Análisis de Hatsune Miku: Project Mirai DX (Nintendo 3DS)
Ha tenido que pasar media década para que SEGA se planteara lanzar sus juegos de Hatsune Miku en el mercado occidental. Algunos llevamos comprándolos de importación desde que salió el primero para PSP, allá en 2009, pues el idioma nunca fue una barrera para disfrutar de los títulos musicales. Sin duda, ha sido gracias a la alta demanda y al fenómeno de los Vocaloid, que ya no conoce fronteras, lo que ha propiciado su debut oficial por estos lares.
A finales de 2014 vimos llegar Project DIVA 2nd f/F para PS Vita y PlayStation 3, un título sumamente continuista en la premisa que se asentó desde los mismos inicios. Hoy venimos a hablaros de la subsaga nacida en Nintendo 3DS, los bautizados como Project Mirai. El primero de ellos salió hace tres añitos, pero quedó exclusivo para Japón. Una secuela vio la luz en 2013, y es esta la que renace para su lanzamiento en Europa y Norteamérica bajo el nombre de Hatsune Miku: Project Mirai DX. Conviene remarcar que incluye todas las canciones del original, por lo que casi se podría considerar una versión completa del spin-off.
La seña de identidad de los Mirai, en contrapartida a los estilizados diseños de los juegos principales, es el aspecto cabezón de los personajes, cuyos modelos están basados en los de las famosas figuras Nendoroid. A priori puede parecer que las coreografías podrían verse afectadas por esta anatomía, pues los cuerpos y extremidades son tan diminutos como rechonchos.
No obstante, sorprende lo bien que funciona en la práctica, ya no solo porque no supone ningún impedimento a toda clase de pasos de baile, sino porque adquiere un tono encantador que se aleja totalmente del carácter adolescente de los Project DIVA. Así pues, se presenta como una opción perfectamente válida para un público más joven de la idol virtual.
Esto no significa que sea peor o una entrega menor. Al contrario, Project Mirai DX viene cargado de contenido, con muchas novedades y algunos cambios que traen nuevos aires a la saga. El repertorio es de 48 canciones y, una de ellas, "Nice To Meet You, Mr. Earthling", se ha añadido en exclusiva para su edición deluxe. Como ya es habitual, prácticamente la mitad de los temas se recuperan de juegos anteriores, todos ellos con retoques o nuevos videoclips.
Tampoco cambia el criterio en la selección musical. La mayoría son de Hatsune Miku, mientras que los otros Vocaloid cuentan con tres o cuatro canciones cada uno (aunque, a la hora de la verdad, en muchas puedes cambiar el personaje a tu gusto). La gran novedad es la aparición de GUMI Megpoid como invitada estelar. Esta Vocaloid fue creada por Internet Co. Ltd. en el año 2009 y también tuvo su propio videojuego en PSP, pero nunca la habíamos visto en los Project DIVA, ¡ni siquiera como skin! Aquí está incluida en varios temas a dúo como una más.
Hay melodías de todo tipo: baladas lentas, música electrónica frenética, pop pegadizo... Los videoclips cumplen asimismo con los criterios habituales. Algunos presentan un escenario en el que se desarrolla un baile perfectamente coreografiado, mientras que otros desarrollan una especie de pequeña historieta y, finalmente, hay unos pocos totalmente abstractos que no dejan de mostrar imágenes de todo tipo mezcladas con efectos visuales que acompañan al ritmo.
Y hablando de efectos visuales, no podemos olvidar el 3D, que está bien logrado y luce estupendo en los vídeos. De hecho, activarlo puede ser un gran acierto para tener un mejor control de lo que está sucediendo en pantalla. El primer plano lo ocupan las notas que debemos tocar, mientras que toda la acción se queda atrás, por lo que es mucho más sencillo fijar la atención en lo jugable sin que se le distraiga a uno la vista.
Lamentablemente, hay un punto flaco innegable en toda la experiencia, y es que la calidad del sonido se ve mermada por el propio hardware de la Nintendo 3DS. Para los que solamente posean la máquina de Nintendo es un aspecto que pasará inadvertido, pero aquellos jugadores que vengan de echarle horas a sus versiones de PS Vita y PS3 notarán un bajón considerable en la comparación. Por eso, más que nunca, es recomendable jugar el título con unos buenos cascos para disfrutar de los acordes en la mejor condición posible.
Y ya puestos a comparar, donde sí sale ganando el Project Mirai es en los tiempos de carga. Este es un lastre que la franquicia lleva arrastrando desde su nacimiento y que, ya que no se podía subsanar, se aprovechó como recurso para mostrar fanarts y así ofrecer toda una galería de bonitas ilustraciones. Al menos en New Nintendo 3DS, que es la plataforma donde lo hemos jugado, las cargas son muy veloces y navegar entre los menús es mucho más fluido que en cualquier otra entrega hasta la fecha. A esto también ayuda la interfaz, mejorada y pulida para la comodidad del usuario.
En cuanto a la jugabilidad, cada canción cuenta con dos modos diferenciados: botones o táctil. El primero es el de siempre: hay que pulsar el botón indicado (A, B, Y o X) en el momento en que el círculo lo rodea. Por raro que parezca, el primer Project Mirai empleaba solo este sistema y no incluía una modalidad táctil, como si esos maravillosos Ouendan no fueran un referente obligatorio en el que basarse.
Afortunadamente, el que nos llega trae también una modalidad táctil, aunque siguiendo el modelo que conocemos de los Theatrhythm de Square Enix. Así pues, no se trata de pulsar el propio circulito, sino que las notas aparecen en la pantalla superior, sobre el videoclip, y nosotros debemos tocar el pulsador que ocupa toda la pantalla táctil. La premisa se complica en las dificultades Normal y Hard, pues la pantalla se divide en dos y tres pulsadores, respectivamente, por lo que hay que tener en cuenta el color de las notas y el lugar que tocamos de la táctil.
Estas dos formas de jugar añaden cierta variedad a la jugabilidad, pues ya no se trata solo de sumar dificultad o añadir más botones. Además, para un género que se basa en la repetición continua de los mismos patrones, donde las sesiones de juego largas acaban con las manos adormecidas, se agradece poder ir cambiando de postura. A cambio de las dos hileras de récords a completar, una para cada modalidad, se cae de la ecuación el clásico modo Extreme. La dificultad máxima es terrible en los Project DIVA, solo apta para los más habilidosos, por lo que el jugador medio occidental no la va a echar de menos.
Aparte del juego de ritmo principal, Project Mirai DX ofrece extras muy atractivos. Para alegría de muchos, la DIVA Room se transforma en My Room, un formato más liviano que está permanentemente integrado en el propio menú princial, por lo que no te exige una dedicación completa como sucedía en las entregas de PS Vita. Los minijuegos están accesibles en todo momento y, eso sí, la customización de la habitación se reduce a elegir una decoración y colocar media docena de objetos.
Por supuesto, tenemos multitud de trajes para desbloquear (solo trajes completos, no hay accesorios) y otros añadidos anecdóticos como un despertador, el intercambio de datos por StreetPass, el modo foto con las tarjetas de realidad aumentada y un estudio para crear coreografías, que es un sucedáneo comparado con el completísimo editor que viene integrado en la saga DIVA. Más destacables son el minijuego de PuyoPuyo y el álbum de sellos, que cumplen la función de logros internos.
Conclusiones
En definitiva, podemos afirmar que este spin-off está a la altura de los Project DIVA, pero tiene un enfoque ligeramente distinto. Las partes más complejas y/o tediosas se dejan a un lado (DIVA Room, modo Extreme y editor de canciones) para ofrecer un juego más enfocado a las canciones en sí, con dificultades desafiantes sin llegar a lo desquiciante. Si eres de los que pensaban que no disfrutaban al 100% de todo lo que los juegos de Hatsune Miku habían ofrecido hasta ahora, Project Mirai DX es lo que estabas buscando. De lo contrario, sentirás que te falta algo.