Análisis de Pilotwings Resort (Nintendo 3DS)

Pilotwings vuelve desde el baúl de los recuerdos para ser uno de los títulos de lanzamiento de Nintendo 3DS. Este clásico, lanzado en Super NES y Nintendo 64, había estado desaparecido en combate durante años, como pasa con muchas sagas de la compañía nipona, y Nintendo ha decidido rescatarlo y aprovechar la imagen 3D de su flamante consola para plantearnos de nuevo todo tipo de retos a los mandos de varios vehículos aéreos.

Pilotwings mantiene la premisa de los dos juegos anteriores y buena parte de la jugabilidad, pero cambiar completamente el estilo gráfico convirtiéndolo en un título de la estética de Wii Sports. Usa los Miis como personajes -es decir, nuestro avatar en la consola-, y está ambientado en la isla de Wuhu, la misma que acogía los eventos deportivos de Wii Sports Resort.

Este cambio de apariencia es anecdótico, aunque también acarrea un espíritu más alegre de juego -los aviones no explotan, rebotan, como si fuesen de juguete-, pero no por ello resta dificultad a los retos más avanzados que nos plantea, sin duda lo más recordado por aquellos que jugaron a las versiones de Super Nintendo y N64.

Si el primer juego, de Super Nintendo, aprovechaba el Modo 7 de la máquina para plantearnos una forma de jugar pocas veces vista en consola, y el segundo contaba con mundos abiertos en tres dimensiones, toda una novedad para la época, este resurgir de la saga en Nintendo 3DS intenta aprovechar la imagen en tres dimensiones para que ésta influya en la jugabilidad. Pilotwings era y sigue siendo un juego donde se prima la precisión, y el hecho de contar con imagen en tres dimensiones se supone, o esa es la idea, que ayuda a medir las distancias y a que la jugabilidad evolucione respecto a títulos anteriores.

Este objetivo se consigue a medias. El efecto 3D ayuda a veces a sumergirnos en el mundo del juego y a que volar sea más cómodo, pero en otras ocasiones simplemente queda como un efecto estético, y solo lo notaremos por cómo se ve, en relieve, el vehículo que pilota nuestro personaje. En cualquier caso, la jugabilidad Pilotwings se mantiene intacta e impecable, y eso por sí mismo ya es algo muy bueno. Quizás no se convierta en el título imprescindible de la consola pero, como ocurrió con los anteriores, es uno de esos juegos diferentes que todo aficionado a los videojuegos sabe apreciar y disfrutar.

La chicha del juego está en el modo misiones, donde comenzaremos con unos entrenamientos con cada uno de los tres tipos de vehículos para, una vez superados, ir avanzando hacia pruebas de mayor categoría. Las pruebas están organizadas por niveles de dificultad, y cuando completemos todas las de un nivel tendremos acceso al siguiente bloque. El modo principal de juego tiene una duración reducida, y una curva de dificultad asequible de primeras pero muy pronunciada a medida que vamos avanzando. Comenzaremos con misiones sencillas, las clásicas de ir de un punto A al punto B atravesando anillos fáciles de "hilar", para progresivamente ir asumiendo retos más complicados.

Al mismo tiempo, el juego evalúa cada cosa que hacemos y, como en títulos anteriores, cuenta con un sistema de puntuación subdividido en apartados con un máximo que intentar alcanzar. Esa puntuación se traduce luego en un número de estrellas obtenidas. No es necesario alcanzar una puntuación perfecta para conseguir las tres estrellas, pero la corta duración de cada prueba, unida al hecho de que sabremos exactamente dónde hemos perdido puntuación y qué mejorar para el siguiente intento, hace que, como en los originales, el juego nos rete a intentar conseguir la puntuación perfecta en cada prueba y sea muy fácil morder ese anzuelo.

Dejando un lado este aspecto, lo cierto es que el modo misiones acaba haciéndose corto si se entiende como una serie de pruebas por las que avanzar hasta terminar el juego. Es fácil terminarlas todas en dos o tres horas, porque el juego además es bastante permisivo a la hora de llegar al umbral de la primera estrella, pero, como decíamos, la clave del juego no es avanzar misión tras misión, sino dominar cada una de ellas. Es imposible obtener la puntuación perfecta en cada misión en el primer intento, por muy buenos que seamos, porque siempre habrá algún pequeño secreto que se nos escape. Para perfeccionar nuestras puntuaciones, hay que "aprenderse" la misión, al viejo estilo. Aun así, se echan en falta muchas más misiones, porque las que hay están muy bien, combinan varios elementos y tienen algunas sorpresas. Pero esas mismas ideas y el escenario del juego dan para bastante más, y por mucho que disfrutemos mejorando nuestras puntuaciones, la sensación sigue siendo que falta algo más de contenido.

Esto intenta paliarse introduciendo un modo de vuelo libre en el que iremos desbloqueando vehículos y momentos del día, y donde podremos ir descubriendo secretos de la isla. Este modo ofrece algo de duración extra, va completándose a medida que avanzamos en el modo misiones y desbloqueamos otras cosas, y tiene el aliciente/reto de que está limitado por tiempo. Un tiempo que podremos ampliar recogiendo globos, y contando con pruebas específicas para cada vehículo. Aunque la da unas horas extra de duración, y resulta divertido, no compensa la ausencia de pruebas en el modo misiones.

Sobre las pruebas en sí, están divididas por vehículos, tres diferentes: avión, mochila propulsora y aladelta. Estos tres vehículos cuentan con versiones "mejoradas" que usaremos en contadas misiones y luego en el vuelo libre, y hay también un vehículo sorpresa que os encantará, pero que se usa también muy poco. Cada vehículo tiene una serie de misiones en las que se aprovechan sus particularidades, y también algunos usos extra. Por ejemplo, el avión puede disparar, y tendremos que acertar a dianas en numerosas misiones, mientras que en una de ellas tendremos que hacer de bomberos improvisados. Con la mochila propulsora abundan las misiones donde tendremos que demostrar nuestra habilidad circulando por lugares complicados, mientras que el aladelta tiene misiones que nos exigen aprovechar las corrientes de aire, o alcanzar determinadas velocidades para conseguir puntos.

En definitiva, las misiones son muy variadas, y se nota que los diseñadores se han esforzado en que cada una de ellas sea única, usando muchas ideas y combinándolas, pero el repertorio sigue resultando escaso, y no habría estado de más que reciclasen o repitiesen ideas para sacar alguna misión más.

A nivel gráfico el juego cumple, mostrando unos escenarios amplios y llenos de color. El tono ligero, alegre y juvenil del juego puede disgustar a algunos que esperaban más realismo, pero el comportamiento del motor gráfico es impecable, la isla Wuhu está llena de pequeños detalles, y el juego se mueve muy bien, contando con un efecto 3D que, aunque no revolucionario, sí es muy vistoso y ayuda mucho a la inmersión del juego. El sonido no llama demasiado la atención, especialmente los FX, un tanto "blandos", por llamarlos de alguna manera, pero la banda sonora del juego es agradable y contribuye a hacer de Pilotwings Resort una experiencia relajante.

Una gran experiencia, pero limitada

Pilotwings Resort es uno de esos juegos "especiales" del lanzamiento de Nintendo 3DS, aprovecha bien el 3D, sin ser por ello revolucionario, y es una gran experiencia jugable. Además, es un juego vistoso visualmente y bastante relajante. El problema, que ya hemos repetido a lo largo del artículo, es que pese a la gran rejugabilidad que presentan sus misiones, el número acaba haciéndose demasiado corto. El modo de vuelo libre le ofrece algo más de duración, pero la sensación general es que falta más contenido, y es una lástima, porque el poco que hay es de una gran calidad. Aun así, si saben pasar esto por alto, los fans de los Pilotwings originales estarán encantados, y muchos de los que desconocían esta saga pueden encontrarse con una muy agradable sorpresa con este renacimiento apellidado Resort.