Análisis de Shin Megami Tensei IV: Apocalypse (Nintendo 3DS)
Shin Megami Tensei IV: Apocalypse es uno de los mejores ejemplos de cómo debe ser una secuela que hemos tenido el placer de jugar este 2016. No en vano, partiendo de la fantástica base de su predecesor, Atlus ha sabido pulirla hasta niveles insospechados para así crear uno de los mejores juegos de rol japonés de Nintendo 3DS y una de las compras más recomendables que vais a poder hacer a poco que seáis fans de la vertiente más clásica de este género.
La guerra entre el Cielo y el Infierno sobre la Tierra
A pesar de que la historia se ambienta justo después de los hechos que tuvieron lugar en el final neutral de Shin Megami Tensei IV, esta vez no volveremos a encarnar a Flynn, el héroe del título original, quien ahora es visto como una especie de mesías destinado a acabar con la guerra que se ha desatado sobre la tierra entre ángeles y demonios.
En cambio, esta vez viviremos la aventura desde el punto de vista de Nanashi, un joven de 15 años que aspira a convertirse en un Hunter, una organización que se encarga de cazar demonios, proteger a la población civil y conseguir suministros. Como ya sabréis si completasteis el título anterior, con la llegada de los demonios a la Tierra hace 25 años la humanidad se autodestruyó intentando acabar con ellos a base de bombas nucleares, siendo Tokio la única ciudad que sobrevivió al holocausto, urbe en la que tiene lugar el juego.
Sin embargo, ahora todos sus habitantes están atrapados en ella por culpa de una barrera y el sol ha quedado oculto por una gigantesca masa de tierra, creando una situación desesperada en la que los pocos humanos supervivientes tienen que hacer frente durante una noche eterna a los demonios que también quedaron encerrados en la ciudad. Por si las cosas no fuesen ya lo suficientemente graves, estos seres infernales están en pleno conflicto con los ángeles, dejando a nuestra especie en mitad de un campo de batalla en el que llevamos las de perder.
El hecho de que nos muestren todo esto desde el punto de vista de los supervivientes de Tokio ya le da un aire diferente y fresco a la narrativa, e incluso más interesante y humano. El guion principal nos ha gustado bastante y soluciona los graves problemas de ritmo que tenía su predecesor, ofreciendo una trama mucho más movida que engancha desde el primer minuto y que nunca se detiene, dosificando muy bien las revelaciones, los giros (muchos de ellos totalmente inesperados) y el planteamiento de nuevos interrogantes que capten nuestra atención.
Además, todo esto está genialmente medido para que se intercale con naturalidad con las secciones jugables de la aventura, por lo que los vídeos y las conversaciones nunca se hacen demasiado largos y tampoco nos pasaremos demasiado tiempo combatiendo y explorando sin que ocurra algo de interés en la trama.
A esto también tenemos que sumarle lo bien escritos que están todos los diálogos y lo genialmente construidos que está su grupo de protagonistas, todos ellos con personalidades muy definidas pero con una evolución bastante creíble a lo largo de la aventura, además de resultar muy carismáticos y, en ciertos casos, tremendamente peculiares.
Entrando ya en lo que es su jugabilidad, estamos ante prácticamente el mismo título que pudimos disfrutar hace un par de años, manteniendo casi todas sus bases prácticamente intactas, aunque se han añadido pequeñas, pero importantes novedades que ayudan a que la experiencia de juego sea más profunda, versátil y satisfactoria.
De este modo, volvemos a estar ante una aventura de rol tradicional en la que tendremos que cumplir misiones y explorar todo tipo de escenarios a la vez que libramos multitud de combates por turnos (los cuales, por cierto, no son aleatorios) y seguimos la historia o nos entretenemos realizado tareas opcionales.
La estructura de juego es exactamente la misma, pudiendo reclutar demonios para que luchen junto a nosotros y enseñen habilidades a nuestro protagonista, fusionarlos para crear nuevas y poderosas criaturas, desbloquear nuevas mejoras invirtiendo los puntos que vayamos obteniendo conforme subamos de nivel y cumplamos ciertos requisitos, etcétera.
Siendo un poco más específicos, decir que se vuelve a utilizar el fantástico sistema Press Turn Battle para los combates, gracias al cual podremos obtener turnos extras por explotar las debilidades de nuestros enemigos y realizar impactos críticos, así como perder acciones por los fallos que cometamos, algo que se aplica tanto con nosotros como con los enemigos.
Entre las novedades más importantes que encontraremos en este sentido tenemos una ligera modificación en el estado Smirk en el que podemos entrar al impactar con un crítico o explotar las debilidades de nuestro rival. Al igual que en la aventura anterior, cuando entramos en este modo nos aseguraremos de acertar nuestro próximo golpe y de que este sea crítico, sin olvidarnos de que mientras nos dure no podrán aprovecharse de nuestras debilidades. Sin embargo, ahora también se ha añadido que ciertas habilidades se vean potenciadas de diferentes maneras al ser utilizadas en modo Smirk, dotando a este estado de una utilidad y una importancia todavía mayor de la que tenía en su predecesor.
Tampoco podemos olvidarnos de la inclusión de las nuevas afinidades innatas de cada demonio, haciendo de este modo que cada criatura sea afín a unos tipos de habilidades concretos y torpe con otros. Así pues, un monstruo con una alta afinidad al fuego hará mucho daño con técnicas de ese elemento, mientras que si ese mismo ser tiene penalizadores con los hechizos de hielo nos encontraremos con que probablemente estemos desperdiciando un hueco de sus habilidades que podríamos haber aprovechado en enseñarle otro movimiento que le sea más útil.
Esto dota al juego de una profundidad mucho mayor, especialmente a la hora de desarrollar a nuestro equipo de personajes, haciendo que cada una de nuestras decisiones sean mucho más importantes que antes, especialmente a la hora de fusionar demonios, algo que tendremos que hacer con mucha cabeza en esta ocasión para asegurarnos de que la criatura resultante pueda heredar movimientos que le sean realmente útiles y beneficiosos.
Otra interesante mejora la tenemos en el sistema de compañeros, ya que ahora podremos escoger a quién queremos tener como personaje de apoyo. Evidentemente, cada uno se especializa en algo diferente, como tareas de apoyo, de curación, ofensivas, etcétera, por lo que escoger al adecuado para cada situación será vital, así como al que mejor complemente a nuestro equipo. Eso sí, siempre actuará al final de nuestro turno (a efectos prácticos cuenta como una acción extra) y estará controlado por la IA, de modo que no tendremos control directo sobre él.
Fuera de los combates, tenemos que destacar una mejora en la interfaz general del juego, especialmente en todo lo relacionado con el mapa, mucho más útil y práctico, facilitando el que nos orientemos por las diferentes mazmorras y zonas que visitemos, una tarea que podía convertirse en toda una odisea en la cuarta entrega de la saga, sobre todo a la hora de buscar nuestro próximo objetivo.
Completar la aventura nos llevará unas 50 horas aproximadamente, aunque esto es muy variable, ya que depende de la dificultad en la que juguemos y lo que nos queramos entretener con tareas secundarias, por no mencionar las posibles rejugadas para verlo todo. Hablando de dificultad, existen tres niveles entre los que escoger y podremos cambiar entre uno y otro siempre que queramos.
En el más alto de todos nos ha parecido que ofrece un reto más que considerable y con combates muy emocionante, especialmente cuando entran en juego los jefes finales, aunque nunca hemos tenido la sensación de que fuesen injustos. Eso sí, preparaos para "grindear" algo más de la cuenta si optáis por mantener este nivel de desafío. En líneas generales, la curva de dificultad está mucho mejor equilibrada y medida, aunque no se libra de algún que otro pico puntual en el que aparece un jefe capaz de barrernos del mapa al más mínimo despiste.
Si tuviésemos algo que criticarle a Apocalypse probablemente sería su evidente reciclado en muchos elementos visuales, aunque es algo que tiene su lógica y justificación argumental. Muchos de los escenarios que visitaremos son prácticamente los mismos que ya recorrimos en el título anterior, aunque su estructura cambia por completo y las situaciones que viviremos en ellos no tienen nada que ver.
Gráficamente estamos también ante un juego muy parecido a su primera parte (lo que es bueno), aunque el modelado de los personajes está un poco más detallado esta vez y las ilustraciones están más elaboradas y cuentan con unos diseños mucho más inspirados, algo que se deja notar especialmente en los demonios: más extraños, extravagantes y atrevidos que nunca.
El sonido también está a la altura y nos regala una banda sonora de mucha calidad y con temas que se adaptan perfectamente al tono de la historia y a lo que vemos en pantalla. Mantiene el estilo de su predecesor, pero con melodías mucho más pegadizas e inspiradoras. Los efectos son variadísimos y suenan realmente bien, mientras que el doblaje inglés es tan bueno que ha conseguido que nos echemos de menos el japonés. Por desgracia, la mala noticia es que vuelve a llegarnos con los textos en la lengua de Shakespeare.
Conclusiones
Shin Megami Tensei IV: Apocalypse es, sin lugar a dudas, uno de los mejores juegos de rol japonés del año y de Nintendo 3DS. Una aventura con un ritmo perfecto, una historia interesantísima, unos personajes carismáticos y creíbles, un sistema de combate estratégico y adictivo como pocos, y una profundidad a la hora de desarrollar a nuestros personajes como pocas veces se ha visto.
Quizá se apoya demasiado en su predecesor, tanto en lo jugable como en lo visual, aunque eso no quita que siga siendo un título divertidísimo y prácticamente imprescindible para cualquier amante del género, especialmente al haber pulido y eliminado todo lo que fallaba en la cuarta entrega de la serie. Si os gustó Shin Megami Tensei IV ni os lo penséis: Apocalypse es un juego que querréis jugar.
Hemos realizado este análisis con un código de descarga de la versión final que nos ha proporcionado Koch Media.