Análisis de Gunstar Future Heroes (Game Boy Advance)
A principios de la década de los 90 Megadrive, la consola de 16 bits de Sega, recibió un juego que se convertiría en uno de esos clásicos añorados, llenos de acción con un desarrollo de avance horizontal y un despliegue técnico que sorprendió por la enorme cantidad de elementos que podían llegar a aparecer en pantalla. Unos enemigos finales sorprendentes e imaginativos, así como una dificultad a la altura de las circunstancias, fueron los últimos elementos que Treasure, un grupo de desarrollo muy apreciado entre los amantes de los arcades de vieja escuela, añadió para completar un producto redondo. Años más tarde llegarían Dynamite Headdy o Alien Soldier, pero muchos ya habían quedado encandilados por la frenética diversión de Gunstar Heroes. Ahora, más de diez años después de su lanzamiento, Game Boy Advance, la clásica consola portátil de Nintendo, recibe la continuación de este título de mano de sus creadores.
No es éste el primer contacto de Treasure con la pequeña portátil de Nintendo, pues no hace demasiado pudimos disfrutar de Astro Boy, así que era de esperar que la compañía siguiese trabajando para GBA, uno de los pocos reductos de juegos bidimensionales que ha ido dejando el mercado, y para ello nada mejor que rescatar uno de sus títulos más aclamados para ofrecernos, por fin, una nueva entrega.
La lucha final del primer juego tuvo lugar en la Luna, y como consecuencia de la batalla ésta quedó destruida en cuatro partes, cuatro nuevos satélites, pero se cerró con la eliminación del Destructor, el malvado archienemigo que quiere ser resucitado en esta ocasión por el Imperio. Esas lunas evolucionaron, dando lugar a una época próspera, hasta que surgió de algún modo un quinto satélite... el del Imperio, ideado para llevar a cabo su plan de volver a la vida al dios de la Ruina, Plata Dorada. Los soldados de elite del equipo Gunstar Future Heroes conformado por iniciativa del grupo terrestre 3YE serán los encargados de volver a enfrentarse contra estas temibles fuerzas para evitar que el caos se apodere del mundo. Toda la historia del juego (sencilla, directa, como corresponde a un juego de estas características) se va presentando al jugador a través de pequeñas secuencias de imágenes estáticas acompañadas de breves diálogos (convenientemente traducidos a nuestro idioma, con algunos cortes de voz en inglés) entre las diferentes fases del juego. Son imágenes de buena calidad, y aunque el guión es –por supuesto- poco relevante, se podrían haber esmerado un poco más a la hora de componer esas pequeñas secuencias.
Podremos controlar tanto a Red como Blue, los dos personajes principales del juego, estando la diferencia entre ambos radicada en su arsenal, ya que cada uno lleva tres armas, aunque dos son comunes, siendo diferente el arma principal. Así pues, Red lleva consigo un rayo de plasma de alta velocidad, y Blue, en cambio, puede lanzar un poderoso rayo eléctrico. El resto, exceptuando, claro está, el diseño de estos personajes y algunas animaciones, es idéntico salvo por alguna que otra pequeña secuencia aislada. No hay sustanciales variaciones, como hemos visto, entre ambos personajes, y escoger entre uno y otro dependerá más de nuestros gustos personales que de una preferencia determinada por su capacidad de adaptarse mejor a nuestro estilo de juego.
Para cambiar de arma bastará con pulsar el botón lateral izquierdo, y disparar y saltar queda destinado para los botones frontales de la consola, A y B. Así de sencillo. De este modo, tan sólo tendremos que dedicarnos a correr, saltar y disparar a todo lo que se mueva sin un momento de tranquilidad en un juego que presenta tantos elementos en pantalla al mismo tiempo que puede apabullar al jugador en algunos momentos... y cuando no sea por la cantidad de estos, será por el tamaño, ya que desde el primer jefe final del juego mostrarán siempre un aspecto impresionante en su diseño y en sus dimensiones. El juego cuenta, además, con transparencias, una acertadísima paleta de colores para la pantalla de la portátil, y un surtido de efectos gráficos dignos de elogio, combinando incluso el Modo 7 (es decir, realizar rotaciones de los entornos) con el resto de la parafernalia. El juego no sólo cumple con nota en este apartado, sino que se convierte en uno de los estandartes de lo que puede llegar a hacer esta pequeña portátil en el campo de la dos dimensiones, con pequeñas carencias como la falta de detalle en los entornos (pues se ha optado por poner muchos personajes en pantalla en detrimento de los fondos), pero se muestra en líneas generales con un resultado sobresaliente.
Por suerte, todo el despliegue gráfico no juega en contra de la diversión y el diseño de niveles, y ya desde nuestra primera toma de contacto veremos como las fases están divididas en pequeñas secciones donde los enemigos nos acosarán continuamente desde diferentes flancos. El ritmo de la acción se mantiene durante casi todo el juego, aunque es imposible conseguir el mismo grado de calidad en todos los niveles, pero son estos los menos dentro del gran conjunto de fases que ha diseñado Treasure.
Cuando los enemigos nos puedan será el momento de realizar un súper-ataque. Para ello, se tendrá que haber llenado la barra de energía del arma que estemos usando, algo que se va realizando con cada enemigo destruido. Una vez esa barra este llena, podremos pulsar el botón R para llevar a cabo un ataque destructivo como pocas veces visto, habiendo uno por cada arma. La consecuencia directa de usar uno de estos ataques es dejarnos la pantalla limpia de enemigos.
El juego nos obligará a usar también todas nuestras posibilidades para saltar, deslizarnos y hacer todo tipo de movimientos, ya sea saltando por las paredes o manejando distintos medios de transporte, pues el movimiento de pantalla lateral es casi tan protagonista como los disparos a tutiplén y se presta, desde luego, a componer escenarios llenos de plataformas por las que desplazarnos... pero sin limitarnos a ir de un lado hacia otro, en línea recta. Múltiples ascensores, elementos móviles y muchos otros obstáculos poblarán los escenarios obligándonos a tener no sólo habilidad disparando sino también moviéndonos de un lugar a otro de la fase.
Gunstar Future Heroes cuenta con seis mundos diferentes divididos en múltiples fases, cada una de ella dividida a su vez en varias secciones. Cada mundo cuenta, como mandan los cánones, con una ambientación bien diferenciada y con zonas en las que el título da un giro interesante a su desarrollo habitual alejándose del planteamiento estándar del juego, por ejemplo pilotando diferentes naves. Todos los mundos cuentan con un buen diseño, y combinan siempre múltiples planos de scroll con elementos tridimensionales para dar una gran profundidad a los escenarios.
Por encima de los niveles se encuentran los jefes finales, todos ellos diseñados buscando una espectacularidad más allá de toda duda, ocupando toda la pantalla o una buena parte de ésta. Como en todo buen arcade, tocará observar sus rutinas de movimientos, sus pautas de ataque, para localizar su punto débil y el momento en que nos es posible alcanzarle sin exponernos a sufrir una pérdida masiva de puntos de vida. El planteamiento de estos enemigos finales es muy variado y va mejorando según avanzamos en el juego, siendo, por supuesto, el más sorprendente, complejo y apasionante el enemigo final.
Los efectos especiales del juego son de gran calidad, sonando claros y potentes sobre todo a través de unos auriculares. Destacan las explosiones y algunos efectos derivados del uso de armas o durante las luchas finales. La música es de tipo electrónico, con mucho ritmo, como el juego al que acompaña, y los pocos cortes de voz que incluye se escuchan igualmente bien. No pasará a la historia, pero desde luego concuerda perfectamente con el estilo y ritmo del juego, dándonos un acompañamiento musical a la altura de las circunstancias.
Con todo, destinar nuestros esfuerzos a superar los niveles de dificultad más elevados sí representará un reto apasionante, ya que no se trata de un juego que vaya a resultar grato para quienes se frustren con facilidad. Treasure tiene mucha experiencia en el género, y algunos de sus títulos son conocidos sobre todo por su dificultad casi épica. Es cierto que Gunstar Future Heroes no alcanza en este sentido la elevada dificultad de otras creaciones de este grupo de desarrollo, pero no es un juego fácil. Una vez lo dominemos podremos acabarlos en menos de una hora, pero para llegar a ese momento habremos gastado muchas continuaciones antes. Un juego rápido, directo, divertido y con tanta acción como puedas soportar; ésa es el objetivo que había marcado para este título y poca duda cabe de que Treasure ha logrado ofrecernos una nueva experiencia jugable apasionante en la pequeña GBA.