El retorno de uno de los carismáticos de Nintendo
Wario ha vuelto. Dos años después de su último juego, en GBC, vuelve a protagonizar una aventura en solitario que hará las delicias de todos sus seguidores y fans de las plataformas. Siendo una inexplicable ausencia en Super Smash Bros (y Melee), ha aparecido ya en otros juegos como Mario Kart, Mario Tenis, Party, o Golf. Pero son los juegos en los que él es el protagonista lo que le han hecho llegar a ser lo que es: uno de los personajes más carismáticos creados por Nintendo, y el antihéroe por antonomasia de la compañía japonesa. El malo de la película, vamos. Enemigo y antónimo de Mario, sus juegos se han caracterizado siempre por un estilo frenético, loco, y sin escrúpulos, la principal misión de los cuales era acumular riquezas y poder. Esta vez vuelve en GBA, la nueva niña de los ojos de Nintendo, y viene dispuesto a conseguir el trono a mejor título de la consola hasta el momento. ¿Lo conseguirá?
"Sé codicioso. Sé rápido. Sé Wario"
"Be greedy. be fast. be wario.": así reza la intensa campaña publicitaria –según el idioma- con la que Nintendo está bombardeando toda Europa y América, debido a la salida durante este pasado mes de Noviembre de su Wario Land 4. Cierto es que no es para menos, pues se trata de uno de los juegos más esperados para Game Boy Advance, y la secuela del quizás mejor juego de plataformas de Game Boy –o como poco, de uno de los mejores-, Wario Land 3. Y como toda buena campaña publicitaria, el eslogan no podía ser más acertado. Ambicioso y rápido, rápido y codicioso: Wario. Si hay algo que caracteriza todos los juegos de Wario, eso es su enfoque: nada de salvar princesas en apuros, ni detener la invasión alienígena que azota tu pueblo, ni desarrollos lentos con interminable puzzles; nada de eso. Wario significa acción y maldad. La experiencia de juego con los Wario es rápìda, activa y muy intensa Por eso sus juegos siempre han sido frenéticos en cuanto a jugabilidad, con muchas cosas que hacer a la vez, muchos enemigos en pantalla, y pocos puzzles; y sus argumentos han acontecido desde recuperar la fortuna robada –Wario Land II- hasta escapar de un extraño sueño en el que está atrapado con toda la riqueza que le sea posible obtener –Wario Land 3-, pasando por –ya en el juego que nos ocupa- robar por placer y avaricia una pirámide que parece contener un gran tesoro en cuanto a oro y joyas. Donde esté el dinero, allí estará Wario.
Un tipo de juego... distinto
El estilo de juego de este nuevo Wario varía con respecto a sus predecesores. Mientras en éstos nuestro personaje era invencible, en el nuevo Wario Land 4 el malvado protagonista sí puede ser herido –y muerto- por los numerosos y variados enemigos que inundan los mundos que debe recorrer. Así, Wario dispondrá de un contenedor de corazón, exactamente igual que los de los demás plataformas, y que irá disminuyendo a medida que los enemigos nos hieran. Sin embargo, difiere de los plataformas convencionales en su estilo de juego: en Wario Land 4, no nos limitaremos a recorrer pantalla tras pantalla a medida que buscamos ítems necesarios. Nada de eso. En este caso, deberemos recorrer extensos niveles, para obtener las cuatro partes de un diamante, así como una llave llamada Keyser (para abrir la puerta al siguiente nivel), y una vez llegado al final del nivel –habiendo o no encontrado las cuatro partes- se nos dará un tiempo específico –que va desde los 2 minutos hasta los 5, en general- en el que deberemos desandar el camino, y volver por donde habíamos venido, hasta el principio del nivel, donde a través de un portal especial volveremos a la zona principal, dispuesto a avanzar al siguiente nivel o ya al enemigo final. Eso sí, con todas las monedas posibles, así como con las cuatro piezas del diamante, sin las cuales no podremos acceder a los enemigos finales. La estructura del juego se basa generalmente en una serie de niveles que deberemos completar obteniendo las piezas de diamantes, y una vez las tengamos todas, podremos acceder al enemigo final de esa "zona". Solo al derrotar al enemigo final, se dará por completada la zona.
Nos encontraremos con cuatro grandes zonas, además de la inicial y de la sala de audio, que comentaremos más tarde, con la característica que podremos acceder a todas las zonas desde el principio, pudiendo empezar otra pantalla si se nos resiste el enemigo final de la que estábamos jugando.
Argumento simple pero efectivo
Nunca en los juegos de plataformas el argumento sobresale por su originalidad, ni por su influencia en el transcurso del juego. En este caso no es ninguna excepción, y la bonita intro que nos pone en situación solo sirve para poner en escena los niveles, y para darle los objetivos a cumplir al jugador. Así pues, la historia cuenta de una antigua pirámide descubierta recientemente llena de tesoros, pero asimismo repleta de peligros. Cómo no, en cuanto nuestro amigo Wario lee la noticia en el periódico, obviamente inducido por las riquezas que allí se contienen, decide montarse en su descapotable, y como quien va a comprar el pan, se dirige a la pirámide, para sacar de allí todo lo que le sea posible. Pero una vez allí Wario se dará cuenta de los peligros que la consecución de la riqueza conlleva. Aún así, decide afrontarlos, todo sea por unas cuantas toneladas de oro. Es aquí cuando entramos en contacto con el juego por primera vez, y no podremos salir de la pirámide hasta haber conseguido todas las piezas valiosas que allí se encuentran, así como haber vencido a todos los enemigos que las custodian. Sencillo, ¿no? La verdad es que sí, pero cumple con su cometido.
Gráficos a la altura de la ocasión
Aunque a primera vista, y a juzgar por las imágenes estáticas, no se aprecie un gran salto cualitativo en cuanto a calidad de escenarios respecto a GBC, la verdad es que el cambio gráfico de esta versión para GBA es considerable respecto a sus predecesores. El juego en movimiento es toda una delicia, con recargados escenarios, llenos de colores y formas, moviéndose con una rapidez y fluidez inusual, a la par que las animaciones de los enemigos y del mismo Wario –que posee una de las animaciones más trabajadas que se haya visto en una portátil- se mueven por el entorno sin ningún problema. Por no hablar de los efectos de transparencia, o de rotación, que encajan a la perfección con la estética del juego. Sin embargo, y aunque el salto es importante, no es sorprendente del todo. Es decir, están a la altura de lo que cabe esperar de un juego de GBA, pero quizás se esperaba más de este juego para este aspecto. Aunque la verdad es que la fluidez con la que todo se mueve compensa cualquier defecto gráfico que tenga.
Música asombrosa
Muchos pensaran que la música es uno de los aspectos en los que Wario no sorprende, y la verdad es que están equivocados. Wario Land 4 aporta melodías pegadizas, bien construidas, y de una gran calidad... pero lo que realmente llama la atención es la inclusión de voces, por primera vez en una portátil, las cuales suenan realmente bien, y aunque no entendamos nada de lo que dicen (pues están en japonés) realmente sorprende y le da al juego otro aire. En cuanto a los efectos de sonido, oiremos a Wario quejarse cuando es atacado, o a las piedras romperse cuando Wario las golpea, todo esto aderezado por la típica música plataformera, que se adecua al entorno en el que estemos. Un gran trabajo en este aspecto, sobretodo por la ya comentada inclusión de voces en las canciones.
Una jugabilidad fastuosa
Y qué decir de la jugabilidad. Nintendo suele ser sinónimo de dicha palabra, y en este caso Wario no es ninguna excepción. En este caso se trata de una jugabilidad endiablada, muy intensa, y frenética. El juego aprovecha al máximo los botones de la pequeña portátil, siendo casi imprescindible la utilización de los cuatro (A, B, L y R) para superar con éxito los niveles y jefes finales. El abanico de movimientos del que Wario dispone es muy completo, en el que tendremos diferentes velocidades para correr, podremos saltar golpeando el suelo al caer, coger piedras y lanzarlas, entrar en tubos que nos llevan a zonas secretas, nadar, bucear, rodar, agacharnos, ... ¡y todo con la combinación de tan solo cuatro botones y la cruceta! Tanto en este apartado como en el control del personaje Nintendo consigue llevar la experiencia de juego un poco más allá que los plataformas tradicionales. Wario se controla a la perfección en todo momento, por lo que los reflejos y habilidad del jugador serán lo que determine el éxito o fracaso en el juego. Control que no se aprende durante el juego, por cierto, sino al principio de éste. Y es que el primer nivel, que funciona a modo de introducción y que sirve de magnífico tutorial para el control de Wario, nos mostrará de forma clara y sencilla todos los movimientos de los que disponemos, los cuales nos serán necesarios para superar la aventura en su totalidad. Pero no se trata de los típicos tutoriales aburridos, sino de un aprendizaje muy versátil en el que, a través de lo que podría ser un nivel normal del juego, se van aprendiendo los movimientos básicos. Muy útil y eficaz, aunque algunos sin haberlo jugado puedan pensar lo contrario.
Ya en la experiencia del juego, como ya he comentado, Wario Land 4 no es en absoluto un juego de desarrollo lento. Al contrario de Mario, en el cual en ocasiones debes pararte a pensar qué camino escoger, en este juego si te lanzas con decisión y eres hábil conseguirás superar el nivel y los enemigos de forma espectacular y rápida.
Al principio quizás cueste un poco acostumbrarse a este desarrollo tan rápido, pero poco a poco se va cogiendo confianza, y acabarás recorriendo a toda velocidad los niveles, consiguiendo todos los ítems, y aplastando a todos los enemigos que osen impedírtelo. Simplemente genial. Y frenético. Simplemente Wario.
Por último, la estructura y el diseño de los niveles está muy trabajada, siendo todos ellos muy vistosos y variados. Aunque aún me gustaría saber qué pintan una fábrica o una selva dentro de una pirámide abandonada, pero eso es otra historia. El hecho es que a lo largo de los más de 20 niveles de los que el juego dispone, divididos en las ya conocidas cuatro zonas (cada una de las cuales tiene su propio enemigo final), no darán lugar al aburrimiento, ya que todas ellas tienen un punto en común: están bien diseñadas, y son jugables a más no poder. Plataformas, bloques que romper, cintas transportadoras, escaleras, ruedas giratorias, monedas de oro, ... todo se entremezcla en los extensos niveles que el juego contiene, que recorrerás una y otra vez para obtener todos los ítems que allí se guardan.
Extras y minijuegos... suficientes
En cuanto a extras, el juego no ofrece demasiado. Una curiosa sala de música, así como tres simples minijuegos son lo único que encontraremos. Lo cierto es que con el juego ya tendrían suficiente, pues se vale por sí solo, pero alguna opción multijugador mediante el cable link (ya sea para los minijuegos como para el modo historia) no habría estado de más. Aún y así, cabe comentarlos, porque son cuanto menos curiosos. La sala de audio nos permitirá escuchar las melodías del juego, pero solo una vez hayamos encontrado los cd’s que se encuentran escondidos por los niveles. Así, cuando consigamos un CD en algún nivel (lo cual no es demasiado fácil), tendremos acceso en la sala de audio a una melodía del juego. ¿Innecesario? Totalmente. ¿Curioso? También. La verdad es que mucho habríamos preferido una opción multijugador a esta extraña novedad. Por su parte, los minijuegos son tres, a cada cual más simple: uno de béisbol (Homerun Derby: muy, muy simple), otro llamado ‘The Wario Hop’, que consiste en superar obstáculos montado en un neumático, y por último Wario’s roulette, un juego que no sabría como definirlo, excepto diciendo que se trata de recordar una cara, y posteriormente encajar los ojos, la nariz y la boca de ésta correctamente. Aunque ninguno de los tres pasará a la historia por ser el mejor minijuego jamás creado, tampoco aburren, y nos permiten conseguir dinero que podremos usar después para comprar ítems especiales.
¡Utiliza a tus enemigos!
Uno de los puntos álgidos e innovadores del juego es algunas interacciones con los enemigos. Mientras en la mayoría de ellos, el daño que nos hagan nos quitará vida, habrá algunos que serán necesarios para avanzar. Esto es, que deberemos dejar que nos golpeen para que cambien nuestro aspecto y así poder acceder a otras zonas. Así, nos veremos prendidos de fuego (que servirá para destruir bloques especiales), convertidos en avispa (que nos permitirá llegar a lugares altos), o, ser objeto de algún golpe, y que éste aumente nuestra masa corporal -nos engorde- de tal manera que andaremos más lento pero podremos destruir el suelo al caer sobre él. Y otras, menos trascendentes pero igual de curiosas, como convertirnos en murciélago, en zombie, en muñeco de nieve, o en un plano papel al ser aplastado por una apisonadora. Sin duda, uno de los aspectos más divertidos del juego y que aportan más frescura.
En conclusión
Un gran juego a todas luces. Es rápido, entretenido, largo, intenso, desafiante... habrá enemigos finales que tardarás mucho en vencer, objetos que te será muy difícil conseguir, decenas de enemigos a los que aplastar, y horas de diversión asegurada. Aunque quizás termines el juego en sí en no demasiado tiempo, conseguir todos los ítems de todas las pantallas será una ardua tarea. ¿El mejor juego de GBA? Definitvamente, y hasta la llegada de Sonic, Golden Sun o Mario Advance 2, sí. Wario vuelve a conseguirlo: vuelve a ser un imprescindible para los fans del género. El mejor juego de GBA, y unos de los mejores plataformas 2D jamás creados. ¿Para cuándo un Wario en 3D?