Meta ha dado un golpe de timón en la carrera de la inteligencia artificial, rompiendo con el rumbo que había seguido en los últimos años. Tras invertir miles de millones en el metaverso con resultados muy por debajo de las expectativas, la compañía de Mark Zuckerberg concentra ahora sus esfuerzos en un nuevo tipo de tecnología pensada para integrarse de forma constante en el uso diario de sus aplicaciones.
El objetivo es claro: una IA capaz de mantener a los usuarios más tiempo conectados, activos y cautivos dentro de sus plataformas, reforzando así la posición de la empresa frente a competidores que han priorizado la productividad como su principal campo de desarrollo. En palabras del propio Zuckerberg, se trata de “una superinteligencia personal que nos conozca, entienda nuestras metas y nos ayude a lograrlas”.
Mark Zuckerberg abandona el metaverso y se vuelca en una IA adictiva: “Una superinteligencia que nos entienda”
Mientras gigantes como OpenAI, Google o Anthropic han enfocado sus avances hacia asistentes que ejecutan tareas, Zuckerberg apuesta por ocupar el tiempo libre que esos mismos sistemas podrían liberar. La personalización extrema y la creación de personajes virtuales se convierten en el núcleo de una estrategia que busca retener y atraer usuarios a través de experiencias de entretenimiento, conexión social y hábitos digitales profundamente arraigados en el ecosistema Meta.
Chris Cox, director de producto, lo expuso claramente en una reunión interna: la clave está en impulsar contenidos y relaciones dentro de la propia plataforma, desde anuncios personalizados hasta la generación y recomendación de vídeos cortos, pasando por avatares con los que interactuar directamente. Todo, para que el usuario reciba propuestas de contenido cada vez más afinadas a sus intereses, reduciendo la dependencia de creaciones humanas y afianzando la fidelidad a la marca.
El cambio de rumbo llega acompañado de una ofensiva de contratación de talento especializado en IA. Según fuentes del sector, Meta está ofreciendo condiciones muy por encima del mercado: bonos de entrada millonarios, paquetes de objetivos y cláusulas de recuperación si el fichaje abandona antes de tiempo. También han recibido duros reveses y desplantes.
Con esta combinación de inversión tecnológica y fichajes estratégicos, la compañía busca acelerar el desarrollo de su “superinteligencia personal” y convertirla en el núcleo de la experiencia en Facebook, Instagram y el resto de sus aplicaciones. Un movimiento que podría marcar el principio del fin del metaverso… y el inicio de una nueva batalla por el control de nuestro tiempo libre.















