Análisis de Rock(s) Rider (iPhone)
No nos andaremos con rodeos: amamos los juegos difíciles. Nos encanta sentirnos superados por la adversidad, y nos gusta, más todavía, la sensación de lograr y conseguir el reto que se nos propone. Conforme alcanzamos una madurez en esto del mundo de los videojuegos, reclamamos mayores retos y desafíos con los que pasar el tiempo y disfrutar. Desgraciadamente, la tónica en los tiempos que corren, es radicalmente opuesta: títulos y juegos fáciles, cortos, inspirados simplemente en ofrecer un multijugador anodino donde competir, y dejando el reto y la experiencia de la partida imposible, de lado. En medio de este clima imperante, en la App Store, de vez en cuando, surgen ejemplos distantes y desobedientes con los cánones actuales.
Y es que, Rock(s) Rider, de ECA Games nos lleva de nuevo a ese maravilloso mundo, donde el reto existe y donde la curva de dificultad es tan pronunciada, que es difícil ponerse a jugar delante de la pantalla de nuestro dispositivo iOS sin soltar algún que otro improperio.
Motocicletas acrobáticas
Rock(s) Rider comienza sin rodeos, ni presentaciones demasiado largas. Encarnando a un piloto de armas tomar -aunque como os podéis imaginar, la opción de cambiar y personalizar a nuestro personaje y moto estará también disponible-, nos enfrentaremos a una serie de retos acrobáticos, a cada cual más difícil e imposible, a fin de salir victoriosos y dejar clara nuestra valía.
Mediante unas tímidas y cortas secuencias de introducción al estilo cómic -con viñetas y bocadillos- iremos presentándonos en diferentes clubs y lugares de aspecto industrial donde comprobar nuestra pericia como piloto. Básicamente, Rock(s) Rider nos presenta un juego de puzles y conducción, donde la física y la habilidad del jugador, hacen el resto. Bajo esta premisa, nos enfrentaremos a una gran variedad de pruebas, niveles y fases, ambientadas a su vez, en tres grandes y temáticos escenarios base -como una fábrica, un almacén y una planta depurada de agua-.
El control de semejante juego, al igual que el de otros títulos similares protagonizados también por semejantes pilotos y motocicletas del estilo, radicará en la pantalla táctil de nuestro dispositivo. Así, por un instante, nos olvidaremos de acelerómetros y nos centraremos en ser lo más exactos posible con gestos y pulsaciones comedidas y calculadas a la pantalla. La interfaz es sencilla, contando simplemente con un indicador de tiempo, un botón de reintento hasta el siguiente punto de control, y los habituales botones de aceleración y freno, así como los de dirección. Es en estas cuatro flechas translúcidas pivota la mayoría de la mecánica de juego, sirviéndonos para controlar la inclinación de la moto y su velocidad.
Ambos factores son esenciales para controlar la moto, ayudándonos a encarar las cuestas, rampas y obstáculos de la mejor manera. Deberemos, por ejemplo, pensar con antelación si debemos acelerar, frenar o volcarnos hacia adelante o atrás, dando la correcta combinación de dichos factores como resultado el perfecto manejo de la moto.
Puede parecer difícil al principio, ya que el eje y el centro de gravedad de la moto es un tanto extraño -parece que el vehículo es demasiado ligero-, pero llegadas y jugadas unas cuantas partidas, empezaremos a entender que el más que depurado y balanceado sistema de control de este Rock(s) Rider, es prácticamente perfecto. Por si fuera poco, los niveles nos irán dando sabios consejos mediante rótulos luminosos de neón, que ambientarán y avisarán de las rutas, piruetas o acciones a tomar. Nosotros somos libres de hacerles caso, escogiendo la vía fácil o la del lucimiento mediante acrobacias, a fin de terminar cuanto antes y recoger al final tanta puntuación como podamos.
Rock(s) Rider sabe aportar variedad jugable a su propuesta, con distintas fases bonus -donde tendremos que recoger estrellas- y combates y carreras competitivas contra jefes, además de dos modos de juego ocultos que se desbloquean una vez completamos ciertas fases en el modo principal. Todo ello, a fin de evitar ser repetitivo y permitir al jugador un respiro. Pues eso sí, los niveles de Rock(s) Rider son complicados, intrincados y llenos de dobleces. Habrá ocasiones en las que, momentáneamente, perderemos el rumbo, y nos veremos abocados a reintentar un salto una y otra vez y similares, colmando nuestra paciencia por completo. Al fin y al cabo estamos delante de un juego de puzles motorizado, donde cada acción debe ser pensada, aunque dado el rápido ritmo de juego al que nos veremos sometidos, hay veces en los que tendremos apenas una fracción de segundo para ello. ¿Corremos y tomamos ese looping a máxima velocidad, o por el contrario preferimos hacerlo lentamente para así intentar caer de pie en esa plataforma de más allá?
Un fallo puede echar por tierra toda nuestra fase, ya que si caemos, se nos contará como falta, privándonos de la máxima puntuación y su recompensa correspondiente. Cada nivel es un verdadero reto, sobre todo para aquellos jugadores amantes de la dificultad y la penalización. No hay medias tintas en Rock(s) Rider, y si te equivocas o te atascas, serás penalizado. Es aquí, donde entra el mayor "pero" y punto negro del juego: el sistema de físicas. Aunque el juego se controla bien, y se desarrolla normalmente, lo cierto es que acarrea un grave problema con el sistema de detección de golpes y cuerpos, haciéndonos repetir fases enteras por un leve choque con la cabeza. Bastará con que rocemos una viga o la base de una rampa con nuestro piloto para hacernos caer, y con ello, empezar desde el último punto de control. Podemos tolerar que sea un sistema sensible, pero la mayoría de ocasiones, nos dará la impresión de que se ha intentado aumentar artificialmente la dificultad por parte de ECA-Games.
Por otra parte, el sistema de logros y objetivos propios del juego -el título, aparte de tener soporte para Game Center, tiene un centro de logros especial- nos irá marcando pequeños objetivos y récords muy concretos, a fin de que tengamos siempre una motivación extra a la hora de superar los niveles y fases que se nos presenten.
A su vez, Rock(s) Rider nos ofrece un interesante abanico dentro de la personalización motorizada, sobre todo a nivel de aspecto, con abundantes skins y pinturas. También podemos competir con un trike -una suerte de moto con tres ruedas de lo más curiosa, que tiene sus propios niveles dentro del juego-, y elegir si queremos encarnar a un piloto con cara de pocos amigos o una aguerrida motociclista. En el plano más técnico, Rock(s) Rider ofrece unos gráficos en tres dimensiones sólidos, impresionantes y muy cuidados. No hemos encontrado falla alguna en su presentación, con texturas en alta definición, modelados complejos y escenarios inmensos en extensión. Además, todo se mueve con tal suavidad, que es imposible no pensar que estamos ante uno de los juegos que mejor lucen en toda la App Store.
El título funciona plenamente en dispositivos como el iPhone 5 y el iPad con pantalla retina, recibiendo también adaptaciones para el iPad mini y el iPad 2, así como para otros teléfonos anteriores de la manzana. Nosotros, por ejemplo, para el análisis hemos jugado en un iPhone 4S, un iPad 2 y un iPad de tercera generación sin problema alguno. El juego está en inglés, pero es fácilmente comprensible, y tiene una banda sonora rock de lo más impresionante.
Conclusiones finales
Rock(s) Rider es un buen juego. Tiene un buen control, una mecánica y un planteamiento jugable aceptable, y goza de unos gráficos que bien podrían considerarse como uno de los mejores de la App Store. Es un título difícil, plagado de retos y fases a superar, pero a que a su vez, oculta una seria falla relacionada directamente con dicha dificultad. En muchas ocasiones, creeremos tener un juego artificial en cuanto a dificultad entre manos, como si se nos obligase a fallar para que seamos conscientes de lo "malo" que somos jugando.
Y eso, a ningún jugador, por amante de los retos que sea, le gusta. Pero obviando esa pega -que repetimos, puede ser muy grande en función de vuestra paciencia y capacidad de orgullo-, Rock(s) Rider es una app muy disfrutable y completa, tanto para iPad, como para iPhone.