Análisis de All Points Bulletin (PC)
Las comparaciones son inevitables, sobre todo si se cruzan dos conceptos que, a priori, son muy similares. Los creadores de Grand Theft Auto y Crackdown se han lanzado al mercado intentando redefinir el concepto de ciudad viva, y, pese a algunos problemas en su desarrollo, han logrado unir el concepto de sandbox y videojuego masivo online de una manera muy acertada, creando situaciones únicas y abriendo una ventana a la comunicación mientras pasamos unas horas divertidas frente a la pantalla.
All Points Bulletin se caracteriza por varios aspectos que no cuentan sus competidores directos: personalización y comunicación, potenciando estos detalles a la enésima potencia pero descuidando otros que, con un poco más de esmero, podrían haber hecho un videojuego realmente excelente.
La última obra de Realtime Worlds se ha quedado en un quiero y no puedo satisfactorio para los poco exigentes o novatos en el terreno de videojuegos online, pero que no logrará llenar al jugador experimentado una vez hayamos explorado todos y cada uno de los rincones de las ciudades que han creado para la ocasión.
Antes de comenzar a jugar deberemos crearnos un personaje lo suficientemente característico como para representarnos fielmente en el mundo de APB. El potentísimo editor que ha preparado el estudio para la obra es digno de mención, quizá uno de los mejores que se han creado hasta la fecha, superando a cualquiera de sus rivales tanto en detalles como en diferenciación. Además del sexo, podremos mejorar cada uno de los aspectos anatómicos de nuestro personaje: peso, altura, pelo y cara, así como las ropas y complementos que podremos colocar al héroe o antihéroe que creemos.
La cosa no acaba aquí, sino que también podremos definir algunos rasgos mucho más avanzados, como cicatrices, tatuajes completamente originales, detalles en el pelo, etcétera. Como decimos, el editor puede llevarnos tranquilamente una horita de juego si queremos tener a nuestro personaje como nosotros queremos. La caracterización es un elemento fundamental en la obra, y, de hecho, es posible adquirir nuevas ropas y complementos a medida que avanzamos por la aventura, así como realizar micro transacciones para conseguir ítems exclusivos que no todos los usuarios tendrán.
Una vez tengamos a nuestro personaje creado, el propio juego nos recomendará un servidor para entrar y comenzar a pegar tiros a diestro y siniestro. Podremos seleccionar el que queramos, ya que cada uno cuenta con su propia región y una vez que hayamos afincado a nuestro personaje será imposible pasarlo a otro servidor -aunque podremos crear tantos personajes como queramos en otros servidores-.
Una vez dentro del juego, tendremos la posibilidad de entrar en tres zonas completamente diferentes: la primera, dedicada esencialmente para la comunicación, será un nexo común para todos los usuarios del servidor, para revisar el correo ficticio del juego, conocer a posibles compañeros de equipo, personalizar al personaje, etcétera. En esta sección no habrá ningún tipo de violencia, por lo que podemos andar tranquilos y dejar el juego encendido sin ningún tipo de temor a ser derribados por contrincantes. Las otras dos zonas, por otra parte, son donde reside la diversión. Dos regiones lo suficientemente grandes como para perderse tranquilamente entre sus calles, bien diseñadas, con interiores y demás elementos que realzan la vida de San Paro, lugar donde transcurre la acción.
Sin embargo, no será llegar y besar el santo. La obra propone comenzar con un tutorial lo suficientemente denso como para comprender la gran mayoría de aspectos del videojuego. La mecánica es muy sencilla y divertida: necesitamos a un contacto que nos encargue una misión, y realizarla. Hasta ahí todo parece correcto, simplista y poco elemental. Nada más lejos de la realidad, y es que a medida que vayamos adentrándonos en las calles de San Paro nos daremos cuenta de la cantidad de posibilidades que han creado los chicos de Realtime Worlds para nuestro deleite.
Contaremos con una serie de contactos repartidos por las calles, y cuando establezcamos un vínculo con éstos nos irán llegando misiones a nuestro teléfono móvil, y comenzará la acción. La misiones se dividen en función del personaje que nosotros hayamos escogido. Existen dos facciones completamente diferenciadas: los policías y los delincuentes, el bien y el mal. Si decidimos estar al lado de la ley será nuestro cometido evitar las gamberradas y delitos que se cometen muy asiduamente en San Paro; si de lo contrario somos delincuentes tendremos que ingeniárnoslas para realizar las misiones sin ser capturados o muertos y así llenarnos el bolsillo de ricos papeles verdes.
Vamos a poner un ejemplo. Comenzamos siendo delincuentes, buscamos un poco de información acerca de las misiones que podemos seleccionar -encontrándonos con el contacto en cuestión- y aceptamos una misión característica. Las misiones son lo suficientemente variadas como para evitar que el jugador se aburra a las pocas horas de juego, sin embargo, esperamos que la desarrolladora comience a actualizar el videojuego en pocas semanas, puesto que la primera versión del videojuego es sólo la punta del iceberg de lo que realmente puede ofrecer este All Points Bulletin.
Comenzamos pues, con una gamberrada típica: realizar unos graffitis para marcar nuestro territorio. Las misiones se caracterizan por ir en fases, la primera fase es muy fácil, ya que no tenemos ningún tipo de enemigo que pueda derribarnos. Sin embargo, a medida que vayamos completando las fases, aparecerá un mensaje en nuestro ordenador avisándonos de que una patrulla está en camino, por lo que las cosas se ponen un poco más difíciles. Y aquí comienza la diversión. Tenemos un tiempo limitado para realizar los encargos, y si no conseguimos pintar los graffitis, colocar las correspondientes bombas, o comenzar los incendios más espectaculares de la ciudad... poco vamos a durar en las calles.
La salsa de la obra es, precisamente, que todos los jugadores implicados en las misiones -tanto policías como delincuentes- son jugadores reales que están conectados al servidor. Si bien es cierto no es posible realizar auténticas batallas campales de 50 jugadores por bando, lo normal es que las misiones las realicemos en grupos de cuatro o cinco participantes por sección, pudiendo pedir refuerzos -tanto por un lado como por otro- que podrán llegar o no a tiempo. Es difícil explicar con palabras la cantidad de variables que tiene el juego. Como delincuentes, podemos llamar a otros jugadores -ya sean amigos nuestros o no- para realizar una misión determinada, repercutiendo finalmente en la cantidad de puntuación que obtendremos al final, claro está, y como policías podremos llamar a nuevas patrullas para erradicar la amenaza.
Todos y cada uno, como decíamos, son personajes controlados por usuarios, lo que se traduce en una gran cantidad de tiroteos donde la cooperación es necesaria. El micrófono de nuestro ordenador se convertirá, de esta manera, en un potente aliado para poder completar las misiones, cubriendo flancos, protegiendo a nuestros compañeros mientras queman un coche o preparan una bomba, o preparando emboscadas cuando los criminales aparezcan por el callejón más sucio de la ciudad. La idea es muy buena, y la gran cantidad de situaciones es muy acertada, no obstante, All Points Bulletin está muy lejos de ser un videojuego perfecto, comenzando, por su jugabilidad, que no ha sabido adaptarse a los tiempos que corren.
Y es que APB es uno de esos títulos en los que se ha cuidado tanto de los gráficos, las posibilidades jugables en cuanto a situaciones y caracterización que se han olvidad por completo de los elementos más simples que hacen un videojuego divertido. En este caso veremos una falta enorme de posibilidades a la hora de realizar los tiroteos. Sirviéndonos de base Grand Theft Auto, podríamos esperar un sistema de coberturas bueno, unos movimientos que nos permitan superar obstáculos sin demasiada dificultad -pero tampoco demasiado simples-, etcétera. Lamentablemente en esta obra, la cobertura no es uno de los ingredientes del plato, simplificándose las batallas en un: "te veo, te disparo y alguien de los dos muere".
No existen coberturas, así que tendremos que jugar con los ángulos de la cámara para poder ver a nuestra presa antes de ser detectados. Los movimientos están muy limitados (sólo podremos correr, saltar y hacer un sprint), y para colmo la conducción no es uno de los elementos que se hayan pulido más en el juego. Por ejemplo, en varias misiones tendremos que ir de un punto a otro de la ciudad con nuestro equipo, sirviéndose uno del volante mientras los demás salen por la ventana y disparan al equipo contrario. El problema está en que la conducción no está muy bien depurada, siendo frecuentes los choques, frenazos y derrapes que merman por completo lo que podría ser una auténtica persecución emocionante.
Adentrándonos más en las calles de San Paro, hemos de aclarar que la ciudad no sólo vive de nuestros jugadores, sino que también estará repleta de personajes controlados por la inteligencia artificial del videojuego. Estas personas darán un poco de vida a la ciudad, y también servirán para elevar nuestro rango de delincuente en la ciudad. De hecho, uno de los atractivos de la obra es la posibilidad de ir aumentando de nivel y rango a medida que vayamos realizando delitos -o frenándolos-, pudiendo comprar nuevas armas -importantísimo para las misiones complicadas- y acceder a nuevos contenidos del videojuego. Así pues, podremos atracarles para ganar algo de dinero y elevar nuestro estatus.
Eso sí, el estatus puede bajar también si morimos demasiadas veces en una misión determinada, o si somos el personaje que más ha sido eliminado de la partida. No hay tregua en la ciudad de San Paro, y este es un elemento que será muy gratificante para los jugadores más competitivos. Por otra parte, para evitar los abusos, no podremos acabar con los usuarios que veamos por las calles, sino que sólo podremos atacar a los que estén en nuestra contra. Este detalle frena irremediablemente con los típicos abusones que su única intención es molestar a los demás jugadores, facilitando la desconexión de éstos y haciendo que el videojuego pierda la gracia en pocos minutos.
Y de la misma manera que los jugadores que mueren enseguida acaban por descender de nivel, los jugadores más experimentados y que cuenten con un buen número de muertes y delitos a sus espaldas serán recompensados con un buen nivel... y un bonito letrero de busca y captura. Es frecuente que mientras estamos realizando una misión aparezca un mensaje con un usuario que lleva una racha de muertes certera, ofreciendo una recompensa para el que acabe con su vida. Cuantas más muertes, mayor será la recompensa, y en esta caso sólo puede llevársela uno, por lo que el juego cooperativo de grupos pasa a ser un todos contra todos muy divertido.
Lamentablemente, en un videojuego tan frenético y rápido como éste, las posibilidades de personalización deberían estar al alcance de la mano. No hablamos sólo de la apariencia de los personajes, que podremos cambiarlas en los respectivos puntos de personalización, sino también en los elementos básicos de ataque, como armas y demás. Sólo podremos llevar un puñado de granadas y dos armas que podremos ir rotando en función de nuestros intereses, y si queremos escoger otras armas tendremos que ir a un punto específico del mapa para hacerlo. Este elemento presenta un problema bastante grave, y es que en medio de una misión, sin tregua y con un límite de tiempo, resulta imposible cambiar las armas si nuestros contrincantes cuentan con unas superiores a las nuestras, obteniendo numerosas papeletas para que el resultado de la misión se traduzca en fracaso.
En otro orden de cosas, la música juega un papel fundamental en la aventura. Contaremos con un buen puñado de canciones de diversos grupos actuales para que la conducción sea un elemento mucho más placentero para el jugador. Pero no sólo podremos disfrutar de la selección que han hecho para la ocasión, sino que también podremos importar nuestra música desde el ordenador -al más puro estilo Xbox 360- para que nuestros propios temas nos motiven al cien por cien. Un detalle que sin duda encantará a los que no soportan la música aleatoria.
All Points Bulletin se ha estrenado con una de cal y otra de arena. La idea es realmente buena, y la manera en la que el estudio la ha llevado a cabo es muy satisfactoria... aunque todavía queda mucho trabajo por delante. Por suerte estamos delante de un videojuego online, lo que implica inevitablemente actualizaciones constantes para mejorar la experiencia de juego, que, si el estudio toma nota, podrían traducirse en un control más depurado, más posibilidades a la hora de realizar los tiroteos y un sistema de conducción mucho más depurado. Esperemos que las próximas actualizaciones incluyan elementos de este estilo, así como diferentes misiones para que San Paro no quede olvidada a las pocas horas de juego.
Como apunte para terminar, el videojuego es gratuito en sus primeras 50 horas, siendo necesario una renovación -por horas jugadas- pagando una cuota. Este tipo de movimientos ha sido una verdadera sorpresa, ya que lo normal es que el jugador tenga un plazo máximo para probar el juego -generalmente un mes- y decidir si renovar o no la subscripción. All Points Bulletin y su sistema de horas jugadas hace que el jugador pueda distribuirse el tiempo como quiera, y, al finalizar el periodo, decidir si pagar o no para disfrutar de una obra que podría haber sido mejor.