Como cualquier aficionado al anime sabe a estas alturas, Studio Trigger es uno de los mayores sellos de calidad que podemos encontrarnos en una obra de animación japonesa. Este estudio fundado en 2011 por antiguos empleados de Gainax se ha labrado una impecable reputación a base de deslumbrarnos con series tan impactantes como Kill la Kill, cortos tan memorables como los dos que hicieron para Star Wars: Visions (The Twins y The Elder) y películas tan espectaculares como Promare.
Que hayamos puesto precisamente estos ejemplos no es casualidad, pues todas estas producciones (a excepción de The Elder) tienen una figura en común: su director, Hiroyuki Imaishi, todo un veterano de la industria que también puede presumir en su currículum de habernos regalado en el pasado esa obra maestra que es Tengen Toppa Gurren-Lagann, probablemente uno de los animes más excesivos, únicos, espectaculares, inolvidables e intensos que se han hecho nunca.
Ahora, Trigger vuelve a la carga con Cyberpunk: Edgerunners, una serie exclusiva de Netflix basada en el exitoso juego de CD Projekt RED con la que Imaishi lo ha vuelto a hacer, imprimiendo su característico sello personal a un anime que, al igual que hizo Arcane el año pasado, eleva las adaptaciones de videojuegos a un nuevo nivel que, en este caso concreto, sobrepasa al producto original.
Una nueva historia de Night City
Si hay algo que no se puede negar de Cyberpunk es que su universo es fascinante y que la distópica ciudad de Night City es el marco perfecto para contar todo tipo de apasionantes historias de ciencia ficción, algo que ya demostró la propia CD Projekt RED al coger el juego de rol de mesa creado por Mike Pondsmith y adaptarlo al mundo de los videojuegos con Cyberpunk 2077. Pudo gustar más o menos, pero si por algo destacó fue por la calidad de sus relatos, tanto principales como secundarios, sumergiéndonos en un mundo rico, profundo y con infinidad de matices que se presta a hacernos vivir una gran variedad de aventuras.
Por ello, Edgerunners apuesta por contarnos algo completamente nuevo e independiente del videojuego, una historia que ayuda a que este universo siga creciendo y expandiéndose. Sí, la ciudad es la misma y hay montones de lugares comunes e incluso cameos de personajes, bandas y facciones, pero tanto el guion como el grupo de protagonistas han sido creados en exclusiva para la ocasión.
Al no estar atados a una historia ya escrita, Trigger ha tenido muchísima libertad creativa, lo que les ha permitido desmelenarse tanto con los diseños de personajes como con sus numerosas secuencias de acción, alocadas situaciones y sorprendentes giros, algo que acaba teniendo unos efectos muy beneficiosos en una serie que, además, se las apaña para mantener un respeto absoluto por el material en el que se basa, un difícil equilibrio que muy pocos consiguen alcanzar.
A grandes rasgos, la trama sigue las andanzas de David Martínez, un joven y problemático estudiante de la prestigiosa academia Arasaka cuya vida cambia por completo tras un fatídico accidente. Sin dar demasiados detalles, nuestro héroe acaba uniéndose a una banda de edgerunners para sobrevivir en la despiadada Night City, momento a partir del cual las cosas no pararán de complicarse a través de un guion que tiene absolutamente todo lo que le podríamos pedir a una historia de Cyberpunk: elaborados complots, temibles megacorporaciones, impactantes muertes, violencia explícita, montones de implantes y armas, giros constantes, personajes carismáticos, hackers, persecuciones que quitan el aliento y numerosos dilemas morales en los que hay espacio para trata temas realmente interesantes. Y todo ello aderezado por un ritmo frenético, una buena evolución de los protagonistas y una soberbia puesta en escena.
Por si no fuese suficiente, es capaz de condensar y cerrar todo esto en apenas 10 capítulos de 25 minutos. Como decimos, es una serie muy intensa en la que los acontecimientos se suceden a una velocidad vertiginosa, pero no hay ningún momento en el que nos transmita la sensación de estar ante un guion apresurado que intenta abarcar más de lo que debe. Sabe perfectamente qué es lo que quiere contar, cómo lo quiere hacer y cómo distribuir el tiempo del que dispone para que cuando lleguemos al final nos quedemos completamente satisfechos con su cierre, algo realmente difícil de conseguir.
Del videojuego al anime
Aquí también tenemos que comentar el buen trabajo que ha hecho Trigger a la hora de construir y presentar este mundo para que cualquier persona interesada en el anime pueda disfrutarlo plenamente, independientemente de si ha jugado o no previamente al videojuego o al juego de rol, una hazaña que logra tratando al espectador con respeto y sin caer en la sobreexposición.
Por supuesto, esto no significa que no haya cientos de guiños a Cyberpunk 2077 por todas partes que aprovechan la imaginería de CD Projekt RED de formas muy inteligentes y orgánicas, algo que va desde las cosas más evidentes (lugares, personajes, terminología) hasta los detalles más pequeños y sorprendentes (la presencia del minijuego de hackeo cuando los personajes piratean cosas, la fiel recreación de los poderes, muchos de los implantes que aparecen, etcétera).
Esto nos da un grado de disfrute adicional que consigue que nos lo pasemos genial con el simple hecho de ver cómo el estudio ha trasladado a este formato todos esos elementos tan reconocibles del videojuego, dándole una coherencia y autenticidad que no podemos parar de alabar. Para que os hagáis una idea del nivel de mimo que se ha llegado a poner, los nombres de los capítulos hacen referencia a títulos de canciones muy populares, un guiño fantástico a la forma en la que se titulaban las misiones en 2077.
El inconfundible estilo de Studio Trigger
La guinda del pastel la termina de poner toda su dirección audiovisual, simplemente alucinante y con ese sello inconfundible de los trabajos de Imaishi. No solo hablamos de una animación impecable, de un diseño de personajes sobresaliente y con personalidad, de un uso del color exquisito o de unos héroes capaces de transmitir muchísimo con un solo gesto, sino también de unas escenas dirigidas con un gusto increíble que nos dejan sin habla tanto cuando la acción inunda la pantalla con una frenética y exageradísima sucesión de imágenes y efectos como cuando la historia requiere de secuencias más tranquilas y bucólicas. De hecho, estas últimas nos han regalado momentos de una belleza sin par que contrastan de maravilla con las carnicerías que veremos cada pocos minutos en la mayoría de episodios.
Para rematar, la banda sonora ha sido compuesta por el mismísimo Akira Yamaoka, a quienes muchos conoceréis por ser el compositor de la inmensa mayoría de entregas de Silent Hill. Como podréis suponer, lo ha bordado de tal manera que la música se fusiona con las imágenes hasta el punto de convertirla en una protagonista más sin la cual nos sería imposible entender la serie. Da igual el tipo de escena que veamos, sus composiciones siempre están ahí acompañando e incrementando la fuerza de lo que nos quieren transmitir, desde las ominosas cacofonías que hacen acto de presencia cuando la ciberpsicosis atenaza a algún personaje hasta sus preciosos temas vocales para los instantes más emotivos y contemplativos.
Un nuevo triunfo para la animación japonesa
Cyberpunk: Edgerunners es un nuevo triunfo para la animación japonesa en general y para Studio Trigger en particular. Una serie que triunfa como anime independiente, como adaptación de un videojuego y como producto de entretenimiento audiovisual, superando a lo grande cualquier tipo de expectativa que hubiésemos podido depositar en ella. Hayáis jugado al juego o no, aquí encontraréis una obra imprescindible, con muchísima personalidad, con un apartado audiovisual de lujo y con una historia y personajes de los que dejan huella, así que no dudéis en volver a dejaros seducir por Night City. No os arrepentiréis.