un modo multijugador asimétrico llamado Battlemode en el que dos jugadores tendrán que controlar a demonios mientras el tercero se enfrenta a ellos controlando al Slayer. Los que controlan a demonios pueden utilizar diferentes habilidades e incluso invocar a otras criaturas para que les ayuden en el combate mientras que el Slayer tendrá todo su poder y arsenal a su disposición para aniquilar a todos los demonios. El proceso del combate es sencillo, ya que gana el mejor equipo en 5 rondas.
En total podemos disfrutar de este modo en seis arenas diferentes y, en líneas generales, cumple con el objetivo de ofrecernos una experiencia diferente a la campaña con la que disfrutar, sobre todo, combatiendo con nuestros amigos, aunque no es uno de los puntos fuertes del juego. Más allá de eso, además de Battlemode también podremos disfrutar de un modo invasión que se publicará en el futuro (no tiene fecha confirmada) y que nos permitirá invadir la partida de otro jugador durante su campaña al más puro estilo Dark Souls aunque, eso sí, se tratará de un modo disponible para aquellos que ya han completado una vez el juego (y que podrán darle una segunda vuelta a la campaña con este modo invasión activado o desactivado).
Solidez técnica, música magistral
Toca el momento de hablar de aspectos más técnicos, un juego que cuenta con un acabado gráfico atractivo y superior a lo que vimos en la entrega anterior de la saga. No es el juego más poderoso a nivel gráfico del mercado (ni pretende serlo) pero muestra muchísimos elementos en pantalla con gran solidez y estabilidad acompañados de unos efectos como explosiones o disparos realmente logrados.
A nivel artístico es una auténtica delicia y nos muestra zonas sobrecogedoras y mucho más abiertas que en el juego lanzado en 2016, todo ello sin perder un ápice de estabilidad a excepción de algunos tramos muy concretos de la partida. Otro aspecto que nos ha gustado bastante es que, al menos en PC, los tiempos de carga en un SSD son mínimos y apenas llegan a los cinco segundos.
Doom Eternal nos da un montón de opciones a la hora de configurar diferentes aspectos gráficos para poder adaptarse a una gran variedad de equipos además de contar con un total de opciones gráficas predefinidas a cada cual más ambiciosa que os procedemos a listar a continuación:
- Bajos
- Medios
- Altos
- Ultra
- Pesadilla
- Ultrapesadilla
Siendo un poco más minuciosos, en nuestro ordenador equipado con gráfica NVIDIA GeForce RTX 2070 Super Founder Edition, procesador Intel Core i7-7700K, 16 GB de memoria RAM y unidad de almacenamiento SSD el juego nos ha funcionado a 1080p entre 120 y 144 fps en Pesadilla mientras que a 4K hemos podido jugar a unos 60 fps con gráficos altos.
En líneas generales el juego ha tenido un rendimiento muy sólido en todo momento, incluso en situaciones de estrés con muchos enemigos o disparos, aunque en algunos niveles y, sobre todo, en el nivel final, sí hemos notado algunas caídas (aunque nunca por debajo de los 60 fps). Eso sí, tened en cuenta que ya hay anunciado un parche de lanzamiento para el juego de 5 GB en el que vendrán diversas mejoras de rendimiento para mejorar la estabilidad.
El último apartado del que queremos dejar constancia en nuestro análisis es el del sonido, con un trabajo impecable tanto en los audios de las armas, ataques o los escenarios como en el doblaje al castellano y, sobre todo, la magistral banda sonora a cargo de Mick Gordon que nos insufla poder y nos acompaña de una forma perfecta en todo momento.
Conclusiones
Si nos ponemos a pensar largo y tendido, es difícil encontrar una forma mejor de hacer un juego de acción en primera persona de la que id Software ha hecho con Doom Eternal, ofreciéndonos Doom en estado puro y mejorando una ya notable entrega lanzada en 2016 con nuevos elementos y un diseño más acertado de niveles que nos acaban dando una de las experiencias más satisfactorias y frenéticas del mundo de los videojuegos.
Doom Eternal es, en 2020, lo que Doom 2 fue para los shooters en 1994, un referente dentro del género que marca el camino de cómo se debe de hacer un juego de este tipo que pretenda enfocarse en la acción y en la jugabilidad, sin que ello quiera decir que se descuide la historia, el acabado técnico o la música que acompaña el juego. Lo nuevo de id Software y Bethesda es una obra sobresaliente que va a encantar a todos los que alguna vez hayáis disfrutado con un juego de acción y que, desde luego, va a ofrecer a los aficionados de Doom todo lo que querían y mucho más ya que, os aseguro, es mejor de lo que pensáis, de hecho, Doom Eternal es casi un sueño hecho realidad para los que crecimos con los shooters de los 90.
Hemos realizado este análisis gracias a un código para PC que nos ha proporcionado Bethesda.