Análisis de Kirby: Planet Robobot (Nintendo 3DS)
Si hay algo que HAL Laboratory ha demostrado en los últimos 24 años es que los juegos de plataformas de Kirby nunca fallan. Hemos visto a la bola rosa de Nintendo protagonizar todo tipo de extraños experimentos, unos con más fortuna que otros, pero cuando regresa al género que le vio nacer, los resultados siempre son, como mínimo, de notable. Lo sorprendente es que todos ellos suelen mantener una fórmula jugable que apenas ha evolucionado con el paso de los años (a excepción de lo visto en la época de los 8 y 16 bits) y que, de un modo u otro, sigue resultando tan divertida como efectiva, tal y como viene a confirmarnos Planet Robobot para alegría de todos.
La robotización de Dream Land
Como podréis suponer, la historia nunca ha sido el punto fuerte de la saga y esta vez su única función será la de darnos una excusa para que Kirby se vea obligado a emprender otro viaje para salvar Dream Land. Esta vez nuestro rosado protagonista tendrá que repeler la invasión de una compañía alienígena que ha comenzado a robotizar todo su planeta, marcando de paso la temática visual de la que hará gala el título. La mayoría de los escenarios que recorreremos son ya clásicos de otras entregas, aunque ahora están tan cambiados y repletos de elementos y estructuras artificiales que cuesta reconocerlos.
En lo que respecta a su jugabilidad, decir que estamos ante una secuela directa de Kirby: Triple Deluxe, heredando de este su motor gráfico, casi todas sus transformaciones, muchas de las novedades jugables que aquel introdujo y hasta el tipo de situaciones que viviremos. Lo cierto es que durante toda la aventura hemos tenido la sensación de estar más ante una expansión del mencionado juego que de un título realmente nuevo.
De este modo, volvemos a tener un juego de plataformas bidimensional en el que podremos absorber enemigos para copiar sus habilidades, algo que nos servirá para avanzar con mayor facilidad y resolver algún que otro puzle con el que acceder a coleccionables y secretos. Hay más de una veintena de poderes distintos y todos ellos son divertidísimos de usar, aunque la cantidad de nuevas transformaciones nos ha parecido muy escasa. Eso sí, las pocas que se han añadido han pasado a convertirse en algunas de nuestras favoritas de toda la serie.
La principal novedad esta vez la tenemos en la inclusión de un mecha que podremos pilotar en muchas pantallas, otorgándonos un gran poder destructivo, la capacidad de levantar objetos pesados, quitándonos la capacidad de vuelo (tendremos doble salto) y dándonos la posibilidad de destornillar cosas. Lo interesante es que este mecha puede digitalizar a los enemigos y copiar sus poderes, ofreciéndonos ingeniosas variantes de los mismos, algo que nos ha recordado muchísimo a los compañeros animales de Kirby's Dream Land 2 y 3. De este modo, aunque Kirby tenga pocas habilidades nuevas, se compensa con todas las del mecha.
Se trata de una mecánica mucho más atractiva a nivel jugable que la de los poderes gigantes de Kirby's Adventure de Wii o la hipernova de Triple Deluxe, ya que a diferencia de aquellas, con secciones totalmente lineales y guiadas, aquí cuando controlamos al robot seguiremos jugando niveles normales, por lo que al final es casi como manejar a un personaje distinto en el mismo tipo de fases, solo que con sus propios puzles y desafíos.
Por otra parte, destacar que el diseño de niveles vuelve a ser realmente bueno, expandiendo el juego con los diferentes planos de profundidad visto en su predecesor para ofrecernos todo tipo de originales y sorprendentes situaciones en las que tendremos que vigilar lo que ocurre incluso en el fondo de los escenarios, ya que estos forman una parte integral de la jugabilidad.
De hecho, no son pocas las fases que han sido construidas en torno a ellos y con sus mecánicas únicas, dando como resultado un desarrollo muy variado y divertido que nos animará a querer avanzar para ver cómo será el siguiente desafío que nos aguarda, aunque esto no quita que haya una buena cantidad de momentos en los que expresaremos "esto ya lo he vivido antes", al reutilizar ciertos elementos de sus predecesores. Algo que también nos ha gustado mucho son los jefes finales, planteándonos originales y largas batallas con multitud de fases distintas, muy espectaculares y con unas mecánicas tan divertidas como bien planteadas que hacen muy buen uso de la profundidad del escenario.
Tal y como era de esperar, la dificultad vuelve a ser prácticamente inexistente (de hecho, nos hemos pasado todo el juego sin morir) y el mayor desafío vuelve a estar en explorar cada palmo de los niveles para hacernos con todos los secretos y coleccionables. El problema es que esta vez la exploración nos ha parecido que está un poco más limitada y muchos de ellos apenas están escondidos y la forma de llegar hasta ellos suele ser demasiado obvia, especialmente en los primeros cuatro mundos. Apenas hemos tenido que repetir cuatro niveles para hacernos con el 100% de cada uno, por lo que no habría estado de más que se hubiesen ocultado un poco mejor. Eso sí, hay algunos puzles muy ingeniosos por lo que suele ser una experiencia muy divertida el intentar obtenerlos todos.
Gráficamente volvemos a encontrarnos con un título muy potente y que hace gala de unas animaciones fantásticas, buenos modelados de personajes y unos escenarios geniales, recargadísimos, de gran tamaño, muy coloridos y repletos de elementos. Además, el efecto 3D está conseguidísimo y resulta muy útil al permitirnos apreciar mucho mejor la profundidad para saber en qué plano está cada cosa, de modo que es algo más que un simple y mero extra accesorio. Eso sí, hemos detectado unas cuantas ralentizaciones que sin llegar a resultar graves, sí que han conseguido molestarnos cuando tenían lugar.
El sonido, como no podía ser de otro modo, nos deja con una gran banda sonora repleta de temas alegres y tremendamente pegadizos, de esos capaces de ponerte de buen humor solo con escucharlos y que resulta imposible no tararear tras apagar la consola, ya sean remezclas de melodías clásicas de la serie o compuestas en exclusiva para la ocasión. Los efectos mantienen el buen nivel habitual: variados y muy reconocibles.
Conclusiones
Kirby: Planet Robobot juega sobre seguro y nos ofrece todo aquello que siempre nos ha gustado de las aventuras de esta entrañable y rosada bola, aunque sin atreverse en ningún momento a intentar llevar la serie un paso más allá. Plataformas, mucho colorido, acción constante, un buen diseño de niveles, un apartado audiovisual de primer nivel y toda la diversión de siempre será lo que encontraréis aquí.
Quizás la constante sensación de déjà vu, su bajísima dificultad (es fácil hasta para lo que es un Kirby) y lo poco escondidos que están sus secretos lo alejen de estar entre nuestras entregas favoritas, pero lo que resulta innegable es lo bien que nos lo hemos pasado con él de principio a fin. Si os gusta la saga o simplemente os apetece un buen juego de plataformas sin demasiadas complicaciones, podéis estar seguros de que aquí tenéis una cita que no os querréis perder con el personaje más glotón de la industria. ¡Y ahora con mechas y robots!
Hemos realizado este análisis con un código de descarga de la versión final que nos ha ofrecido Nintendo.