Análisis Alien: Rogue Incursion, El terror de la criatura de H.R. Giger llega a la realidad virtual (PS5, PC)

Poco a poco, la realidad virtual está empezando a asentarse y a encontrar su hueco en la industria, una tecnología que ha evolucionado a una velocidad de vértigo en los últimos años. Y no solo nos referimos a los visores, sino también a los juegos como tal, cada vez más complejos, elaborados y sorprendentes, lo que demuestra el potencial que estos dispositivos tienen para seguir creciendo y dejarnos con la boca abierta.

Un buen ejemplo de esta nueva generación de títulos para la realidad virtual lo tenemos en Alien: Rogue Incursion, una obra que, sin ser perfecta, nos ha permitido sumergirnos de lleno en uno de los universos cinematográficos más fascinantes y terroríficos que existen. ¿Queréis saber cómo es enfrentarse cara a cara a un xenomorfo con un visor en la cabeza? Solo tenéis que seguir leyendo para descubrirlo.

Una nueva e interesante historia repleta de xenomorfos

Lo primero que debéis saber es que estamos ante una aventura de acción y terror que nos pone en la piel de Zula Hendricks, una exmarine colonial a la que ya conocimos en los cómics de Dark Horse y que, tal y como podréis suponer, tiene experiencia de sobra a la hora de combatir a los xenomorfos.

Su historia nos lleva esta vez a un misterioso planeta llamado Purdan para descubrir los secretos que se ocultan bajo su superficie, aunque tal y como es tradición ya en la serie, las cosas no tardan en complicarse y antes de que nos demos cuenta nos veremos inmersos en una desesperada lucha por nuestra supervivencia.

Algo que tenéis que tener muy claro es que lo que ahora tenemos entre manos es solo la primera parte de la historia, por lo que la trama está todavía sin terminar. O dicho de otro modo: el título termina con una gigantesco cliffhanger que nos ha dejado con más preguntas que respuestas. Survios ha prometido concluirlo todo en su segunda parte, la cual ya está en desarrollo, aunque no cuenta todavía con una fecha de lanzamiento aproximada, así que la sensación que nos hemos llevado es la de haber jugado únicamente la primera mitad de un juego más grande.

Sobre el guion como tal, nos ha sorprendido que a pesar de tener un inicio algo lento, predecible y muy poco llamativo, no tarda en ganar interés y plantear interrogantes y misterios que nos han tenido en vilo durante toda la aventura. Además, tanto Zula como Davis 01, su compañero sintético, son personajes muy interesantes y bien desarrollados con los que resulta fácil conectar. Evidentemente, que la historia acabe en mejor o peor lugar dentro del imaginario de Alien depende de cómo se concluya todo en la segunda parte, pero como fans de la saga la estamos disfrutando y nos ha dejado con ganas de más, algo que siempre es buena señal. Además, se guarda algunos momentazos narrativos que al vivirlos en realidad virtual ganan el doble.

Una tensa aventura que hace buen uso de la realidad virtual

En lo que respecta al juego como tal, no es un título que innove demasiado respecto a otras propuestas para esta tecnología, aunque eso no le impide jugar muy bien sus cartas y ofrecernos una experiencia muy satisfactoria. Por ejemplo, cada arma tiene sus propias mecánicas y características, así que para salir con vida de esta pesadilla debemos aprender a usarlas y recargarlas, algo que en la práctica resulta muy gratificante y aporta un toque estratégico a los encuentros, ya que cada una resulta más o menos útil dependiendo la situación en la que nos encontremos.

Si os somos sinceros, no tiene el mejor gunplay que hayamos visto nunca en un juego de realidad virtual y hemos notado alguna que otra pequeña imprecisión en el apuntado, pero cumple de sobra. Además, seamos sinceros, tener un rifle de pulso en las manos y llenar de plomo a un xenomorfo es algo que todo fan de Alien debería experimentar alguna vez en su vida.

También nos ha gustado mucho la forma en la que interactuamos con el entorno, ya que todo tenemos que hacerlo manualmente, lo que aporta mucha fisicidad y ayuda a la inmersión. Esto incluye el uso de diversas herramientas para resolver puzles, la necesidad de tener que sostener en una mano el sensor de movimiento, la navegación por los archivos de un ordenador usando un stick virtual o incluso el hecho de que podamos limpiar la sangre de un monitor restregando nuestra mano. Hay muchos pequeños detalles de este tipo que consiguen que realmente tengamos la sensación de estar en Purdan y no en el salón de nuestra casa.

En lo que respecta a la estructura del título como tal, algo que nos ha sorprendido es que no se trata de una simple aventura lineal en la que ir superando niveles y situaciones a medida que la historia se desarrolla, sino que tiene un toque de survival horror que le sienta de fábula. De este modo, para progresar debemos aprender a movernos por un mapa más o menos laberíntico repleto de puertas cerradas que nos impiden llegar a nuestros objetivos, por lo que nunca vamos a parar de ir de un sitio a otro buscando llaves, nuevas herramientas y rutas alternativas.

Es un juego con bastante backtracking en el que no hemos parado de abrir atajos y donde todo está bien conectado, por lo que es perfectamente posible pararse a explorar para volver a aquellos sitios opcionales a los que inicialmente no podíamos acceder por no disponer del objeto requerido.

El acoso constante de los aliens

Ahora bien, la cara y la cruz de Rogue Incursion la tenemos en la forma en la que se ha gestionado su acción. Aunque algunos encuentros sí están prefijados y solo suceden al llegar a determinados puntos, la mayor parte del tiempo nos la vamos a pasar lidiando con combates que suceden de manera aleatoria.

Por lo general, si hacemos ruido de cualquier manera, ya sea corriendo, disparando, rompiendo algo o activando una alarma, atraeremos a los aliens hacia nuestra posición y acabaremos luchando contra ellos, aunque estas batallas también tienen lugar de manera bastante frecuente incluso cuando avancemos con cuidado.

Como podréis intuir, esto ayuda a generarnos una tensión constante para que nunca nos sintamos a salvo, ni siquiera cuando estamos intentando resolver un puzle o nos adentramos en una sala segura cuya puerta no podamos bloquear. Hasta leer documentos en un ordenador se puede llegar a convertir en una acción de riesgo que nos tiene siempre observando nuestros alrededores para asegurarnos de que no nos acecha ninguna criatura.

Esta es una decisión de diseño encaja como un guante con la licencia y que, de hecho, durante las primeras horas funciona genial, ya que pararse a explorar o tardar mucho en llegar a un objetivo deriva en más refriegas con su correspondiente gasto de munición. Además, aquí no hay autoguardado y si subís un poco la dificultad los enemigos os pueden liquidar de uno o dos golpes, por lo que también nos arriesgamos a perder nuestros progresos si llevamos tiempo sin encontrar una estación de guardado.

El problema llega cuando tras unas horas hemos acabado pegando tantos tiros que estos encuentros pasan a convertirse en algo rutinario y le perdemos el respeto a una criatura que debería ponernos los pelos de punta cada vez que la vemos, ya que nos acostumbramos a masacrarla sin piedad. De hecho, los combates llegan a volverse incluso un poco tediosos, algo a lo que no ayuda la poca variedad de situaciones que tiene el desarrollo de la aventura como tal.

Al menos, las luchas contra los xenomorfos hacen un buen uso del diseño de los escenarios, ya que los enemigos son capaces de colarse por toda clase de sitios para atacarnos desde todas direcciones y mimetizarse muy bien con el entorno para sorprendernos, lo que suele derivar en unos combates que nos tienen mirando a todos lados y girando sobre nosotros mismos en nuestra habitación buscando a los escurridizos monstruos e intentando seguir sus movimientos. Puede parecer una tontería así descrito, pero cuando estás jugando con el visor en la cabeza resulta de lo más inmersivo.

Completar esta primera parte de Alien: Rogue Incursion es algo que os debería llevar entre 6 y 8 horas, por lo que ahora mismo no es un juego demasiado largo y quizá queráis esperar a que se lance la segunda parte para poder disfrutar de la experiencia al completo y no quedaros a medias.

Una ambientación perfecta

En lo que respecta a su apartado gráfico, Survios ha hecho un trabajo fantástico a la hora de recrear la ambientación que todos esperamos de un producto de Alien, con ese toque oscuro, retrofuturista, decadente y opresivo tan característico de la saga. Se nota que hay muchísimo cariño por este universo y todo resulta de lo más auténtico, dejando para el recuerdo algunas estampas sobrecogedoras y una dirección de arte impecable, algo que se ve reforzado por un trabajo técnico a la altura: buenos modelados y texturas, escenarios repletos de detalles, efectos muy convincentes y una iluminación maravillosa (ojo a detalles como la forma en la que la luz de la linterna incide en la niebla, dificultando la visión).

En la parte negativa, decir que las animaciones de las criaturas no nos han terminado de convencer del todo y que no nos hemos librado de algún que otro error de programación de diversa gravedad, incluyendo alguno que otro que nos ha obligado a cargar partida por no activarse cierto evento necesario para avanzar.

Finalmente, el sonido hace gala de una banda sonora muy ambiental que capta a la perfección la atmósfera y el estilo de las películas, mientras que la mayoría de los efectos están extraídos directamente de ellas. Lamentablemente, aunque los textos están en español (con una traducción mejorable), las voces nos llegan únicamente en inglés y como bien sabréis, leer subtítulos en realidad virtual no es precisamente agradable y rompe mucho la inmersión, algo que deberíais tener en cuenta en el caso de que no dominéis el idioma lo suficiente como para poder prescindir de ellos.

Conclusiones

Alien: Rogue Incursion es un buen primer intento de llevar esta apasionante saga a la realidad virtual. La ambientación es increíble, la historia es interesante y cuenta con momentos muy destacables, la forma en la que aprovecha las posibilidades únicas de esta tecnología está muy lograda tanto a la hora de disparar como a la de interactuar con nuestro entorno y, en general, como fans ha sido un auténtico deleite tener la oportunidad de sumergirnos en este universo de esta forma.

Lamentablemente, abusa tanto de los encuentros con los xenomorfos que la acción y la tensión se acaban diluyendo demasiado, convirtiendo en rutinarias las batallas contra ellos hasta el punto de resultar más una molestia a medio y largo plazo que en una agonizante lucha por nuestra supervivencia contra el organismo perfecto, algo agravado por un desarrollo que pide a gritos algo más de variedad de situaciones.

Ahora mismo solo nos queda esperar que estos problemas sean resueltos (o al menos minimizados) en su segunda parte, ya que nos hemos quedado con ganas de saber cómo termina la historia, pero si os gusta tanto como a nosotros todo lo que rodea a la criatura de H.R. Giger, no dudéis en darle una oportunidad. Sí, tiene sus defectos, pero es una experiencia tan inmersiva que merece la pena vivirla.

Hemos escrito este análisis gracias a un código de descarga para PS5 que nos ha facilitado por 42 West.