Al menos, los diferentes entornos (pese a la repetición de elementos y texturas) van dando un aporte de variedad de cuando en cuando, aunque la única manera d escapar realmente de la monotonía es dedicarle un rato a los modos multijugador de Geist, que, con todo, se presenta como una de sus mejores bazas, incorporando la opción de jugar hasta contra tres personajes humanos y cuatro más controlados por la máquina, lo que da un aporte extra al multijugador al dotarle de mayor ritmo al incluir más enemigos. Si no hay jugadores humanos, estos pueden ser suplantados al completo por la máquina, sumando así hasta siete personajes controlados por ella.
En el multijugador el sistema de posesión será también muy importante, convirtiéndose, de hecho, en un factor capital en sus modos de juego, como en el deathmatch, donde controlar al huésped y usarlo contra nuestro enemigo será esencial, aunque si lo preferimos podremos dedicarnos a usar objetos del escenario a nuestro favor, dándonos así muchas posibilidades y diferentes estrategias. Un segundo modo multijugador nos invita a poseer al huésped y llevarlo hasta nuestra base (como el tradicional "captura la bandera"), para conseguir una mayor puntuación que nuestros rivales. Finalmente, también podremos enfrentarnos en una lucha sin cuartel entre humanos y fantasmas, en el que los humanos tendrán a su disposición un arsenal específico contra los seres espectrales, y estos deberán poseer a sus enemigos para lanzarlos contra trampas de todo tipo que acaben con su vida.
Tanto por la posibilidad de jugar contra otras personas, como por la inclusión de personajes controlados por la máquina, estos modos multijugador se convierten en una de las mejores opciones para conseguir unas horas de diversión de Geist, sobre todo si tenemos en cuenta que la historia del modo para un jugador no nos durará demasiadas horas, y tampoco invita demasiado a ser rejugada. Por desgracia, los modos multijugador también tienen una tasa de cuadros por segundo bastante mala, sobre todo cuando la pantalla se divide en cuatro porciones.
Presentado exclusivamente en modo de 60Hz, Geist es un buen intento, pero se queda en eso. No destaca en nada, y no es, desde luego, una gran alternativa ante otros juegos similares, aunque por sus mecánicas de juego puede despertar el interés de los jugadores que, eso sí, deberán aceptar todas su carencias antes de decidirse a disfrutar de él.