Star Wars ha pasado de ser un auténtico icono cultural a una saga saturada. Pero, ¿puede Disney revertir la caída? Pocas sagas cinematográficas han tenido el impacto cultural de La Guerra de las Galaxias. Creada por George Lucas en 1977, esta saga épica redefinió el cine de ciencia ficción y sentó las bases del blockbuster moderno. Los tiempos cambias. Ahora, más de una década después de su adquisición por Disney en 2012, la marca enfrenta una crisis que amenaza su posición como uno de los pilares del entretenimiento global. La Casa del Ratón tiene un grave problema con Star Wars y trabaja por solucionarlo pero no será fácil.
Star Wars afronta su mayor crisis y la saga galáctica está perdida: Disney revela la primera medida para recuperar el trono del entretenimiento
Tras pagar más de 4000 millones de dólares por Lucasfilm, Disney lanzó una ambiciosa estrategia para expandir el universo de Star Wars. Entre 2015 y 2019, y en un impulso comercial y estratégico sin precedentes, estrenaron una nueva trilogía de películas y varios spin-offs, además de desarrollar series originales para Disney+, el servicio de streaming de la marca. Pero lo que parecía un plan infalible para explotar el enorme potencial de la saga pronto mostró grietas. La gente comenzó a perder el interés y el fandom se dividió.
Las cifras lo dejan claro: El despertar de la fuerza (2015) se convirtió en la película más taquillera de la saga con 2071 millones de dólares en recaudación. Un buen punto de partida si no fuera porque la trilogía posterior sufrió un descenso progresivo en ingresos y recepción crítica. Los últimos Jedi (2017) bajó a 1334 millones, y El ascenso de Skywalker (2019), considerada por muchos una conclusión apresurada y divisiva, apenas superó los 1077 millones, convirtiéndose en la menos rentable de la trilogía. A esto se suma el estrepitoso fracaso de Han Solo: Una historia de Star Wars (2018), que perdió millones pese a su presupuesto desorbitado.

En el ámbito televisivo, la sobreproducción ha comenzado a pasar factura, algo que Kathleen Kennedy, presidenta de Lucasfilm, no advirtió cuando decidió enfocarse en la pequeña pantalla. Series como The Mandalorian revitalizaron el interés inicial, pero títulos recientes como Ahsoka y Tripulación Perdida han registrado audiencias decrecientes. Según datos internos, Tripulación Perdida tuvo un 20% menos de espectadores que The Acolyte que a su vez había caído otro 20% respecto a la ficción conducida por Dave Filoni. Incluso con excelentes críticas —un 91% de aprobación en Rotten Tomatoes tiene Tripulación Perdida—, estas producciones no logran conectar con el público masivo.

Seremos claros: el éxito de Star Wars se cimentó en su capacidad para unir generaciones de fans y en convertir en cada entrega y anuncio en todo un evento mediático del que se podía ser parte. La decisión de convertirla en un producto constante, recurrente y de alto volumen ha diluido su esencia. Y Disney es consciente de ello. Las críticas apuntan a un agotamiento del público y una percepción de "quemar la marca", un problema que también sufre Marvel, otro de los gigantes de Disney. Curiosamente, el viraje hacia la televisión, ha complicado el futuro de las películas, otrora el corazón de la saga. Los nuevos proyectos como la película de The Mandalorian y Grogu y New Jedi Order, protagonizada por Daisy Ridley como Rey.
La lección parece clara: menos puede ser más. Durante la era de George Lucas, Star Wars se mantenía como un evento cinematográfico excepcional, generando expectativas que se traducían en un entusiasmo masivo. Recuperar esa exclusividad podría ser clave para restaurar la conexión con los fans. Veremos si ocurre.