Guillermo del Toro, al igual que otros escogidos y selectos cineastas, es la definición perfecta de autoría en el ámbito cinematográfico. Su Pinocho, que recibe el título de Pinocho de Guillermo del Toro, es la constatación en el mejor sentido y los términos positivos más absolutos de esta premisa. Tras el fallido remake live action de Pinocho de Disney+, Netflix se abona a la fábula de Carlo Collodi publicada en 1883 con una historia que recoge el guante del cuento original y lo adereza con la fantasía, el terror y los elementos propios de la filmografía del director mexicano. En Vandal hemos podido ver en adelanto Pinocho de Guillermo del Toro y nos atrevemos a decir que estamos ante una de las mejores películas de la plataforma este año. Os lo contamos en una crítica sin spoilers antes de su estreno en Netflix, el próximo 9 de diciembre.
Tallando una historia de una manera artesanal: Así es Pinocho de Guillermo del Toro
Guillermo del Toro es un artesano, con una facilidad inusitada a la hora de construir historias de carácter profundo. Su manera de otorgar personalidad a sus mundos lo hace inconfundible a los ojos del espectador, que no duda demasiado en identificar sus películas como parte de un todo. Tras presentarnos obras cargadas de personalidad como La forma del agua o El laberinto del fauno, muchos se quedaron tiesos como la madera cuando anunció que estaba trabajando en una nueva adaptación de Pinocho.
No esperéis, por lo tanto, una traslación idéntica a lo narrado en la fábula de Collodi, ya que estamos ante una valiente interpretación, a veces considerablemente arriesgada, que aboga por contarnos, a medio camino entre la fantasía y el terror, una historia sobre la pérdida, el descubrimiento, la muerte y la aceptación.
Pinocho es un cuento atemporal, capaz de sobrevivir a las diferentes generaciones de lectores y a la visión de los más variados realizadores, por por varias razones de peso. No obstante, hablamos de un popular relato toscano arraigado en la tradición oral con su evidente moraleja y muy cargado de ingenio, que en su concepción original siempre demostró ser muy delirante y un tanto retorcido. Disney suavizó considerablemente el tono y lo hizo mucho más agradable en su adaptación del libro, pero Guillermo del Toro, en esta agraciada colaboración con Netflix, ha sabido aproximarse más al espíritu original de la historia germinal, tallando con paciencia las aristas y otorgándole una cuidadosa capa de barniz acorde con su particular estilo. Su película, dirigida en colaboración con el veterano de la técnica stop motion Mark Gustafson -responsable de la excelente Fantastic Mr. Fox-, decide actualizar el cuento aportando un contexto sociopolítico francamente interesante al relato.
De esta manera viajamos a la Italia fascista de Benito Mussolini, un país sumido en vientos de guerra, mezclando pasajes del cuento de Collodi con otros momentos completamente originales y vívidos. Este contraste, el de un muñeco de madera que intenta ser aceptado por una sociedad que persigue lo distinto y cualquier atisbo de verso libre, cuaja a la perfección con lo que podemos esperar de Pinocho, avanzando considerablemente en la consabida historia de una marioneta que intenta ser de un niño de verdad. El viaje de su imperfecto y alocado protagonista acaba siendo mucho más interesante y complejo, con un ser que busca ser querido por su propio padre y disfrutar como un ente libre en una época convulsa y cargada de odio. Es una película oscura, sí, pero no deja de ser una obra apta para todos los públicos, capaz de conquistar a los grandes y pequeños, que serán capaces de sacar lecturas válidas y completas según sus respectivos puntos de vistas.
Pinocho de Guillermo del Toro se permite jugar también con algún que otro número musical y canciones, algo que no termina de funcionar en el ya de por sí extenso metraje, y que creemos que ralentiza un guion bien vertebrado y lo suficientemente claro y evidente como para necesitar el refuerzo estético o sonoro de estas piezas. No obstante, este Pinocho derrocha personalidad y expresividad por el trabajo audiovisual de sus responsables, que confieren un particular halo fantástico a todos y cada uno de los planos. Gustafson, impulsado por el talento del realizador de Pacific Rim, concluye de forma notable uno de sus mejores trabajos. Guillermo del Toro firma así una de sus obras más complejas e interesantes, con un último tramo realmente soberbio, que enaltece los extractos de la historia italiana original. El mexicano, como si se tratase de propio Geppetto, consigue una vez más insuflar vida a un relato ya conocido. De lo mejor que podéis encontrar en Netflix.
Hemos visto Pinocho del Guillermo del Toro gracias al acceso anticipado de Netflix España y la agencia PR Garage.
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